El profesor israelí Ilan Pappe se ha destacado por la defensa de los derechos del pueblo palestino y contra la política de apartheid de Israel. Piensa que el boicot y sanciones contra Israel representan uno de los pocos caminos efectivos para imponer un cambio de esa política. Ilan Pappe es profesor de Historia en la […]
El profesor israelí Ilan Pappe se ha destacado por la defensa de los derechos del pueblo palestino y contra la política de apartheid de Israel. Piensa que el boicot y sanciones contra Israel representan uno de los pocos caminos efectivos para imponer un cambio de esa política.
Ilan Pappe es profesor de Historia en la Universidad Haifa en Israel. Es un activista por los derechos de los palestinos. Estuvo en Toronto en febrero para el discurso inaugural en la «Semana del Apartheid Israelí» en la Universidad de Toronto. Fue entrevistado por teléfono el 5 de febrero de 2005:
Podur: En su libro, «A History of Modern Palestine» [Una historia de Palestina moderna] (Cambridge 2004) usted utiliza lo que identifica como un enfoque ‘humanista’. Usted contrasta la visión ‘humanista’ de la historia con las diferentes versiones ‘nacionalistas’ de la historia que existen. ¿Cuál es la diferencia y qué importancia tiene?
Pappe: Las historias oficiales de Israel y Palestina han sido leales a la narrativa sionista o a la perspectiva nacionalista palestina. Es una perspectiva desde arriba: generales, políticos, elites. La historia no trata la mayoría, la mayoría de la gente que no forma parte de este juego político y militar. Pero cuando se trata de enfocar la historia desde la perspectiva de la mayoría, de los excluidos, este juego político tiene un aspecto diferente. Se ve has qué punto las elites políticas pueden ser manipuladoras y deliberadamente engañosas. Se ve que el conflicto no es el resultado natural de alguna colisión de pueblos, sino el resultado de preparativos y políticas humanas, deliberadas. Se puede comprender realmente el pasado, puede ser visto honestamente, es la única base sólida para tratar de construir un futuro.
Podur: Usted dice que usa un enfoque humanista, pero también admite que termina por presentar una historia mucho más cercana a la versión palestina de los sucesos.
Pappe: Como humanista mi sentimiento va hacia las víctimas. Si hubiese escrito sobre los judíos en Europa, o sobre los africano-estadounidenses bajo la esclavitud o Jim Crow, me acusarían de ser pro-judío o pro-africano. Ya que escribo sobre Palestina moderna, me acusan de ser pro-palestino. Lo que me sorprende es que personas que pretenden ser humanistas no lleguen a las mismas conclusiones que yo, personas que no llegan a la conclusión de que los palestinos han sido víctimas de la colonización y la expulsión, personas que no sienten solidaridad para con ellos.
Podur: Usted explicó cómo esto puede ocurrir en su conferencia de anoche. Usted habló de lo que calificó de «Mecanismos de negación». ¿Podría explicarlo?
Pappe: El caso palestino es paradójico. La gente que vive ahí puede ver los resultados de 56 años de continua limpieza étnica, discriminación, todo un aparato legal y práctico que es la definición del apartheid. Y a pesar de ello en los medios noticiosos, el mundo académico, e incluso en la conciencia pública, Israel es «la única democracia en Medio Oriente». Nada en esta realidad parece alcanzar a periodistas, académicos, y por ello al público. El motivo es que nuestra sociedad está muy bien protegida por estos mecanismos de negación. Incluso israelíes de muy buen corazón, que se consideran parte del campo de la paz, viven en la negación. Hay varios mecanismos, en la perspectiva histórica.
Uno de ellos es físico y tiene que ver con los nombres de los lugares. En la limpieza étnica original de los palestinos que tuvo lugar en 1948, cuando cientos de miles de palestinos fueron expulsados, se cambiaron los nombres de las localidades. Hubo aldeas que fueron físicamente eliminadas y reducidas a escombros, y luego plantaron pinos europeos sobre ellas. La idea era eliminar el pasado, hacer como si jamás hubiera existido, y al mismo tiempo convertir una aldea mediterránea, árabe, en un bosque europeo.
