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Los peregrinos tropiezan con la Valla de Seguridad de Israel

Fuentes: The Age

Traducido del inglés para Rebelión por Carlos Sanchis

CON la Navidad acercándose, la ciudad cisjordana de Belén teme que las nuevas restricciones israelíes a los desplazamientos puedan ahogar el comercio con los peregrinos extranjeros en el lugar del nacimiento de Jesús.

La apertura de una «terminal fronteriza» construida a propósito en el nuevo Muro de Israel entre Belén y Jerusalén a mediados de noviembre está imponiendo retrasos de más de dos horas a los ómnibuses de turistas que antes hubieran pasado en unos minutos, dice la gente de Belén.

Se exige ahora a los visitantes extranjeros que salgan de la ciudad a través de la terminal, que bajen de sus autobuses y atraviesen una red de barreras de metal y laberintos para ser registrados y verificar sus pasaportes.

«Están poniendo una gran tensión en los tour operadores locales y crean un gran retraso a los turistas que entran en Belén,» dijo Carol Dabdoub de Belén Abierto, un grupo dedicado a mejorar el acceso de la ciudad cisjordana al mundo externo.

«Esto es muy desastroso para nosotros, y desgraciadamente viene en un momento en que estábamos empezando a ver un poco de aumento del turismo después de varios años malos.»

Belén y Jerusalén están sólo separadas por 10 kilómetros, y los árabes de las dos ciudades tienen tradicionalmente estrechos lazos económicos, sociales y religiosos.

Puesto que el actual levantamiento palestino estalló a finales del 2000, los ataques terroristas palestinos y los procedimientos de seguridad israelíes cada vez más ahogantes, han hecho difícil y a menudo imposible a las personas de Belén poder visitar a sus vecinos de Jerusalén Oriental. Pero los negocios de turismo locales dicen que las restricciones a extranjeros son de nuevo corte.

«Antes, los soldados subían al autobús y revisaban a sus ocupantes,» dijo Johnny Kattan, gerente en el hotel de lujo recientemente abierto de Belén, el Palacio de Jacir. «Ahora los huéspedes se quejan que les lleva mucho tiempo y que es humillante y algunos ya no quieren venir más a Belén.»

Israel dice el nuevo complejo de edificios de hormigón y jaulas metálicas de control es uno de los 16 que están construyéndose alrededor de Jerusalén para «facilitar» los desplazamientos palestinos.

Los palestinos y algunos grupos de derechos humanos israelíes alegan que las nuevas terminales en el interior de Cisjordania son parte de una estrategia israelí de anexión a largo plazo unida a la expansión continuada de los asentamientos judíos y la construcción de una masivo Muro y una compleja verja dentro del territorio palestino ocupado, construcción condenada como ilegal por la corte internacional en La Haya.

Un portavoz de la policía israelí dijo que los nuevos registros eran necesarios para impedir ataques terroristas, y que no había habido ni una sola queja todavía de ningún turista extranjero.

«Nosotros respetamos las fiestas y las Navidades y estamos felices de permitir entrar a los turistas, pero desgraciadamente debido a la situación de seguridad tenemos que tomar precauciones,» dijo.

La gente de Belén cuestiona la necesidad de imponer nuevas restricciones en un momento en que la mayoría de los grupos de militantes palestinos están observando un » periodo de calma» y en que la violencia contra Israel ha caído acusadamente. Dicen que su ciudad ha producido una actividad militante relativamente pequeña desde que empezó el levantamiento presente y ninguna en los meses recientes. Ni se ha visto jamás implicado turista extranjero o peregrino alguno en ataques terroristas lanzados desde Belén.

Muchos en Belén creen que los cambios se han diseñado para destruir sus negocios turísticos – la principal fuente de ingresos de la ciudad – como parte de un juego de suma a cero para castigar a los palestinos en beneficio de los rivales israelíes.

Tradicionalmente el gobierno israelí ha abierto sus puntos de control durante unas horas en las fechas de las navidades latinas, ortodoxas y coptas para permitir las procesiones religiosas de los patriarcas desde la cercana Jerusalén Este a la Iglesia de la Natividad en la Plaza del Pesebre.

Pero para la mayoría de la gente de Belén, cristianos y musulmanes, poder salir de la ciudad todavía requiere un permiso difícil de obtener de la gobernación militar israelí de Cisjordania, conocida como Administración Civil.

«Nos encontramos a nosotros mismos luchando batallas perdidas,» dijo Carol Dabdoub. «Ya no estamos siquiera luchando por dejar paso libre a los palestinos en los puntos de control militar. Luchamos simplemente para dejarles paso libre a los turistas, porque ellos son la sangre de nuestra vida.»

Aunque el número de visitantes se ha incrementado notablemente de los 8000 que entraron en el 2002, el peor año de violencia, a los 162.000 visitantes que ya habían entrado en los ocho meses hasta agosto de este año, todavía quedan lejos de la cresta de los 840.000 del año del milenio, justo antes de que empezara la actual Intifada.

La Plaza del pesebre que alguna vez estuvo llena de visitantes extranjeros, está ahora casi desierta, sus tiendas de recuerdos y restaurantes están vacíos.

«El nuevo punto de control no es personalmente un problema para nosotros porque de todos modos no nos permiten pasar por él,» dijo Nadia Hasboul, una cristiana que dirige una tienda de regalos en la plaza. «Yo no he estado en Jerusalén desde hace cuatro o cinco años. La única cosa que es nueva es que están haciendo esto ahora a los turistas.»