Traducción Susana Merino
«Actualmente son 137 personas introducidas hace unos días en algunos autobuses de la policía. Técnicamente se las considera desaparecidas». Hatice Odemis sigue abriendo archivos en su ordenador, en las oficinas de Tohav (Toplum ve hukuk arastirmalari vakfi) un organismo que proporciona asistencia legal y médica a los detenidos en el parque Gezi. Entre uno y otro llamado telefónico intenta explicar los hechos. Luego del «blitz» del sábado pasado en el parque, luego de los gases lacrimógenos y la violencia de la policía turca, ha llegado el momento de contar las detenciones.
Cerca de 400 solo entre el sábado y el domingo, 883 al comienzo de la protesta de fines de mayo. Treinta y cinco son menores y casi 140 no responden llamados: «Se trata de personas que han sido arrestadas – explica Hatice – pero aún no identificadas. Hemos recogido el testimonio de los abogados que están tratando de desenredar la madeja. Eran manifestantes que se encuentran aún dentro de los autobuses con que fueron llevados a las comisarías el sábado pasado. Desde entonces se hallan encerrados allí adentro, esposados y sin posibilidad de salir ni de comunicarse con el exterior. Comen, duermen y esperan dentro de los vehiculos. Una especie de tortura sicológica». Los abogados que han estado siguiendo 24 horas sobre 24 a los manifestantes arrestados, han logrado reconstruir la dinámica de los acontecimientos y a ubicar a quienes se les ha perdido el rastro.
Pero hay once de los que no se tienen noticias. «Las familias están desesperadas – explica Hatice – y buscan en vano encontrar consuelo en las diferentes instituciones». Con el teléfono en la mano comienza a marcar algunos números que tiene registrados en una hoja de papel. La primera es una muchacha de 20 años que no volvió a su casa en la noche del 15 de junio. Contesta la madre y lo confirma pero pide no aparecer en los diarios, ni siquiera en los extranjeros. Lo mismo sucede con la segunda y la tercera llamada. Un estudiante y un docente que también acampaban en el parque Gezi. Nadie sabe donde están. Y las familias no quieren exponerse, viven aterrorizadas de que cualquier paso en falso pueda costarle la vida a los propios seres queridos. «Estamos haciendo lo posible por saber adonde han ido a parar estos muchachos – explica también Unit Efe que dirige el Ihd (Insland Haklari Dernegi) otra de las organizaciones que están siguiendo el tema – pero ni la policía ni las instituciones nos están ayudando». También Efe confirma lo de los «autobuses negros»: «Los que aún permanecen allí forman parte de partidos de la izquierda radical, los más rechazados por Erdogan: el partido social democrático (SDP) y la Unión Socialista de Trabajadores (ISP). En estos días se ha dirigido un operativo especial contra ellos. Muchos activistas han sido detenidos al amanecer en sus propias casas. Han registrado la redacción de la revista opositora Barikat y confiscado todo. Temo que sea tan solo el comienzo de un operativo de gran envergadura».
Para seguir de cerca todo y casi desde el punto de vista legal y sanitaria se ha formado una plataforma que además de la Tohav y el IDH incluye asociaciones de abogados CHD (Cagdas Hakukcular Dernegi). Centenares de abogados están contribuyendo a asistir a los detenidos. A menudo sacrifican sus horas de sueño. «Estamos redoblando nuestro esfuerzo para que nadie quede afuera» explica el abogado Ramazan Nemir. El mismo que proporcionó asistencia legal al fotógrafo livornés Daniele Stefanini, luego de que fuera detenido – explica – mientras como otros fotografiaba a los agentes con atuendo anti motines en el momento en que disparaban bombas de gas lacrimógeno y balas de goma. Una acusación absolutamente sin fundamento. Recuerdo que le quedaba en la cara y en una pierna los rastros de una feroz agresión policial». El accionar de los abogados se vuelve más difícil a medida que transcurren las horas. Se reiteran las violaciones. Aunque lo todavía más impactante sigue siendo el raid del pasado 12 de junio cuando las fuerzas del orden entraron en la Caglayan Courthouse, el tribunal de Estambul arrestando a 47 abogados. ¿El motivo? Estaban presentando una nota de protesta contra la violencia desencadenada en la plaza. El abogado Huseyin Bogatekin estaba entre ellos: «Nos habíamos reunido en el patio del Palacio de Justicia – cuenta – al poco rato entraron los policías con cascos, escudos y porras. Nos empujaron y nos insultaron, tanto a mí como a los demás colegas. Muchos de los cuales vestían toga.
Nos ataron las manos a la espalda, pisándonos con la cara contra el piso como si fuésemos vulgares criminales. Luego nos condujeron a la comisaría. Eran muchos, muchos más que los abogados allí reunidos». También el abogado Bogatekin integra parte de la red que se ha conformado para ayudar a las familias de los muchachos muertos, desaparecidos y sobre todo de los miles de heridos, algunos muy graves e invalidados en el transcurso de la protesta. Una tarea, que como él mismo dice, se basa en los arrestos del 12 de junio. «Se trata de una patente violación de la libertad de expresión – explica – cuando la policía se ha permitido entrar al interior del palacio de justicia y detener a los abogados solo porque osaban manifestarse. Cuando comenzaron a llevarse a los colegas muchos se asomaron a las ventanas para protestar. En ese momento un oficial con un megáfono amenazó a todo el tribunal: «¡Si continúan gritando también ustedes serán arrestados !» Apenas conocida la noticia centenares de colegas llegaron al tribunal desde todos los rincones de la ciudad. El resultado fue que apenas pocas horas más tarde la sentada de unas cuantas decenas de abogados se convirtió en una manifestación espontánea de varios miles de personas.
Pero la acción represiva opera también en otros frentes. Luego de estar en la mira de los policías los abogados y los periodistas, les están siguiendo los médicos y los paramédicos que la semana pasada auxiliaron a los heridos que ocasionaran los enfrentamientos. Ha sido investigada la Cámara de Médicos, la corporación de la salud. La doctora Hardan Toprak que la integra ha dicho: «Estamos siendo atacados» y luego cuenta lo que ha visto en estas semanas; «Muchos muchachos – dice – han sido heridos en los ojos por proyectiles de goma disparados por los agentes. Muchos han perdido la visión binocular. Muchos muchachos. Lo que hace pensar en una especie de tiro al blanco».
La lista de los heridos en los ojos ha ido aumentando sin tregua desde el comienzo de las protestas: Mahir Gur, Sepher Wahabbi, Muharram Dalsuren, Burak Unveren, Yusuf Murat Ozdemir, Vedat Alex,Selim Polat, Erdal Sarikaya e Necati Testo, casi todo estudiantes de menos de treinta años. Pero lo que está haciendo más ruido es que un chiquito de cuatro años habría sido herido en los testículos por un proyectil. Y lo sucedido a dos mujeres, madre e hija heridas ambas en un ojo en el mismo lugar. «Hay quienes lamentan los efectos colaterales del gas disparado por los agentes, hasta días después de haberlo inhalado – confirma Hatice Odemis – pero sin embargo a todos les asiste la misma convicción: el nivel de terror ha sido superado. Ahora no tenemos miedo.»
Fuente: http://www.ilmanifesto.it/area-abbonati/in-edicola/manip2n1/20130621/manip2pg/07/manip2pz/342065/
rBMB