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Las vivencias del médico Mads Gilbert desde Gaza durante el ataque israelí

«Los palestinos son probablemente el pueblo más fuerte del mundo»

Fuentes: Arbetaren Zenit, no 21

Los sms del médico noruego Mads Gilbert llegaron a millones de celulares. Tanto él como su colega Erik Fosse lograron de ese modo perforar el bloqueo que con todos los puestos de frontera clausurados se había establecido, e informaron permanentemente a través de celulares durante el ataque israelí hasta que la red de comunicación celular […]

Los sms del médico noruego Mads Gilbert llegaron a millones de celulares. Tanto él como su colega Erik Fosse lograron de ese modo perforar el bloqueo que con todos los puestos de frontera clausurados se había establecido, e informaron permanentemente a través de celulares durante el ataque israelí hasta que la red de comunicación celular también fue clausurada. Ya se ha secado la sangre de las matanzas pero lo que para Gilbert es el delito principal contra la población de Gaza continúa: el bloqueo. 

Usted participa en el festival de cultura «Tema Palestina» de Malmö y allí va a testimoniar sobre sus experiencias durante el ataque masivo israelí a principios de 2009 pero usted ha trabajado antes durante guerras bien calientes. ¿Esta vez fue diferente?

-Esta vez fue increíblemente peor. He trabajado en circunstancias muy difíciles, por ejemplo cuando las matanzas en Beirut, 1982, pero lo de Gaza 2009 es escalofriante. El bloqueo a que está sometida la Franja ha llevado a que falta de todo: comida, agua, medicamentos, gasas. Y no hay posibilidad alguna de irse a otro lugar. Evito calificarlo «campo de concentración», pero definitivamente es una cárcel.

Las imágenes que nos llegaron durante el ataque eran terroríficas. ¿Cómo fue posible para usted aguantar y continuar trabajando?

– Hace ya mucho tiempo que estoy comprometido con la cuestión palestina y viajo cada año a la Franja de Gaza y enseño allí medicina. Quería estar allí, sobre todo cuando sufrieron el ataque. Es lo más sensato que puedo hacer, mucho mejor que quedarme en casa sentado y sentirme mal porque nadie mueve un dedo. Y se ha tratado de una elección muy fácil, porque yo vuelvo siempre muy enriquecido de mi contacto con ellos. Los palestinos son probablemente el pueblo más fuerte del mundo, así que junto a ellos se aprende mucho cómo enfrentar y superar dificultades manteniendo la dignidad. Soy siempre partidario de buscar lo bueno que hay para extraer de una situación, cualquiera que ella sea.

¿Qué fue lo que hizo que empezaras justo a trabajar por Palestina?

– Siempre estuve interesado por cuestiones internacionales, por «el mundo», digamos. Me crié en un ambiente altamente politizado en los ’60. Entonces viajé como voluntario para trabajar en kibutzim. Porque veía a Israel como un pequeño país abnegado y valiente y me parecía que los kibutzim eran verdaderamente un proyecto socialista. Poco a poco, discusiones con amigos me hicieron notar mis errores y cuál era la real situación de lo que se vivía en Palestina.

¿Puedes comentar como empezaste a trabajar como médico en el Cercano Oriente?

– La primera vez, viajé a Líbano en 1981. Empecé a trabajar entonces en un hospital en Beirut Occidental. Estuvimos allí algunas semanas, éramos un cirujano, una enfermera y yo. Fue una tarea bastante agradable, trabajando y «reconociendo» el terreno. Al año siguiente volvimos y fue justo cuando los falangistas masacraron a quienes vivían en los campamentos de refugiados palestinos. Esto fue mi primera experiencia dramática, de guerra. Empecé a darme cuenta, a vivir la situación de los palestinos de un modo totalmente distinto. Me di cuenta de cuán cínica y brutalmente operaba el poder militar israelí, todo lo opuesto a mis principios éticos y morales. Desde entonces mi corazón y mi cerebro han estado siempre del lado de los palestinos.

Tu toma de posición a favor de los palestinos ha hecho que se te haya criticado muy fuerte en los medios de incomunicacíón de masas, particularmente porque al mismo tiempo eres activista político en el Partido Socialista Rojo.

-Si, pero no viajo a Palestina para ir a hacer política. Viajo allí como médico y con pleno apoyo del gobierno noruego. La realidad por sí misma habla suficientemente claro y a los gritos, por lo cual no tengo necesidad de agregar nada. Alcanzaba con pasar informes de lo que sucedía. Era de esperar que apareciera alguna vez una campaña de desprestigio en contra de mí, contra lo que hago. Pienso que apareció bastante tardíamente. Cuando me entrevistó la cadena televisiva estadounidense Fox News de la cual es dueño Murdoch ** emitieron todo lo que dije, sin censura. Se me podía ver a mí, con la túnica de médico, hablando, aunque media pantalla arriba aparecía un cartel: «médico de propaganda de Hamas». Pero no hay que subestimar tanto a su público…

Has dicho que entre los 1400 muertos y los 5500 heridos había apenas un puñado de soldados. ¿Por qué hubo tantos civiles víctimas de los bombardeos?

