Traducido para Rebelión por Carlos Sanchis
El próximo sábado, 100 días después que Abu Mazen (Mahmud Abbas) asumiera el cargo de Presidente de la Autoridad Nacional Palestina, los judíos celebrarán la Pascua, en conmemoración del Éxodo de Egipto; una de las grandes historias en los anales de la humanidad.
Según la historia (Éxodo 5), el Faraón pidió que los Hijos de Israel produjeran ladrillos de paja, pero no proporcionó la paja. «Y los Hijos de Israel fueron y lloraron al faraón diciéndole: ¿Por qué tratas así a tus siervos? No se da paja a tus siervos y sin embargo nos dicen: ¡Haced ladrillos!»
Abu Mazen podrían expresar la misma queja. Están pidiéndole que cumpla la tarea que ha recaído sobre él, sin concederle lo mínimo necesario para hacerla.
¿Tras 100 días, cuál es el saldo de Abu Mazen?
En la columna del haber, aparecen algunos logros impresionantes.
En primer lugar, la misma existencia de su régimen. Ése es un logro llamativo por sí mismo que está ignorándose porque la gente se ha acostumbrado al mismo.
La repentina (y todavía inexplicada) muerte de Yasser Arafat podría originar el caos. Ha habido, en cambio una transición increíblemente llana al nuevo régimen y unas elecciones democráticas tuvieron lugar sin acaecimientos violentos. Muy pocas personas han dirigido esto después de la muerte del Padre de la Nación. Todo el pueblo palestino debe ser acreedor de ello. Entendió la gravedad del momento y se unió tras el sucesor.
Segundo, el alto el fuego. Ése es un logro impresionante, también. Las organizaciones palestinas armadas («los grupos de la resistencia» u «organizaciones terroristas», según el gusto) aceptaron un alto el fuego vis-a-vis con Israel, a pesar del hecho de que Israel no declaró un alto el fuego oficial vis-a-vis con ellos. Ciertamente, el acuerdo informal está violándose aquí y allí, a veces por los israelíes, a veces por los palestinos, pero así y todo se cumple mucho más de lo que podría esperarse.
Esto no es el resultado de la debilidad de las facciones armadas. Al contrario, sólo es posible porque los palestinos han recuperado su auto-respeto. En los cuatro años de la segunda Intifada, han mostrado que tienen centenares y miles de combatientes preparados para sacrificar sus vidas. Han improvisado armas, como los morteros y proyectiles Qassam a los que el ejército israelí no ha encontrado una respuesta todavía. En estas circunstancias, el alto el fuego no es visto como humillante.
(El lado israelí acusa a las organizaciones palestinas de usar el alto el fuego para rearmarse. Por supuesto. Ésa es la naturaleza de cualquier alto el fuego temporal: ambos lados lo usan para prepararse para la reasunción de la lucha.)
Tercero, unificación. El acuerdo de Hamas para unirse a la Autoridad Palestina (y quizás también a la OLP) y participar en las elecciones es un logro muy importante. El nacimiento de un contrato nacional augura bien para el futuro estado palestino; sobre todo cuando sucede en una intensa lucha de liberación nacional.
Cuarto: el cambio en la actitud norteamericana hacia el pueblo palestino. Esto debe, quizás, ponerse en el primer lugar de la lista. Hasta ahora, la actitud norteamericana hacia el conflicto Israelo-palestino era por lo menos del 100% a favor del gobierno de Israel; hay un cambio ahora a favor de los palestinos. El apoyo norteamericano para el gobierno israelí ha caído a sólo el 90%, o quizás tan bajo como el 80%.
La personalidad de Abu Mazen debe ser acreedora de una parte considerable de estos logros. Yasser Arafat, el líder de la lucha de liberación, era una personalidad poderosa, vívida y teatral que atrajo admiración ciega y odio ardiente. Casi todo el mundo conocimos al hombre vestido de caqui tocado con el keffiyeh. Abu Mazen es casi lo contrario: una persona introvertida, moderada sin las maneras coloristas. Cuando conseguí conocerlo por vez primera, hace unos 22 años en Túnez, ya llevaba un traje de negocios y corbata. No despierta oposición. Lucha por sus convicciones sin mucha dificultad.
Quizás la columna del debe para Abu Mazen también deriva de estos rasgos.
Arafat era un comandante. Abu Mazen es un educador.
Arafat, también, prefería la negociación a la compulsión. Eso viene de la sabiduría árabe antigua, del principio de la «Ijma». La discusión continúa hasta que un acuerdo general se logra, con cada participante estando de acuerdo. Para Abu Mazen eso es esencial.
