Hace casi dos semanas, las potencias occidentales derogaron el permiso que concedieron públicamente a Israel para masacrar al pueblo libanés durante más de un mes de salvajes bombardeos. El cese al fuego acordado en el Consejo de Seguridad de la ONU entró en vigencia en la madrugada del lunes 15, hace ya 8 días. Sin […]
Hace casi dos semanas, las potencias occidentales derogaron el permiso que concedieron públicamente a Israel para masacrar al pueblo libanés durante más de un mes de salvajes bombardeos. El cese al fuego acordado en el Consejo de Seguridad de la ONU entró en vigencia en la madrugada del lunes 15, hace ya 8 días. Sin embargo, todavía brigadas enteras de tanques y tropas israelíes se mantienen en territorio libanés. En el siguiente reportaje fotográfico, se presentan evidencias gráficas de tanques posicionados a kilómetros de la frontera con la nación invasora.
Maniobras de distracción
Durante el recorrido que realizamos hoy por la frontera del sur libanés, en varias poblaciones la denuncia se repitió: muchos tanques israelíes siguen en el Líbano y grupos de soldados mantienen posiciones de control en casas y colinas. A lo largo de semanas de bombardeos aéreos y ocupación terrestre en el territorio del sur, los libaneses atendieron al cínico ejercicio de la «comunidad internacional», que mientras aseguraba su preocupación por la población civil, le otorgaba a Israel sucesivas prórrogas para destrozar el país. Ahora, con la credibilidad del organismo internacional sepultada por toneladas de cinismo y manipulación, esta presencia militar lleva a la gente a preguntarse de qué sirve el cese al fuego acordado por las Naciones Unidas.
Algunas de las operaciones de repliegue de tropas contaron con la presencia de reporteros europeos, que filmaron a los tanques rumbo a la frontera. Muchos regresaron a Israel, y así quedó grabado en las cámaras de los periodistas. Pero muchos otros se desviaron a los lados, aprovechando el desconocimiento del terreno por parte de los comunicadores. Tras seguir la huellas de las orugas que atraviesan la carretera por muchos puntos, finalmente pudimos captar imágenes de tanques de Israel posicionados en una colina sobre suelo libanés.
Estas imágenes fueron tomadas el día martes 22 de agosto a las seis de la tarde. Son tanques israelíes, que acompañaron la ofensiva terrestre israelí y que durante las pasadas semanas han depositado su mensaje de muerte en todo el territorio del sur del Líbano.
Son tanques israelíes y están en territorio libanés. La posición en la que los encontramos corresponde a un lugar muy cercano a un pueblo de 4 mil habitantes llamado Aalma ech Chaab, que aparece marcado en el mapa. Uno de tantos lugares golpeados por la aplastante fuerza militar israelí, que siendo uno de los paises más pequeños del mundo, cuenta con uno de los ejércitos mejor equipados y más mortíferos, gracias a la alianza imperialista con los EEUU.
Un recordatorio de atrocidades recientes
Unos 40 mil soldados y sus divisiones blindadas participaron en la ofensiva que devastó aldeas y ciudades a lo largo de la frontera, dejando zonas en condiciones «dantescas«, según declaraciones de voceros de las organizaciones humanitarias de las Naciones Unidas. En poblaciones como la aldea fronteriza de Aita aal Shar, a escasos 15 kilómetos de Aalma ech Chaab, describen «un paisaje desolador de tierra arrasada«.
Durante las primeras horas de la noche, los tanques no realizaron ningún movimiento, pero su presencia es una amenaza y un recordatorio de atrocidades recientes, demasiado recientes. En este mismo pueblo, los ataques de Israel de hace dos semanas mataron a seis personas. Hoy, la presencia de esos tanques sólo despierta terror e indignación en una población que hace muy poco los vio abrir fuego contra sus casas, participando en el genocidio orquestado por el Estado y gobierno israelí contra todo el país.
En la comarca donde se encuentran los tanques, aún no se han desplegado las tropas del ejército líbanes que de acuerdo a la Resolución 1701 de cese al fuego, deberán tomar control del sur del Líbano, en coordinación con los cascos azules de la ONU. En la zona más próxima a la frontera, las alcabalas que funcionaban antes de la guerra se encuentran hoy vacías, situación que aprovechan los israelíes, superiores en maquinaria militar, para mantener sus posiciones, mientras hacen creer al mundo que repliegan sus tropas respetando la resolución de cese de hostilidades. Y acaso ¿no es hostilidad mantener su maquinaria de guerra en el Líbano? Después de haberlo destrozado concienzudamente, los israelíes siguen violando la soberanía de este país.