Consultaron a arqueólogos israelíes para escoger nombres de la Biblia que correspondieran a los lugares. Pero los nombres fueron seleccionados aún más deliberadamente, y de modo aún más vengativo. Así que la aldea palestina de Lubia se convirtió en la aldea israelí de Levi. Los nombres son similares, y se hizo de manera que fuera así. Para que los niños al crecer pensaran sólo en Levi, pero que los palestinos expulsados supieran. Sabrían, y el nombre debía ser suficientemente cercano al nombre antiguo para que constituyera un recuerdo.
Los pinos fueron plantados por el Fondo Nacional Judío (FNJ), para borrar la memoria del sitio y europeizarlo. Me sorprendió en Toronto, cuando vi letreros por el FNJ, pidiendo apoyo para el FNJ, como si fuera una especie de organización ecológica dedicada a proteger las ballenas. No es así. Es una agencia colonialista de limpieza étnica.
Y los mecanismos de negación no se refieren sólo a 1948. Fueron y son utilizados y reutilizados para impedir que se vea a los palestinos. Hubo palestinos viviendo en Israel bajo régimen militar hasta 1967. Fue la gente que vivió el régimen arbitrario de los caprichos de un oficial militar, cuya vida estuvo en manos de alguien que ni sabía algo de ellos, ni se interesaba por ellos, mucho antes de la ocupación de Cisjordania y de Gaza en 1967. Después, la negación simplemente se amplió a los territorios ocupados.
Una paradoja aún mayor es la negación que acompaña la denuncia de los crímenes de los últimos cuatro años. Durante los últimos cuatro años las cosas se han hecho aún más horrendas. Asesinatos diarios de niños, demolición de casas, confiscación de tierras, la negativa de los derechos y libertades más elementales. ¿Cómo es posible que Israel haya tenido éxito en ocultarlo todo ante su propia sociedad y ante el resto del mundo?
Podur: No ha sido ocultado, pero incluso cuando es presentado no provoca ningún impacto.
Pappe: Hay ejemplos increíbles. Por ejemplo éste: Hay un show musical en la televisión israelí, llamado ‘Taverna’. Es música israelí, es decir es música griega con textos en hebreo. Después que el ejército israelí cometió la masacre en Jenín en abril de 2002, el productor – otro ‘izquierdista’ del ‘campo de la paz’ – quiso realizar un show musical para reconfortar en algo a los soldados en días tan difíciles. Así que pusieron un escenario en la zona de destrucción total de Jenín. Si has estado en Jenín o has visto películas al respecto, sabes que hubo un hoyo en el medio del campo – todo fue destruido y reducido a escombros, habían matado a gente, la enterraron en los escombros. Pusieron un escenario en el medio de esos escombros e hicieron su show musical. Después hablé con el productor, le pregunté: «¿No ves un problema en que se haya puesto el escenario en la mitad del hoyo?» Dijo: «No, el escenario funcionó perfectamente» – como si mi pregunta se hubiera referido a los aspectos técnicos del escenario y no a la macabra escena.
Un segundo ejemplo: De vez en cuando hay un equipo atrevido de periodistas israelíes que filma algo. Uno de esos equipos había oído que algunos soldados israelíes en el punto de control Erez (Erez es el punto de control fuertemente militarizado que es el único punto de entrada y salida de la Franja de Gaza) jugaban un juego de ruleta con las vidas de palestinos. Fue en unos días en los que permitían que sólo un número muy limitado de palestinos entrara a Israel por el punto de control en camino al trabajo. La puerta en el punto de control Erez es una cerca electrificada, con ‘dientes’ engranados que producen un cierre total, controlado por control remoto. Los soldados jugaban a ver si podían atrapar a un palestino en la puerta. Un trabajador murió de esa manera. El equipo de cine investigó y filmó en secreto el juego que estaban realizando. Cuando transmitieron la película, el estudio recibió cientos de cartas – ¡protestando que eso no debería haber sido filmado, que estaban ayudando al enemigo y debilitando la moral de nuestros soldados cuando más la necesitan! Es otra forma de negación, no confrontar la barbarización de la sociedad. Es muy similar a la reacción pública estadounidense ante lo que ocurrió en Abu Ghraib.