El mundo entero le exige que lleve a cabo «reformas.» No está bastante claro por qué debe involucrarse el mundo o el presidente de los Estados Unidos en cómo los palestinos dirigen sus asuntos y cuántos servicios de seguridad tienen. (Arafat estableció deliberadamente algunos servicios armados para impedir la concentración de poder armado en las manos de una sola persona que pudiera estar tentada de llevar cabo un golpe de estado.)
Se espera que Abu Mazen consolide las organizaciones armadas en tres servicios. Eso es fácil de hacer sobre el papel, pero difícil de llevar a cabo. Hay muchos comandantes, la mayoría de ellos con subordinados que les son furiosamente fieles. Ninguno de ellos está buscando la oportunidad de dimitir.
En todo caso, son difíciles de llevar a cabo las reformas exigidas. En cada sociedad árabe, y sobre todo en sociedad palestina, la hamulah, o la extensa familia, es muy importante. Cualquier intento por ignorarlo en la aplicación de las reformas se encontrará con una rígida resistencia. Abu Mazen debe moverse con cautela, despacio, intentando construir consenso. Éste es un proceso prolongado que apunta a resultados duraderos más que rápidos.
Pero el fracaso más serio de Abu Mazen, a los ojos de su pueblo, está en el nivel nacional: en los primeros 100 días no ha obtenido una sola concesión significativa, ni de Israel ni del EE.UU..
Bush realmente quiere ayudarlo. Lo alaba públicamente, rechaza los esfuerzos de Sharon para empequeñecerlo, le envía a emisarios respetados. Pero nada ha cambiado sobre el terreno: la ocupación israelí no se ha aliviado, las humillaciones diarias en los puntos de control militar siguen, y lo mismo ocurre con la construcción del Muro. Ni un solo «puesto avanzado» ha sido desmantelado, los asentamientos están ampliándose. El ejército israelí sigue adelante en Cisjordania como si nada hubiera pasado, matando aquí y arrestando allí. No hay movimientos significativos en la liberación de prisioneros. Los israelíes continúan dirigiéndose a los palestinos con el mismo tono dominador y humillante empleado por los gobernadores militares hacia sus dominados.
Cuando Bush habla sobre un » estado palestino con fronteras temporales», cada palestino entiende que esto significa la ocupación permanente de la mayoría de Cisjordania. El «repliegue» de Sharon les parece a ellos como un plan para convertir la Franja de Gaza en una gran prisión, separada del mundo y de Cisjordania.
Más tarde o tempranos, el público palestino va a preguntarle a Abu Mazen: ¿Son estos los frutos del alto el fuego ¿Es este el valor de los pagarés norteamericanos?
No debemos ilusionarnos: esto es exactamente lo que Sharon está esperando.
Para él, la simpatía que Bush muestra hacia Abu Mazen representa un gran peligro. Es muy incómodo para él compartir los favores norteamericanos con un líder palestino. Cualquier vacilación de Washington en su posición de apoyo total a los movimientos gubernamentales israelíes es una luz roja en Jerusalén.
Sharon es demasiado sutil para atacar a Abu Mazen frontalmente. Eso enfurecería a Bush. Por consiguiente, el diapasón es: Abu Mazen es una persona buena, pero débil. Su régimen está derrumbándose. Está perdido.
Se han diseñado varias provocaciones para activar reacciones violentas, para exponer la impotencia de Abu Mazen. Una fue el anuncio de la construcción de 3500 nuevas viviendas en el asentamiento de Ma’aleh Adumim. Lo mismo puede decirse de los incidentes en los que se matan palestinos, sin alguien que encuentre necesario castigar a los responsables o se disculpe por la violación del alto el fuego.
De momento, no ha tenido éxito. Bush necesita a Abu Mazen no menos de lo que Abu Mazen necesita a Bush. El presidente norteamericano debe demostrar a su público que sus aventuras militares han creado un nuevo, libre y democrático Oriente Medio. Puesto que la situación en Irak es puesta en duda, el régimen democrático de Abu Mazen es el único ejemplo del que él puede alardear (aún cuando no está claro qué parte jugó él en esto. El derrumbamiento de Abu Mazen sería una gran pérdida para Bush.
Por consiguiente, en los cien días de Abu Mazen, las cuentas no están todavía equilibradas. Como los Hijos de Israel, él debe producir ladrillos sin obtener paja alguna.
Pero en la historia bíblica, hay un final feliz: los Hijo de Israel se libraron de la esclavitud. De uno u otro modo, eso también les ocurrirá a los palestinos.
16.4.05