Traducido para Rebelión por Germán Leyens
La erupción de los acontecimiento de Gezi fue inesperada e impactante para todos los actores políticos de Turquía. La autoconfianza del gobierno del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) había alcanzado su cenit durante más de una década de un poder político sin precedentes, y la resistencia local a su política de transformación urbana neoliberal había permanecido casi invisible en los medios dominantes. A pesar de todo, fue esta resistencia lo que constituyó el núcleo de Ocupa Gezi, provocando una cadena de protestas a escala nacional contra el Gobierno.
Estambul es una ciudad ideal para realizar un estudio de la política neoliberal de transformación urbana del Gobierno. Este informe aborda los levantamientos de Gezi que surgieron en la ciudad, comenzando con una exploración de las políticas concretas del Gobierno mediante los conceptos de ciudades-folio, anti-ciudades y espacios inexistentes. El autor pasa luego a investigar las dinámicas que condujeron a la transformación de una resistencia ordinaria, local y aislada a la destrucción del parque Gezi, en una extraordinaria protesta a escala nacional. Basándose en entrevistas en profundidad con manifestantes, analiza la heterogénea estructura política de «Ocupa Gezi», sacando a la luz las motivaciones, demandas y posiciones políticas de la corteza de las protestas. Finalmente concluye que la solidaridad, el respeto y la empatía -los valores principales que definieron el parque Gezi durante la ocupación y ahora con sus herederas Asambleas del Parque- pueden representar la derrota de la Hidra de Lerna del poder, cuya reproducción de cabezas simboliza la transformación espontánea de los oprimidos (mazlum) en tiranos (zalim) cuando se tiene y se asegura el poder.
La corteza: resistencia a la transformación neoliberal urbana
Entre los principales debates en Turquía sobre la cuestión kurda, el Islam político, o la crisis siria, la creciente popularización de la resistencia contra la transformación neoliberal urbana -una de las políticas más consistentes del gobierno del Partido de Justicia y Desarrollo (AKP)- pasó más o menos desapercibida en los medios. A pesar de este hecho, esas políticas han llevado a una gran transformación del espacio urbano en línea con la lógica neoliberal, en ningún sitio más típica y amplia que en Estambul. Esa transformación urbana ya había comenzado con el ascenso global de la economía política neoliberal en los años 80, desde cuando los organismos de gobierno local de las ciudades, que supuestamente deben suministrar los servicios públicos, han estado siguiendo la lógica de ganancias y pérdidas del mercado. Como resultado de la política estatal de promoción del fenómeno conocido como empresariado urbano, el valor de uso de las ciudades ha sido desfavorecido en beneficio de su valor de cambio [1]. El gobierno del AKP ha acelerado este proceso al reprimir la resistencia emergente a las políticas neoliberales de renovación urbana, basándose en su fuerza política y el mandato popular.
La transformación urbana neoliberal puede definirse como la adquisición de beneficios y poder mediante la transformación y la regulación del espacio urbano a través de la cooperación del capital y el gobierno. Existen por lo menos dos importantes proyecciones concretas de esta radical transformación neoliberal que se hacen claramente visibles en el caso de Estambul. La primera proyección es la división de la ciudad como un gran espacio en subespacios de clase e identidad, desconectadas unos de otros por líneas bien definidas. La segunda es la emergencia de centros comerciales y de negocios en cada rincón de la ciudad, convirtiéndola en un «no-espacio» (non-lieu) [2].
En el primer caso, como en Garden City en Omán, Dream City en Arbil y New Cairo y New Luxor en Egipto [3], las comunidades cerradas caracterizadas por un perímetro cerrado de muros y cercas, entradas estrictamente controladas y varios servicios compartidos, separan a sus residentes del resto de la ciudad al suministrar espacios vitales independientes, amurallados y con sus propios servicios de seguridad. El objetivo es garantizar el libre consumo político, económico y cultural de las clases medias aislándolas en espacios exclusivos donde la pobreza urbana es invisible. Las ciudades-folio de «Residencias Estambul» o «Mansiones Otomanas» constituyen un sector global, que encuentra su expresión nacional en Dubai, y estilos de vida de facto de mercado artificial al convertir las ciudades en espacios de consumo para estilos de vida acelerados [4].
