Ver aquí las más reciente antología de textos de Julio Antonio Mella. (Este correo me fue enviado por Ricardo Hernández Otero a propósito de la publicación en La Cosa de los siguientes textos: https://jcguanche.wordpress.com/2018/09/17/un-dialogo-entre-rodolfo-alpizar-y-julio-antonio-mella-la-pena-de-muerte-y-la-constitucion-cubana/). Julio César, muchas gracias por el reconocimiento sobre mi hallazgo de ese «extrañamente» olvidado texto de Mella, que finalmente publicó Ana […]
Ver aquí las más reciente antología de textos de Julio Antonio Mella.
(Este correo me fue enviado por Ricardo Hernández Otero a propósito de la publicación en La Cosa de los siguientes textos: https://jcguanche.wordpress.com/2018/09/17/un-dialogo-entre-rodolfo-alpizar-y-julio-antonio-mella-la-pena-de-muerte-y-la-constitucion-cubana/).
Julio César, muchas gracias por el reconocimiento sobre mi hallazgo de ese «extrañamente» olvidado texto de Mella, que finalmente publicó Ana Cairo. [1] Cuando lo encontré, para mí resultó evidente que su no incorporación a los Textos y documentos suyos de 1975 (libro editado ese año -«con motivo de la celebración del Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba» y «En homenaje al 50 aniversario de la fundación del primer Partido Comunista de Cuba»- bajo los auspicios del Instituto de Historia del Movimiento Comunista y la Revolución Socialista de Cuba, que firma institucionalmente el «Prólogo») se debió a que resultaba un artículo «incómodo» en el contexto cubano de entonces (y posiblemente lo siga siendo hoy, aunque ya se conozca).
Ten presente que hacia el final de ese prólogo se expresa que «no todos los trabajos de Mella publicados en este volumen están redactados con la precisión necesaria; ni todas las ideas están expresadas en un modo totalmente acertado» (p. 13), por lo cual, «en los casos imprescindibles», la institución «ha considerado necesario publicar notas aclaratorias al pie de página» (Ídem).
O sea, lo que tenemos como compilación de la obra de uno de los pilares fundadores de nuestro rumbo socialista, es una edición no solo «purgada», sino también revisada, corregida y ajustada a criterios de otros, que han manipulado hasta hoy la percepción del pensamiento real de uno de los presentados como iconos y modelos a seguir por nuestra juventud.
Mi apreciación de entonces estuvo basada en que en ese volumen se reprodujeron algunos (no todos) los textos de Mella aparecidos en El Heraldo , donde en 1924 coincidió en faenas periodísticas con una «tanda de toleteros» conformada por Rubén, Alejo, Mariblanca y hasta con colaboraciones de Albizu Campos; otros con primera aparición allí se tomaron para su reproducción de publicaciones de fecha posterior digamos que «más confiables y presentables» tratándose de un líder de izquierda como él (entre otros, por ejemplo: «Carta el Representante del Perú», «Carta al director del Heraldo«, ambos de 1924, copiados de Juventud y Hoy, este de 1950, ¡un cuarto de siglo después de su salida primigenia!; y hasta el famosísimo de 1925 «Una tarde bajo la bandera roja», que se tomó de Lucha de Clases).
Esto es, que El Heraldo a veces sí y a veces no: siempre que existiese otra fuente más «políticamente correcta», se le echaba a un lado. Es decir, fue revisado el periódico, según se manifiesta en cada reproducción tomada de sus páginas, en colección de la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional José Martí, donde, si no es que me han mentido durante décadas, ese título n’existe pas. La Biblioteca del Instituto de Literatura y Lingüística sí posee la colección completa, pero, igualmente de manera extraña (pero no por extrañeza interesada en ocultamiento alguno), no registra el título en su kardex. Por tanto, la omisión en Textos y documentos no parece haber sido ignorancia o descuido.
El artículo en cuestión hay que enmarcarlo en un momento en que Machado (si no recuerdo mal) reimplantaba la pena de muerte y hubo un fuerte movimiento de oposición a la medida, con violentas manifestaciones y actos públicos en el centro de la ciudad, en los que tuvo participación muy destacada Leonardo Fernández Sánchez, el «lugarteniente» de Mella.
Como sabes, Rubén también escribió al respecto en Venezuela Libre (julio y agosto de 1925), pero su trabajo sí fue incluido en Poesía y prosa (1978, tomo II, pp. 66-69), edición que no tuvo la connotación política de los Textos y documentos y fue publicada por Letras Cubanas con edición de Radamés Giro y arduo trabajo, sin el más mínimo reconocimiento público , de José Triana (para entonces «debidamente» parametrado) , como me consta porque cooperé «afanosamente en la búsqueda de materiales para esta edición», según reza en la «NOTA DE AGRADECIMIENTO» de la obra, y trabajamos los tres juntos en más de una ocasión en el Instituto de Literatura y Lingüística.
Siempre me ha quedado pendiente escribir sobre estas cuestiones en torno a los Textos y documentos y la necesidad de que se llegue a una «real» y exhaustiva compilación de la obra de Mella.
Dentro de esa tarea pendiente está la de cotejar la edición cubana «canónica» de 1975 (por decirlo de alguna manera, aunque suene raro, dadas sus extremas limitaciones) con otra de igual título publicada después en México y en la cual, si mis referencias no se equivocan (pues no he visto el libro), Fabio Grobart aparece como autor, al menos del prólogo (no sé si el mismo). [2]
Tal vez allí, para México, se haya incluido ese «expurgado texto» que ha concitado nuestro interés en estos momentos de debates en torno al proyecto de nueva constitución. Tenía muchos materiales novedosos sobre Mella, pero una vez me fueron hurtados junto con el maletín de trabajo a través de una ventana del Departamento de Literatura. Creo que ya no podré recuperarlos. No obstante, mi ejemplar de los controvertidos Textos y documentos contiene muchas notas de sumo interés, incluso desde el punto de vista de la infidelidad de sus reproducciones con los originales publicados en la prensa.
Y basta. Si en algo pueden servirte estas líneas para tus empeños divulgativos en torno a ideas sobre la nueva constitución, puedes hacer el uso que mejor estimes de ellas, acreditándomelas o no, eso es lo de menos. Nos mantenemos en contacto,
Un fuerte abrazo a la distancia.
Ricardo
Notas:
[1] Ver la compilación de Ana Cairo Ballester aquí, y aquí. Con el crédito a Ricardo Hernández Otero y a Ana Cairo Ballester, el texto mencionado se reproduce aquí.
[2] Apelo a mi memoria, pues no tengo conmigo el ejemplar: el texto del que habla Ricardo Hernández Otero no aparece en la compilación prologada por Fabio Grobart, que revisé hace unos años. (Nota de Julio César Guanche).
Ricardo Luis Hernández Otero (La Habana, 1946) es investigador y profesor universitario. Por cuatro décadas laboró en el Departamento de Literatura del Instituto de Literatura y Lingüística de Cuba. Sus campos de especialización comprenden aspectos como la prensa cubana, el vanguardismo y la obra de José Martí, entre otros. Es coautor, con J. Domingo Cuadriello, de Nuevo diccionario cubano de seudónimos y autor de las compilaciones Escritos de José Antonio Foncueva, Revista Nuestro Tiempo, Crónicas [de Excelsior] de Alejo Carpentier, Sociedad Cultural Nuestro Tiempo: resistencia y acción, Mirta Aguirre: España en la sangre; España en el corazón. Actualmente integra el Comité gestor que prepara la reaparición de la Revista de Literatura Cubana.