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Entrevista a Maryam Al Hallak, de la asociación de Familias César de Siria

“Luchamos para poder hallar las tumbas de nuestros seres queridos”

Fuentes: Al-Jumhuriya English - Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Maryam Al Hallak es una de las muchas madres sirias que se enteró del asesinato de su hijo, encarcelado por el régimen de Asad, a través de las fotos filtradas online. Como le explica a Al-Jumhuriya en esta entrevista, ahora dirige la Asociación de Familias César, que aboga por los derechos de los detenidos, el procesamiento de sus asesinos y la preservación del recuerdo de las víctimas.

Desde que empezaron a aparecer hace unos seis años, los sirios han estado intentando recuperarse de la visión de las llamadas “fotos César”, las imágenes de decenas de miles de detenidos torturados hasta la muerte cuando estaban prisioneros del régimen de Asad, que fueron filtradas por un desertor con el nombre en código de César. Para las familias de los desaparecidos forzosos en las cárceles del régimen, el impacto fue inmenso; especialmente para aquellas que pudieron identificar a sus seres queridos en esas fotos. Algunas ya conocían el destino de sus hijos, pero otras solo se enteraron de la terrible noticia a través de las imágenes. Publicadas en los medios y ampliamente difundidas, vuelven a aparecer de vez en cuando en respuesta a eventos o noticias relacionadas con “César”, las condiciones dentro de las cárceles sirias o alguna información nueva sobre ciertos detenidos o personas desaparecidas.

Las fotos de César han adquirido importancia para numerosos casos legales defendidos por varias organizaciones de derechos humanos que tienen el objetivo de hacer rendir cuentas al régimen sirio. En términos más generales, han desempeñado un papel importante en los esfuerzos por frenar al régimen de los últimos años; esfuerzos que culminaron en el último y más severo paquete de sanciones de Estados Unidos hacia Siria, al que se puso ese mismo nombre de César.

Muchos familiares de personas desaparecidas cuyas fotos fueron encontradas en las filtraciones de César llevan ya un tiempo en contacto. El deseo de desarrollar un marco colectivo destinado a coordinar el apoyo psicológico mutuo, exigir los derechos de las víctimas y preservar su memoria y estatus llevó a la fundación de la Asociación de Familias César en febrero de 2018, registrada en Berlín. Al-Jumhuriya ha hablado con la Sra. Maryam Al Hallak, que dirige la Asociación, sobre su trabajo, las fotos de César y la lucha por la memoria y por la rendición de cuentas. Ser la madre del difunto Ayham Ghazzoul, asesinado bajo custodia del régimen después de su arresto en Damasco en noviembre de 2012, ha sido la fuerza que ha impulsado a Al Hallak. Intenta representar a todas las madres que trataban de conocer cuál había sido el destino de sus propios hijos cuando ella buscaba alguna noticia sobre Ayham, así como llevar su voz y salvaguardar los derechos y recuerdos de todos los que fueron víctimas de la desaparición forzada y la tortura en las cárceles del régimen.

Al-Jumhuriya: Es evidente que la mayoría de los socios mencionados en sus documentos por la Asociación de Familias César son organizaciones de víctimas y supervivientes (por ejemplo, Iniciativa para la Recuperación, Familias por la Libertad y la Asociación de Detenidos y Desaparecidos en la prisión de Sednaya), ¿significa esto que se están haciendo esfuerzos para ampliar la gama de tareas y activismos desde la perspectiva de las víctimas y sus familias?

Maryam Al Hallak: Exactamente. La Asociación de Familias César es uno de los numerosos grupos de víctimas de Siria. Nos hemos unido ya cinco asociaciones, después de que nos incorporara recientemente la Coalición de Familias de Secuestrados por el Dáesh. Nos presentamos como asociaciones de víctimas, ya que todas hemos perdido a alguien querido para nosotras, o tenemos seres queridos que están actualmente detenidos o lo han estado antes. Tenemos una causa y seguiremos hasta el final, si Dios quiere.

