Hay en el aire señales de reconciliación, y los palestinos y sus amigos y aliados ven con optimismo que Fatah y Hamas puedan estar en vías de cerrar uno de los capítulos más tristes de nuestra historia reciente. Huelga decir que la quiebra nacional que surgió de las tentativas de traición manifiesta por parte de […]
Hay en el aire señales de reconciliación, y los palestinos y sus amigos y aliados ven con optimismo que Fatah y Hamas puedan estar en vías de cerrar uno de los capítulos más tristes de nuestra historia reciente.
Huelga decir que la quiebra nacional que surgió de las tentativas de traición manifiesta por parte de elementos respaldados por Estados Unidos dentro del movimiento Fatah para deshacer de manera eficaz los resultados de las elecciones de 2006 (ganadas por Hamas de manera decisiva) causó estragos en la causa palestina y envenenó absolutamente las relaciones inter-palestinas en un grado nunca antes visto.
Todos sabemos cómo el anterior gobierno de Bush utilizó a los elementos sobornables a los que se podía comprar dentro de Fatah para llevar a cabo un sangriento golpe de estado dirigido a decapitar a Hamas de una vez por todas en la Franja de Gaza, lo que, finalmente, obligó a Hamas a hacer lo que hizo en julio de 2007.
Del mismo modo, y mirando retrospectivamente, se podría afirmar con seguridad que si la dirección de Fatah hubiese rechazado las exigencias e incitaciones estadounidenses e israelíes, el campo político palestino se habría ahorrado las odiosas ramificaciones de la ruptura.
Estoy seguro de que Hamas no disfrutó de la denominada «victoria» sobre Fatah hace tres años. En el análisis final, una victoria contra un hermano y un compatriota no es una victoria real; fue más bien una verdadera derrota tanto para Hamas como para Fatah y para el pueblo palestino en su conjunto y su justa causa.
Sin embargo, ¿qué podía hacer Hamas viendo cómo elementos traidores apoyados por Israel y Estados Unidos afilaban sus espadas y dagas, y preparaban sus armas para conspirar contra Hamas y consignar al movimiento en el olvido?
Hamas tuvo que defenderse y frustrar los criminales designios estadounidenses para eliminar a todos los movimientos islamistas anti-sionistas y revolucionarios en el contexto de su mal concebida «guerra global contra el terrorismo».
La subsiguiente guerra de propaganda contra Hamas convirtió eficazmente lo blanco en negro, y la gran mentira en una «verdad» glorificada por muchos. Hamas fue caricaturizado como la parte principal que impedía el logro de la paz en Oriente Próximo. Los torcidos doctores del sionismo difundieron sus mentiras envenenadas por Europa y Estados Unidos, afirmando que si Hamas no existiera, Israel y Fatah harían la paz en pocas semanas. Las mentiras continúan sin cesar y es poco probable que desaparezcan pronto. Después de todo, la mentira siempre ha sido un componente clave del discurso estadounidense-israelí respecto a los palestinos.
Por desgracia, Fatah y la quiebra de los regímenes árabes jugaron un papel eficaz en la difusión de esas mentiras, al tiempo que el sionismo internacional utilizaba a Hamas como una especie de cortina de humo para justificar la hegemonía asesina de Israel y su criminalidad contra el pueblo palestino.
En cierta manera, reconforta saber que mucha gente dentro de Fatah se ha dado cuenta, aunque tardíamente, de que Estados Unidos e Israel y su dinero y sus bonitas palabras no harán avanzar ni un milímetro a la causa palestina.
Lo cierto es lo contrario: Fatah, o más correctamente, la dirección de Fatah, ha llevado a cabo todo acto de traición concebible a fin de obtener un certificado de buena conducta por parte de Estados Unidos e Israel. Fatah ha detenido y encarcelado a miles de palestinos. Fatah ha torturado, asesinado y humillado a palestinos, mientras dirigentes de su aparato de seguridad llegaban al punto de asegurar a sus «homólogos» israelíes que Israel ya no era el enemigo y que el enemigo real era Hamas.
