El 9 de enero de 2013 fueron ejecutadas tres activistas kurdas en París: Sakine Cansiz, de 54 años, una de las fundadoras y dirigentes históricas de la guerrilla del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) que vivía exiliada en Europa tras años de prisión y tortura en Turquía; Fidan Dogan, de 32 años, que […]
El 9 de enero de 2013 fueron ejecutadas tres activistas kurdas en París: Sakine Cansiz, de 54 años, una de las fundadoras y dirigentes históricas de la guerrilla del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) que vivía exiliada en Europa tras años de prisión y tortura en Turquía; Fidan Dogan, de 32 años, que creció en Francia y era conocida en el entorno político francés, y Leyla Söylemez, de 25 años, emigrada en Alemania y militante de la juventud kurda en ese país.
Un año después de este crimen que conmocionó a Francia, tanto en el Kurdistán como en distintos países de Europa (donde residen unos dos millones de exiliados), se han sucedido las informaciones que confirman la hipótesis de un crimen político orquestado desde Turquía por la Organización Nacional de Inteligencia (MIT, en turco), el servicio secreto de este país. Así lo denunció desde el primer momento el movimiento kurdo en Francia que vio en el triple crimen un atentado contra su militancia y, en especial, contra el protagonismo de las mujeres en la resistencia kurda. Pero, también, el triple atentado fue contra las negociaciones de paz, que acaban de iniciarse entre la guerrilla del PKK y el Gobierno turco, en las que se había depositada un gran esperanza y que ahora, un año más tarde, parecen estar en punto muerto.
Unos 30.000 kurdos llegados de toda Europa se manifestaron en París el 11 de enero pasado para reclamar justicia por el asesinato de las activistas políticas y para solicitar una implicación clara del Estado francés en la resolución del caso. También pidieron al Gobierno galo implicación en el proceso de paz en el Kurdistán, ante la visita oficial del presidente francés a Turquía llevada a cabo el 27 y 28 de enero.
El activismo kurdo en en el exilio no sufría atentados desde hacía 20 años. Sí se produjeron en Irán, donde los servicios secretos de este país acabaron con la cúpula del Partido para una Vida Libre en el Kurdistán (PJAK), en territorio iraní, en agosto de 2011.
Los exiliados kurdos temen que la estrecha colaboración entre Francia y Turquía lleve a que no se resuelva este triple crimen. Ambos países cuentan con un acuerdo de cooperación policial, aprobado durante el Gobierno de Sarkozy, que ha llevado a la detención de numerosos militantes del PKK tras ser declarado organización terrorista por Turquía y la Unión Europea.
Un sospechoso
Hasta el momento sólo figura un sospechoso de los crímenes: el ciudadano turco Ömer Güney, militante de organizaciones turcas de ultraderecha en Alemania. Güney se habría infiltrado en el movimiento kurdo en Francia, donde residía desde 2011. Varios viajes a Turquía antes del triple asesinato, numerosas llamadas a un sólo número turco no identificado que podría pertenecer a los servicios secretos turcos, así como otros indicios hechos públicos recientemente por la prensa francesa y turca, como una grabación sonora de una conversación supuestamente entre Güney y otras dos personas de los servicios de información de Turquía o una nota de estos servicios, darían peso a la hipótesis de un agente turco infiltrado, como sugiere el abogado de las familias de las víctimas.
La publicación de estas revelaciones que señalan al Estado turco, así como los recientes escándalos de corrupción en el seno del Ejecutivo de Ankara, podrían explicarse por la guerra vigente entre dos facciones del conservador AKP, partido en el poder en Turquía, que enfrenta, por un lado, a los partidarios del actual primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, y al responsable de los servicios secretos turcos, Hakan Fidan; y, por otro, a un ala aún más conservadora e islamista del partido, que controla la Policía y Justicia turcas, influenciada por el imán Fethullah Gülen, quien a pesar de residir desde hace varios años en Estados Unidos, ejerce una gran influencia ideológica y religiosa en el seno de la sociedad y la política turcas. Así, los colaboradores cercanos de Gülen se oponen a las negociaciones con la guerrilla del PKK, que Ankara había iniciado hace un año, por lo que el jefe militar del PKK, Cemil Bayik, recientemente los ha acusado de estar detrás del triple crimen en París. Sea quien sea, la llave del caso parece apuntar al que en Turquía llaman el «derin devlet» (Estado profundo), aunque tratándose de un asunto de los bajos fondos de un Estado que colabora estrechamente con los de otro, en este caso, Francia, en la llamada «lucha antiterrorista», la resolución del triple crimen en París no parece que vaya a ser fácil.
Fuente original: http://www.diagonalperiodico.net/global/21547-exiliados-kurdos-exigen-se-investigue-la-muerte-activistas-asesinadas.html