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Mientras ustedes duermen, de nuevo en Homs…

Fuentes: Jadaliyya.com

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Otro amanecer en Baba Ams, otra larga noche aquí. Mi plan es escribir unas líneas a partir de varias informaciones sobre los sucesos del día en Homs, en el quinto día consecutivo de bombardeos sobre Baba Amr. Empiezo escribir con un ojo puesto en el Skype y Twitter y los oídos sintonizados con la emisión en directo de Omar Shakir, intentando cumplir rápidamente mi objetivo e irme a dormir un poco antes que las últimas cuatro noches. La trasmisión en vivo de Omar aparece en calma. Los momentos de silencio antes del alba son interrumpidos por los trinos de los pájaros y poco después por el canto del gallo de Baba Amr, cuyo sonido ha podido escucharse en todo el mundo [*]. De vez en cuando escucho un sonido atronador en la distancia. Esos sonidos se han convertido en parte de la banda sonora diaria de Baba Amr, tan normales como el canto del gallo.

La gente twitea que todo parece más pacífico, que los sonidos de los proyectiles son menos intensos. Entonces me doy cuenta que los últimos twits de Omar, en árabe y sin hashtags, son un grito desesperado. Siento que es Omar, la persona, la que está hablando, no el periodista. Comprendo que algo horrible ha sucedido. Momentos después, averiguamos qué había pasado. Una cámara distinta que transmitía en directo ha sido alcanzada con un misil. La gente observó primero como la pantalla se volvía gris con el humo y después completamente negra. La transmisión acabó. Y lo mismo las cinco personas que manejaban la cámara, incluidas dos mujeres. Comprendo que Omar está twiteando la explosión que se llevó a sus amigos: «La calle está llena de miembros. Las personas se han convertido en miembros. No tenemos a nadie más que a ti, Señor».

Cinco muertos que se convierten rápidamente en veintinueve además de veinticinco heridos. Mis últimas líneas de hace una hora se han quedado ya obsoletas. Baba Amr está bajo ataque. Otra vez.

Mientras leo los mensajes de Omar y miro sus videos, Yafar, un activista en Daraa, me envía un mensaje por Skype: «Necesito que me conectes con alguien de los medios para que hablen con un doctor en Homs». Envío twits, muchas personas amables los reenvían a su vez, esperamos. Yafar me envía otro mensaje. «Quiero cobertura de televisión, no un artículo». Estaba a punto de empezar a discutir con él o de decirle algo así como que a buen hambre no hay pan duro. Pero la verdad es que nadie estaba contactándome. Por eso, le llamo y le digo que quiero hablar yo misma con la gente de Baba Amr. Me contesta de mala gana: «¿Para un artículo?» «Sí, Yafar», le contesto sujetando mi lengua, «para un artículo». Me dice «OK«. Momentos después tengo la llamada.

Hablo con Yusef (cuyo nombre he cambiado para protegerle), un activista de Baba Amr que está ayudando al doctor. El doctor se encontraba en otro improvisado hospital de campaña cuidando de los heridos. Yusef relata los sucesos de esta mañana.

«El bombardeo empezó a las cinco de la madrugada. Hay cuatro familias enterradas bajos los escombros de sus casas. Los cohetes destruyeron un lado de una casa y penetraron en la de al lado a través de las paredes. Los bombardeos son menos frecuentes por la noche pero los francotiradores están por todas partes disparando contra todo lo que se mueve. Si la gente sale de sus casas para conseguir comida o cualquier cosa, los francotiradores están bien dispuestos. Casi el 50% de las casas de Baba Amr están destruidas. Cuatro días antes del bombardeo, Baba Amr estaba aislado del resto de la ciudad. Carecemos de pan y alimentos. No hay comida. Cuando entró la Cruz Roja, el ejército les quitó todos los suministros antes de dejarles entrar. Y no les permitieron sacar a ningún herido. ¿De qué nos sirve la Cruz Roja sin suministros?» Mientras hablamos, puedo escuchar al fondo el sonido de las explosiones. Los aviones vuelan en círculos sobre Baba Amr lanzando misiles contra edificios llenos de gente.