Podur: Usted utiliza esos ejemplos de negación para argumentar que no existe una base para tratar de presentar un caso moral, no hay una base para el diálogo, porque la negación lo invade todo y la cultura en Israel ha llegado hasta tal extremo, y que por lo tanto son necesarios los boicots y las sanciones contra Israel. Es algo que muchos, incluso los que están de acuerdo con gran parte de su análisis, no aceptarán. ¿Puede explicarlo un poco más?
Pappe: Como en África del Sur bajo el apartheid, la negación y el adoctrinamiento son tan poderosos que no es natural esperar que haya un movimiento dentro de la sociedad (en el caso de África del Sur se trataba de la sociedad blanca, en el caso de Israel se trata de la sociedad judía) que sea suficientemente fuerte para detenerlos. Las consecuencias van más allá incluso que las atrocidades sufridas por los palestinos. Creo que lo que Israel está haciendo también destruirá al pueblo judío en un futuro cercano o distante. A pesar de sus 250 armas nucleares y del apoyo de la única superpotencia del mundo. Por el bien de judíos y árabes, el mundo tiene que jugar un papel en el desmantelamiento del apartheid. El mundo tiene que ayudar. Y la única manera, fuera de la violencia, a la que me opongo, es la presión. Enviar un mensaje de que el apartheid les sale caro. Es importante, porque la auto-imagen es importante para la cultura israelí. Es muy cierto que las sanciones son problemáticas: hacen que los más pobres y los trabajadores sufran desproporcionadamente, mientras que los ricos y poderosos pueden escapar a sus efectos. Pero todo mensaje de que los israelíes no forman parte del ‘mundo civilizado’, que Israel es un paria debido a su conducta, puede ser efectivo, porque representará un precio del racismo y el apartheid. Es verdad que podría no ser suficiente, ya que no ha sido probado. Pero tiene que ser mejor que los ataques suicidas. Puedo decir que después de 35 años de fracaso en el ensayo de la opción desde el interior, y en muchos sentidos los ‘campos de la paz’ son los peores: creen en este ‘diálogo’, se sienten tan generosos porque ofrecen a los palestinos un trozo de un 20% de su patria, pero no van más lejos y odian a los palestinos porque no renuncian a aún más.
Podur: ¿Cómo respondería usted al argumento opuesto, presentado por algunos defensores muy efectivos e incansables de los derechos palestinos, de que un boicot no tiene sentido táctico porque unificará a la opinión israelí y judía detrás de las fuerzas más reaccionarias, que podrán argumentar que los palestinos y sus amigos quieren destruir Israel y lanzar a los judíos al mar? El argumento es que la táctica del boicot, como la defensa del derecho al retorno, será realmente contraproducente, un regalo a los reaccionarios, que terminará por perjudicar a los palestinos.
Pappe: La argumentación por un boicot o sanciones es dura, y me es particularmente difícil porque estoy pidiéndole a la gente que me boicotee a mí. Pero respondería ese argumento como sigue: no me parece que la unidad de los reaccionarios dependa de lo que estemos haciendo – están suficientemente unificados ahora mismo y no puedo imaginar en qué medida un cambio de táctica de nuestra parte podría ayudar a unificarlos. En realidad, están tan unificados ahora mismo, que, a diferencia de los años noventa, hay muy pocas esperanzas de un cambio desde el interior. La gente que piensa que hay un camino mejor debería manifestarse y trabajar para lograrlo: tiene que demostrarnos que es así. No estoy contra dos estados, o el ‘diálogo’. Sólo pienso que han fracasado, y que más fracasos se hacen cada vez más peligrosos. Se nos está acabando el tiempo, y cada día trae consigo más limpieza étnica, expulsión y destrucción.
