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Melancolia siria en la revolución libanesa

Fuentes: Al-Jumhuriya English

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

El 22 de octubre, cinco días después del levantamiento libanés en curso, un artista que vive en Idlib, Siria, pintó un mural del difunto intelectual palestino-sirio-libanés Samir Kassir junto a la cita: «Cuando la primavera árabe florece en Beirut, en Damasco se anuncia el tiempo de las rosas». Kassir escribió estas palabras el 4 de marzo de 2005, menos de tres meses antes de su asesinato en el contexto de la Revolución del Cedro del Líbano contra el régimen sirio. Seis años después, en marzo de 2011, llegó la época de las rosas a Damasco.

Al mismo tiempo, los sirios (y los palestinos) participan en las protestas en curso en el Líbano, pero la mayoría, incluido el coautor de esta pieza, optan por hacerlo manteniéndose un poco al margen por temor a ser atacados por las fuerzas de seguridad y/o los medios de comunicación sectarios.

Las emociones que sienten la mayoría de los sirios en el Líbano son, por tanto, tan diversas como los propios manifestantes. Van desde la dulce nostalgia hasta la profunda melancolía; desde la pura euforia por el levantamiento de otro pueblo en Oriente Medio, hasta los sentimientos de puro pánico ante la idea de posibles reacciones violentas contra la comunidad de refugiados en el Líbano.

Con la revolución ya en su segundo mes, puede ser hora de reflexionar y considerar algunos de los fallos apremiantes de este hermoso levantamiento en el espíritu de una de las palabras más promocionadas en los últimos años entre los jóvenes activistas de diversos orígenes: la interseccionalidad.

A medida que el establishment político utiliza sus tácticas habituales de propaganda sectaria, falsas noticias y desinformación para contrarrestar el movimiento popular, los sirios en el Líbano sienten preocupaciones y temores adicionales que deberían abordarse a un nivel popular más amplio.

Diversidad de reacciones

La revolución ha sido hasta ahora ejemplar en sus enfoques creativos, desde la recuperación de espacios públicos privatizados hasta la celebración de debates abiertos , conferencias e incluso almuerzos, barricadas y pancartas hilarantes.

Una manifestación de esta creatividad han sido los cánticos que se escuchan a diario por todo el país. A menudo toman prestad as melodías o palabras preexistentes que adaptan para ajustarse al contexto local. En particular, y en lo que a nuestro propósito se refiere , han incluido adaptaciones de canticos sirios famosos como «Yalla erhal, ya Bashar» («Vamos, vete, Bashar [al-Asad]») y » Hurr hurr hurriyeh» («Libertad libre y gratuita»).

El cántico «Yalla erhal» ha sido especialmente popular, con interpretaciones que varían desde reemplazar el nombre de Asad con el de varios políticos, especialmente el presidente, hasta «Vamos, levántate, Beirut» y «Vamos, baja a las calles«.

Estas adaptaciones de los c á nt ic os sirios son una de las razones por las que algunos sirios están reaccionando positivamente. Como comentaba un sirio a los autores: «Somos parte de esta sociedad, por tanto, aunque no seamos los que pronunciamos discursos, deberíamos estar físicamente presentes para reforzar el poder de las masas y apoyarlas para que alcen sus voces contra los que están en el poder».

Al mismo tiempo, otros están realmente preocupados. Otro sirio dijo: «Esta no es nuestra revolución y no tiene sentido que nos involucremos porque lo utilizarán en contra nuestra para llamarnos instigadores».

Sin embargo, cualesquiera que sean sus impresiones, el sentimiento dominante expresado por cada activista sirio involucrado en los debates en torno a la revolución libanesa es la nostalgia mezclada con una innegable envidia.

Muchos sirios, particularmente aquellos que están entre los 25 y 30 años, no pudieron evitar evocar sus recuerdos y esperanzas de los primeros días de la revolución siria, cuando las protestas iniciales incluían la resistencia pacífica, los actos simbólicos y un sentimiento de comunidad no sectaria. Tenían aproximadamente la misma edad que muchos manifestantes libaneses ahora cuando salieron a las calles de Daraa, Homs, Alepo, Lataquia, Damasco, Daraya, etc.

Este paseo por la nostalgia está rápidamente acompañado por una sensación de envidia, a menudo combinada con vergüenza. La revolución siria no pudo permanecer así de pacífica por mucho tiempo. En el Líbano, la relativa seguridad de las protestas le ha facilitado espacio para crecer.

Los sirios, por el contrario, tuvieron que adaptarse rápidamente al pasar de las protestas masivas a la escalada violenta del régimen, las desapariciones masivas y el uso generalizado de tácticas de tortura contra cualquier persona que no pudiera huir u ocultarse.

