Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
Sana al-Zana fue asesinada y enterrada en el desierto a finales del año pasado. Los medios de comunicación no informaron del asesinato, la policía hizo poco o nada y el asesino aún anda suelto.
Mujeres árabes protestan por la violencia de género fuera de la estación de policía de Ramle. (Yotam Ronen / Activestills.org)
Recientemente he descubierto que nosotras, las mujeres árabes, somos un colectivo hábil: resulta que en el Israel de 2016 una mujer árabe puede poner fin a su vida, enterrarse a sí misma en medio del desierto, deshacerse de las pruebas, regresar a su familia como un cuerpo sin vida y ser enterrada una vez más sin que nadie levante sospechas sobre la causa de la muerte. Mientras ocurre todo esto también es capaz de garantizar que todo el mundo vuelva a su vida normal: la policía, la oficina del fiscal, el instituto forense, la familia, el pueblo.
Esta historia comenzó el verano pasado cuando publiqué una entrada en Facebook sobre el asesinato de Amana Yasin, embarazada en el momento en que fue apuñalada hasta la muerte y quinta mujer árabe asesinada en 2016. Mientras guardaba luto por su muerte junto con otros usuarios de Facebook ocurrió algo sorprendente. Una mujer a la que no conozco me envió el siguiente mensaje: «Usted se equivoca, Samah. Mi vecina fue asesinada hace varios meses y no está incluida en las estadísticas».
La vecina anónima me dijo que una joven beduina, al-Zana al-Sana, del pueblo de Lakiya, en el desierto de Negev, desapareció durante un período de tiempo. Se anunció en el pueblo que al-Zana murió y fue enterrada de manera modesta. Sin embargo todo el mundo sabía que fue asesinada por su familia. La gente vino a la tienda del duelo, sabía que fue asesinada ysin embargo nadie hablaba de ello. La historia no se reiteró en los medios de comunicación y de hecho la muerte de al-Zana no se convirtió en una estadística.
Usando solo su nombre, sin una fecha o alguna otra pista, empecé a buscar la documentación de un caso similar en el sur. Simplemente no había mención a al-Zana en ningún lugar. Le conté la historia a Haggai Matar, de +972 y pedí su ayuda para hablar con la policía y el fiscal del Estado. La historia sonaba completamente loca: ¿cómo es que nadie supiera decirme lo que realmente ocurrió?
Ciudadanos palestinos de Israel participan en una vigilia en la ciudad de Ramle por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, el 25 de noviembre de 2015. Los manifestantes colocaron ataúdes para protestar contra la violencia doméstica y el aumento del número de mujeres asesinadas por sus maridos. (Activestills.org)
Después de hablar con la policía descubrí que al-Zana, efectivamente, había desaparecido en diciembre pasado. La policía buscaba a su hermano y le detuvo después de que se enterara de que la había amenazado. Poco después de su detención los miembros de la familia de al-Zana encontraron su cuerpo parcialmente enterrado en el desierto, no lejos de un empalme central del Negev. Su cuerpo fue entregado a la familia después de la autopsia, que extrañamente no reveló nada para promover una investigación sobre la causa de la muerte. El instituto de medicina forense fue incapaz de «esclarecer la causa de la muerte».
En otras palabras, el instituto no pudo siquiera determinar si al-Zana había sido asesinada. Debido a que es poco probable que una joven pueda morir de causas naturales y luego enterrarse en la arena, tuve la sospecha de que la vecina tenía razón. El hermano de al-Zana fue liberado poco después de la autopsia y el caso se cerró hace cinco meses. La investigación policial continúa, aunque sin ningún resultado.
¿Cuál es la gran cosa, después de todo?
Nos dirigimos al portavoz de la policía en un intento de descubrir cómo era posible que una mujer sea asesinada y nadie diga nada en los medios de comunicación o cómo pasan los meses y nadie es acusado. Nos preguntamos si existe una diferencia en la forma en que la policía trata los asesinatos de mujeres judías y árabes. Fue difícil para nosotros creer que el asesinato de una mujer judía se encontrara con el mismo silencio.
