Si esencia y apariencia coincidieran, sería innecesaria la ciencia. Y no traemos el apotegma de Marx por mero regusto filosófico. Se trata de que algún que otro incauto recuerde, o sepa, que la verdad anida fuera de un mundo ilusorio. Pero yendo más a «ras de suelo», ¿qué pretende con respecto a Cuba Donald Trump? […]
Si esencia y apariencia coincidieran, sería innecesaria la ciencia. Y no traemos el apotegma de Marx por mero regusto filosófico. Se trata de que algún que otro incauto recuerde, o sepa, que la verdad anida fuera de un mundo ilusorio. Pero yendo más a «ras de suelo», ¿qué pretende con respecto a Cuba Donald Trump?
Ese que, conforme a ciertos analistas, desde hace unos meses parece (aparenta, ¿no?) haber entibiado su impulso destructivo de las relaciones, algo recompuestas por Barack Obama para conseguir con la zanahoria, infructuosamente, lo imposible de alcanzar con el madero enhiesto. Como alguien ha observado, no se han producido nuevos hostigamientos graves, la farsa de los «ataques sónicos» se congeló oficialmente y se están retomando los encuentros y las negociaciones puntuales anteriores al presente mandato.
¿Arreglo? ¿Tregua temporal? ¿Nuevo modus vivendi? ¿O en sí exigencias de hechos -y aquí entramos en el orbe de las esencias, la verdad buscada y aprehendida, la ciencia- como que gobiernos tales el de Canadá y de América Latina en pleno se ayunten a favor de la normalización del comercio y la colaboración con la Isla, y que la Unión Europea avance en el Acuerdo de Diálogo Político y la Cooperación bilateral con La Habana?
¿Significa el statu quo que Trump se ha visto obligado a abandonar el agresivo rumbo por él proclamado, en el Memorando Presidencial de Seguridad Nacional, el 16 de junio pasado, en Miami -rodeado de la más rancia ultraderecha antinacionalista-, y reiterado en el último discurso sobre el estado de la Unión?
Nos sumamos a quienes no comparten el criterio de que la política de la Casa Blanca experimenta un enfriamiento y un «armisticio». Lo cierto es que el Tío Sam ha debido camuflar un tanto su animadversión para con el vecino del sur. Hasta un punto, por supuesto. ¿Alguien en sus cabales pasará por alto el anuncio de la creación de una Fuerza de Tarea (Task Force) en Internet aplicada a difundir ideas con vistas a subvertir el orden interno del país socialista, agredir su institucionalidad, en aras de lograr aquí un capitalismo made in USA, colonial más que neocolonial a la postre? Solamente este elemento nos obligaría a apreciar la intención de continuidad de la doctrina de Guerra No Convencional, incluido el bloqueo, que ha demostrado su inoperancia frente a la orientación de Guerra de Todo el Pueblo, en que Cuba basa su preparación para la defensa, como rememora un agudo colega.
La convocatoria del Departamento de Estado a un mecanismo con nombre propio de las Fuerzas Armadas abocadas a una misión específica y que congregue a funcionarios gubernamentales y no gubernamentales con el objetivo de «promover el libre flujo de información» y «ampliar el acceso a Internet y los medios independientes» (¿de quién, acaso del capital?) nos hace evocar las conocidas implicaciones de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) en el proyecto Zun Zuneo, con el cual se intentaba estimular una plataforma de comunicación entre los jóvenes isleños similar a Twitter, cuyo genuino fin era promover acciones contrarias, invasivas. No olvidemos el semejante Piramideo, que aspiraba a forjar un entramado de amigos a los que se les ofrecía la posibilidad de que una persona enviara a los miembros de su «pirámide» un mensaje de texto masivo por el valor de uno solo.
Asimismo, errará quien obvie la iniciativa (también de la Usaid) de entregar a diversas empresas subcontratadas 4,3 millones de dólares para montar redes inalámbricas clandestinas, como parte del programa Conmotion, con el propósito de ofrecerles a supuestos emprendedores el equipamiento para sus propias redes, y posteriormente enlazar estas con otras en el exterior, fundando una malla de usuarios que desinformaran sobre la situación nacional o convocándolos a manifestaciones.
Esto, a pesar de que nuestras autoridades se aplican en la informatización general y el aumento gradual del acceso de la ciudadanía al ciberespacio, que incluyó en 2017 un boom, con 40 por ciento de conectados, 37 más que en 2010. Según datos oficiales, la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA) activó 600 000 nuevas líneas móviles, para un total de 4,5 millones de dispositivos en manos de la población. A diario se registraron 250 000 conexiones a través de más de 500 puntos de acceso públicos en todo el territorio y Cuba fue el país de mayor crecimiento en dos categorías de conectividad, de acuerdo con el reporte Digital in 2017 Global Overview: presencia en redes sociales -con más de 2,7 millones de nuevos usuarios y 365 por ciento de incremento respecto al año precedente- y uso de teléfonos celulares para acceder a las redes sociales -2,6 millones de nuevos usuarios y un aumento de 385 por ciento.
Entonces, ¿para qué la Fuerza de Tarea? Sin duda la verdad puede más que la apariencia.
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