Hay organizaciones, como el Centro Sirio para los Medios y la Libertad de Expresión (que supervisa nuestra asociación), el Centro Sirio de Estudios e Investigaciones Jurídicas, el Centro Europeo de Derechos Constitucionales y Humanos y otros grupos, que actúan a varios niveles utilizando un enfoque especializado y legal. Cooperamos y trabajamos juntos, especialmente a nivel de nuestra Asociación, porque aspiramos a conseguir que se rindan cuentas. En tal sentido, estamos ahora trabajando para organizar un archivo judicial integral, basado en la evidencia clara representada por las imágenes de nuestros hijos y seres queridos filtradas por César.

Al-Jumhuriya: ¿Tienen intención de realizar más trabajo conjunto con activistas de derechos humanos en relación con los problemas de las víctimas y sus familias?

Al Hallak: Nosotros, las cinco organizaciones asociadas, tratamos de forjar relaciones y asociaciones con órganos influyentes de toma de decisiones. Por ejemplo, buscamos ser parte del grupo de trabajo para la liberación de detenidos y personas desaparecidas. Para alcanzar este nivel de coordinación, es necesario comunicarse, colaborar y reunirse con otros grupos de víctimas

Al-Jumhuriya: ¿La Asociación tiene relaciones y contacto con grupos de víctimas de otros países y contextos?

Al Hallak: Sí, con grupos de muchos países de América Latina y otros lugares. Por ejemplo, el Programa de Desarrollo Legal de Siria organizó talleres de comunicación con grupos de víctimas de varios países, incluidos Perú, Argentina y Chile. En cuanto a nuestra Asociación, también tenemos relaciones con grupos de Colombia y Nepal. Valoramos este tipo de comunicación y tratamos de enriquecernos de otras experiencias.

Al-Jumhuriya: ¿Cómo valora la Asociación su papel en los asuntos públicos sirios, y cómo se involucra e influye en la causa y los esfuerzos políticos sirios?

Al Hallak: Actualmente, y dentro de un statu quo ambiguo, la Asociación se centra solo en sus objetivos. En el futuro, si hubiera un cambio político o una etapa de transición, entonces la Asociación y todos los grupos de víctimas contribuirán ciertamente a la justicia en la transición y abogarán por los derechos de las víctimas y sus familias. Pero esto sería en un futuro. Por ahora, nosotros, los grupos de víctimas, hemos desarrollado una carta que contiene nuestra visión sobre los detenidos. Esta carta se eleboró a un alto nivel a partir de las opiniones de especialistas legales con experiencia en derecho internacional. Pronto se publicará el estatuto, tuvimos que retrasarlo a causa de la pandemia de coronavirus.

Al-Jumhuriya: La Asociación acoge a quienes supieron del destino de sus hijos detenidos a través del medio traumático de las fotografías de César. ¿Se pensó en ese momento en otras formas de manejar las fotos en lugar de hacerlas públicas?

Al Hallak: La aparición de las fotos de César tuvo un aspecto positivo al exponer unas prácticas criminales, y permitió que gran cantidad de personas supieran lo que había sucedido con sus hijos detenidos, de quienes tenían poca o ninguna información antes de ese momento. No obstante, se hizo de una forma bastante desafortunada y dura. Es angustioso ver repetidamente la foto de tu hijo muerto porque alguien pensó que era buena idea publicarla. Al menos podrían haber proporcionado un enlace para dirigir su contenido e invitar a las partes interesadas a debatir, como hizo recientemente la Asociación Siria para los Detenidos Desaparecidos y de Conciencia. Pero esto se ha hecho muy tarde, después de que las fotos se hubieran compartido ya a amplios niveles. La misma asociación ayudó a difundir las fotos en 2015, y de nuevo las expuso no hace mucho tiempo.