Afortunadamente, los dirigentes de Fatah en Ramala han descubierto antes de que sea demasiado tarde que no importa cuán profundamente se hundan en el mar de la traición, ni cuán virulento sea su discurso general contra Hamas porque Estados Unidos e Israel no les concederán un Estado, ni siquiera un semi-estado. Después de todo, tanto Israel como Estados Unidos no buscan la paz, sino socios colaboradores, esclavos y títeres.
No obstante, el pueblo palestino debe aprender las lecciones necesarias de lo sucedido. Porque si no somos capaces de extraer las lecciones necesarias del oscuro período que siguió a las elecciones de 2006, estaremos condenados a repetir los mismos errores una y otra vez, incluidos los errores de sangre.
Para empezar, y si bien debemos evitar al máximo señalar con el dedo y hacer inútiles recriminaciones mutuas, el pueblo palestino necesita crear una comisión de la verdad, no para difamar y criminalizar a los responsables de lo sucedido, sino más bien con el fin de establecer la verdad. Conocer la verdad os hará libres.
El pueblo palestino tiene derecho a saber lo que ocurrió durante los encuentros secretos entre responsables estadounidenses e israelíes, por un lado, y los responsables de Fatah, por otro.
El pueblo palestino necesita saber hasta qué punto existió coordinación con Fatah en contra de Hamas, especialmente en lo que respecta a la perpetuación del bloqueo criminal contra la Franja de Gaza, así como al ataque nazi de Israel contra el enclave costero que tuvo lugar hace casi dos años y que destruyó gran parte de la Franja y mató o causó la muerte de miles de personas inocentes.
Sé que hay «capítulos explosivos» que deben permanecer cerrados y que se debe dar más tiempo para que cicatricen las heridas. Sin embargo, también es importante no decapitar a la verdad en nombre de la reconciliación nacional.
Una vez más, una gran comisión de la verdad, cuyos miembros tendrían que ser cuidadosamente escogidos entre lo mejor de la intelectualidad palestina, personas rectas con un alto sentido de la justicia, no tendría como propósito erigir una guillotina en la calles de Cisjordania y Gaza para ejecutar a los culpables. El propósito de dicha comisión sería establecer la verdad, nada más y nada menos.
Por otra parte, como no podemos devolver a la vida a quienes murieron injustamente, se supone que debemos ser capaces de hacer justicia, tanto como se pueda, a los injustificablemente perjudicados de ambos lados.
El dinero de sangre es un mecanismo eficaz estipulado por la Sharia islámica, por el cual la gente que muere o que es herida por error puede recibir una indemnización monetaria. La propia compensación no revivirá a los muertos pero ayudará a sus familias a llevar una vida dignificada y, sobre todo, les dará una sensación de que al menos, finalmente, se ha hecho algo parecido a la justicia. Al final, Dios será el juez último, y quien escape a la justicia en este mundo no escapará a la justicia en el más allá.
Otro punto que se debe abordar y resolver cuidadosamente a fin de dar a la reconciliación nacional un significado real: tras la intervención militar de Hamas en Gaza en el verano de 2007, la autoridad de Fatah en Cisjordania llevó a cabo una verdadera inquisición cuyo objetivo fue erradicar a Hamas en todo lo posible.
Todas las instituciones islámicas sociales, religiosas, educativas, deportivas, médicas y de jóvenes fueron sistemáticamente clausuradas o incautadas por parte de Fatah. Esas draconianas medidas deben revertirse para que la reconciliación nacional eche raíces y sea irreversible.
En segundo lugar, miles de personas sospechosas de pertenecer a Hamas han sido despedidas sumariamente de sus puestos de trabajo. Estas personas perjudicadas deben ser reintegradas en sus anteriores puestos de manera inmediata.
Por último, debe ponerse fin de inmediato a la estructura de Estado-policial que impregna en la actualidad Cisjordania, porque no puede haber una verdadera reconciliación nacional a la sombra de la brutalidad policial y de la supresión de los derechos humanos y las libertades civiles.
En resumen, el pueblo palestino quiere y necesita una verdadera reconciliación nacional, no una tregua de corta duración.
Fuente: http://palestinethinktank.com/2010/10/05/khalid-amayreh-palestinians-need-a-commission-of-truth/