– ¿Cómo valora el PUPJ la situación política actual en el país? – Podemos resumir la situación en Jordania diciendo que nuestro país sufre una crisis interna de componentes externos. Lo interno lo representa la crisis económica, dado el elevado déficit presupuestario, el mayor de la historia de Jordania, una deuda que equivale al 76% […]
– ¿Cómo valora el PUPJ la situación política actual en el país?
– Podemos resumir la situación en Jordania diciendo que nuestro país sufre una crisis interna de componentes externos. Lo interno lo representa la crisis económica, dado el elevado déficit presupuestario, el mayor de la historia de Jordania, una deuda que equivale al 76% del Producto Nacional, pobreza en crescendo, y desempleo que supera el 14% del total de la fuerza laboral (según las cifras oficiales), aparejado con deterioro del poder adquisitivo de los salarios.
Lo que profundiza la crisis es la insistencia del régimen en seguir la misma política económica de dependencia y obediencia a las imposiciones de las instituciones financieras internacionales (FMI y BM), política que implica reducir hasta lo mínimo el rol económico y social del estado. Esto llevó a aumentar las contradicciones entre las fuerzas gobernantes y la mayoría del pueblo, lo que viene manifestándose en los últimos cinco años en un movimiento reivindicativo cada vez más creciente y extendiéndose a sectores sociales que estaban al margen de cualquier forma organizada de lucha sindical (obreros de diferentes sectores productivos y de servicio, maestros, estudiantes universitarios, profesionales de la salud, empleados de diferentes sectores públicos del estado y las municipalidades y alcaldías). Lo más llamativo es la incorporación de sectores sociales que históricamente estaban considerados por el régimen como la base social y tribal en la que se sentía apoyada. Esto es el resultado de las políticas del neoliberalismo y la privatización de sectores que garantizaban un margen de estabilidad y seguridad social y económica, y al desaparecer se han visto obligados a enfrentar al gobierno.
Además de la crisis económica con los matices mencionados arriba, el régimen y las fuerzas aliadas a él, sienten amenazados sus intereses y privilegios por cualquier reforma política, e insisten en impedir cambios o reformas que puedan regenerar de forma más democrática la vida política, partidista, electoral, y los derechos de expresión pública. Ignoran, al mismo tiempo, la multiplicación de los sectores sociales que exigen dentro de sus demandas reformas político-económicas, combatir la corrupción, y la búsqueda de alternativas para mayor participación popular en la vida política y económica del país.
En lo referente al componente externo de la crisis que complica lo interno, radica en lo que está ocurriendo en Siria, y los intentos de algunas fuerzas regionales y otras fuera del mundo árabe, para empujar a Jordania a intervenir de forma directa en los asuntos internos sirios, llevando el país a involucrarse en un pantano de impredecibles consecuencias.
Nosotros vemos lo ocurrido en Siria, aparte de los componentes internos, como un conflicto-enfrentamiento de carácter Regional-Internacional, que pretende doblegar y hacer claudicar la posición de Siria, en su rechazo a la hegemonía estadounidense.
El status que podemos calificar de «titubeo-indecisión» que vive el régimen, radica en su temor de una reacción popular jordana que rechaza con fuerza una intervención en Siria y lo calificaría como una subordinación a la voluntad extranjera regional e internacional. Esto manifestado recientemente en las calles, por el rechazo del pueblo jordano a la presencia de tropas norteamericanas sobre su suelo, que se hizo evidente por medio de mítines, comunicados emitidos por los partidos políticos, fuerzas sindicales, instituciones populares, y hasta declaraciones de congregaciones y consejos tribales en diferentes regiones del país.
– Organizaciones y partidos de corte islámicos han llegado al gobierno en varios países árabes después de que se inició la llamada «primavera árabe». Algunos pronostican que esto ocurrirá también en Jordania, Palestina y Siria. ¿Cuál es la opinión del PUPJ al respecto?
– El arribo de movimientos islámicos al poder en Egipto y Túnez ha destapado su carácter excluyente, que no respeta las diferencias de opinión y pensamiento. Lo más grave es, que este movimiento, para garantizar su llegada al poder, entró en concesiones con el imperialismo estadounidense y se comprometió a respetar y no alterar los acuerdo de «Camp David», además de comprometerse con mantener la misma política económica del régimen derrocado y seguir con la «Apertura Económica», es decir, el neoliberalismo y las políticas y recetas del FMI. En otras palabras, continuación de la alianza del poder con los hombres de negocio y representantes del capital extranjero.
