Traducido del Inglés para Rebelión por Carlos Sanchis
ALGO MALO le está pasando a la campaña electoral de Amir Peretz. Justamente cerniéndose a su alrededor.
El empuje que empezó con su elección como líder del partido laborista se está agotando. Los hechos en el país nos están cazando: el » gran golpe» del nuevo partido Kadima, los actos de prostitución de Simón Peres y Shaul Mofaz, el golpe menor de Ariel Sharon, las primarias del Likud, los bombardeos con Qassams en Ashkelon. Peretz ha sido empujado a las orillas.
Por supuesto, la campaña electoral real no ha empezado todavía. En 1999, se dijo, en esta fase sobre Barak: ¡»Ehud no está despegando»!, y aún voló hacia la victoria. No obstante, la situación da motivos de preocupación.
Estos días, ninguna iniciativa entusiasta está saliendo del campo de Peretz. En la radio y en la televisión, los mismos viejos y cansados políticos laboristas están batiendo en una mantequera los mismos viejos y cansados mensajes laboristas, Por el momento, las encuestas le dan a Peretz 22 escaños, en comparación a los 39 que dan a Sharon y los 12 a Netanyahu.
No queda mucho tiempo. Peretz debe tomar intrépidas decisiones estratégicas. Ahora. Enseguida. Ésta es una prueba de liderazgo. Una prueba inevitable, porque una derrota no sólo significaría el desastre para el Partido Laborista, sino para el gran campo de la paz y, de hecho, para Israel.
EN ESTA batalla, como hemos dicho anteriormente, la ventaja estará del bando que determine donde se librará la batalla. Está en el interés de Peretz que la campaña se centre en los problemas sociales y económicos, mientras Sharon y Netanyahu quieren luchar en la arena de la seguridad nacional. Las encuestas muestran que la mayoría cree que Peretz es el candidato mejor para resolver los problemas sociales, pero una gran mayoría ve en Sharon el único capaz de proporcionar seguridad.
Los expertos que rodean a Peretz le dicen: hable sólo sobre asuntos sociales. No hable en absoluto sobre la guerra y la paz, y, si usted no puede evitarlo, sea ambiguo. Usted debe recoger votos del centro, y las personas, allí, no creen en la paz.
Suena lógico. Pero es un mal consejo, no obstante.
En primer lugar, surge la pregunta de sí Peretz está en una posición de poner el problema social en el centro de la campaña e imponerlo a sus contrincantes. Eso es casi imposible.
En Israel, el Primer Ministro y el Ministro de Defensa, con la ayuda de los comandantes del ejército, pueden crear tensión en cualquier momento y lugar. Funciona así: el ejército mata a un militante palestino en una «eliminación selectiva» y declara que este era una bomba de relojería que estaba planeando un ataque suicida. Sus camaradas responden con una salva de cohetes Qassam y granadas de mortero, como venganza. El ejército reacciona a esta «erupción terrorista delictiva» con más asesinatos, así como con fuego de artillería y ataques aéreos. Y, voilà, ya tenemos nuestra «tensión de seguridad.»
Hay varias variaciones sobre este tema. Hizbollah siempre está listo para hacer sus pequeños » ejercicios de calentamiento» en la frontera norte, si el ejército israelí le proporciona siquiera la provocación más leve. Y si nada pasa sobre el terreno, siempre hay el funcionario de inteligencia militar listo para hacer sonar la alarma: Irán en cualquier minuto a partir de ahora tendrá la bomba atómica y quiere enviarnos directamente a Alaska.
Sharon y Mofaz no tienen ningún problema moral o práctico en crear titulares sangrientos. De hecho, uno de los consejeros de Peretz así lo dijo en la televisión, pero le fue impuesto silencio inmediatamente por sus colegas. ¿Cómo puede calumniar usted al ejército de esta manera? ¡En una campaña electoral, nos saldría el tiro por la culata! Y, como de costumbre, cuando la bandera nacional es izada, debemos ponernos firmes y saludar. ( Fue Vladimir Jabotinsky, el padre espiritual del Likud, justamente, el que una vez dijo,: ¡ «No permaneceré firme mientras alguien canta el himno nacional y vacía mis bolsillos»!)
Si la impresión se cierne sobre que Peretz no tiene ninguna solución convincente a nuestros problemas existenciales, o – aun peor – que tiene una solución pero tiene miedo de expresarla, su credibilidad como candidato para primer ministro será cero.
No hay ninguna otra opción. Él debe hablar. Y no hay nada de que tener miedo.
TOMEMOS la cuestión de Jerusalén.
Durante décadas hasta ahora todos los gobiernos israelíes han estado repitiendo el mantra: «Jerusalén unida, capital de Israel para toda la eternidad». Netanyahu tiene el mal hábito de acusar a todos sus antagonistas – desde Simón Peres en 1996 a Sylvan Shalom hace una semana – de tener un plan siniestro para «dividir Jerusalén.»
Hace dos semanas, Amir Peretz cedió ante sus consejeros y repitió el sagrado mantra: él, también, está a favor de la Jerusalén Unida, Capital de Israel para toda la Eternidad. Amén.