Entiendo que los padres estén desesperados buscando. Es agonizante y desgarrador vivir de esperanzas poco realistas. Me comparo con una amiga mía cuyo esposo e hijo han desaparecido forzosamente. Ciertamente, no digo que me sienta nada cómoda, pero al menos conozco el destino de mi hijo, mientras mi amiga espera una respuesta todos los días y en cada momento. Esto te pone la vida en espera. Como madre, no puede dejar de pensar en su hijo, pero ¿qué hay de ella como esposa? ¿Cuánto tiempo tiene que esperar? ¿Nueve años? ¿Una década? ¿No tiene derecho a pensar en su futuro? Hay miles de mujeres jóvenes cuyas vidas se han quedado congeladas; miles de niños esperando; propiedades e intereses en suspenso; y así sucesivamente. Hay muchas cosas en suspenso que podrían volver a ponerse en marcha si se conociera el destino de los detenidos. Por supuesto, confíamos en que todos estén vivos. Incluso yo misma, a pesar de todo, a pesar de haber visto una foto de mi hijo y de contar con información que confirma su muerte, tengo la esperanza, aunque solo sea de una entre un millón, de que lo que sé no sea cierto. Pero independientemente, saber algo, actuar en consecuencia y avanzar hacia una nueva situación son necesidades de la vida, ya seas padre, madre, esposo, esposa, hijo, lo que sea.

Por esta razón, la búsqueda ansiosa por los padres de sus hijos y por descubrir qué les sucedió es ciertamente comprensible. Sin embargo, la forma en que se distribuyeron las fotos fue inquietante, muy inquietante. Como asociación, hemos pedido a la gente que no participe en la difusión de las fotos. De hecho, nuestro objetivo era agrupar las fotos en un solo espacio para proporcionar un enlace al que las personas pudieran acceder y hacerlas accesibles para aquellos que ayudan a los padres a buscar a sus hijos. Estamos trabajando en eso, y otros también. Recientemente recibimos alrededor de 250 solicitudes de asistencia; tratamos de ayudar a los padres a verificar el destino de sus hijos de acuerdo con las fotos e información existentes. Hacemos esto a través de alguien que tiene experiencia en el manejo de dichos documentos, que no tiene una relación directa con la familia y que no está buscando a sus seres queridos desaparecidos. Lo hacemos así para que los padres y las madres no tengan que buscar y mirar imágenes de sus hijos y verlos destrozados.

Al-Jumhuriya: ¿Qué piensa la Asociación sobre el uso continuo de las imágenes de las víctimas por parte de los medios, especialmente la nueva publicación de las mismas después de noticias o eventos específicos, como sucedió hace dos semanas?

Al Hallak: De verdad que la forma en que los medios manejaron las imágenes fue muy problemática. En las redes sociales fue aún peor, especialmente en dos aspectos. El primero fue la falta de respeto por los sentimientos de las familias de las víctimas, al exponerlas a imágenes tan duras y desgarradoras en cualquier momento. El segundo fue el uso irresponsable de las fotos en términos de identificación de personas de manera apresurada o imprecisa, sin estar bien seguros. Hace un tiempo, una integrante de la Asociación descubrió que la foto documentada que mostraba a su hermano se presentaba en las redes sociales como si fuera la de otra persona. Eso la lastimó profundamente.

El mal tratamiento, prematuro e impulsivo, de las fotos ha debilitado la credibilidad de lo que, a nivel legal, debería considerarse una evidencia. Vimos cómo se decía que una foto representaba a Adnan al-Zeraei, para luego retirar tal afirmación. Lo mismo sucedió con Hussein al-Harmoush. Esta demagogia es peligrosa; mina la credibilidad y claridad crítica de las imágenes y las profana junto al derecho a la privacidad de las víctimas, de nuestros mártires.

Al-Jumhuriya: ¿Hay algún mensaje que le gustaría trasladar respecto al uso de las fotos filtradas por César?

Al Hallak: Sí. Me gustaría pedirle a la gente que no trate las imágenes como material publicable en la forma en que lo están haciendo en este momento. En cambio, les pediría que cooperaran con entidades creíbles y profesionales. Y a estas entidades les pediría que fueran accesibles para las familias y que las ayuden en sus esfuerzos de búsqueda utilizando la información de que dispongan para evitarles el dolor de tener que examinar las fotos. Hay muchas cosas con las que las personas pueden ayudar, como proporcionar información, cooperar con los esfuerzos de identificación o hacer coincidir los datos.

Pediría a las familias que se pongan en contacto con entidades y asociaciones fiables y especializadas y que no busquen solo a través de las fotos.

