Los presos republicanos siguen en la cárcel. ¿Continuarán en la cárcel por el acuerdo alcanzado entre dos siglas que incluyen los términos Socialista e Izquierda? Ese plan ya lo había anunciado hace tiempo el diputado Jáuregui en la Sala de Columnas del Parlamento, el titulado Socialista no reconocía la invalidez de los juicios fascistas, decía […]
Los presos republicanos siguen en la cárcel. ¿Continuarán en la cárcel por el acuerdo alcanzado entre dos siglas que incluyen los términos Socialista e Izquierda? Ese plan ya lo había anunciado hace tiempo el diputado Jáuregui en la Sala de Columnas del Parlamento, el titulado Socialista no reconocía la invalidez de los juicios fascistas, decía que no se podían anular. La validez de esos juicios ni fue ni ha sido reconocida por las potencias occidentales ni por los organismos internacionales de Derechos Humanos, ni al finalizar la guerra ni aún hoy. El acuerdo entre estas dos partes trata de salvar ese escollo que rompe con la legalidad internacional dando un paso adelante: no reconocer los juicios-burla, pero, una vez «burlado» el escándalo de la ilegalidad democrática volver atrás y dejar intactas las sentencias dictadas en esos juicios-burla. Como consecuencia de ello, según ese acuerdo, los presos republicanos seguirán en la cárcel, los fusilados seguirán en las cunetas, y allá se las apañe cada uno.
¿Recuerdan la «Leyes de Punto Final» que los que sucedieron a los militares fascistas aprobaron en Argentina y en Chile? Las denuncias y manifestaciones hicieron que en sucesivos cambios de gobierno se anulasen esas leyes que atentaban contra los Derechos Humanos y daban carta de reconocimiento político desde la «democracia» a lo que habían sido regímenes genocidas. Lo mismo que aquí pretenden quienes firman ese acuerdo para aprobar como Ley en el Parlamento.
El Proyecto de Ley de la Desmemoria Histórica, desaprueba los tribunales fascistas que condenaron a muerte, al destierro, a la cárcel, a los defensores de la democracia, pero no desaprueba las condenas. ¿No les parece a ustedes una paradoja? Quienes se disponen a tirar con esa idea no tienen conciencia republicana, democrática. Y además son demagogos, apartan su acuerdo de los principios de justicia democrática y lo presentan lejos de la ética, con lo que se degrada el principio fundamental de la democracia y el asunto de que se trata, se banaliza todo. Ejemplos de banalización nos los sirven a diario el partido heredero de Franco: empadronamientos falsos, votos por correo, mentiras sobre el 11M, guerra de Iraq, … La falsificación de los principios democráticos como el de Justicia degradan la democracia, la vacían de contenido, la debilitan. Este acuerdo para hacer una «Ley de punto final» ya es conocida como Ley de la Desmemoria. El Partido Comunista de España es el único partido político que aun estando en la plataforma que se llama de Izquierda se ha manifestado «radicalmente en contra» ¿Será posible?.
Quienes aprueban el acuerdo de la Ley de la Desmemoria no dan ejemplo de ética, ni de moral, ni de justicia a los ciudadanos. Están proyectando una sociedad de la desconfianza, del descreimiento, y si esos dirigentes, esos referentes, desatienden los pilares de legitimidad democrática e igualdad ante la justicia ¿qué nos dejan? ¿la ley del más fuerte? Día llegará en que tengan que abandonar, porque, ¿se sostiene el que los tribunales fascistas no tienen legitimidad, pero… los republicanos que fueron condenados por ellos se quedan con la condena?
Quienes aprueban semejante burla a los demócratas, ¿quieren presentarse como demócratas?
El gobierno que se dice democrático, de un Estado que se dice democrático, llegado el momento ¿va a hacer dejación de sus obligaciones: defender a la democracia y a los demócratas? ¿Va a traspasar esa obligación a los particulares? Con el susodicho acuerdo en la mano resulta que son los particulares los que tienen que recurrir ante los Juzgados para litigar por su caso o el de su familiar. O sea, que cada uno se defienda si es que puede y cómo pueda.
¿La causa republicana era una causa de ciudadanos dispersos, o era la causa del Estado democrático en defensa contra los sublevados fascistas?
