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Los países ricos siguen subvencionando los combustibles fósiles

Fuentes: Viento sur

Los países miembros del G20 invirtieron el año pasado cantidades récord de dinero público en combustibles fósiles, según un informe, pese a haber prometido reducirlas parcialmente.

El volumen de dinero público dedicado al carbón, el petróleo y el gas por parte de veinte de las economías más grandes del mundo alcanzó un nivel sin precedentes de 1,4 billones de dólares en 2022, según el Instituto Internacional de Desarrollo Sostenible (IISD), a pesar de que los líderes mundiales acordaron eliminar las subvenciones a los combustibles fósiles ineficientes en la cumbre sobre el clima COP26, que tuvo lugar en Glasgow hace dos años.

El informe precede a una reunión de los países del G20 que se celebrará el mes que viene en Delhi y que podría marcar la pauta de cara a la siguiente gran conferencia sobre el clima, prevista para noviembre en los Emiratos Árabes Unidos.

Es crucial que los líderes debatan sobre las subvenciones, ha declarado Tara Laan, socia del IISD y autora responsable del estudio. “Estas cifras nos recuerdan las cantidades masivas de dinero público que los gobiernos del G20 siguen invirtiendo en combustibles fósiles, a pesar de los efectos cada vez más devastadores del cambio climático.” Los combustibles fósiles liberan sustancias contaminantes cuando se queman, y estas calientan el planeta y hacen que los fenómenos meteorológicos extremos sean cada vez más violentos. También ensucian la atmósfera con toxinas que dañan los pulmones y otros órganos de la población. La ciencia calcula que la contaminación atmosférica debida al uso de combustibles fósiles mata cada año a entre 1 y 10 millones de personas.

Aparte de los costes para la sociedad, que desdeñan, los gobiernos han rebajado todavía más los precios apoyando con dinero público a las empresas productoras de combustibles fósiles y sus clientes. El informe señala que los gobiernos del G20 dedicaron 1 billón de dólares a subvenciones, 322.000 millones a inversiones por parte de empresas públicas y 50.000 millones a préstamos otorgados por entidades financieras públicas. El importe total duplica con creces la cantidad invertida en 2019, según la autoría del informe.

Los líderes del G20 acordaron ya en 2009 eliminar las subvenciones a los combustibles fósiles ineficientes “a medio plazo” . En la cumbre sobre el clima COP26, una década después, los líderes mundiales aceptaron acelerar este esfuerzo. Sin embargo, desde entonces el coste de la vida ha aumentado drásticamente a resultas de la pandemia de Covid-19 y la invasión rusa de Ucrania. Esta última desencadenó una crisis energética que hizo que muchos gobiernos decidieran intervenir para frenar el aumento del precio del combustible y topar las facturas de luz y gas.

Desde la ciencia y la medicina se viene alertando desde hace tiempo de los peligros de subvencionar combustibles que matan a personas y bloquean los esfuerzos por limpiar las economías. Últimamente también ha habido expertos en energía y economistas que se han unido al coro de voces que cuestionan las subvenciones otorgadas a los combustibles fósiles. En febrero, un informe de la Agencia Internacional de la Energía concluyó que la magnitud de las subvenciones a los combustibles fósiles en 2022 era una “señal preocupante para las transiciones energéticas”, aunque señaló que algunas de las medidas eran defendibles como necesidades sociales o políticas “dados los apuros que podría haber causado la plena exposición de los precios de mercado”.

En junio, un informe del Banco Mundial estableció que “al bajar los precios de los combustibles fósiles, los gobiernos no solo incentivan el uso excesivo, sino que también perpetúan las tecnologías contaminantes ineficientes y consolidan la desigualdad”. Las y los autores también calcularon que unas tres cuartas partes de todas las subvenciones que recibe el sector energético se destinan a los combustibles fósiles. “Existe un enorme potencial en la reforma de las subvenciones”, declaró Richard Damania, economista jefe de un grupo de sostenibilidad en el Banco Mundial y autor responsable del estudio. “Readaptando unas subvenciones derrochadoras podemos liberar cantidades significativas de dinero que podrían emplearse para abordar algunos de los retos más apremiantes del planeta.” Y añadió: “Los gobiernos deberían priorizar reformas que conciten la aceptación pública, protejan a las personas más vulnerables y muestren cómo se utiliza el dinero para mejorar significativamente la vida de la gente.”

El IISD calculó que aumentando el impuesto sobre el carbono a 25-75 dólares por tonelada de gases de invernadero, los gobiernos del G20 podrían recaudar un billón de dólares más al año. Para compensar los costes para las personas vulnerables que viven en la pobreza, los y las autoras recomiendan el pago de una renta a quienes más lo necesitan. También aconsejan a los líderes mundiales que eliminen el adjetivo ineficientes de su promesa de acabar con las subvenciones a los combustibles fósiles y en su lugar especifiquen los casos en que estos estén justificados.

El IISD también reclama que los líderes del G20 pongan fin a las subvenciones a los combustibles fósiles en los países ricos a más tardar en 2025 y en los demás países en 2030. “Visto que las compañías energéticas obtuvieron beneficios récord en plena crisis energética del año pasado, no se ven motivadas para cambiar sus modelos de negocio con arreglo a lo que es necesario para limitar el calentamiento global”, declaró Laan. “Pero está en la mano de los gobiernos empujarlas hacia el buen camino.”

Ajit Niranjan es corresponsal medioambiental para Europa de The Guardian.

Texto original: The Guardian
Traducción: viento sur

Fuente: https://vientosur.info/los-paises-ricos-siguen-subverncionando-los-combustibles-fosiles/