Traducido para Rebelión por Carlos Sanchis y revisado por Caty R.
Los israelíes ya están comprando entradas emocionados por ver una larga lista de artistas internacionales que han anunciado que actuarán en Israel en los próximos meses. Pero mientras los israelíes se preparan para el rock, los activistas políticos redoblan su campaña y los conciertos de verano se enfrentan a una nota amarga.
Los activistas por la paz se meten con The Pixies, criticados por tocar en Israel en junio. Han enviado a la banda una carta abierta que dice «en tanto que algunos de nosotros somos grandes admiradores y nos gustaría oír vuestra actuación, no cruzaremos el piquete internacional». Esta línea no es siempre visible, pero está allí, escriben, preguntando: «¿Estáis preparados para actuar en Tel Aviv mientras justo ante vuestras narices millones de seres humanos sufren bajo un cruel régimen militar israelí?». Los activistas, ciudadanos israelíes de un grupo que apoya la llamada palestina al Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) «desde dentro», instan a The Pixies a que rechacen actuar en Israel «hasta que haya libertad aquí».
Los productores locales del concierto de the Pixies, encabezados por el primer productor de espectáculos, Shuki Weiss, respondieron con su propia carta. Weiss escribió que «no había ninguna diferencia entre el gobierno chino que hace callar un espectáculo debido a las letras explícitas o un gobierno islámico que hace callar a los artistas debido a la transparencia de la ropa» y «un movimiento político que trata de expresar una opinión específica a expensas de los amantes de la música. Creemos que su llamamiento es el de hacer callar el arte y lamentamos decir que consideramos esto como terrorismo cultural, por lo menos».
Otro grupo se ocupó del asunto con Elton John. Esta vez fue la Campaña Palestina para el Boicot Cultural y Académico de Israel la que llamó al artista a no contribuir a la «celebración de Israel de su ocupación y apartheid». Israel, escribieron, está «atrayendo a renombrados artistas para volverse a etiquetar como un país ilustrado y cultural mientras sigue despojando a los palestinos». Recordando a John que tocó Sun City en 1983, escribieron: «Le urgimos a que no se sitúe de nuevo en el lado equivocado de la historia».
Muchos artistas bajo presión, llegan a sacar a Israel de sus giras. Algunos se resisten, como Paul McCartney. Otros, como Leonard Cohen, dieron una parte significativa de los beneficios al Círculo de Padres, un grupo por la paz de desconsolados padres palestinos e israelíes. La campaña de boicot, sin embargo, realmente tuvo éxito en echar por tierra los proyectos de Cohen para actuar en Ramala. Roger Waters vino a pesar de la presión, pero hizo su propia declaración cambiando el lugar del concierto de Tel-Aviv a Neve Shalom/Wahat al Salam, una comunidad conjunta árabe judía.
Rihanna también tiene programado actuar en Israel. Viene con las cuerdas conectadas, pero no las políticas. A los jóvenes israelíes se les premiará con entradas sólo después de completar varias horas de trabajo voluntario para la comunidad como parte de un proyecto del patrocinador israelí.
Y alguno la canceló, como Carlos Santana. Santana -que actuó en Israel en el pasado- desechó Israel por razones de una programación sobrecargada, se informó localmente. Pero un grupo de Estados Unidos que apoya el boicot cultural a Israel publicó una carta agradeciéndole «que optara por no actuar en el estado del apartheid».
Mientras tanto los metaleros también han estado en disputas con respecto a Metallica, con una llamada a un boicot de una naturaleza diferente. Escandalizadas por los altos precios de las entradas, miles de personas se unieron a una campaña en Facebook lanzada por fans israelíes para boicotear el concierto de mayo. El boicot se desechó después de que Metallica interviniera y se llegara a un acuerdo sobre precios más razonable.