Esta situación ha creado las condiciones para formar una amplia alianza entre las fuerzas democráticas con sus diferentes matices (Frente de Salvación Nacional en Egipto y el Frente Popular en Túnez), con el objetivo de enfrentar los intentos del movimiento islámico de «robar» la revolución.
El otro aspecto, es la intención de las fuerzas populares y democráticas para llevar la revolución hacia delante, con pasos para alcanzar las transformaciones sociales, económicas y políticas a favor de la mayoría del pueblo y los humildes.
La imagen de hegemonía islámica en el poder y su alianza con el eje de Qatar y Turquía, creó un estado de sospechas e interrogantes entre las fuerzas populares en Jordania, Palestina y Siria entre otros. Podemos confirmar que se palpa un retroceso notable en la popularidad del movimiento islámico en más de un país árabe, a raíz de la mala y negativa imagen que dejaron las prácticas de este movimiento en el poder en Egipto y Túnez, y cuando se añade su actitud tolerante hacia a la entidad sionista, Israel, podemos entender mejor el por qué de este retroceso.
– El gobierno del Partido Baas en Siria lleva más de 2 años resistiendo una guerra, que aunque pueda tener algunas motivaciones internas debido a errores cometidos, está muy claro que en lo fundamental obedece a la intervención de los Estados Unidos y sus aliados árabes y Turquía. ¿Si el gobierno del Partido Baas es derrocado, habría alguna posibilidad de que se instalara en Damasco un gobierno progresista que no esté sometido a Washington y a la reacción árabe?
– Podemos asegurar que los resultados del conflicto en Siria van a tener repercusiones vitales a nivel árabe y regional. Por esto creo que determinar y caracterizar la naturaleza del régimen que pueda generarse, está vinculado con la naturaleza de las fuerzas protagonistas en el conflicto.
Por una parte sabemos que la mayoría de los «hombres armados» pertenecen al grupo de JABHAT ANNUSRA, el cual ha declarado recientemente su obediencia a la organización terrorista AL-QAEDA. Este mismo grupo recibe el apoyo de los países vinculados y subordinados a los EEUU: Arabia Saudita, Catar, Turquía y los países europeos, con una magnitud importante de financiamiento e injerencia de los aparatos de inteligencia extranjeros. Estos factores, únicamente podrían llevar a la fragmentación del estado sirio y la creación de mini-estados sobre bases sectarias profundamente reaccionarios.
Por otra parte, creo que las fuerzas progresistas y populares que se unen alrededor del gobierno sirio, que cuenta también con el apoyo de la Resistencia Libanesa, Palestina e Irán, y los países del grupo BRICS, harán fracasar las conspiraciones y planes enemigos que pretende derrocarlo.
Siria resistirá y saldrá triunfante frente a esta tormenta adversa que invade nuestra región árabe, y se reconstruirá de nuevo la Siria democrática antiimperialista, y se consolidará la alianza con las fuerzas progresistas árabes e internacionalistas, en contra del enemigo sionista y sus aliados imperialistas.
– Cada vez más, los conflictos en el Cercano Oriente tienen un carácter sectario. Así sucede en Siria, se está extendiendo de nuevo en Iraq y amenaza con estallar en Líbano. ¿Cómo pueden las fuerzas de izquierda árabe evitar esto y hacer que la lucha se dirija contra las fuerzas reaccionarias y pro-imperialistas?
– Creo que la tendencia de transformar el conflicto para que tenga carácter sectario está vinculada con la visión y aspiraciones estadounidenses que han sido subrayadas por Condolezza Rice, ex-Secretaria de Estado, como el Proyecto del Nuevo Medio Oriente, basado en reordenar la geografía de nuestra región sobre bases sectarias y étnicas. Para lograrlo se valen de estimular y enardecer un conflicto entre Sunitas y Shiitas y hacer de Irán el enemigo principal de los árabes, en el lugar de la entidad sionista, Israel.
De esta manera EEUU lograría garantizar la seguridad de Israel, también aislarnos, y ponernos en conflicto con Irán, un país vecino con el que compartimos la historia y la geografía.
La manera para poder hacer fracasar estos planes enemigos es lograr una alianza de las fuerzas antiimperialistas, progresistas e izquierdistas, para enfrentar a las fuerzas reaccionarias del oscurantismo, girando la brújula de la lucha, siempre, contra el enemigo imperialista-sionista. Si logramos esto podemos evitar un desarrollo del conflicto hacia tendencias sectarias.
