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Los Hermanos Musulmanes egipcios en la prueba de la revolución (3/3)

Fuentes: Renenaba.com

Traducido para Rebelión por Caty R.

IV.- Los Hermanos Musulmanes, la principal fuerza de oposición.

En esa época el presidente Mubarak tuvo que enfrentarse a una veintena de atentados de los cuales los más célebres fueron, en 1993, el ataque de Sidi Barani contra el convoy presidencial cuando el presidente egipcio viajaba a Libia para entrevistarse con el coronel Gadafi, y en 1994 el intento en Estados Unidos que dio lugar al cuestionamiento del jeque Omar Abdel Rahman, líder de los integristas egipcios exiliados en territorio estadounidense.

Durante dos decenios Hosni Mubarak alternó la zanahoria y el palo, utilizando a los Hermanos Musulmanes como válvula de seguridad ante las fuertes presiones israelíes o estadounidenses, concediendo a la Hermandad una amplia autonomía en la gestión de la esfera cultural y social o frenándola según los virajes y reservando a su camarilla lucrativos contratos de mercados públicos.

Por medio de un lento trabajo de erosión en la esfera de la vida civil, la Hermandad consiguió convertirse en el primer grupo de oposición en la Asamblea del Pueblo, con un contingente de 88 diputados de 454, aunque a pesar de todo no consiguió modificar la concepción egipcia de vasallaje respecto al eje israelí-estadounidense ni la creciente pauperización de la sociedad por culpa de la política de nepotismo y corrupción de Hosni Mubarak. Con un estatus híbrido en el Estado egipcio, una asociación tolerada pero no legal, la Hermandad se encontraba en un estancamiento total que condujo a los miembros influyentes a predicar un auténtico aggiornamento para salir del atolladero en el que el poder egipcio intentaba encerrarlos. Así, muchos miembros de la organización optaron por vestirse a la manera occidental, renunciaron al atavío tradicional y extendieron su reclutamiento a los diplomados de las de las grandes escuelas.

La nueva guardia declaró su adhesión a la soberanía del pueblo, a la alternancia democrática y a los derechos de las minorías. Palabras confirmadas el 6 de marzo de 2011 a Alain Juppé en su entrevista en El Cairo con una delegación de los Hermanos Musulmanes, durante el primer desplazamiento al extranjero del ministro francés de Asuntos Exteriores, de la era post Mubarak.

Un atolladero ideológico suicida se manifestó con intensidad durante la destrucción del enclave palestino de Gaza (diciembre de 2008-enero de 2009), con la complicidad pasiva de los grandes países árabes suníes (Egipto, Arabia Saudí, Jordania).

La alianza con el líder del Islam suní árabe (Arabia Saudí) llevó a la destrucción de la única organización suní árabe que pregona la lucha armada contra Israel (Hamás, la filial palestina de los Hermanos Musulmanes), dejando el campo libre al Hizbulá chií e, indirectamente, al movimiento al-Qaida, el rival ideológico de la Hermandad en el plano suní.

Una decepción similar ocurrió en otras organizaciones islámicas, especialmente el GIS argelino de Abassi Madani, durante el desembarco de cinco mil soldados occidentales (verano de 1990) en Arabia Saudí para lanzarse al asalto de Irak desde la tierra santa del Islam.

A finales de febrero, mientras el poder de Hosni Mubarak se tambaleaba, los Hermanos Musulmanes decidieron crear el «Partido de la Libertad y la Justicia»: una rama política que podría permitirles influir en el futuro del país.

Aunque es cierto que la revolución egipcia ha sido impulsada y dirigida por una coalición de fuerzas políticas, secundada por las redes de internautas, de predominio laico y democrático, no es menos verdad que las organizaciones del movimiento islámico, o sus miembros a título individual, han tomado parte en ese movimiento. En igualdad de condiciones con las formaciones marginales antes del levantamiento, estaban más cerca de los disidentes de la Europa del Este en 1989 que de los partidos de masas de las vanguardias revolucionarias, principales protagonistas de las revoluciones sociales.

Si en el caso tunecino, observa el politólogo Gilbert Achcar en Le Monde diplomatique de marzo de 2011, la discreción del movimiento islamista puede explicarse ampliamente por la ferocidad de la represión que obstaculizó la capacidad de actuación del partido En-Nahda, paradójicamente es en su propio estatuto de partido tolerado por el régimen militar donde se encuentra la clave de la actitud pusilánime adoptada por los Hermanos Musulmanes egipcios.