Las clases medias enjauladas en comunidades cerradas que consideran que son sus verdaderos residentes («turcos blancos») se refieren a los pobres de la ciudad con términos peyorativos, çingene (gitanos), kiro (patanes), köylü (campesinos), apaçi (bárbaros), etc. [5], designando sus vecindarios como anti-ciudades y excluyéndolos de los centros de la ciudad. Varios vecindarios, como Ayazma, Sulukule y Tarlabaşı, que albergaron a los pobres de la ciudad durante años en el corazón de Estambul, se están destruyendo como parte de la política de renovación urbana. Están sometiendo a sus habitantes a una emigración forzada a las afueras de la ciudad. Como en París o en Roma, donde se recibe a los visitantes en el centro de la ciudad, que se parece a una lujosa habitación de hotel, con el objetivo de invisibilizar la pobreza urbana.
La segunda proyección es la creación de un no-espacio. Esto se refiere a la relación artificial, prediseñada entre el espacio y el ser humano, y la transformación de residentes de la ciudad en máquinas de producción y consumo sin ningún sentido de pertenencia a sus ciudades. Por cierto, según una investigación del año 2001, cerca de un 44,7% de la población de Estambul no se sentía parte de la ciudad, mientras el 11,4% de los residentes ni siquiera quería serlo [6]. Es un indicio impactante de la magnitud de la alienación y de la pérdida del sentido de pertenencia a la cultura de la ciudad.
En los hechos emergió la oposición a proyectos específicos de transformación urbana neoliberal. Sin embargo la falta de interés de los medios de comunicación por esa resistencia se unió a su naturaleza generalmente desorganizada, local, aislada y desconectada. La reciente ola de resistencia de espacios públicos simbólicos (İnci Patisserie) e históricos (Emek Cinema) de intelectuales, arquitectos, estudiantes y artistas de las clases medias también siguió siendo un tema local y aislado en Beyoğlu, incapaz de conectarse con el resentimiento general contra la transformación urbana neoliberal.
Volviendo al parque Gezi: Todos esperaban el mismo resultado, incluidas las pocas docenas de manifestantes que querían salvar al Parque de la conversión en un centro comercial. Cuando la policía atacó a los manifestantes con espray de pimienta y porras, sin embargo, ocurrió lo inesperado: Miles de personas acudieron al parque para solidarizarse. Por lo tanto, esa pequeña manifestación por «un montón de árboles» se convirtió rápidamente en una protesta nacional contra el Gobierno.
La corteza: resistencia contra el autoritarismo democráticamente elegido
Cuando la policía fue obligada a abandonar la plaza Taksim a principios de junio, el autor y un colega realizaron entrevistas en profundidad con 200 manifestantes del parque Gezi [7]. Solo un pequeño porcentaje de las respuestas se refirieron a la destrucción del parque Gezi cuando se preguntó qué llevó al entrevistado a participar en Ocupa Gezi. Por cierto, la mayoría de los que señalaron que la destrucción de los árboles del parque fue su principal motivación también habían participado en los primeros días de la protesta; formaron el pequeño núcleo de las protestas originales. Los entrevistados restantes constituían la inmensa corteza de la protesta. Entre los motivos para la participación de esa gente en la protesta, dos respuestas principales dominaron a todas las demás: la brutalidad policial y el lenguaje peyorativo del primer ministro, que dirigió los términos çapulcu (depredadores), marjinal (marginales) y ayyaş (borrachos) a los manifestantes. Por lo tanto se puede llegar a la conclusión de que si la policía no hubiera intervenido de una manera tan brutal contra las protestas pacíficas iniciales y si el primer ministro hubiera utilizado un lenguaje más inclusivo y apaciguador para empezar, el parque Gezi no se habría convertido en un motivo para ocupar la plaza Taksim y la subsiguiente protesta nacional.