Podur: Usted presenta algunos pensamientos interesantes también sobre los costes de estos mecanismos de negación para los judíos.
Pappe: Existe una historia trágica de comunidades judías que vivían en todo el mundo árabe en relativa seguridad y prosperidad, que fueron atrapadas entre el nacionalismo árabe y el sionismo y que no pudieron encontrar un camino entre los dos campos. Tuvieron una manera muy particular de existir y prosperar bajo el Imperio Otomano. Algunas pudieron resolver el problema partiendo a Latinoamérica o Canadá, donde siguieron siendo árabes. Usted sabe, en las comunidades inmigrantes, existe este equilibrio entre lo que llevas puesto y lo que eres. Pero para los que fueron a Israel, lo único que une a los judíos en una sociedad de apartheid es que «no son árabes». Así que los judíos árabes tuvieron que abandonar sus acentos árabes, y mucho peor y más doloroso, tuvieron que aceptar que la cultura árabe es inferior a todas las otras culturas. Esto no es bueno para un ser humano, tener que odiar y temer a tu propia cultura por el bien de tu propia autoestima. Tuvieron que demostrar, evidenciar que no eran secretamente árabes. Ahora bien, las cosas para ellos son mucho mejores que para la minoría palestina en Israel o que para los judíos etíopes. Pero sigue siendo una oportunidad perdida y una tragedia.
Podur: Hace unos dos años, Ha’aretz publicó un trabajo en el que dos sionistas de toda la vida llegaban a la conclusión de que una solución de dos estados era imposible. Jeff Halper ha presentado el mismo argumento. ¿Llegó usted a sus propias posiciones, y a las mismas conclusiones, de la misma manera? Pregunto, porque me pregunto cuántos modos diferentes existen para llegar a esas conclusiones, y espero que sean numerosos.
Pappe: Hanegbi y Benvenisti fueron presentados en ese artículo, y llegaron a sus conclusiones a regañadientes como resultado de los hechos en el terreno creados por Israel. Mi propio grupo ha estado argumentando durante años que un estado laico democrático es la solución. Soy historiador de Palestina, y desde los años ochenta me he considerado antisionista. Veo el mundo a través de principios universales, como humanista, no como nacionalista. Fui miembro del partido comunista, y esto afectó mis reacciones naturales ante las cosas. Pasé cuatro años en Inglaterra. Tengo muchos amigos íntimos palestinos, y me han ayudado a ver el mundo a través de prismas diferentes. Vivo en una comunidad que está dividida casi por igual entre judíos y árabes. Hablo y escribo cada vez más en árabe. Pienso que de alguna manera el único camino para superar tanto adoctrinamiento es que se haga una conexión con gente que vaya más allá de los estereotipos. Una vez que se tiene una conexión semejante, no quiere decir que se acepte todo lo que digan, pero se pueden formular ideas y decidirse independientemente. He tenido numerosos amigos y guías importantes, como Chomsky y Said, que han sido realmente importantes en mi formación.
Podur: Su posición no es la posición mayoritaria en Israel. ¿Pero cuán pequeña es esa minoría?
Pappe: Es pequeña, pero crece. Una prueba decisiva es la siguiente. Llamé a la primera conferencia israelí sobre el Derecho al Retorno de los Palestinos el año pasado, en marzo de 2004. Trescientos judíos participaron en la conferencia. Para hacerlo, lo hicieron sabiendo que al ir a esa conferencia mostraban un apoyo activo al principio del derecho al retorno. La segunda conferencia ocurrirá en mayo de 2005, y se concentrará en perspectivas de los judíos mizrahies y feministas. La idea es enfocar temas diferentes en cada conferencia.
Podur: Usted habló en la Universidad de Toronto y en la Universidad York en Toronto, donde la policía llamó a la policía para reprimir, con brutalidad gratuita, una manifestación durante la inauguración de Bush. Sin duda usted sabe lo que le está ocurriendo a Ward Churchill en la Universidad de Colorado en Estados Unidos. Usted tiene su propia experiencia con la libertad académica y su falta, en su propia escuela, la Universidad de Haifa. ¿Puede hablarnos de este asunto?