– Los informes oficiales del Estado de Israel confirman que el 90% de los ataques alcanzó sus blancos, fijados de antemano, eficientemente. Esto significa que la mayoría de los niños y la mayor parte de los civiles adultos que han sido mutilados o muertos constituían blancos previstos. Algo diferente no sería sensato esperar si uno elige como objetivo un lugar como la Franja de Gaza, en donde un millón y medio de seres humanos permanece encerrado en una pequeña meseta. Era inevitable y totalmente acorde con los planes esto de castigar a la población civil.

¿Quieres decir que se castigaba a la población civil en general por los cohetes que disparaba Hamas?

– Sí, pero sobre todo el castigo proviene de que los palestinos en una elección democrática eligieron a Hamas. Uno tiene que examinar la historia y ver de dónde proviene el terrorismo. Las acusaciones de terrorista se han convertido en la manera de legitimar los más espantosos delitos que uno se pueda imaginar. Me tocó estar sentado en un debate con el embajador israelí en Noruega y en un momento dijo el embajador que cada niño muerto era una pérdida para todos. Entonces le pregunté cómo se podía justificar que Israel haya matado a 400 niños durante el ataque a principios de año. Su respuesta, literal-mente, fue: «¿Quién le enseñó en la facultad de medicina a ver la diferencia entre un niño y un terro-rista?» Semejante declaración nos da una idea de cuan retorcida es la perspectiva a la que se ha llegado.

En lo que tiene que ver con violaciones a los derechos humanos el uso de fósforo blanco se ha convertido en un argumento muy pesado contra el comportamiento de Israel en la guerra, pero en ese debate también ha sobrevenido, como contraargumento, que el ejército israelí hacía los anuncios de bombar-deos inminentes. Tales avisos previos borrarían el aspecto delictivo de las acciones. ¿Qué piensa usted?

– En primer lugar, considero que la discusión sobre el fósforo blanco nos descentra del más grave de los delitos contra los derechos de la población, y que en este caso es el bloqueo determinado por Israel. Eso es lo que despoja a la población de Gaza de todos sus derechos humanos, incluido el de huir cuando llueven bombas.

En segundo lugar se trata de un argumento ridículo eso de andar esparciendo volantes anunciando bombardeos. «Debes irte porque vamos a bombardear tu casa». ¿Qué locura es ésta? ¿Y a dónde huir? ¡Están bloqueados!

La ONU ha designado un grupo para evaluar los crímenes de guerra y ha exhortado a Israel a que abra las fronteras así puede comenzar de una vez la reconstrucción. Pero el primer informe de la ONU y su presidente Ban Ki-Moon han sido fuertemente criticados por no ser suficientemente duros contra Israel. ¿Cómo ves el comportamiento de la ONU?

– Israel se ha hecho responsable de crímenes de guerra, masivos y Ban Ki-Moon ha tenido un tono más fuerte en esta cuestión del que ha solido tener en general con Israel. Pero las dos únicas voces de la ONU que han levantado realmente el tono y han juzgado con la severidad necesaria lo que ha pasado son las del informador sobre los territorios ocupados, Richard Falk, y la de John Ging, el encargado de la oficina de refugiados en la Franja de Gaza.

En el momento actual, todo trabajo de ayuda está absolutamente detenido, trabado. Los acuerdos políticos de alto nivel dependen del Acta Patriótica de EE.UU., que atan las manos de todas las organizaciones no gubernamentales y otras que hay en el lugar. Acabo de recibir un sms de una colega que es la representante allí de Rädda Barnen [Salven a los niños]. Me escribe que no se puede hacer ningún trabajo de reconstrucción. Se avergüenza.

¿Dónde está la esperanza con Palestina?

– Me parece que lo que ha pasado en Gaza 2008-2009 constituye una inflexión, un punto de cambio. El ataque de Israel ha sido tan desproporcionado. Levantaron una roca y la han dejado caer sobre su propio pie. Más y más gente se compromete en todo el mundo contra semejante acción. Muchos judíos vienen a mis charlas. Están desesperados, judíos creyentes, por ejemplo, que no atinan a ver cómo comportarse ante la locura militar y política del Estado de Israel.

Hay que recordar que la primera manifestación de boicot contra el apartheid sudafricano fue en 1965. Para impedir un encuentro deportivo. En ese tiempo, Noruega apoyaba al régimen sudafricano. Y ese apoyo se mantuvo hasta que la opinión en contra se hizo suficientemente amplia, pesante, como para forzar a que el gobierno cambiara su política respecto del régimen sudafricano. Esto mismo va a pasar con Palestina. Es importante mantener viva la esperanza.


* Publicado en Arbetaren Zenit, no 21, Estocolmo, 22 / 5 / 2009. Traducción del sueco, Luis E. Sabini Fernández.

** Tristemente famoso por su militancia archiconservadora, de extrema derecha. [n. del trad.]