Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Breaking the Silence (BTS) [Rompiendo el silencio] es una organización formada por veteranos de combate israelíes. Sirvieron desde el comienzo de la segunda Intifada. Se niegan a seguir guardando silencio.
Sus testimonios sacan a la luz «la realidad de la vida de todos los días en los Territorios Ocupados». Su propósito es estimular el debate público. Revelaron abusos demasiado atroces como para ocultarlos.
Incluyen «el saqueo y destrucción de propiedad». Muchos más crímenes y abusos mucho peores. En sus propias palabras, revelan la deplorable inmoralidad de la ocupación militarizada israelí.
La mayor parte de los israelíes lo ignoran. Hacen caso omiso de lo que se hace en su nombre. «Con el fin de volver a ser civiles, los soldados (también) son obligados a ignorar lo que han visto y han hecho».
Miembros de BTS han revelado verdades inquietantes durante años. Un artículo anterior las mencionó:
– «Nosotros, oficiales y soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) [Ejército israelí, N.d.T.]… siempre hemos servido en las líneas del frente. Fuimos los primeros en realizar cualquier misión, ligera o pesada (y lo hicimos) para proteger al Estado de Israel y fortalecerlo».
– Servimos… largas semanas cada año, a pesar del coste elevado para nuestras vidas personales, hemos realizado servicio de reserva en todos los Territorios Ocupados, y recibimos órdenes y directivas que no tenían nada que ver con la seguridad de nuestro país (pero que solo se daban para perpetuar) nuestro control sobre el pueblo palestino».
– «Hemos…visto el precio sangriento que esta ocupación significa para ambas partes».
– «Las órdenes que recibimos en los Territorios han destruido todos los valores (que aprendimos) al crecer en este país».
– «La ocupación (debilita el) carácter humano de las FDI y (saca a la luz) la corrupción de toda la sociedad israelí».
– «Sabemos que los Territorios no son Israel, y que todos los asentamientos terminarán por ser evacuados».
– «Declaramos que no seguiremos combatiendo en esta Guerra de los Asentamientos».
– «No seguiremos combatiendo más allá de las fronteras de 1967 para dominar, expulsar, hambrear y humillar a todo un pueblo».
– «Declaramos que seguiremos sirviendo a las Fuerzas de Defensa de Israel en toda misión que sirva a la defensa de Israel».
– «Las misiones de ocupación y opresión no sirven este propósito y no participaremos en ellas».
Las mujeres soldados también se pronuncian. Sus testimonios confirman los de sus homólogos. Condenan el estado corrupto de las fuerzas armadas israelíes. No quieren seguir participando en los horribles crímenes cometidos en su nombre.
Hasta la fecha, BTS recogió más de 700 testimonios. Provienen de soldados de todos los segmentos de la sociedad israelí. Son francos, atrevidos, reveladores y valerosos. Los hechos que se publicaron se «investigaron meticulosamente» para asegurar su exactitud.
Los hechos fueron corroborados por evidencia adicional de testigos presenciales, así como por material de archivos de organizaciones de derechos humanos.
La mayoría de los soldados guardan el anonimato por su propia seguridad. Están preocupados por posibles recriminaciones de las FDI y presiones de la sociedad que podrían enfrentar. Israel no toma a la ligera las críticas.
No quiere que nadie obstruya o denigre las políticas militares o gubernamentales. Hacerlo puede ser peligroso. Ser judío no garantiza inmunidad. Los soldados que testifican los horribles crímenes tienen preocupaciones especiales. Tienen pruebas concretas de la ilegalidad israelí.
Sus testimonios son irrecusables. Revelan el verdadero Israel. Destruyen el mito de un Estado democrático, libre, abierto y justo. Durante toda su historia la inclemencia define su política.
El militarismo es una forma de vida. Los árabes son considerados seres inferiores. Los palestinos ocupados son perseguidos por no ser judíos.
Edward Said lo explicó con gran energía. Sus libros, artículos y franqueza dan testimonio de décadas de horrible tratamiento.
Describió el «mal Sharoniano». Entre otros crímenes, ese mal masacró niños. Convirtió Palestina en una prisión aislada. Utilizó tanques y cazas F-16 contra los civiles.
Sharon, sus predecesores y sus sucesores cometieron virtualmente todas las atrocidades imaginables. Netanyahu excede su extremismo. Él, Barak, y los partidarios de la línea dura de ideas afines representan el mal consumado.
Los palestinos son perseguidos por su fe, etnia y presencia. Son objeto de un interminable ciclo de violencia, depravación y degradación. En Gaza el genocidio a cámara lenta se convierte en política.
En Cisjordania y Jerusalén Este los soldados israelíes operan como milicianos nazis. Hitler tenía un problema judío. Israel tiene un problema palestino. No se puede librar de ellos, por lo tanto los maltrata sin piedad.
Los soldados de BTS quieren revelar esas verdades estremecedoras. Todos tienen derecho a conocerlas. Los israelíes tienen que saber en qué sociedad viven. El cambio depende de que se saque a la luz del día.
La canalla mediática estadounidense lo oculta. En Europa lo hacen muy a menudo. Las excepciones son raras. Confirman la regla. La corresponsal del Guardian de Londres, Harriet Sherwood usó el título «Exsoldados israelíes revelan maltratos de niños palestinos» y dice: Miembros de BTS «describieron golpizas, intimidación, humillación, insultos y detenciones nocturnas».
Generalmente acusan a los niños de lanzar piedras. Usualmente no han hecho nada. A lo sumo no causaron daño. En todo caso pueden enfrentar la prisión y la tortura. Son tratados horriblemente como adultos. Sherwood suministró ejemplos gráficos de testimonios de soldados.