Miedo de l ejército y de la bandera

El flujo continuo de apoyo y respeto por el ejército libanés también ha hecho que algunos sirios se sientan incómodos. Para los sirios, la presencia militar está asociada a su conexión con el régimen y sus experiencias de violencia y opresión.

En cuanto a los libaneses, muchos han expresado su gratitud por la presencia y el comportamiento del ejército hasta ahora, viéndolo como un protector contra Israel y una alternativa preferida a Hizbolá. La naturaleza frágil del Estado libanés y la volatilidad de la situación económica del país parecen haber limitado, hasta el momento , la disposición del ejército libanés y quizás incluso su capacidad para infligir violencia.

Pero todavía representan a una parte de quienes están en el poder, y en ocasiones han tratado violentamente a los refugiados sirios.

Lo mismo sucede con el uso de la bandera libanesa y, con menos frecuencia, con la bandera del ejército. Los manifestantes la utilizan como un símbolo de unidad contra el sectarismo, y muchos consideran que es una alternativa muy necesaria a nte la gran cantidad de banderas sectarias que dominan el paisaje del Líbano.

Sin embargo, para los sirios, la omnipresencia de las banderas libanesas es también un recordatorio de su condición de extranjeros, de estar siendo simplemente tolerados de forma temporal. Si bien la emoción libanesa por su movimiento está justificada, aumenta el temor a un movimiento y gobierno populista y nacionalista que no solo deje de tolerar a la población siria en el Líbano, sino que posiblemente prepare una campaña activa de deportación.

Por tanto, una forma realista de que los manifestantes aborden esta preocupación es exigir que el ejército rinda cuentas ante los tribunales civiles, lo que actualmente no hace.

Temor a convertirse en chivos expiatorios

Estas preocupaciones se agravan por el hecho de que el actual presidente, Michel Aoun, él mismo un exgeneral del ejército, y su yerno, Gibran Bassil, el actual ministro de Asuntos Exteriores, han estado particularmente obsesionados con los refugiados sirios. En un discurso reciente que marcó su tercer aniversario en el cargo, Aoun llegó incluso a mencionar, en los primeros 30 segundos, que el aumento que se había registrado en los retornos de refugiados (no se mencionaron las deportaciones explícitas) era uno de sus mejores «logros».

La cadena de televisión de Aoun, la OTV, y su partido político, el Movimiento Patriótico Libre (MPL), gozan de una bien ganada una reputación de convertir a los sirios en chivo expiatorio. Un experto en la OTV lo expuso incluso de forma muy explícita diciendo: «Al igual que cuando fuimos a Siria y enterramos su revolución, enterraremos esta revolución en el Líbano».

Fiel a su forma, la OTV se ha centrado repetidamente en la presencia siria -real o imaginaria- entre los manifestantes del Líbano. Ha sido parte de la narrativa del establishment gobernante, y particularmente del MPL, Amal y Hizbolá, afirmar que los manifestantes están financiados por potencias extranjeras; una teoría de la conspiración muy familiar para cualquier sirio.

Con esto en mente, no es de extrañar que los sirios expresen dudas y temor genuino de aparecer en la revolución libanesa. Incluso aquellos que se mantienen esperanzados y positivos al respecto se encuentran en una posición incómoda, a menudo preguntándose si serían bienvenidos como participantes o no.

Esperanza en un futuro mejor

Samir Kassir vinculó al Líbano y Siria en formas que han sido olvidadas por muchos libaneses, incluidos aquellos que se levantaron contra la ocupación del régimen sirio. El hecho de que este vínculo se fortalezca o no nuevamente dependerá de si los refugiados sirios, y posiblemente incluso la comunidad más antigua de palestinos, se convierten de nuevo en chivos expiatorios, lo que a su vez dependerá de si los manifestantes se resisten, junto con sirios y palestinos, contra estas tendencias.

Dara Foi’Elle es el seudónimo de una joven activista siria perteneciente a una minoría que vive actualmente en el Líbano. Sus escritos pueden encontrarse en darafoielle.com

Joey Ayoub es un escritor e investigador libanés que actualmente realiza un doctorado en la Universidad de Zúrich. Fue editor de la región MENA en IFEX y Global Voices, y dirige el blog Hummus for Thought. Twitter: @joeyayoub.

Fuente: https://www.aljumhuriya.net/en/content/syrian-melancholy-lebanons-revolution 

Esta traducción puede reproducirse libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a los autores, a la traductora y a Rebelión.org como fuente de la misma.