A la vista de lo que se está produciendo de alianzas entre fuerzas de izquierda y progresistas en más de un lugar y país árabe, confirmamos la creciente percepción de todos nosotros de la magnitud del peligro de los planes diseñados para nuestra región.
– ¿Ante la situación que existe en el Cercano Oriente y el Norte de África, cuál cree usted que debe ser la posición de las fuerzas progresistas y antiimperialistas a nivel internacional?
– Creemos que el movimiento popular árabe, cuando logró la caída de regímenes hegemonistas, corruptos y subordinados a Occidente, abrió el camino del cambio en nuestra región.
Lamentablemente, las fuerzas fundamentalistas Islámicas lograron «robar» la revolución, y llegaron al poder contando con el apoyo de occidente capitalista. Ello obliga a las fuerzas populares, interesadas en llevar las revoluciones hacia sus metas, a seguir la lucha como una condición primordial para alcanzar una independencia verdadera del centro capitalista y lograr la edificación del estado cívico, donde la justicia social y la igualdad ciudadana se conviertan en una realidad. Esto explica en gran parte la continuación de la movilización popular en diferentes formas y niveles en Egipto, Túnez y Yemen. Podemos concluir que el estado de inestabilidad es lo que matiza la situación en la mayoría de los países árabes.
La puerta del cambio se abrió y no se va a cerrar hasta que el movimiento popular alcance sus objetivos. Esto llevará un tiempo más largo o más corto en cada uno de los países árabes, en dependencia de las condiciones concretas. Lo más importante es no retroceder y continuar la lucha por las causas justas de nuestros pueblos.
Consideramos que se debe trabajar en aunar las fuerzas y elevar el nivel de intercambio y comunicación con todas las fuerzas de izquierda y progresistas del mundo, para esclarecer la realidad de lo ocurrido en nuestra región y en otras, y no dejarnos caer víctimas de la confusión infundida por los medios de difusión dominados por los carteles de la información del capitalismo salvaje. Se nos plantea la tarea de buscar alternativas de medios de difusión que defienden la verdad y los intereses de los pueblos, y hacer descubrir las mentiras y manipulación de la información y distorsión de la realidad.
-¿Cuál es su lectura de la futura balanza de fuerzas en la región del Oriente Árabe y sus alrededores, bajo la sombra de lo acontecido en Siria, el ascenso de la influencia de los países del BRICS a nivel Internacional, y el impacto de lo acaecido sobre la causa palestina?
– Lo ocurrido en territorio sirio es un conflicto con tres componentes: interno, regional e internacional. El saldo de este conflicto determinará el rol que jugará Siria en el futuro. Esto tendrá una repercusión regional vital, y consideramos que irá en favor de abrir la puerta para deshacernos del mundo unipolar y pasar a un mundo multipolar y el fin de la hegemonía de EEUU.
Siria está librando su batalla contando con el apoyo de Irán, Hizbulá, la Resistencia Palestina, los estados del BRICS, y demás fuerzas progresistas árabes, enfrentando a la alianza imperialista occidental, Turquía, Israel, y los gobiernos del Golfo, este último bloque pretende fracturar el triángulo fortalecido de resistencia (Siria, Hizbulá, Irán), con el fin de liquidar la causa palestina, perpetuar la hegemonía israelí, promoviendo iniciativas y proyectos que desmoronan las aspiraciones nacionales del pueblo palestino.
En lo anterior radican las causas de la división en el mundo árabe, entre un proyecto estadounidense-sionista-reaccionario árabe, y otro antiimperialista, anti-sionista que está haciéndole frente.
Creemos se están creando las bases para una nueva era, y a través de esta batalla que estamos librando como fuerzas de resistencia, tenemos la gran perspectiva y esperanza para derrocar al proyecto imperialista-sionista.
Estamos en una era donde las perspectivas de recuperar los derechos del pueblo palestino; el retorno a su tierra, el establecimiento de su estado independiente y el derrocamiento de la ocupación sionista, está más cerca que nunca.
(*) El Partido de la Unidad Popular de Jordania, es considerado la organización de izquierda más consecuente y prestigiosa del país. Sus posiciones lo acercan, en el campo palestino, a las del Frente Popular para la Liberación de Palestina.
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