Incapaces de sortear la cruda realidad de la destrucción sistemática de un país árabe, y conscientes del alineamiento de sus poblaciones con la hasta ahora exitosa resistencia de la guerrilla chiíta de Hizbula, los tradicionalmente esquivos regímenes árabes se han visto forzados a hacer causa común con Líbano ante las pretensiones occidentales y pro-israelíes del […]
Incapaces de sortear la cruda realidad de la destrucción sistemática de un país árabe, y conscientes del alineamiento de sus poblaciones con la hasta ahora exitosa resistencia de la guerrilla chiíta de Hizbula, los tradicionalmente esquivos regímenes árabes se han visto forzados a hacer causa común con Líbano ante las pretensiones occidentales y pro-israelíes del Consejo de Seguridad. La Organización para la Conferencia Islámica ha hecho suya esta iniciativa, cuando los pueblos árabes y, por extensión, los musulmanes, se felicitan del «fin del mito de la invencibilidad de Israel».
Sometido a 26 días de crueles bombardeos, Líbano logró ayer el apoyo de la Liga Arabe para intentar forzar cambios en el borrador de la resolución del Consejo de Seguridad consensuado por EEUU y el Gobierno francés y en fase de estudio.
Los ministros de Exteriores de los países árabes celebraron ayer una reunión extraordinaria en Beirut tuvieron que volar hasta la capital libanesa en aviones militares fletados por Egipto, en «paz» con Israel.
Al término, de la reunión, el primer ministro libanés, Fuad Siniora, anunció que los jefes de las diplomacias árabes expresaron su «apoyo total» al plan de su Gobierno, que exige, entre otros puntos, la retirada total del Ejército israelí y el alto el fuego inmediato.
El representante de la Liga Arabe ante la ONU, Yahya Mahmassani, señaló que una delegación del organismo se dirigía a Nueva York para impulsar algunas enmiendas al documento para «incluir las preocupaciones de Líbano y los países árabes».
La delegación exigirá que no quede un sólo soldado israelí al otro lado de la Línea Azul, la retirada israelí asimismo de las Granjas de la Chebaa y la puesta en libertad, simultánea a la de los israelíes capturados por Hizbula, de los prisioneros libaneses en manos de Israel tres hasta el estallido de esta crisis, pero hoy día varios más tras las incursiones de castigo y secuestro perpetradas por el Tsahal israelí.
Siniora señaló que la misión advertirá al secretario general de la ONU, Kofi Annan, contra decisiones «inaplicables sobre el terreno y que no tomen en cuenta los intereses de Líbano, su unidad y su estabilidad».
Finalmente, Arabia Saudí, cuya Policía detuvo a varios chiítas el fin de semana por manifestarse a favor de Hizbula, se mostró dispuesta a acoger una cumbre de jefes de Estado árabes en Yeda, no en La Meca, lo que hubiera otorgado otro simbolismo a la cita.
La Organización de la Conferencia Islámica hizo suyas las alegaciones de Libia al proyecto de resolución.
El pueblo árabe recobra la dignidad gracias a Hizbula
GARA
EL CAIRO
Desde Marruecos hasta Irak, el líder de Hizbula, Hassan Nasrallah, se está ganando el corazón del mundo árabe.
Si en la persa y mayoritariamente chiíta Irán, Nasrallah (La victoria de Alá, en árabe) era ya un ídolo, su figura ha traspasado el históricamente complejo umbral que separa a los mayoritarios sunitas de los chiítas. Y no sólo en la aliada Siria.
«Nasrallah me recuerda mucho a Gamal Abdel Nasser; habla con brillantez, como Nasser, y nos hace sentir a los árabes que tenemos todavía algún peso en el mundo», elogia el egipcio Abdallah al Sayed, chófer de profesión, comparándole con el líder egipcio del nacionalismo árabe de la década de los cincuenta.
«Nasrallah es para mí como Saladino, que liberó Jerusalén de la ocupación de los cruzados. Con ayuda de Dios, también liberará la tierra que hoy ocupa Israel», señala el sirio Samer Abdulah desde su pastelería donde ondea una bandera de Hizbula en el centro de Damasco.
«Batalla sagrada»
«Hassan Nasrallah nos ha devuelto la dignidad con esta batalla sagrada que lleva a cabo en nombre de la Nación Arabe, pero desgraciadamente nuestros gobernantes no están a la altura», se lamenta el iraquí Hayder Abduljalil. «Hizbula representa la luz al final del túnel dice el ingeniero jordano Jaled Humaidi. Esta nueva generación de musulmanes llenos de fe en el Corán merecen todo nuestro apoyo».
Hizbula es «el orgullo de todos los árabes», coincide desde Argelia el líder del Movimiento de la Sociedad por la Paz (MSP), Buguerra Soltani.
El egipcio Akram al Huseini, que dirige un organismo europeo de promoción comercial, reconoce que Nasrallaha no es corrupto, sabe hablar a las mentes y a los corazones y es el único que representa el orgullo árabe, que lleva años dormido o atemorizado por su servidumbre con Occidente».
El 97% de los palestinos apoyan a Hizbula, según una encuesta.
Más allá del mundo árabe, en Turquía, la gran mayoría de los diputados del grupo de amistad turco-israelí han desertado en protesta por la agresión.
Israel libra «la guerra más difícil» de su historia
Mientras la calle árabe valora que la resistencia de casi un mes de Hizbula y su capacidad para llevar la guerra a suelo israelí ha destruido el mito de la invencibilidad, Israel reconoce que libra «la guerra más difícil en la historia del país» desde la de 1948. Los ministros árabes se negaron a secundar una moción de Siria de apoyo a la guerrilla libanesa. –