Suponga: un grupo de mafiosos, grupo al margen de las leyes democráticas, secuestran a su hijo; como las leyes democráticas que existen no sirven a sus intereses le hacen un simulacro de juicio, según sus criterios de mafia condenan a su hijo, lo encierran en un lugar inmundo, sin comida, lleno de suciedad, en el que habita el frío, y donde las palizas están a la orden del día. Desde aquí se abren varias posibles salidas: puede que su hijo muera de hambre, de frío y enfermedades, o de las palizas que le dan. Hay otra posibilidad: que le arrastren en la noche y en medio de un camino le peguen un tiro en la nuca. Si por el contrario no lo asesinan, puede que le hagan pasar buena parte de su vida en ese agujero. ¿Quieren unos ejemplos?: A Federico García Lorca lo fusilaron, a Miguel Hernández lo tuvieron en la cárcel hasta que enfermó, y sin recibir ningún auxilio murió, Marcos Ana, un muchachito republicano lleno de entusiasmo por defender la democracia (como centenares de miles de presos políticos) se pasó 22 (veintidós) años en las cárceles franquistas. Bien, pasado un tiempo la policía recibe una carta del último de aquellos mafiosos que ha escrito antes de morir, en la que declara como heredero de las llaves del lugar en el que está su preso al jefe de la policía. Parece extraño ¿verdad? El caso es que el jefe se encuentra con un prisionero que lleva prisionero «taitantos» años. Inmediatamente después, usted se entera de lo que acaba de suceder y acude para hacerse cargo de su hijo, al que ha recordado, llorado, y guardado como lo más valioso de su casa. Pero, mire usted que lástima, tendrá que salvar el límite legal: «Sí, de todos es conocido que su hijo era una persona excelente, que no sólo no había hecho nada en contra de la ley democrática, no sólo eso si no que la había defendido y ese es el motivo de su secuestro y lo que vino después, pero, …, hay un pero» «¿cuál es?» pregunta usted, respuesta del jefe de policía: » su hijo lleva muchos años ahí, en ese agujero, y ¿cómo le va a sacar usted ahora?, no, por favor, déjelo en paz, déjelo descansar, y déjeme a mí cumplir con la labor que el señor mafioso me ha confiado». Usted se queda perplejo, lo escribo y me parece estarle viendo. Le dura un minuto ese estado, pues de inmediato reacciona y exige, con sus derechos democráticos en la mano, que pongan en libertad a su hijo. Aún caben sorpresas mayores, respuesta un tanto airada del jefe de policía: «Oiga, oiga, que el señor mafioso, en sus últimas voluntades dejó claro que yo era el heredero de sus llaves, las delegó en mí ¿entiende? (que diálogo, parece de Kafka o de Beckett) vamos -le dice a usted el comisario rebajando su tono imperativo- como mucho, yo, si quiere puedo admitirle que era unos mafiosos, que además encerraron en ese agujero inmundo a su hijo con el fin de chantajearle, y que posiblemente no tenían razón, pero entiéndame, al fin y al cabo es un preso, el preso más antiguo, ¿no le da a usted pena?, deje que continúe preso. Qué si es democrático, que si no es democrático, ya está usted con esa monserga. Escúcheme y deje de dar la lata: a ese estado personal es al que le han llamado siempre estar preso, y yo soy el que dice si sale o no sale. Yo soy el que tiene la llave, el jefe de la policía. Si no está conforme búsquese un abogado y un procurador, reúna dinero y papeles y váyase a un juez».
Al final, el inculpado injustamente, tiene que demostrar que es inocente. ¿Ha visto usted cómo le han dado la vuelta al Estado de Derecho? Y un acuerdo que defiende la continuación de los asuntos del régimen dictatorial -asuntos en este caso, y sin reclamar otras cosas que serían también de justicia democrática, relacionados con los derechos democráticos de los ciudadanos democráticos -¿qué clase de acuerdo es? ¿Recuerda usted alguna etapa histórica próxima en la que el gobierno-Estado negaba a los demócratas, a los republicanos, los derechos democráticos?
El resultado es que usted, su hijo, que no es culpable de nada, prisionero de los fascistas, llegado el día puede que se encuentre con un acuerdo de quienes se dicen demócratas que mantiene a su hijo en prisión y, más aún, puede que le añadan que si no está de acuerdo es usted el que tiene que demostrar su inocencia.
Un acuerdo así, se llame como se llame el que lo firme, si hace dejación de los valores y derechos democráticos, no es un acuerdo democrático. Con el Proyecto de Ley de la Desmemoria, se nos cocea a los demócratas. Los asesinados y enterrados en fosas comunes, en las orillas de los caminos, los que fueron presos, los demócratas, ¿continuarán sin derechos? En ese caso, todos ellos seguirán siendo causa de justicia para los demócratas de hoy. El Proyecto de Ley de la Desmemoria acabará siendo anulada, como fueron anuladas en su día las llamadas Leyes de Punto Final promulgadas por los gobiernos sucesores de los militares fascistas en Argentina y en Chile. Esa anulación fue conseguida por la denuncia constante de los demócratas.