Aparte de las teorías de la conspiración del gobierno que simplemente muestran su falta de disposición de responsabilizarse de las protestas y mucho menos aún realizar una autocrítica, muchos autores y académicos han argumentado que los principales actores de Ocupa Gezi fueron motivados por una ideología reaccionaria en lugar de preocupaciones medioambientales. Este argumento se basa sobre todo en la distinción patrocinada por el Gobierno entre el núcleo y la corteza de los manifestantes como grupos buenos (ecologistas) y malos (ideológicos, marginales), respectivamente. Ahora, cuando las respuestas a diversas preguntas se relacionan, se puede deducir de los datos que los elementos ulusalcı (Kemalistas-nacionalistas), así como ciertas organizaciones izquierdistas radicales, constituyen solo un pequeño porcentaje de los manifestantes del parque Gezi, a pesar de que ellos y muchos otros grupos sociales menos visibles -como grupos ecologistas locales, lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBT) y musulmanes anticapitalistas- encontraron un espacio público libre para expresar su resentimiento.
Puede argumentarse correctamente que los datos del parque Gezi tienen una capacidad limitada de representar las protestas a escala nacional. Por cierto las protestas del parque Gezi como espacio público y el carácter social, cultural, y político de sus elementos constituyentes son totalmente diferentes de las protestas de otros sitios de Turquía, incluso en Estambul. Por ejemplo las protestas en Bagdad Street, en el lado anatolio, fueron constituidas y dirigidas fundamentalmente por elementos homogéneos ulusalci. A pesar de eso todo comenzó en el parque Gezi, aunque Taksim demostró ser una vez más el centro de Estambul, que por su parte probó ser la verdadera capital de Turquía. El espíritu del parque Gezi, sin embargo, sigue vivo en las nuevas Asambleas del Parque de Estambul en desarrollo. El resto de los datos muestra claramente por qué y cómo este espíritu es un fenómeno totalmente nuevo en la política convencional de Turquía.
Entre la gente que no estuvo en la protesta durante los primeros días y que constituía la mayoría de los manifestantes, un pequeño porcentaje de los encuestados respondió a la pregunta original con la respuesta: «para derrocar al Gobierno». Es la gente motivada sobre todo por preocupaciones ideológicas. Ante las preguntas sobre el motivo «¿Por qué estáis aquí?» y «¿Qué queréis?» el espíritu antigubernamental es, como era de esperar, predominante. Dentro de la pregunta por las demandas, las motivaciones ideológicas también podían diferenciarse fácilmente por las referencias a ciertos conceptos claves (como la inviolabilidad de los principios del fundador de Turquía, Mustafá Kemal Atatürk). De nuevo, éstas constituyen un pequeño porcentaje de las demandas generales de Ocupa Gezi. Nilüfer Göle, observó correctamente al respecto: «Aunque es predominantemente un movimiento secular, no apoya el antiguo laicismo estatal y la animosidad contra el Islam» [8].
En las entrevistas, las respuestas a la pregunta «¿Hay alguna organización política, bandera o consigna en el parque Gezi con la cual usted se siente incómodo?» arroja luz sobre el verdadero espíritu de Ocupa Gezi:
La variedad de las respuestas subraya la naturaleza homogénea de los manifestantes del parque Gezi. Mientras un 18% de los manifestantes consideró molestos los afiches en la plaza Taksim que mostraban al líder encarcelado del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), Abdullah Öcalan, otro 19% se sintió incómodo respecto a las consignas nacionalistas y militaristas que se coreaban, sobre todo «Somos los soldados de Mustafá Kemel», una referencia a Atatürk. También es significativo que un 10% de los manifestantes expresó su molestia por consignas vulgares, sexistas y homófobas. Mientras tanto la mayoría, un 28%, dijo que no le molestaba ninguna expresión política y subrayó que el parque Gezi era y debía ser un espacio público de libertad, tolerancia y respeto. Finalmente, un 18% de los manifestantes consideró que todas las banderas y consignas de organizaciones políticas eran irritantes, argumentando que Ocupa Gezi debía ser un movimiento apolítico. Este último porcentaje estaba compuesto sobre todo por jóvenes nacidos en los años noventa y constituía la famosa «generación blanca» de Ocupa Gezi. Su rechazo de la política constituye en realidad una crítica a la política partidaria común en Turquía y contiene la semilla de una nueva noción de política.
