Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.
Niño desplazado en el campamento improvisado levantado en la zona de Maafir, en los alrededores de la ciudad de Taiz, en Yemen, el 12 de mayo de 2018 (AFP)
Etiquetada en una ocasión como la «guerra olvidada» por la ausencia de atención internacional, la guerra del Yemen ha provocado una crisis humanitaria tan inmensa que resulta imposible ignorarla. Debido a su veloz intensificación y naturaleza devastadora, es absolutamente urgente contenerla.
En respuesta a una mayor conciencia del sufrimiento de los yemeníes, los grupos de la ayuda humanitaria han estado actuando valientemente en medio de las líneas de batalla, tratando de aliviar el padecimiento de quienes están en situación desesperada, a pesar de las diversas y frecuentes obstrucciones.
Antes de la guerra, Yemen era ya el país árabe más pobre, y tres años de conflicto lo han hundido aún más en una situación angustiosa. Un brote de cólera sin precedentes -con más de un millón de casos- supera cualquier otra epidemia conocida de la enfermedad en la historia, lo que pone en evidencia el colapso del sistema sanitario yemení. Alrededor de la mitad de las instalaciones sanitarias del país han dejado de funcionar o lo hacen con graves deficiencias.
Desnutrición severa
Hay otras enfermedades, como la difteria, que están extendiéndose rápidamente. Abdulaziz al-Sabri, un periodista de Taiz, dijo que desde que no se paga a los basureros y estos han dejado de trabajar, la salud pública se ha deteriorado aún más.
Hay millones de personas desnutridas, incluidos dos millones de niños menores de cinco años, que padecen desnutrición aguda o grave y que no pueden recibir la necesaria ayuda vital. El bloqueo de Arabia Saudí impide que los alimentos esenciales entren libremente en el país, y la atmósfera bélica obstaculiza que la ayuda que logra entrar llegue hasta las zonas civiles.
Las ONG han tomado recientemente mayores medidas para contener la creciente crisis sanitaria en Yemen, incluyendo el lanzamiento de un programa de vacunación del cólera, aunque ha llegado con 18 meses de retraso. Junto a otras medidas de la Organización Mundial de la Salud y del Banco Mundial para estabilizar los sistemas de salud y saneamiento, esto marca un nuevo paso en la contención de la crisis sanitaria.
Sin embargo, hay varios obstáculos. Podría producirse un repunte del cólera al aproximarse la época de lluvias, y en ciertas zonas del país aún no se han negociado las fechas para poner en marcha el programa de vacunación. Así sucede sobre todo en las áreas bajo control de los hutíes, que a menudo bloquean la tarea de los trabajadores de la ayuda en medio de la desconfianza de las organizaciones internacionales.
El portavoz de la OMS, Tarik Jasarevic, señaló también que en varias zonas en conflicto por todo el Yemen resulta complicado aplicar el programa de vacunas y entregar otro tipo de ayuda, subrayando la necesidad de que se respete «el movimiento constante y sin restricciones de suministros y personal». Otras organizaciones de ayuda, incluida la Cruz Roja, han informado de que encuentran dificultades para acceder a los civiles en zonas de conflicto como Sanaa y Taiz.
Epidemias en expansión
Con estos factores en mente, junto con la realidad del destrozado sistema sanitaria de Yemen, es poco probable que con sólo la vacuna pueda contenerse la epidemia de cólera.
El brazo humanitario de la ONU ha establecido un presupuesto de ayuda de 3.000 millones de dólares para el Yemen, teniendo que financiarse la mitad del mismo. Países como Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y el Reino Unido han hechos algunas aportaciones en los últimos meses, pero esto sólo servirá para mitigar una fracción de los síntomas más que la causa, que es la guerra en curso en el Yemen, alimentada por esos mismos países.