Hay periodistas respondiendo ahora. Les conecto con Yafar. Es como una especie de guardia de tráfico de los medios, eficiente y preciso. Le escucho teclear mientras habla, ordenando a los activistas que estén preparados para hablar, en inglés y en árabe. Cada vez que le envío el nombre de alguien que está interesado en una entrevista, tarda un segundo en enviarme un mensaje: «¿Televisión o periódico?», dice, «quiero que la gente escuche las explosiones, que lo vea con sus propios ojos, no que lea sobre ello. Leer no es suficiente». Me sonrío y respondo debidamente: periódico, periódico, radio. La entrevista por la radio le hace sentirse más feliz y por alguna razón eso me causa también contento.

Escuchaba las llamadas de los periodistas y podría decir que Yusef se estaba sintiendo frustrado. Cuando le pidieron el número de muertos, Yusef repite: «29. No, no en las últimas 24 horas, en las últimas cuatro horas». Después, una periodista pregunta: «¿En qué situación se encuentra el hospital?» Él responde: «No hay hospitales. Hemos convertido nuestras casas en hospitales. Estamos tratando a los heridos en la mezquita». Ella pregunta de nuevo: «¿Dónde está el hospital?» Yusef contesta con un tono cortante: «No es un hospital. Es una mezquita».

[Véase video sobre situación hospital improvisado en Baba Amr pinchando abajo en fuente original. La transcripción de los subtítulos que aparecen en inglés en el mismo es la siguiente:

«Estamos dentro de una de las mezquitas de Baba Amr tratando a los heridos. No es el hospital de campaña, que ha quedado completamente destruido, más de tres bombardeos en los últimos dos días… Esta es una pequeña mezquita y tenemos aquí a muchos heridos, la mayoría están inconscientes… Que Dios se apiade de nosotros… Miren, este hombre está totalmente inconsciente, este está muy grave, este ha sufrido un gran corte en la cara… Síganme por favor… Este hombre tiene una bala en el estómago y estamos monitorizándole y rogando porque todo esto pueda parar… Pido a todas las organizaciones humanitarias, incluida la Cruz Roja, que entren en Baba Amr de inmediato y paren este genocidio… Han muerto muchos niños . La cifra total de muertos es ahora de 40. Hay muchos cuerpos enterrados aún bajo los escombros, no podemos llegar hasta ellos debido a la intensidad del bombardeo y del toque de queda… Miren ahí, solo podemos aplicar tratamientos básicos como una bolsa de suero. Y tenemos que colocar la bolsa de suero sobre la silla, no tenemos instrumental, solo vendas y esta silla para colgar el suero. Vayamos a otra habitación. Este paciente está muy grave, ¡que Dios se apiade de nosotros! Al final, me gustaría enviar una petición a la Cruz Roja Siria, que intervengan y paren esta masacre, este genocidio, porque es un genocidio en todo el significado de la palabra. Quiero dirigirme a los países del Golfo Árabe y a Turquía para que intervengan y paren de inmediato esta masacre… Mi colega, el Dr. Ali, quiere decir algo: No tenemos instalaciones para tratar al inmenso número de heridos, solo tenemos estas pequeñas habitaciones improvisadas, pedimos a todo el mundo que nos ayude, sobre todo a las organizaciones humanitarias, a los grupos internacionales por los derechos humanos, que intervengan inmediatamente. Nos están atacando por todos lados, en cualquier momento un cohete podría alcanzar esta mezquita. Hay muchas mezquitas atacadas, no podemos hacer nada por estos pacientes, muchos de ellos van a morir a causa de las graves heridas. Estas heridas no son nada comparadas con aquellos… Mire, el suero colgado de la ventana…]

En la siguiente entrevista, Yusef ya no parece tan ansioso por hablar de lo que está sucediendo, su voz es desesperada: «No tenemos nada. Necesitamos poder salir de Baba Amr. Necesitamos una vía para sacar a los niños y protegerlos, para proteger a nuestras mujeres y ancianos. Están muriendo. Nuestros niños están muriendo. ¿Cuál es el pecado de esos niños? Ninguno. Solo porque son de Baba Amr».

