Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández
En la época en que la Navidad se acerca, la tierra del nacimiento de Cristo -donde, para los creyentes, anduvo, oró y animó a sus seguidores para que fueran ‘pescadores de hombres’ en aras de la bondad y la justicia, y donde murió a manos de usureros y corruptos- se encuentra bajo estado de sitio. Los residentes de Gaza están sufriendo castigos colectivos sin límite por haber apoyado a un gobierno democráticamente elegido (uno de esos procesos tan queridos por los promotores de la libertad y la democracia mediante la masacre que habitan en Washington y la Casablanca, pero sin duda los palestinos se equivocaron con la democracia, ya que no eligieron a un títere corrupto y colaboracionista).
Los codiciosos y corruptos han seguido forzando al exilio y silenciosamente crucificando al pueblo palestino durante sesenta años, desafiando más de cuarenta resoluciones de Naciones Unidas. Auxiliados, amparados, armados con supuestas armas ilegales y armas de destrucción masiva por el mayor de los matones de la aldea global: la ‘tierra de los seres libres’.
Mientras hay personas que son encarceladas por negar el holocausto, mientras occidente prosigue la caza de brujas de ancianos bajo la bandera de cazar a criminales de guerra nazi, ese silencioso holocausto de sesenta años -que han ido conformando desplazamientos, conversión en ghettos, demolición de casas, infanticidios, asesinatos, arrestos sin juicios, desapariciones, muerte de enfermos en bloqueos de carreteras, robo y arrasamiento de tierras, olivares y limoneros, destrucción de la educación y de la sociedad civil- continúa sin piedad mientras el mundo observa. Palestinos y cristianos son escupidos por igual por aquellos que pueblan los asentamientos ilegales y escupidos asimismo por una comunidad internacional que se mantiene al margen cuando se está negando todo lo esencial para atender a enfermos y civiles.
El ‘único país democrático en Oriente Medio’, despreciando con total impunidad el derecho internacional, robando y ocupando ilegalmente las tierras de otros, sigue adelante con los asesinatos masivos ayudados en sus crímenes por sus socios ‘cristianos’ del Capitolio y la Casa Blanca. Hasta un zorro encargado de un gallinero representaría una mejora en la situación.
Y al igual que hacen esos ‘cristianos’, van a la iglesia en Navidad y cantan ‘Allá en un pesebre…’ y ‘Oh, pequeña ciudad de Belén…’, ¿se pararán a reflexionar que la ‘pequeña ciudad’ y la Plaza del Pesebre están separadas por un muro y, como la mayor parte de Palestina, se ha convertido en un ghetto, con las familias divididas, con las tierras, tan amorosamente cuidadas que fueron el sostén de generaciones de familias, destruidas o inaccesibles? Las hojas y las ramas de los olivos, ese potente y bíblico símbolo de paz y del fin del diluvio universal, yacen rotos, destrozados, arrancados, pisoteados. Una metáfora de la moral de los sucesivos gobiernos israelíes. Un eminente doctor me dijo una vez que un puñado de aceitunas al día tenía todos los nutrientes necesarios para mantenerse con vida. Al igual que las vidas de los palestinos, están siendo pisoteados, para los ocupantes no significan nada, el momento actual es equivalente al mal y a la corrupción de los usureros del Templo, cuyas mesas Cristo volcó. Deténganse a pensar en lo que la ocupación estadounidense/israelí le ha hecho en cinco años a Iraq. Imaginen entonces también lo que se le ha estado haciendo a Palestina en sesenta años.
Ofrézcanle su mejor presente al pueblo de Gaza esta Navidad, recuérdenles en sus plegarias, pero orar no es suficiente. Organicen, protesten, hagan llegar esas protestas a los medios, contacten con sus representantes y resuélvanse a no descansar en el Nuevo Año hasta que esta ilegal ocupación y patente y disimulada carnicería en la Tierra Santa cese.
Los detalles tangibles de por dónde pueden todos empezar se indican a continuación.
Llamamiento
Tenemos graves carencias de diesel en los servicios del Ministerio de Sanidad, situación que padecen la mayoría de sus once hospitales y lo mismo sucede en las cincuenta y dos clínicas de atención primaria y sus vehículos.
Las consecuencias son ya catastróficas y lo serán más aún y está también afectando a las posibilidades de transporte de los empleados del Ministerio que ni tan siquiera pueden llegar a sus hospitales.
Por favor. Les urgimos a que nos ayuden a través de cualquier forma de presión que pueda lograr que los israelíes cambien de mentalidad acerca de esta actuación espantosa que amenaza las vidas de miles de civiles en la asediada Gaza.
Dr. Medhat Abbas
Director General de la
Unidad de Control de la Crisis
Ministerio de Sanidad, Gaza
Contacto: [email protected]
Enlace con texto original en inglés:
http://uruknet.info/?p=m38893&s1=h1