Al-Jumhuriya: Dejando a un lado a los familiares, ¿qué pasa con las personas que publican y comparten las fotos como material mediático?

Al Hallak: Hace un tiempo, le señalé a un amigo que debería dejar de publicar las imágenes y que no debería afirmar que conocía las identidades de las personas en las fotos sin pruebas suficientes, de lo contrario podría resultar muy perjudicial. Se defendió diciendo que su audiencia no eran los sirios, sino los alemanes, a quienes quiere mostrar la brutalidad del régimen. OK. Si ese es su objetivo, puede compartir las fotos en un mensaje privado, y aún así no debe determinar la identidad de las víctimas según su propio criterio. La foto de mi hijo aparece con frecuencia delante de mí porque las personas que conozco la comparten sin tener en cuenta mis sentimientos. Soy consciente de que la foto de mi hijo ha aparecido en informes de derechos humanos, pero ¿eso significa que de la nada debería verla aparecer en Facebook? Esto está mal y lastima a las familias. Tal vez nosotros, como miembros de la Asociación, podamos mantenernos enteros porque este es nuestro trabajo, pero hay otros que no pueden tolerar este sufrimiento constante.

Al-Jumhuriya: Podemos decir, por tanto, que es necesario tratar las imágenes únicamente como evidencias legales, y que las familias y las partes interesadas de los detenidos desaparecidos deberían poder comunicarse y colaborar con entidades relevantes para descubrir lo que sucedió de la forma más humana y digna posible.

Al Hallak: Exactamente.

Al-Jumhuriya: ¿Y qué pasa con el público en general, aquellos que no son familiares ni están directamente relacionados con las víctimas?

Al Hallak:No deberían involucrarse con las fotos. Desearía que no lo hicieran.

Al-Jumhuriya: La Asociación está registrada en Berlín. ¿Cómo se organizan para poder llegar a una población siria tan ampliamente dispersa hoy?

Al Hallak:Tenemos grupos en los Países Bajos, Suecia y Suiza, y obviamente aquí, en Alemania. También hay familias en el Líbano y Jordania, como era de esperar, pero es más difícil comunicarse con ellas. También hay grupos en Turquía, especialmente en Gaziantep, Reyhanli y Estambul. Tratamos de formar grupos y ampliar nuestra presencia; por ello planeamos en un período proximo organizar una reunión en el Líbano o Jordania y, de ser posible, en Turquía. Queremos ponernos en contacto con las familias de los detenidos desaparecidos y proporcionarles información y herramientas que les ayuden a conocer más sobre sus derechos. Queremos ver cómo podemos ofrecerles apoyo material o psicológico, ponernos en contacto con más familias y conocer sus situaciones.

Esto requiere que estemos sobre el terreno. La comunicación online no es suficiente; carece de la sostenibilidad y la proximidad necesarias para abordar estos problemas.

Al-Jumhuriya: ¿En qué programas está trabajando actualmente la Asociación, teniendo en cuenta todas las complicaciones causadas por la crisis del coronavirus? ¿Cuáles son los planes para un futuro previsible?

Al Hallak: Este año hemos tenido que aplazar varios proyectos. Habíamos planeado un taller de apoyo psicológico para los miembros de la Asociación que están en contacto constante con las familias de las víctimas. El taller nos ayudaría a hablar y escuchar a las familias mientras garantizamos su seguridad psicológica. Se iba a celebrar en París bajo los auspicios de la Cruz Roja, pero se pospuso. Recientemente, hemos estado bajo mucha presión con la nueva publicación de las fotos de César. Recibimos llamadas diarias de personas que creen haber encontrado a sus seres queridos en las fotos y otros casos similares. Por eso creemos que ese taller es esencial para nosotros. Si las cosas van bien, lo haremos en París a principios del próximo otoño; si no pudiéramos viajar, lo haremos online.

También nos gustaría participar en la Cumbre de Ginebra para los Derechos Humanos y la Democracia, si es que llega a celebrarse físicamente; todavía no sabemos con seguridad si podrá llevarse a cabo.