Pappe: Comencé a expresar una enérgica crítica a la política de Israel hacia los palestinos durante mi trabajo académico en 2000. Después del comienzo de la Segunda Intifada en septiembre de 2000, los críticos comenzaron a ser tratados como traidores. Después de 2002, con la masacre de Jenín, sentí que había que hacer aún más. Mi propio aumento en mi actividad coincidió con el caso de un estudiante. Teddy Katz, que estaba haciendo su tesis de maestría en la Universidad de Haifa en diciembre de 2000. Denunció una masacre hasta entonces desconocida en Tantura en 1948. Su disertación obtuvo la nota más elevada. Los veteranos de la unidad militar implicada en la masacre efectivamente demandaron a Katz por el contenido de su tesis. El proceso no se materializó. Los tribunales israelíes no quisieron seguir ese camino. Si no querían decidir si había ocurrido una masacre en 2002 en Jenín, es seguro que tampoco iban a querer tomar esa decisión sobre Tantura en 1948. Y no tengo demasiadas quejas sobre la forma en la que el tribunal manejó el caso. Pero la Universidad encontró un pretexto para descalificar al estudiante. Encontraron que su trascripción de algunas de las entrevistas que realizó como parte de su tesis era inexacta. De ninguna manera esto influenció las conclusiones, pero fue un pequeño error, y lo obligaron a rescribir la tesis y a volver a presentarla. Lo hizo. Entonces la Universidad lo reprobó. Inicié una campaña para que lo reintegraran. No ha sido reintegrado. Además comencé a hacer un curso en 2001 llamado «la limpieza étnica de Palestina en 1948. Era un curso de segundo y tercer año «de «licenciatura avanzada», un curso optativo. La administración me dijo que no podía ofrecer el curso, pero según los propios procedimientos de la Universidad sí podía, y finalmente me permitieron hacerlo sobre esa base.
Posteriormente, me sorprendió recibir una carta en mayo de 2002 que me informaba que por primera vez en la historia académica israelí, se estaba convocando un tribunal disciplinario especial para juzgarme. La razón para ese tribunal es que tengo titularidad. Muchos académicos han sido despedidos, pero nadie que tenga titularidad. El juicio fue programado para junio de 2002. Hubo una protesta internacional y puso en evidencia a la Universidad. Ésta pasó a ‘suspender’ el proceso. Han pasado dos años y medio, y la Universidad ha dejado en claro que podrían reiniciar el juicio en todo momento.
Mientras tanto, han estado recomendando que no se me incluya en seminarios públicos, que no se me invite a conferencias, etc.
Podur: Eso suena casi como… ¡un boicot!
Pappe: Sí, y puedo atestiguar que funciona. También puedo atestiguar que, contrariamente a lo que dicen, los académicos no sólo gustan de, sino que se sienten muy bien boicoteando a otros académicos. Y también, que si éste es el precio que hay que pagar para ser boicoteado, estoy dispuesto a pagarlo. Es un precio muy pequeño que hay que pagar. Pero lo que ha sido triste es que la mayoría del mundo académico en Israel no dijo ni una palabra en público para apoyarme. Recibí algunas cartas privadas de apoyo. Pero le dije a la gente – no necesito cartas privadas, necesito cartas públicas. Viajé hasta aquí desde Nueva York, donde Joseph Massad, que no posee titularidad, está siendo atacado en la Universidad Columbia. El derecho a interpretar la realidad está en peligro, incluso en países que aprecian la libertad de expresión. Tal vez aún más en esos países.
El blog de Justin Podur es: www.killingtrain.com
Título original: Mechanisms of Denial
Justin Podur interviews Ilan Pappe
Autores: Ilan Pappe y Justin Podur; 20 de febrero de 2005
Link: http://www.zmag.org/content/showarticle.cfm?SectionID=107&ItemID=7281
Traducido por Germán Leyens