Compartir el IX Coloquio de Holguín en solidaridad con los 5 y contra el terrorismo con René González Sechwerert, el Héroe Nacional Cubano recientemente liberado y que hoy convoca multitudes en su patria; y asistir a la exposición de 15 acuarelas pintadas por Antonio Guerrero con anécdotas que aportan sus hermanos de prisión y en […]
Compartir el IX Coloquio de Holguín en solidaridad con los 5 y contra el terrorismo con René González Sechwerert, el Héroe Nacional Cubano recientemente liberado y que hoy convoca multitudes en su patria; y asistir a la exposición de 15 acuarelas pintadas por Antonio Guerrero con anécdotas que aportan sus hermanos de prisión y en las que se describen las ignominiosas condiciones de carcelería que sufren incluso hoy; me lleva a la conclusión que se trata de personas de una consistencia especial.
Ellos -los 5, como los conoce el mundo- reflejan una mezcla metálica pocas veces vista: son hombres de acero, que tienen un corazón de oro puro. Porque son de acero han podido soportar 15 años en las condiciones más oprobiosas, en las ergástulas del Imperio.
Capturados a la mala por el FBI en septiembre de 1998, sometidos a tratos excepcionalmente crueles desde un inicio, sepultados en «El pozo» -una pequeña celda de «alta seguridad»- durante 17 meses sin contacto alguno con sus familiares directos ni su defensa jurídica; y procesados luego en un juicio inicuo que concluyó con sentencias extremadamente crueles; fue la primera etapa en la que ellos – aislados del mundo que desconocía su caso- debieron enfrentar con un coraje excepcional.
El juicio celebrado casi a los dos años de su captura, fue la ocasión para desenmascarar el accionar de un tinglado especialmente montado para la causa. A la vergüenza que mostraron en él los acusados, se sumó la infinita desvergüenza de sus acusadores, que recurrieron a todas las arbitrariedades para justificarse.
Se recuerda que en esa etapa, el gobierno de los Estados Unidos propuso a los acusados que se rindieran y testificaran contra su país a cambio de la libertad. Como los héroes de otras épocas, los 5 rechazaron la oferta y defendieron la causa de su vida y los intereses de su patria con firmeza ejemplar.
Aludiendo a lo ocurrido en el marco de este juicio, Fidel Castro diría con sobrado fundamento que el Proceso de La Florida «marcó una derrota moral sin precedentes, del Imperio».
En el caso, que bien podría compararse a otros conocidos por la historia, como el que involucrara a Nicolás Sacco y Bartolomé Vanzetti en los años 20 del siglo pasado y el que comprometiera a Julius y Ethel Rosenberg a comienzo de los 50; los acusados mostraron un coraje y una dignidad a toda prueba. No solo defendieron su inocencia, sino que enarbolaron también el pensamiento de su pueblo como emblema de combate.
Casi al terminar el evento, los acusados dieron a conocer un documento de gran valor: un Mensaje dirigido al pueblo de los Estados Unido en el que describieron la verdadera naturaleza de sus acciones. En el documento aseguraron «No nos arrepentimos de lo que hicimos para defender a nuestro país».
Es necesario que el mundo sepa que a lo largo de este proceso, como lo acota Antonio Guerrero, los acusados vivían virtualmente encadenados: «Cada vez que te sacaban de la celda de El Hueco por el motivo que fuera, te ponían esposas en muñecas y tobillos. Cada vez que nos trasladaban a la Sala de la Corte o a ver a nuestros abogados en aquel segundo hueco donde se pudieran las evidencias, en todo el trayecto íbamos encadenados y esposados» Pero en verdad, los 5 no defendieron solamente a su país. Protegieron incluso la vida de ciudadanos de los Estados Unidos, también amenazados por las Mafias Terroristas que operan en Miami bajo la protección de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos y que ejecutan acciones que comprometen incluso a ciudadanos norteamericanos y a hombres y mujeres de otros continentes y países.
Y los 5 brindaron información de primer nivel que permitió preservar a personas de distintas nacionalidades protegiendo la seguridad y la vida de mucha gente inocente que pudo haber perecido por el accionar salvaje de terroristas que operan contra Cuba bajo el imperio de la más absoluta impunidad.
En su momento, y aludiendo a todo el Caso, René González diría ante un grupo de juristas cubanos, que hoy el caso «ya no es aquel que hace 15 años parecía que iba a ser sin costos».En la circunstancia, aludió al hecho que en el periodo del juicio, « el mundo se encontraba en plena fiesta del neoliberalismo, América Latina no mostraba gobiernos de izquierda y Estados Unidos estaba en la cúspide de la euforia tras la desaparición de la Unión Soviética». En las condiciones de hoy, la realidad ha cambiado. Estados Unidos sufre los efectos catastrófico de una crisis que le roe incluso sus entrañas. Obama sabe -lo ha confesado hace apenas unas semanas- que fracasó completamente la política imperial impuesta contra Cuba hace más de cincuenta. Y se verá forado a cambiarla en un plazo corto. Lo que aún nos se atreve a admitir es que ese cambio deberá enfrentar dos retos esenciales: poner fin al bloqueo que sufre la Patria de Martí y de Fidel, y disponer la libertad de Fernando, Ramón, Antonio y Gerardo, los 5 héroes del Imperio que aún retiene.
Millones de hombres y mujeres, en todos los confines del planeta, se movilizan con esta bandera. Urge que ella se vea fortalecida y reforzada porque el tiempo pasa devorando vidas inocentes. Hombres de acero que actúan guiado por un corazón de oro, no pueden permanecer más tiempo en la prisiòn. Es deber de todos arrancarlos de las fauces de la fiera.
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