A la manera de su predecesor Sadat, que volvió contra él a la opinión pública durante su «otoño de la cólera» (1981) al amordazar a la oposición, Mubarak, presumiendo de sus fuerzas, cometió el mismo error 30 años después. La víspera de las elecciones legislativas de diciembre de 2010, preludio de la reconducción de un sexto mandato a la cabeza del Estado, expulsó a la oposición de la consulta electoral con la complicidad pasiva de sus patrocinadores occidentales, que reservaban sus críticas y amenazas sólo para Laurent Gbagbo de Costa de Marfil, cuya reelección tuvo lugar el mismo día que el escrutinio egipcio.

Tanto uno como el otro se lanzaron a una operación de diversión de connotaciones religiosas. Sadat desterrando a un convento del Sinaí al líder de la iglesia copta, el papa Shenouda, mientras vivían siete millones de coptos en Egipto que representaban el 10% de la población y otro tanto en la diáspora occidental, particularmente en Estados Unidos y Europa. Habitantes originales del país, de los que éste recibe su nombre, son la minoría cristiana más importante de oriente Medio.

Shenouda, un patriota a toda prueba, destacó cuando era un simple soldado en el frente de Suez en 1956 y por temor de una instrumentalización de los coptos en el conflicto israelí-árabe, prohibió a sus fieles efectuar la peregrinación a los Lugares Santos cristianos de Jerusalén mientras los palestinos no tuvieran derecho a su Estado.

Mubarak, por mediación de su ministro del Interior, Habib Al Adli, avaló el atentado contra una iglesia de Alejandría durante la fiesta de la natividad de los coptos (finales de diciembre de 2010), suscitando una ola de indignación en todo el mundo y un impulso de solidaridad sin parangón en la población egipcia, preludio de las manifestaciones de la Plaza Tahrir. Fatal arrogancia que derrocó su mandato y desenmascaró su impostura a los ojos de la opinión pública internacional.

En total, desde la llegada de la república a Egipto, las relaciones en zig-zag entre el ejército y los Hermanos Musulmanes se han saldado negativamente por el asesinato de un presidente (Sadat) a manos de un islamista, y por la participación de los Hermanos Musulmanes en la caída de un segundo presidente (Mubarak) en represalia por la represión de la que ellos fueron objeto por su parte, todo el tiempo.

V.- El lema de los Hermanos Musulmanes (Hizb al-Ikhwan al-Muslimun)

El lema de la Hermandad constituye todo un programa y resuena como un verdadero llamamiento a la movilización: «Alá es nuestro objetivo. El Profeta es nuestro líder. El Corán es nuestra ley. La Yihad es nuestro camino. Morir en el camino de Alá es nuestra mayor esperanza».

Su logotipo estaba constituido por dos sables cruzados. Se abandonó por uno menos agresivo, dos manos juntas alrededor de un montón de tierra donde arraiga un brote verde. Uno de los principales dirigentes del movimiento, Khairat Al Shater, fue liberado de la prisión la semana siguiente de la huida de Mubarak. También fue el caso del decano de los presos políticos egipcios, Abbud Al Zummor, jefe de la Yihad islámica egipcia, y de su hermano Tariq. Ambos estaban en la cárcel por su implicación en el asesinato de Anual el-Sadat.

Nacido en 1947, en la provincia de Guizeh, Abbud Al Zummor es un antiguo oficial del ejército condecorado en el frente, en 1973, por su valentía en las «operaciones tras las líneas enemigas». Oficialmente había cumplido su condena en 2001, pero lo mantuvieron en prisión diez años más, hasta la caída de Mubarak.

En Siria, el movimiento fundado en los años 30, ha sido durante mucho tiempo la principal fuerza de oposición. Perdió su importancia tras el levantamiento de Hama, en febrero de 1982, y de la feroz represión que siguió. Juzgado en la época como una operación de diversión de los islamistas teleguiados por Arabia Saudí, a cinco meses de la invasión israelí de Líbano y de la elección del líder de los milicianos falangistas, Bachir Gemayel, a la presidencia de la república libanesa, arrasaron el centro de la ciudad de Hama y mataron a casi 20.000 personas.

La alianza establecida en 2005 entre los Hermanos Musulmanes y el tránsfuga baasista Abdel Halim Khaddam (vicepresidente de la república siria), ha dañado gravemente su credibilidad. El jefe de la rama siria de los Hermanos Musulmanes, Alí Sadr Eddine Al Bayanouni, es un refugiado político en Londres.