Ésta es una declaración deshonesta. Hasta los niños saben que no habrá ninguna paz sin que Jerusalén Oriental se convierta en la capital del Estado Palestino. Peretz sabe esto mejor que la mayoría. Lo peor es que es una declaración políticamente tonta.
Eso quedó claro al día siguiente, cuando el periódico de circulación masiva más grande de Israel, Yediot Ahronoth, publicó una encuesta que asustó a los políticos: El 49% del público israelí está preparado para aceptar la división de Jerusalén, con otro 49% en contra. Puesto que una persona ordinaria es renuente a dar una respuesta que vaya en contra del acuerdo general percibido, parece que ahora una mayoría está lista para la partición de la ciudad.
Yo, por ejemplo, no me sorprendí en absoluto. Hace ocho años, después de que Gush Shalom hubiera publicado un manifiesto revolucionario que acuñó la frase «Jerusalén Unida, Capital de los Dos Estados», hablé sobre esto con un taxista. La mayoría de nuestros taxistas son excelentes patriotas, por lo que no me sorprendió cuando exclamó: ¡»No! ¡Nunca»! Pero su explicación me sorprendió: «¡Yo no quiero una Jerusalén unida! ¡Quiero que los árabes salgan de mi vista! ¡Permitámosle tomar sus barrios en Jerusalén al diablo o a un Estado Palestino, me importa un bledo!»
Ya, en ese momento, nosotros rompimos el tabú circundante de Jerusalén. En unas pocas semanas, 800 artistas, escritores, poetas y académicos firmaron el manifiesto, y miles de ciudadanos de todas formas de vida agregaron sus firmas. En el 2000, cuando es suponía (equivocadamente) que Ehud Barak en Camp David iba a «rendir» Jerusalén Oriental, no hubo ningún grito en el país. La fórmula de Jerusalén de Bill Clinton en enero del 2001- «lo que es árabe debe ser palestino, lo que es judío debe ser israelí» – fue aceptada por muchos. También se incluye en la Iniciativa de Ginebra. Si Peretz hubiera apoyado esto abierta y ruidosamente, habría ganado puntos.
Eso es verdad para otros problemas de la paz, también. La ambigüedad es buena para Sharon, pero es mala para Peretz. Su fuerza está en el hecho de que su mensaje económico y social se integre bien con su mensaje de la seguridad nacional. Son las dos caras de la misma moneda. Ése es un mensaje nuevo y refrescante para la mayoría del público. Un mensaje que es exacto, moral y también una buena táctica electoral.
UNA NOTA PERSONAL: Para no quedar como sospechoso de expresar una opinión como uno de los inexpertos comentaristas que nunca han mantenido una responsabilidad real, me gustaría señalar que me he presentado a cinco campañas electorales a la Knesset y tuve éxito en cuatro de ellas. Ciertamente, siempre fue por pequeños partidos, desprovisto de dinero y de un aparato, pero en lo que se refiere a problemas y presiones, la diferencia no es tan grande.
Uno siente que el público es alimentado con campañas engañosas. Los votantes se vuelven cada vez más sospechosos. Más que nunca, esta vez, esperan hablar directamente. De hecho, y después de toda la agitación últimas semanas, el cuadro que sale presenta al votante una elección clara entre tres opciones diferentes:
– En la derecha, el Likud, bajo la dirección de Netanyahu, ha cambiado claramente a la franja radical. Netanyahu intentará ponerse ahora una máscara «moderada», pero sin ningún provecho. No sólo ha incluido el partido abiertamente a grupos fascistas, sino que está claro que todo el Likud se opone a «rendir» cualquier parte de Eretz Yisrael, así la paz huelga en el programa.
– En el medio, el nuevo partido Kadima, bajo la dirección de Sharon, ha abandonado la idea de un Gran Israel en el todo del país histórico, pero se opone a un compromiso real con los palestinos, precedido de la negociación y el acuerdo. Sharon quiere imponer por la fuerza las nuevas fronteras permanentes para Israel, anexionándose la mayoría de Cisjordania y todo Jerusalén Oriental.
– En la izquierda, los laboristas, bajo la dirección de Peretz, proponen negociaciones con los palestinos con el objetivo de lograr la paz a través del compromiso.
Peretz no tendrá ninguna oportunidad, si levanta la impresión de que no hay ninguna diferencia real entre él y Sharon. Debe convencer a los refugiados del Partido Laborista que han sido atraídos por Sharon de que hay una diferencia profunda entre su programa (negociaciones y acuerdo) y el de Sharon (diktat unilateral). Sharon está interesado en minimizar esta diferencia, y por la misma lógica, Peretz debe interesarse en darle énfasis.
La gente enamorada de la ambigüedad votará por Sharon. Pero una gran parte del público, sobre todo de centro, está anhelando una dirección intrépida con un mensaje claro. ¡Aquí – y sólo aquí! – reside la gran oportunidad de Peretz.
Como el Rabino Nachman de Braslav dijo hace muchos años: «¡Todo el mundo es un puente estrecho, y lo importante es no tener miedo en absoluto!»