La primera parte de la respuesta del portavoz incluyó una breve conferencia sobre la igualdad entre los cuerpos: el comisario del Estado debe tratar igual todos los cuerpos, independientemente de su nacionalidad, religión, raza o sexo. El resto de la declaración es el siguiente:
En diciembre de 2015 recibimos un informe sobre una persona desaparecida, después de lo cual la policía lo consideró un caso,llevó a cabo las acciones necesarias para este tipo de sucesos y realizó las búsquedas e investigaciones del caso. Durante la investigación tuvimos testimonios de su hija, que durante su cuarto testimonio dijo que la persona desaparecida había sido atacada anteriormente por su hermano. Una búsqueda en el registro de la policía reveló que había llegado previamente al hospital con contusiones en su cuerpo. Los agentes de policía que llegaron a interrogarla se encontraron con la negativa absoluta a cooperar, ella se negó a hablar o a contarnos quién le había hecho estas contusiones y en qué circunstancias, a pesar de los intentos de la policía de hacerla hablar. Por lo tanto, sin las pruebas necesarias para identificar al atacante, se cerró el caso.
Después de su desaparición, y siguiendo el testimonio de la hija, el hermano de al-Zana fue detenido e interrogado. Unos días después se encontró el cuerpo de la mujer se envió para someterlo a autopsia. Después de que la causa de la muerte no pudo determinarse y tras consultar con el abogado del Estado, el hermano fue puesto en libertad.
La Policía de Israel lamenta las trágicas consecuencias de este caso y se sigue investigando el asunto tanto de manera abierta como encubierta.
Ahora, queridos lectores, permítanme traducir la declaración como yo la veo:
Sí, pesada. Hace un año, en el momento álgido de las tensiones que surgieron como resultado de la violencia nacionalista, algo ocurrió en algún pueblo lejano en el Negev, donde otra mujer árabe desapareció. Vaya cosa. Hemos interrogado a la familia y la hija nos dijo, después de cuatro interrogatorios, que su tío es un maltratador. Sólo entonces nos tomamos la molestia de revisar los registros y descubrimos que hacía tiempo fuimos convocados al hospital debido a que la fallecida había sido golpeada. Pero no fuimos capaces de tomar su testimonio. La computadora dice que lo intentamos seriamente pero no está claro si la familia estaba alrededor y a quién interrogamos o si las autoridades de bienestar social o algún otro organismo oficial intervinieron para ayudarla. No tenemos ni idea de nada de esto, pero lo que está claro es que hemos actuado de manera apropiada.
Una vez que entendimos que la fallecida había sido previamente hospitalizada debido a la violencia grave, muy probablemente de su hermano,y después había desaparecido, llegamos a la conclusión de que de alguna manera el hermano estuvo relacionado y se le detuvo. Entretanto, después de la detención, se encontró el cuerpo de al-Zana. Las autoridades legales no entendieron qué había pasado con ella, por lo que pensamos que no tenía sentido la detención de su hermano. Después de todo está muerta. Que descanse en paz, ¿ahora vas a dejar de molestarnos?
Y eso es todo, queridos lectores. La policía israelí, el sistema legal, el sistema de salud, el sistema de bienestar y el sistema educativo les invitan a expresar su pesar por el asesinato de mujeres. Unámonos y lloremos por nuestra impotencia ante los hombres violentos que carecen tanto de educación como de moral.
Yo también lamento la muerte de al-Zana. Pero también junto con otros miles de mujeres y hombres árabes y judíos de todo el país me niego a callar por más tiempo. Vamos a seguir manifestándonos, gritando y luchando por nuestro derecho a vivir. Pero no sólo a vivir, sino a trabajar diariamente para corregir esta horrible situación.
Fuente: http://972mag.com/as-arab-women-become-statistics-their-killers-walk-free/123282/
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.