Las respuestas a las preguntas «¿Por qué estáis aquí?» y «¿Qué queréis? reflejan sobre todo el espíritu antigubernamental de Ocupa Gezi. Donde faltan los canales democráticos ordinarios de resentimiento y oposición al Gobierno, todo tipo de demanda opositora a las antiguas políticas del gobierno del AKP, así como los temas de Reyhanlı, Roboski, el tercer puente del Bósforo y la energía nuclear, a sus políticas crecientemente autoritarias y su discurso sobre derechos individuales y libertades y los temas del aborto y el alcohol, se expresan convirtiendo el parque Gezi en una plataforma de oposición pluralista.
De acuerdo con los resultados del estudio KONSA sobre Ocupa Gezi [9], una gran mayoría de los manifestantes no apoyaba a ningún partido ni se sentía representado por ellos. Por lo tanto los acontecimientos de Gezi demostraron que la oposición parlamentaria (en sí el producto del umbral del 10% en las elecciones de Turquía) no puede representar a todos los individuos y grupos sociales que rechazan al AKP, cuyo bloque hegemónico ha sido renovado por los recientes pasos tomados hacia la resolución del problema kurdo.
La promesa: una nueva concepción de la política y del poder para matar a la Hidra de Lerna
En lugar de rechazar un levantamiento tan masivo como una conspiración internacional contra el creciente poder de Turquía o degradarlo como una simple repetición de los antiguos mítines laicistas republicanos de 2007 en una nueva forma, Ocupa Gezi debe verse, al nivel más básico de análisis, como una crítica popular a la actual «semidemocracia» turca. Un grupo espontáneamente formado por las clases medias seculares, que se sienten marginadas por el bloque hegemónico reconstruido por el gobierno del AKP. [10]
Sin embargo, este nivel básico de análisis es de por sí deficiente, ya que define a Ocupa Gezi solo a través de lo que rechaza; como un movimiento esencialmente contra algo en vez de a favor de algo. De hecho Ocupa Gezi, convertido después en parque Gezi y luego en Asambleas del Parque, es más que que una explosión de resentimiento acumulado contra la actual «semidemocracia» de Turquía. En su significado positivo es un nuevo acto colectivo y espontáneo que intenta revisar el concepto de la política y el poder ejerciendo la libertad en espacios públicos. Esta nueva conceptualización incluye tanto una crítica que deconstruye los conceptos convencionales de la política y el poder como una promesa creativa por su potencial reformulación mediante la práctica. Ocupa Gezi es, en este sentido, el fenómeno «arendtiano» por excelencia.
En su obra ¿Qué es libertad? Hannah Arendt argumenta que la filosofía está interesada en la libertad como un problema solo cuando se ha perdido y ya no es una realidad tangible [11]. La filosofía occidental, comenzando con Platón, se opuso originalmente al modo de vida política de la polis griega, que ya estaba en decadencia y cuya quintaesencia era la libertad [12]. Arendt considera equivalente el significado original de la libertad como la razón de ser de la política con la acción, que solo se puede lograr en la práctica realizándola y que solo se puede realizar junto a otras personas en un espacio público políticamente garantizado [13]. Mediante la pérdida de la libertad política como una realidad tangible, la filosofía desarrolló una concepción metafísica de la libertad en el campo interior del ser, es decir en el campo de la relación consigo mismo. En esta deducción filosófica, la libertad se convierte en libre albedrío, el libre albedrío en poder y la voluntad de poder en la voluntad de opresión. Por lo tanto, el poder de una comunidad que se realiza en un espacio libre público se convierte en el poder de un individuo/grupo/comunidad sobre otros. Esto se parece al monstruo mitológico de la Hidra de Lerna [14].