Hemos establecido nuestra oficina en Berlín, y tenemos un miembro de la Asociación que ha acumulado experiencia en métodos de apoyo psicológico. Nuestro objetivo es hacer que este tipo de apoyo esté disponible para los miembros que lo necesiten. Continuaremos con el trabajo antes mencionado sobre los expedientes judiciales en cooperación con especialistas en el tema.

Tenemos un programa pleno, de verdad. Estamos despegando ahora. A pesar de que llevamos dos años, nuestro trabajo está comenzando ahora a estructurarse y ordenarse.

Debido a que la diáspora siria se extendió por todo el mundo, tenemos mucho trabajo por delante.

Al-Jumhuriya: El objetivo fundamental de la Asociación es reunir a quienes han perdido a sus familiares y seres queridos a manos de la brutal maquinaria del régimen, y a sus esfuerzos, después de su pérdida personal, para influir en los asuntos públicos. Esta es otra forma de entender el eslogan “lo personal es político”. Todos esperan que esta tarea sea difícil y resulte agotadora a largo plazo. ¿Cómo lo aborda la Asociación? ¿Cómo lo maneja Vd.?

Al Hallak: Debería considerar esto desde un ángulo diferente. Nuestra misión es hacer un seguimiento de las víctimas y sus familias, así como de las condiciones de los detenidos, cuya liberación y retorno a la vida debe ser nuestra prioridad en vez de construir fosas comunes para ellos. Personalmente, considero que este es el mensaje que debo mantener, por lo que continuaré trabajando para defender los derechos de mi hijo y de los demás.

En Siria me pasé un año y cinco meses yendo diariamente al poder judicial militar para tratar de averiguar si mi hijo estaba vivo. Recibimos la noticia de su muerte tres meses después de su arresto; más tarde supimos que le habían estado torturando durante cinco días. Sentimos alivio al poder averiguar algo, hasta que alguien negó la información y nos dijo que mi hijo estaba vivo. Durante un año y cinco meses, intenté confirmar esta información en el Comité Central de Reconciliación, en el Ministerio por la Reconciliación, en el poder judicial militar, en la policía militar y en las ramas de seguridad. Hacía eso todos los días y me reunía con otras cincuenta o sesenta madres. A veces había esposas y padres, pero la gran mayoría eran madres. Consumidas por el miedo, estaban desesperadas por conocer el destino de sus hijos. Sugerí que de alguna manera nos agrupáramos e hiciéramos oír nuestra voz colectiva. Se negaron categóricamente. Me decían: “Por favor, hemos perdido un hijo; no queremos perder otro” o bien “Todavía conservamos un hogar; no queremos perder eso también” o alguna cosa parecida. En esos encuentros, escuchamos historias trágicas. Había una madre que había perdido a cinco hijos muy jóvenes. Había otra que, junto con su esposo, tuvo que presenciar la violación de su hija, y cuando el padre gritó desesperado, lo lanzaron por el balcón. Es extremadamente doloroso.

Al dejar Siria y el peligro, decidí que quería hacer oír las voces de aquellas madres que buscaban a sus hijos; quería representarlas de alguna manera. La mayoría de ellas sabían que sus hijos habían sido martirizados. También lo supe cuando, después de un año y cinco meses, pude obtener el certificado de defunción de mi hijo en el Hospital Militar de Tishrin. Allí me encontré con unas cincuenta mujeres y tres hombres esperando, y una de las mujeres dijo: “Gracias a Dios, hoy no somos muchas”. Escuchar esto hizo que sintiera escalofríos en la columna. Cada día anunciaban un número de nuestros jóvenes muertos. Digo “nuestros” porque los hombres del régimen muertos también estaban allí. Vimos cómo cubrían sus cuerpos y los preparaban para ser trasladados a otro lugar. Pero los cuerpos de nuestros jóvenes estaban en paradero desconocido; se suponía que no debíamos preguntar dónde estaban enterrados. Fui a la Rama 248 (la Rama de Investigación Militar) y le pregunté a un oficial allí si podía averiguar dónde estaba enterrado mi hijo. Me dijo con tono amenazante: “Si no fuera porque eres una mujer respetable, no ibas a poder salir de este lugar”.

