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Las mujeres sirias y el levantamiento popular

Luchando en múltiples frentes

Fuentes: Syria Untold

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.

En Siria, las mujeres estuvieron en el corazón de las protestas pacíficas desde el primer momento del levantamiento, en marzo de 2011. Desde reconocidas personalidades de la oposición como Suheir Atassi y activistas como Marwa al-Ghamian y Razan Zaituneh, a artistas como Fadwa Suleiman, May Scaf, Kifab Dib y Rima Fleiman, las mujeres han sido una pieza fundamental en el movimiento de desobediencia civil desde sus primeras etapas. El mensaje era claro: hombres y mujeres, codo con codo, contra la tiranía.

Además de la lucha general por los derechos humanos y la justicia social, el levantamiento sirio fue el marco para cuestionar una sociedad patriarcal en la que la religión se ha utilizado para mantener a las mujeres bajo control.

A pesar de los compartidos objetivos de las manifestantes, muy pronto surgieron puntos de vista encontrados entre los enfoques laico y religioso. Aunque algunas activistas querían romper todos los tabúes y cuestionar el sistema patriarcal en su conjunto, otras se centraban en el régimen sin abandonar su compromiso con los valores más tradicionales y conservadores.

La activista siria Nura muestra su apoyo al Levantamiento de las Mujeres en el Mundo Árabe (Fuente: página en Facebook del Levantamiento)

Como parte de la lucha por la igualdad, muchas mujeres sirias se unieron al Levantamiento de las Mujeres en el Mundo Árabe, un espacio laico libre para el diálogo sobre los derechos de las mujeres en el mundo árabe que acoge a mujeres de todas las religiones y orígenes: árabes, bereberes, nubias, kurdas, asirias, arameas, siriacas, armenias, turcas, turcomanas, circasianas… las mujeres sirias se unieron a la iniciativa bajo un poderoso lema: «Por un lado, para derrocar al régimen opresor y, por otro, a las estructuras de poder opresoras, tanto religiosas como sociales».

Entre los muchos comentarios que podemos ver en la página web del Levantamiento, nos encontramos con el deseo de Batul: «Apoyo el Levantamiento de las Mujeres Árabes para poder llegar a ser Presidenta de Siria», y la poderosa visión de Lamar: «No hago distinciones entre la revolución siria y la revolución de las mujeres, para mí son lo mismo».

Algunos de los comentarios apuntan a la cuestión de las vestimentas tradicionales y el velo/pañuelo islámico. «Apoyo el levantamiento de las mujeres y no quiero que las intelectuales miren mi hiyab como un símbolo de atraso», escribía una activista. «Defiendo los derechos de la mujer y el derecho de cada una a elegir. Mi opción personal es llevar el velo islámico y no quiero que me juzguen por eso».

La activista siria Daba Bakdunis ejerce su derecho a no llevar el hiyab.

Otras activistas asociaron la cuestión de la ropa con las restricciones a la libertad de las mujeres. «Durante veinte años he vivido privada de la sensación del aire envolviendo mi cuerpo y mi pelo», escribía una joven con una foto de ella misma sin pañuelo, sosteniendo un pasaporte en el que aparecía con hiyab.

Según algunos, aún no es el momento para ese tipo de discusiones, un argumento recurrente en la historia de las revoluciones contra la opresión en la región (desde Argelia a Irán, las mujeres participaron activamente en las luchas contra los gobernantes opresores sólo para pasar a un último plano tan pronto como esos gobernantes fueron derrocados).

«Ahora es el momento de hablar de los derechos de la mujer», aseguraba una activista. El régimen sirio es el producto de la sociedad que lo alimentó. No sólo queremos liberarnos del régimen, también de quienes le mantienen».

Con la transformación del levantamiento popular en un conflicto militarizado en el que hay varias fuerzas externas interviniendo, los derechos de la mujer y los derechos humanos en su conjunto han chocado con nuevos enemigos encontrados. Los grupos extremistas, como el Estado Islámico de Iraq y Siria, representan una creciente amenaza a la diversidad y coexistencia características del contexto sirio, incluyendo las restricciones a los movimientos de las mujeres y a la libre expresión. Desde la profesora de Raqqa Suad Nofal a la reconocida activista Razan Zaituneh, del Centro de Documentación de las Violaciones de Siria, muchas han sido las mujeres que se han levantado contra estos grupos que están tratando de imponer sus propias agendas extremistas a las sirias, pagando un precio muy alto por ello.

«¡No tomamos las calles contra Asad para vivir ahora aterradas por éstos!», era el lema repetido por muchas mujeres durante las manifestaciones populares contra las imposiciones de los grupos de Al-Qaida en el país.

En palabras de Razan Ghazzaui, mientras los hombres activistas pueden entre en zonas liberadas o disputadas, las mujeres se enfrentan a todo tipo de restricciones. «La principal tarea de los puestos de control de la oposición era preguntar a las mujeres sirias que no iban veladas qué estaban haciendo ahí, en su propio país. ‘¿Eres realmente periodista?’, preguntaban. Y la persona sentada a su lado tenía que responder por ellas para poder superar el control».

La activista de Raqqa Suad Nofal con pancartas de su manifestación en solitario

(Foto utilizada con permiso)

«Todas las revolucionarias que están yendo a Siria para ver cómo pueden ayudar están teniendo que adoptar precauciones y medidas de seguridad extraordinarias para protegerse de todo tipo de peligros», denunció. «Y todo eso por no tener pene. ¡Ya está bien! Y en lo que se refiere a esos machos, laicos o de otro tipo, los activistas entran y salen del país a su antojo y ninguno de ellos ha levantado un dedo ni condenado los obstáculos que se les imponen a sus supuestas compañeras de revolución.»

La representación de las mujeres dentro de la oposición política deja también mucho que desear. Con una gran mayoría de hombres tomando las decisiones, las pocas mujeres implicadas en el proceso no son sino pura decoración dentro de un escenario dominado por los machos. En palabras de Jawla Dunia: «Para los hombres de la oposición política, las mujeres somos como las especias. Nos utilizan para añadir algún sabor pero no tenemos efecto alguno en los principales ingredientes. Me niego a participar en esa cocina mientras no sea considerada una participante activa».

Fuente: http://www.syriauntold.com/en/story/2014/02/26/8356