En la mitología griega, Hércules, en el segundo de sus Doce Trabajos se enfrentó a la Hidra de Lerna, una antigua bestia acuática subterránea parecida a una serpiente que poseía múltiples cabezas y aliento y sangre tóxicos. Cuando Hércules atacó al monstruo y cortó una de sus cabezas, dos nuevas cabezas crecieron en su sitio. Tal como la Hidra de Lerna, el poder reacciona ante la oposición en su contra multiplicándose cuando lo derrotan. El éxito del AKP en Turquía se basaba en su garantía del apoyo popular mediante elecciones en su lucha contra los dueños tradicionales del poder: la elite burocrática civil y militar Kemalista. Su falla, que llevó a Ocupa Gezi, fue su manejo del poder exactamente como lo hicieron sus predecesores. Matar a la bestia y liberar el círculo maligno del poder -es decir la Hidra de Lerna cuya reproducción de cabezas simboliza la transformación espontánea de los oprimidos (maxlum) en un tirano (zalim) en cuanto se posee y asegura el poder- solo se puede lograr a través del espíritu del parque Gezi; el espíritu de espacios públicos libres, de solidaridad, respeto y empatía en los cuales la gente realiza el poder como una comunidad política. Contenido en ello está la semana de una sociedad verdaderamente democrática, pluralista y autogobernante.
Notas
[1] Para una informe detallado sobre la historia de la urbanización en Turquía mediante la dicotomía del valor de uso contra el valor de cambio, vea: Şengül, H. Tarık, Kentsel Çelişki ve Siyaset: Kapitalist Kentleşme Süreçleri üzerine Yazılar, İstanbul: Dünya Yerel Yönetim ve Demokrasi Akademisi, 2001.
[2] Para el concepto «non-lieu», inventado por el antropólogo francés Marc Augé, vea: Tülin Vural Arslan, «Yok Mekanlar ve Kimliksizlik: Alışveriş Merkezleri Örneğinde Yok – (Çok) – Mekan Olgusu», Mimarlık, Sayı 347, 2010.
[3] Hamit Bozarslan, Ortadoğu’nun Siyasal Sosyolojisi, Melike Işık Durmaz (trans.), Istanbul: Iletişim Yay., 2011, p. 112.
[4] Para el concepto de «ciudad folio» y «anticiudad», vea: Beril Özmen Mayer, «Kent / Anti-Kent Senaryoları», mimarist, Sayı: 29, 2008, p. 43 – 49.
[5] El término kiro es una palabra kurda que originalmente significaba «hombre joven». A través de un cambio semántico racista, el término se utiliza como una contraparte para la palabra turca maganda (patán). Para los contenidos discriminatorios de estos conceptos en términos de clase e identidad, vea: http://www.ayrimcisozluk.blogspot.com
[6] S. Bilal Nur (cord.) (2001), İstanbullu Olma Bilinci Araştırması, İstanbul: İstanbul Büyükşehir Belediyesi ve GENAR Sosyal Doku Projesi, 2001, p. 84.
[7] Ya que el análisis de los datos continúa, este informe no contiene todos los resultados de las entrevistas; ser publicarán pronto en otro artículo sobre Ocupa Gezi. Quisiera agradecer a mi colega Sophie Menasse de la Universidad Boğaziçi que permitiera compartiera algunos de esos resultados en este artículo,
[8] Nilüfer Göle, «The Gezi Occupation: For a Democracy of Public Spaces», openDemocracy, accessed on June 26, 2013, http://www.opendemocracy.net/nilufer-gole/gezi-occupation-for-democracy-of-public-spaces
[9] Vea: http://www.konda.com.tr/
[10] Vea: Cihan Tuğal, «Occupy Gezi: The Limits of Turkey’s Neo-Liberal Success», Jadaliyya, accessed on June 25, 2013, http://www.jadaliyya.com/pages/index/12009/occupy-gezi_the-limits-of-turkey’s-neoliberal-succ
[11] Hannah Arendt, Between Past and Future, New York: Penguin Books, 1993, p. 163.
Respecto a mi conocimiento del pensamiento político de Arendt, estoy más que agradecido a los cursos de teoría política de Zeynep Çağlayan Gambetti en la Universidad Boğaziçi.
[12] Ibíd, p. 157.
[13] Ibíd.
[14] Por la analogía entre la Hidra de Lerna de la mitología griega y la búsqueda del poder por el poder, quisiera dar las gracias a Stavriani Zervakakou.
rCR