El reciente anuncio de un alto el fuego en Líbano revela la capacidad de Estados Unidos en alcanzar un acuerdo para que Israel detenga sus ataques en el Líbano. Sin embargo, su carácter sigue siendo frágil y no ofrece garantías de poner fin a la agresión israelí en la zona. En su lugar, puede tratarse de una manera de ganar tiempo ante la intensificación de la respuesta de Hezbollah.
Para comprender mejor la situación del pueblo libanés hemos entrevistado a Ghassan Saliba, quien viajó recientemente al Líbano y coordina una campaña de donaciones con el “Secours populaire libanais” -organización autónoma respecto a las instituciones de un «Estado fallido»-. Su objetivo: aliviar el sufrimiento de las personas desplazadas y/o bombardeadas por el ejército israelí. Saliba es vicepresidente del Comité Libanés para la Paz y la Solidaridad que forma parte del Consejo Mundial de la Paz.
¿Cuál ha sido la reacción del pueblo libanés ante el alto el fuego?
El pueblo libanés es formidable, a pesar de la destrucción, el genocidio y toda la maquinaria de guerra fascista y sionista. Desde el anuncio del alto el fuego, miles de libaneses desplazados de la Bekaa, de los suburbios de Beirut y del Sur del país, regresaron a sus hogares y sus tierras. Es un gran pueblo con una tradición y una cultura de resistencia popular. Resistimos y vencemos.
¿Cómo reaccionó la sociedad libanesa ante la agresión contra Gaza?
La sociedad libanesa en su conjunto expresó su solidaridad con el pueblo palestino, denunciando las masacres, el genocidio y las prácticas del ejército israelí, tanto en Gaza como en Cisjordania. Hubo cierto debate sobre si debíamos apoyar a Gaza a nivel militar, como está haciendo la resistencia de Hezbolá, o si bastaban las declaraciones a nivel político. Entre los que sólo abogaban por una declaración política, están la Falange Libanesa y fuerzas que históricamente han colaborado con Israel. Y hay otros que se limitan a una declaración política por miedo a la reacción de Israel y a la capacidad de resistencia del Líbano, en un periodo de crisis económica y social, con un Estado en bancarrota.
¿Y cuál es la posición sobre Palestina de las fuerzas más progresistas de la sociedad libanesa?
Defienden la necesidad de participar y apoyar a la resistencia palestina, pero aquí también hay matices. Hay partidos de izquierda que están a favor de la resistencia, pero creando las condiciones internas para la resistencia social y popular. Esto es lo que criticamos a Hezbolá por haber abandonado.
Durante años, no se ocupó de la situación del pueblo, sino que participó en los gobiernos: encubrió la corrupción, los partidos, la alianza oligarquía-confesionalismo-banca y el sistema de capitalismo salvaje. Ha defendido este sistema y este es un punto de divergencia entre nosotros y Hezbolá, pero también hay otro punto en el que nos cruzamos. Donde nos encontramos es en nuestra resistencia a Israel y a la colonización. Así es, en pocas palabras, como ve la sociedad libanesa a Gaza.
¿Cómo analiza el balance de la ofensiva israelí en Líbano?
Primero se trataba de ataques sucesivos en la frontera sur, o de ataques selectivos por parte de Israel, cuyo plan para Líbano cambió en septiembre de 2024. Tras la destrucción de Gaza, Israel pretendía atacar Cisjordania. Pero lo dejó de lado para concentrarse en Líbano, porque el gobierno israelí piensa que será más fácil eliminar Cisjordania después de las elecciones estadounidenses.
¿Qué podemos esperar tras la victoria de Trump en la región?
Con la victoria de Trump, podemos esperar que haga lo mismo que cuando reconoció Jerusalén como capital y la anexión de los Altos del Golán, es decir, Trump podría reconocer la anexión de Cisjordania por parte de Israel. Ya ha declarado que el territorio de Israel es demasiado pequeño y necesita ampliarse. Esto concuerda con las declaraciones de Netanyahu y su plan «Nuevo Oriente Medio»: un plan para dominar y ocupar Cisjordania, de la que sólo queda por colonizar el 18%. La confrontación con Cisjordania se pospuso hasta después del Líbano.
Por eso se intensificó la escalada militar en el Líbano, asesinando a los dirigentes de Hezbollah, Nasrallah, pero también a la población civil mediante bombardeos y autorizando el uso de todo tipo de armas prohibidas internacionalmente, como el fósforo blanco, desde el sur hasta el extremo norte del Líbano.
¿Cómo valora el desarrollo de la última ofensiva terrestre?
Israel no ha conseguido avanzar en el sur del Líbano. Al contrario, perdió a muchos soldados. Esto explicó la intensificación de su ofensiva aérea. Al prolongar Israel su invasión del Líbano, se ha vuelto necesaria la resistencia armada. Por otra parte, necesitamos organizar la resistencia popular, porque tenemos que responder al millón y medio de personas desplazadas del sur, en la Beka’a, Dahye y el sur de Beirut hacia otras regiones.
Tenemos que satisfacer las necesidades en términos de alimentos y refugio. Nos acercamos a un periodo de frío intenso, sobre todo en las montañas de Beka’a, donde se necesitan calefacción y mantas. Y necesitamos ayuda en el sector sanitario, para los heridos y enfermos que necesitan tratamiento.
La resistencia popular está organizada por el Socorro popular libanés, tanto en el hospital de Nabatieh, cuyos alrededores ya han sido bombardeados dos veces, como a través de sus 22 centros de salud, que trabajan en todo el país para atender a los desplazados. Esta organización se creó en 1974 y tiene sus propias estructuras, independientes de las instituciones estatales.