La chatarra marca la victoria de la resistencia
Israel se encuentra en estado de guerra permanente contra los pueblos palestino y libanés desde su creación en 1948, luego de una intensa campaña de terrorismo que hoy sus libros de escuela y sus aliados buscan silenciar. Sin embargo, la guerra que acaba de terminar no es simplemente un nuevo capítulo más de esa guerra de ocupación. En esta ocasión, Israel se ha enfrentado a una resistencia decidida a hacer valer la soberanía de la nación árabe, y que a pesar de las bajas civiles y la destrucción de infraestructura, ha repelido el ataque sin que el Estado sionista lograra sus propósitos de acabar con Hizbollah, de provocar un nuevo enfrentamiento civil en la pequeña nación mediterránea o de involucrar a Siria o Irán en la guerra.
Durante el ataque de 33 días sobre la nación, la resistencia libanesa logró destruir muchos tanques invasores, en la mayoría de los casos con armas de fabricación casera. El coloso militar fue derrotado y retiró los restos de su maquinaria. Sin embargo, quedaron algunas piezas de los supertanques Mirkava, como el de la foto, en la población de Maroun er Ras, población oriental donde la resistencia inflingio cuantiosas pérdidas a la potencia ocupante. Sólo en ese lugar la resistencia logró destruir en un día 19 super tanques israelíes Mirkava. Hoy no queda más que la chatarra dejada atrás por el ejército invasor.
Una complicidad sospechosa
Las huellas de las orugas cruzan la carretera del sur en muchos puntos, como rastros fantasmales de un invasor que fracasó en el terreno militar, pero que sigue apostándole a la guerra cuando miente sobre su retiro del Líbano o cuando su gobierno declara públicamente que se quedará en el terreno y que seguirá actuando contra la nación, y el organismo encargado de velar por el cese al fuego se cruza de brazos o emite tímidas declaraciones que apenas tienen eco.
En el marco de la implementación del supuesto cese de hostilidades, Israel mantiene bloqueado al país por aire y tierra, ha adelantado operaciones de comando con fuerzas especiales de las que ha salido escaldado, sobrevuela diariamente la nación entera con fines de terrorismo psicológico, y afirma que seguirá actuando e incluso que se mantendrá en el terreno durante el tiempo que desee.
¿Desde cuándo el contrincante agresor impone las reglas al árbitro para lograr la paz? Esto es lo que sucede cuando se trata de Israel, que desde su creación ha violado sistemáticamente las resoluciones de las Naciones Unidas que le obligan a abandonar el territorio ocupado y cesar con sus políticas de aparheid, sin que hasta ahora se le haya hecho pagar por su prepotencia y por el saldo de destrucción y muerte que inflinge a palestinos y libaneses.
En la foto, un camión de las Naciones Unidas, cruza uno de los segmentos dañados. ¿No saben los representantes de las Naciones Unidas a qué o a quién pertenecen estas huellas? Son las huellas de la maquinaria que se encargó de «asolar» el territorio de un país soberano. ¿Son despistados? ¿O son cómplices de la destrucción y la ocupación?
La amenaza latente
Mientras hayan tanques israelíes en el Líbano, es evidente que no se darán las condiciones de seguridad para mantener el cese al fuego, ni voluntad de garantizar seriedad en los compromisos arañados a las potencias occidentales en el Consejo de Seguridad de la ONU. Por eso, mientras sigan tropas israelíes en el Líbano, el discurso de los organismos intergubernamentales será difícil de creer, sumándose al descrédito acumulado en las pasadas semanas. O peor aún, esta complicidad silenciosa con la invasión pudiera ser una estrategia para permitirle ganar terreno a Israel – lo que se sumaría a la obstaculización deliberada de Estados Unidos, Gran Bretaña y otras naciones europeas para acordar el cese al fuego.
Luego de ese acuerdo, los países europeos se muestran reticentes a mandar tropas a la que hasta hace poco consideraban una misión «de paz» prioritaria. ¿Porqué de pronto esa timidez de naciones como Francia, que tras vociferar cínicamente su compromiso con el pueblo libanés, ahora dicen que mandarán apenas 200 soldados a la misión de los cascos azules? Si la «estrategia» para lograr la paz fue una licencia para que Israel siguiera bombardeando salvajemente el país durante cinco semanas, ¿cuál podría ser el objetivo de esta aparente complicidad con la presencia militar masiva en tierras libanesas, luego de más de una semana de acordado el cese al fuego?
Las hipótesis circulan en los análisis críticos, que asocian la más reciente tropelía masiva de Israel con los planes imperiales de tomar control de la región y sus recursos, amenazando la soberanía de naciones como Irán y Siria, que no siguen el dictado de las potencias occidentales. Tras la invasión de Irak y la pretensión de mostrar al mundo el crimen y la debacle nacional posterior como una «victoria» de la democracia, todo parece posible. Las hipótesis también golpean la mente de los libaneses, que amanecen una vez más a un país ocupado por la potencia militar vecina, luego de que lo haya destrozado con una agresividad y determinación que sólo cabe en la mente de un liderazgo conscientemente genocida.