La actividad de la recién constituida Asamblea Nacional kuwaití ha comenzado poniendo de manifiesto las enormes desavenencias que atraviesa el sistema político debido al desajuste entre la elección democrática del Parlamento y la elección monárquica del Ejecutivo. El Gabinete está compuesto por cuatro miembros de la familia real y otros 12 miembros cercanos al Sheij […]
La actividad de la recién constituida Asamblea Nacional kuwaití ha comenzado poniendo de manifiesto las enormes desavenencias que atraviesa el sistema político debido al desajuste entre la elección democrática del Parlamento y la elección monárquica del Ejecutivo. El Gabinete está compuesto por cuatro miembros de la familia real y otros 12 miembros cercanos al Sheij Sabah Al-Ahmad Al-Jaber Al-Sabah; a pesar de que las elecciones legislativas dieron una clara victoria a la oposición. Así, en las primeras reuniones los grupos opositores, mayoritarios en la Cámara Baja, están llevando a cabo demandas para hacer más real la representación parlamentaria, a la vez que pretenden imputar a varios ex ministros, pero también a algunos de los actuales, por presuntas corruptelas que ya supusieron la caída del Gabinete el año pasado. Otro de los principales objetivos de la oposición lo encabeza el bloque islamista, que pretende ahondar en la islamización del ordenamiento jurídico.
Por otro lado, la maquinaria diplomática está trabajando para que el encuentro que mantendrán el rey Sabah Al-Ahmad Al-Jaber Al-Sabah y el Primer Ministro iraquí Nuri Al-Malaki el 14 de marzo sirva para acercar posiciones en las tan difíciles relaciones entre estos dos países, centrándose en las cuestiones territoriales y de reparación por la Guerra del Golfo (1991). Con respecto a la Guerra del Golfo, los Gobiernos del Consejo de Cooperación del Golfo se han mostrado favorables a que Iraq acepté aplicar la resolución 833 de la ONU favorable a Kuwait en la cuestión de reparaciones económicas por el conflicto bélico. Las tensiones son continuas y evidentes, como demuestran las disputas que rodean el asunto de la construcción del puerto Mubarak al-Kabeer a escasos kilómetros de las fronteras iraquíes. También son habituales las detenciones de pescadores iraquíes, acusados de llevar sus actividades pesqueras en aguas kuwaitíes.
Asimismo, Kuwait está inmerso en las reuniones que el Consejo de Cooperación del Golfo mantiene con la intención de avanzar en políticas regionales que faciliten el libre tránsito de capitales y mercancías. El portavoz parlamentario Ahmad Al-Shadoon se mostró escéptico con los derroteros que la alianza pretende emprender, especialmente al referirse a la posibilidad de que los ciudadanos de los 6 países miembro puedan circular y residir indistintamente en cualquiera de ellos, así como en la creación de una moneda común. «El Parlamento no niega la posibilidad de crear una moneda común en el Golfo, pero no aceptará una decisión que el Gobierno adopte sin el consentimiento de la Asamblea Nacional», anotó. Para recalcar sus desavenencias con el proyecto del GCC, añadió que «es, por ejemplo, muy difícil para un país como Kuwait con sus enormes garantías de libertad de expresión y donde la gente está representada en un Parlamento, formar parte de una unión con otros países cuyas prisiones están repletas de cientos de presos acusados por sus posicionamientos políticos«.
Por último, en cuestiones de política internacional, Kuwait defiende la postura de la Liga Árabe y de las monarquías petroleras del Golfo respecto a la crisis en Siria, apelando por el derrocamiento del Gobierno de Bachar Al-Assad. De hecho, el GCC mantendrá en breve una reunión con altos cargos de Moscú con la intención de hacer virar la postura de Rusia a favor de la permanencia de su aliado Bachar Al-Assad.
Es evidente que Kuwait es una de las monarquías del Golfo Pérsico que mayores derechos y libertades otorga a aquellos que tienen el privilegio de contar con los papeles de ciudadanía; pero el trato discriminatorio que recibe una gran parte de su población hace tambalear su alardeado sistema democrático. Human Rights Watch denuncia en todos sus informes la irregular situación que sufren los bedún, condenados a ser apátridas y por ello, alejados de todos los derechos de los ciudadanos, entre los que se incluyen la educación y la sanidad pública, pero también detalles tan elementales como contar con una cartilla de nacimiento o de defunción. Tampoco puede olvidarse la desigualdad de género, claramente escenificada en la ausencia de mujeres tanto en la Asamblea Nacional como en el Gobierno, y que muestra que la aprobación de la ley que otorgaba el derecho al sufragio femenino en 2005 debe aún salvar muchos obstáculos.
A pesar de ello, Naciones Unidas, así como muchos estados felicitaron al Estado kuwaití por su proceso democrático y por su estabilidad política durante los actos de conmemoración del Día Nacional (el pasado 23 de febrero).
Fuente original: http://www.aish.es/index.php/component/content/article/218-claveskuwait/2615-kuwait-1132012-los-juegos-diplomaticos-de-kuwait