Siento que llevo conmigo el sufrimiento de las personas que vi y cuyas historias escuché cuando trataba de averiguar qué le había pasado a mi hijo.

Al empezar a trabajar aquí, sentía realmente que sus voces y corazones me estaban impulsando. Cuando hablo de Ayham, no solo me refiero a mi hijo, me refiero a todos ellos. Era directora de escuela y conozco bien la sensación de amar a un gran grupo de niños tan jóvenes como mi hijo. Todos son mis hijos.

Durante el funeral que preparamos por Ayham, que había sido arrestado en el campus, sus compañeros universitarios vinieron a expresar sus condolencias. Propusieron organizar una protesta en la universidad. Les pedí que no lo hicieran y les dije: “Mi hijo fue torturado, no quiero que ninguno de vosotros acabe herido. Sois todos mis hijos; si preservais vuestra vida, de alguna manera estáis preservando la suya”.

Sentir que estás inmersa en una misión importante te da una fuerza y un impulso especiales. Todos los miembros de la Asociación nos sentimos así. Queremos contarle al mundo el sufrimiento de miles de familias sirias, y queremos mostrarles a todos el espanto de este monstruoso régimen. Ese es nuestro impulso y la base de nuestro trabajo. Todos somos voluntarios aquí; no recibimos ningún salario por nuestro trabajo. Nuestro único objetivo compartido es salvaguardar los derechos de nuestros jóvenes, de todas las víctimas. Lamentablemente, no podemos exigir que les devuelvan la vida, pero podemos responsabilizar a quienes cometieron crímenes contra ellos y contra todos los sirios y podemos proteger su memoria. Hace unos días, durante una conferencia en la Asociación, mencioné cuánto deseaba que se construyera un museo en Damasco que pudiera reflejar las atrocidades cometidas por el régimen, incluidas las fotos de César, para que los visitantes pudieran conocer todo lo que el régimen ha hecho con nosotros.

Al-Jumhuriya: ¿Te refieres a algo similar a los esfuerzos realizados por otros países para preservar la memoria histórica, como Alemania?

Al Hallak: Exactamente. A menudo considero que la idea de la tumba es un sueño. Hace algún tiempo asistí a una exposición sobre las víctimas del Holocausto, donde nos dijeron que los principales esfuerzos para proteger la memoria fueron realizados por la sociedad civil. Visitamos un cementerio simbólico para las víctimas y vimos voluntarios que lo cuidaban, lo visitaban y ponían rosas en las piedras. Me pregunté, ¿cuándo tendremos esto en Siria? ¿Cuándo tendremos una tumba que, aunque sea simbólica, podamos visitar?

Al-Jumhuriya: ¿Cómo pueden contribuir a su trabajo y sostenibilidad aquellos que apoyan la causa de la Asociación, ya sean sirios o no, en Berlín o en cualquier otro lugar?

Al Hallak: Damos la bienvenida a todas las ofertas de ayuda y voluntariado, le pido a quien esté dispuesto a contribuir que contacte con nosotros. Necesitamos ayuda a varios niveles: apoyo a los miembros de la Asociación para que mejoren sus habilidades técnicas y de recopilación de datos; traducción al inglés y al alemán; y asistencia para estrategias de promoción en redes sociales. No tenemos especialistas en estos campos, y a menudo necesitamos ayuda con cosas sencillas. Esto nos quedó claro recientemente con la crisis del coronavirus, cuando todas las reuniones se volvieron virtuales. Cada reunión requiere el uso de programas específicos para la convocatoria, y quienes tenemos poca experiencia tecnológica nos resulta muy complicado bregar con todo ello. Damos la bienvenida a todas las ofertas de asistencia y voluntariado, y pedimos a quienes puedan y deseen ayudarnos que se pongan en contacto con nosotros a través de nuestra página web.

Yassin Swehat es jefe de redacción de Al- Jumhuriya.

[Nota del editor: Esta entrevista se tradujo del árabe al inglés en colaboración con The Syria Campaign.]

Fuente: https://www.aljumhuriya.net/en/content/fighting-graves-we-can-visit

Esta traducción puede reproducirse libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y a Rebelión.orgcomo fuente de la misma.