Intentando cocinar algo en el campo improvisado para personas desplazadas en las afueras de Sanaa, 21 de mayo de 2018 (AFP)
Ahmad Algohbary, fundador del grupo de ayuda Hope and Relief, con sede en Yemen, advirtió de que el cólera y la difteria «seguirán extendiéndose como un reguero de pólvora mientras el sistema sanitario yemení continúe destrozado. Aunque los trabajadores de la ayuda puedan brindar cierto alivio a corto plazo, no podrán conseguir un resultado realmente eficaz mientras sigan apareciendo problemas sanitarios graves».
Debe subrayarse que la crisis sanitaria del país ha sido creada de forma abrumadora por el hombre. El cólera ha estado presente en Yemen durante décadas antes de que se propagara rápidamente a causa del conflicto, pero sería un problema afrontable por muchos otros sistemas sanitarios del mundo.
Sin embargo, si la situación ha empeorado se debe a los ataques deliberados sobre las instalaciones sanitarias efectuados mayoritariamente por la coalición liderada por los saudíes en el intento de debilitar las zonas rebeldes.
Crisis internacional
La guerra del Yemen es internacional y por ello requiere de una solución internacional. Es prácticamente imposible que ninguna de las partes consiga una victoria absoluta. La coalición liderada por los saudíes cuenta con el incesante apoyo militar de EE. UU., Reino Unido y Francia, y a pesar de todo las fuerzas rebeldes siguen siendo sorprendentemente fuertes. Ninguna de las partes quiere ceder terreno.
Aunque el Reino Unido debería asumir un papel de liderazgo en la crisis, en su calidad de responsable de la redacción del borrador de resolución sobre el Yemen en el Consejo de Seguridad de la ONU, ha descuidado ese deber. La utilización más reciente de su poder se ha reflejado en una resolución del CSONU destinada a condenar la influencia de Irán en el Yemen, en vez de centrarse en conseguir un alto el fuego o en que la ayuda pueda entrar sin restricciones. El gobierno del Reino Unido por sí solo no va a resolver precisamente la crisis sanitaria del Yemen.
Es fundamental que los grupos de activistas y los políticos presionen a regímenes como los del Reino Unido y EE. UU., para que pongan fin a sus ventas de armas y a su apoyo político a la coalición dirigida por los saudíes. Ese activismo consiguió tener éxito cuando Alemania se dispuso a acabar con las ventas de armas a la coalición y cuando la presión internacional forzó a Arabia Saudí a levantar parcialmente el bloqueo.
A corto plazo, la mayor esperanza se centra en que las facciones enfrentadas permitan que los grupos de ayuda entren para actuar y salvar vidas. Hay que separar las necesidades de los civiles del conflicto y que los suministros vitales, como los alimentos y medicinas, puedan llegar a quienes más los necesitan.
Sosteniendo la economía del Yemen
Los actores de la ayuda humanitaria internacional deberían colaborar con las autoridades nacionales y locales para ayudar a recuperar las instalaciones sanitarias y de saneamiento del país. La ayuda alimentaria y el fin de la guerra no bastan para impedir la desnutrición y el hambre; los yemeníes llevan meses sin salario, especialmente en las zonas hutíes, debido a una burocracia mal gestionada.
Algohbary recomienda una respuesta internacional para poder sostener la economía del Yemen, promover el espíritu empresarial y crear oportunidades de empleo. Mientras tanto, se requerirá un mayor apoyo alimentario y el libre acceso de los alimentos para aliviar la desnutrición a corto plazo.
Sin estas iniciativas, millones de yemeníes pueden morir de inanición, mientras que los niños afectados de desnutrición sufrirán retrasos en el crecimiento y limitaciones en su capacidad intelectual; impactos que persistirán mucho tiempo después de que el conflicto termine.
Los actores mundiales deben abordar este episodio caótico de la historia tan urgentemente como sea posible para minimizar tanto sufrimiento e impedir un tsunami de muertes. Los yemeníes no pueden esperar más.
Jonathan Fenton-Harvey es un periodista que centra sus trabajos en cuestiones políticas, sociales y humanitarias en Oriente Medio y el Norte de África. Se le puede seguir en twitter: @jfentonharvey.
Fuente: http://www.middleeasteye.net/columns/yemen-cannot-wait-aid-any-longer-689063344
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