Lo mismo hizo el periodista del Independent de Londres, Donald MacIntyre. Usó el título «Israel rompe el silencio sobre abusos del ejército», y dice:
Como adolescente, «Hafez Rajabi quedó marcado para siempre por su encuentro con los soldados israelíes». Sus cicatrices dan testimonio de los abusos. Lo aterrorizaron y lo maltrataron. Estaba «seguro de que lo iban a matar».
Es uno de miles. A un niño le «dieron una paliza». Lo mismo ocurrió a otros. Durante la detención los torturan para que confiesen aunque sean inocentes. Abogados británicos acusaron a Israel de «serias violaciones del derecho internacional en el trato a los niños detenidos por sus militares».
Niños de 10 años o menos están traumatizados. Algunos no se recuperan jamás. La mayoría son totalmente inocentes. Ser palestinos los pone en peligro. Los soldados se acostumbran a la violencia. Los comandantes lo ordenan.
Deshumanización, embrutecimiento, humillación y acoso son de lo más común. La irresponsabilidad es la política oficial. La crueldad institucionalizada no llama la atención. Lo mismo sucede con los asesinatos y prácticamente con todo tipo de abusos.
La luz del sol es el mejor desinfectante. Los soldados de BTS la aprovechan plenamente. Alientan a otros a unirse a ellos. A continuación vienen algunos ejemplos de lo que dijeron. Hay que multiplicar cada uno por miles si todos los soldados hablaran libremente.
Crecer en Palestina significa vivir con la amenaza del terror estatal. Pocos niños le escapan directa o indirectamente. Lo enfrentan mientras crecen y como adultos. La ocupación militarizada lo asegura.
Un soldado basado en Hebrón dijo:
«Nunca conocéis sus nombres, nunca habláis con ellos, siempre lloran, se hacen en sus pantalones… Son los momentos molestos cuando uno está en una misión de arresto y no hay sitio en la comisaría, de modo que simplemente te llevas al niño con los ojos vendados, lo colocas en una pieza y esperas a que la policía venga y lo recoja por la mañana. Se sienta como un perro…»
Según otro soldado:
Un chico estaba tirado en el suelo «implorando por su vida. Tenía realmente nueve años, quiero decir ¿tiene que implorar por su vida un niño? Un fusil cargado le apunta, ¿y tiene que pedir clemencia? Es algo que lo afectará durante toda su vida. Pero pienso que si no hubiéramos entrado a la aldea en ese momento, al día siguiente habrían lanzado piedras y tal vez alguien podría haber resultado muerto o herido».
Otro:
«Éramos indiferentes. Se convierte en una especie de hábito. Patrullar y dar palizas se hacía a diario. Lo hacíamos en serio. Bastaba con que nos miraran de un modo que no nos gustaba, directamente a los ojos, y los golpeábamos allí mismo. Nos enfurecíamos tanto y estábamos tan hartos de estar allí».
Otro:
«El comandante le dijo: ‘¡Aléjate!’ Se acercó, cargó su fusil. Ella se asustó. (Él gritó): ‘A cualquiera que se acerque, lo mato. No me enojen. Lo mato. No tengo compasión’. Estaba realmente en ascuas. Obviamente habían golpeado al muchacho. En todo caso: ¡Idos al diablo!’ y se armó la gorda. Su nariz estaba sangrando. Realmente lo habían golpeado salvajemente».
Otro:
«A menudo provocábamos disturbios (en Hebrón). Íbamos de patrulla, caminando por la aldea, aburridos, de modo que destruíamos negocios, encontrábamos un detonador, dábamos una paliza a alguien, ya sabéis cómo es la cosa. Buscar, destrozarlo todo. ¿Queréis un disturbio? Íbamos a las ventanas de una mezquita, destrozábamos los cristales, lanzábamos una granada de concusión, causábamos un gran ruido, y conseguíamos un disturbio».
«Cada vez agarrábamos niños árabes. Los agarrábamos, apretábamos el fusil contra su cuerpo. No se pueden mover, están totalmente petrificados. Solo dicen: ‘No, no, ejército’. Se ve que están petrificados. Ven que estás furioso, que no te importan y los golpeas duramente todo el tiempo».
«Y todas esas piedras volando. Los agarrabas así, ¿ves? Realmente éramos malos. Uno solo comienza a pensar en estas cosas más tarde, que habíamos perdido todo sentido de clemencia.»
Más de 700 testimonios dicen lo mismo. Si se publicasen otros miles lo repetirían. Son crímenes serios, no provocados. Raramente hay enjuiciamientos. Los castigos no son más que palmadas. Los comandantes gozan de impunidad total.
El Estado de derecho israelí dice que los palestinos no importan. Los patean como si fueran muñecos de trapo. Ni a los perros callejeros se les trataría de un modo tan abusivo. Los soldados israelíes tienen prácticamente carta blanca para hacer lo que quieran.
La impunidad los protege. Los comandantes les ordenan que sean más duros. Los rabinos extremistas también lo hacen. Los soldados de BTS dan testimonio del lado oscuro de Israel. Es el único lado que los palestinos soportan a diario.
Lea todo el informe de BTS [en inglés] y sabrá por qué.
Stephen Lendman vive en Chicago. Para contactos: [email protected]
Su nuevo libro es How Wall Street Fleeces America: Privatized Banking, Government Collusion and Class War. http://www.claritypress.com/Lendman.html
Fuente: http://www.globalresearch.ca/israeli-soldiers-break-silence/
rCR