El islamismo ha arrasado en las elecciones egipcias e incluso ha ido aumentando su porcentaje a medida que el proceso electoral se trasladaba de los núcleos urbanos a las zonas rurales. El Partido de la Libertad y la Justicia (PLJ), formación política del movimiento islamista de los Hermanos Musulmanes ha sido el vencedor de las […]
El islamismo ha arrasado en las elecciones egipcias e incluso ha ido aumentando su porcentaje a medida que el proceso electoral se trasladaba de los núcleos urbanos a las zonas rurales. El Partido de la Libertad y la Justicia (PLJ), formación política del movimiento islamista de los Hermanos Musulmanes ha sido el vencedor de las legislativas en Egipto, consiguiendo 235 de los 498 escaños elegibles, lo que supone alrededor del 47%, según los resultados oficiales de estos largos comicios que se han desarrollado desde el 29 de noviembre, en diferentes fases.
Al éxito de los Hermanos Musulmanes se suma la segunda posición que han conseguido los salafistas de Al Nur, con 121 escaños, en torno al 24%.
Para consolidar aún más la mayoría islamista, una escisión del PLJ, «Al Wasat» sumó diez asientos más, con lo que las opciones islamistas contarán con 366 escaños en el nuevo Parlamento.
En tercer lugar, el partido Wafd, el más antiguo de Egipto, logró 38 diputados (9%), mientras que el Bloque Egipcio, una alianza de fuerzas laicas y liberales, se aseguró otros 34 (7%).
El partido conservador Reforma y Desarrollo, del sobrino del expresidente Anuar al Sadat, obtuvo ocho escaños, al tiempo que la coalición La Revolución Continúa, formada por grupos de jóvenes y nacida al calor de la Revolución del 25 de Enero, logró siete representantes.
El resto de escaños queda repartido entre partidos minoritarios y candidatos independientes. Diez escaños suplementarios no han sido elegidos sino que son nombrados por el jefe del Consejo Militar que dirige el país, el mariscal Hussein Tantawi.
De los 27 millones de electores que acudieron a las urnas, 10,1 millones votaron por el PLJ; Al Nur obtuvo 7,5 millones de votos, mientras que el Wafd y el Bloque Egipcio apenas superaron los 2,4 millones, cada uno.
El PLJ ya había comunicado la elección de su secretario general, Saad al-Katatni, para presidir la Asamblea del Pueblo, tras un acuerdo con otros partidos. La primera sesión parlamentaria tendrá lugar mañana en presencia del mariscal Tantawi. El maratoniano proceso electoral continúa ahora con la elección de senadores, que comenzará el 29 de enero y está previsto que concluya a finales de febrero.
El futuro Parlamento designará una comisión que redactará una nueva Constitución. Las elecciones presidenciales están previstas antes de finales de junio y la presentación de candidaturas comienza el 15 de abril.
El Ejército se había comprometido a entregar el poder a manos civiles una vez que se elija el nuevo presidente.
Imagen moderada
Los Hermanos Musulmanes han multiplicado sus declaraciones durante las últimas semanas para presentarse como una formación «responsable». Sobre todo han tenido especial interés en desmarcarse de los fundamentalistas salafistas, la mayor sorpresa de las elecciones, y ha planteado propuestas de alianza con partidos laicos. Dirigentes de los Hermanos Musulmanes y del PLJ han buscado también transmitir tranquilidad en el campo de la economía, ante la grave crisis que afronta el país, y han tratado de dar garantías a la comunidad cristiana copta.
En el terreno diplomático, el PLJ recibió durante la pasada semana una visita inédita del número dos de la diplomacia estadounidense, el secretario de Estado adjunto, William Burns.
Fundado en 1928, la hermandad ha extendido su influencia en la sociedad egipcia sobre todo gracias a su labor de ayuda social, incluso a pesar de que durante la época de Mubarak vivió en la semiclandestinidad.
Ante la proximidad de llegar a gobernar el país, han evitado la confrontación con los militares, auténtico poder real. Se alejaron de las últimas protestas que exigían el traspaso inmediato del poder a los civiles y su líder, Mohamed Badie, se desmarcó de las llamadas a manifestarse contra el poder militar con motivo del primer aniversario, el próximo miércoles, del comienzo de la rebelión contra el régimen de Hosni Mubarak.
Ha rechazado las referencias a «una segunda revolución» y ha pedido que «no se ataque el prestigio del Ejército», según declaraciones a una cadena privada, recogidas en la página de internet de este movimiento.
Sin embargo, ha dejado entrever que la futura asamblea dominada por el PLJ podría mantenerse firme frente a las demandas del Ejército de mantener los privilegios de la institución militar. Consideró, en particular, que el presupuesto del ejército, hasta ahora al margen del debate y decisión de los diputados, podría someterse a una comisión parlamentaria.