Creía que mi misión había acabado cuando transferí el contacto de radio. Pero antes de salir me llegó un mensaje. Una red de noticias de EEUU, Yafar estará encantado. Echo una mirada a mi reloj y envío el contacto. Cuando hablo con Yafar, noto que está distraído. Me dice que ha habido una fuerte explosión durante la entrevista con la radio. El edificio ha sido alcanzado. La comunicación se ha perdido.

La voz de Yafar suena desesperada. Como las conexiones con Homs están cortadas, no sabía lo que estaba sucediendo, un sentimiento insoportable para un activista que lleva once meses trabajando sin descanso. «¿Dónde están los medios?», sigue preguntando una y otra vez. Dice: «Hemos perdido hoy doce personas en los pueblos de los alrededores de Daraa. El ejército está preparándose para atacar Daraa con sus tanques y proyectiles, pero hemos dejado de trabajar en todo lo que no sea Homs. Baba Amr se acabó. Cinco días más y todo habrá terminado. ¿Dónde están los medios?» En ese momento yo también me siento deprimida y totalmente agotada, y le digo: «Yafar, no va a cambiar nada. Los medios no pueden impedir que los aviones arrojen bombas, no pueden detener al ejército que irá a Baba Amr a acabar lo que empezaron. Los medios no pueden hacer nada». No responde y me siento culpable. Le he dicho exactamente lo que él está pensando pero al decir en voz alta las palabras, que estamos atrapados.

La periodista de TV llama. Le digo que ya no hay ningún doctor ni conexión posible con Homs. Por eso, ella habla solo con Yafar mientras traduzco sus palabras. En su última pregunta, le dice: «¿Hay algo que quieras añadir?» Yafar contesta en voz baja, medio para ella medio para él: «Solo quiero saber lo que le ha sucedido». Yusef le había escrito tras la explosión: «No me volverás a oír más». Sé lo que Yafar está pensando: muerto o en la cárcel, esos son los únicos escenarios para nuestros activistas.

Antes de que colguemos le digo que se cuide. Le digo que le llamaré mañana. Y me voy a la cama un par de horas antes de que llegue el día. La cabeza me va a explotar. El cincuenta por cien de la barriada está destruida, Omar está rodeado de miembros humanos, Yafar no puede conectar con sus amigos, Yusef está desaparecido, la gente de Baba Amr está pidiendo un paso seguro para las mujeres y los niños antes de que el ejército entre para acorralar a los hombres. Están pidiendo misericordia a un régimen despiadado. El número de muertos va ya por los setenta y pico. Será más alto cuando me despierte. La gente estará muriendo mientras duermo.

Yafar tiene razón. Lo que Vds. lean no va a salvar vidas. No detendrá los ataques contra Baba Amr o Idleb o Zabadani o Palmira o Daraa. No cambiará lo que sucedió esta mañana o lo que sucederá al día siguiente. Es solo una historia sobre lo sucedido en un lugar llamado Siria mientras Vds. estaban durmiendo.

Un twit de Omar Shakir de esta tarde: «Podéis bombardearnos con cohetes, podéis bombardearnos desde los aviones, podéis masacrar a nuestros niños, pero tu deberías saber, Bashar, desde que comenzamos, que nuestro grito es muerte antes que humillación».

N. de la T.:

[*] Véase anterior crónica de la Sra. Hanano, «Una mañana en Homs», en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=144421

Amal es una escritoria siria y colaboradora habitual de Jadaliyya.com

Fuente:

http://www.jadaliyya.com/pages/index/4306/while-you-were-sleeping-again