Principal fuerza latente del país siempre dispuesta a entrar en erupción en función de la coyuntura regional, como fue el caso durante el levantamiento de marzo de 2011, los simpatizantes de la Hermandad proceden de la franja suní de la población que alimenta una recriminación latente respecto al clan alauí al que no perdonan haber usurpado el poder en uno de los mayores focos del Islam, Damasco, la capital de los omeyas.

En Palestina, la Hermandad está representada por Hamás (el movimiento de resistencia islámica creado en 1987), cuya carta señala claramente la filiación con «el Movimiento de la Resistencia Islámica, una de las aliadas de los Hermanos Musulmanes en Palestina». Ganador de las elecciones legislativas de 2006, con setenta y cuatro escaños contra cuarenta y cinco para Fatah, el gobierno de Hamás de Ismail Haniyeh fue excluido por el presidente Mahmud Abbas en junio de 2007, cuando las fuerzas armadas de Hamás tomaron por la fuerza el control de la Franja de Gaza.

La rama jordana de los Hermanos Musulmanes (creada en 1942) es el principal partido de oposición del país, el único partido político jordano permitido por el rey Hussein, bajo el nombre de «Frente de Acción Islámica».

En Sudán, los Hermanos Musulmanes están presentes desde 1949 y tienen como líder a Hasan Al-Turabi. Los partidos islámicos kurdos también están más o menos próximos a los Hermanos Musulmanes. La Unión Islámica del Kurdistán está presente en el Parlamento kurdo, pero se mantiene en minoría frente a los partidos laicos como la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK) del presidente iraquí Jalal Talabani, y el Partido Democrático del Kurdistán de Massud Barzani, jefe del distrito del Kurdistán iraquí.

VI.- Los Hermanos Musulmanes a las puertas del poder

En la actualidad es la fuerza más estructurada del campo político egipcio, en torno al Partido de la Libertad y de la Justicia (PLJ), de nueva creación, ¿estarán los Hermanos Musulmanes en vías de fragmentación? El 21 de junio, un grupo de jóvenes Hermanos decidió escindirse para crear el Partido de la Corriente Egipcia (Hizb Al-Tayyar Al-Masry), que dispone de un sitio Web, de una página en Facebook y una cuenta Twitter.

Este nuevo partido «inspirado por el espíritu de la revolución que pretende mejorar los logros y las realizaciones», desea dar un lugar central a los jóvenes y a las masas, explica Mohammed Affan, uno de los fundadores, en la página de Facebook.

«El partido se caracteriza por su naturaleza democrática y civil». Está orgulloso de su identidad. Está abierto a los demás. Está impulsado por valores religiosos y morales» anuncia su Web. Como marco de referencia se ha elegido la civilización árabe-islámica y no la Saharia islámica: una parte de sus miembros no procede de los Hermanos. Esta escisión es la segunda dentro de la Hermandad, después de la de marzo de uno de sus miembros influyentes, Ibrahim Al-Zaafarani, para crear el Partido del Renacimiento Egipcio (Hizb Ennahda Al-Masry). También denunciaba el tradicionalismo rígido de la Hermandad.

Por segunda vez en su azarosa existencia, los Hermanos Musulmanes se encuentran a las puertas del poder en un contexto radicalmente revuelto mientras que, golpe a golpe, sólo en el mes de septiembre, Turquía expulsó al embajador de Israel e Israel se vio obligado a repatriar a su embajador de El Cairo.

En un contexto semejante, por añadidura exacerbado por la ascensión de Irán al estatuto de «potencia de umbral nuclear», ¿podrá la Hermandad permanecer, sin daños, como correa de transmisión de la diplomacia saudí-estadounidense? ¿Será, debido a la fisión que la amenaza, fagocitada por la revolución?, ¿o superando su inclinación natural aspirará a las responsabilidades aprendiendo la lección de sus malas costumbres que durante tanto tiempo han sido calamitosas para el conjunto de la esfera árabe-musulmana?

En una palabra, ¿sabrá romper el cordón umbilical que la une desde el período colonial al campo occidental, tan perjudicial para su credibilidad y para la causa que se supone que defiende, de la cual además ha sido el Islam suní el gran perdedor de su apuesta por Estados Unidos?

Primera parte: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=137789

Segunda parte. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=138333

Fuente: http://www.renenaba.com/egypteles-freres-musulmans-egyptiens-a-l%e2%80%99epreuve-de-la-revolution-3/