El presidente egipcio, Hosni Mubarak, acusado de la muerte de manifestantes y abuso de poder, fue conducido el miércoles en camilla ante el tribunal para ser sometido a juicio, que se celebra con un retraso de casi dos meses luego de la solicitud de los abogados de que fuera nombrado un nuevo juez. Muchos egipcios […]
El presidente egipcio, Hosni Mubarak, acusado de la muerte de manifestantes y abuso de poder, fue conducido el miércoles en camilla ante el tribunal para ser sometido a juicio, que se celebra con un retraso de casi dos meses luego de la solicitud de los abogados de que fuera nombrado un nuevo juez.
Muchos egipcios esperan que el juicio cierre algunas de las heridas de su Gobierno autocrático y ayude al país a encontrar estabilidad tras casi un año de revueltas políticas bajo la gestión de los generales que lo reemplazaron en el poder.
Pero la multitud de testigos y la complejidad de los cargos conllevan que el proceso pueda durar meses, incluso años.
Mubarak, sus dos hijos, el ex ministro del Interior y oficiales superiores de policía enfrentan cargos que van desde corrupción hasta implicación en la muerte de cientos de manifestantes en las protestas que lo derrocaron.
«El tribunal ha respondido a todas las peticiones de los abogados de la defensa», indicó el abogado Jaled Abu Bakr, que representa a las familias de los muertos en las protestas.
«Egipto ha garantizado un juicio muy justo para Mubarak, el juez se ocupó de que todos los elementos básicos de la justicia estuvieran presentes (…) Nadie debería oponerse al veredicto final», agregó.
El ex líder, que está bajo vigilancia en un hospital militar cercano a El Cairo donde los médicos lo tratan de una dolencia cardíaca, fue conducido al tribunal en camilla, cubriéndose los ojos con el brazo y rodeado de policías.
Las sesiones anteriores estuvieron marcadas por enfrentamientos afuera del tribunal entre seguidores de Mubarak y egipcios que exigen la pena de muerte, pero no hubo incidentes a su llegada el miércoles.
Se pensaba que Mubarak quería que su hijo Gamal lo sucediera en el cargo, pero ese plan quedó desbaratado cuando el descontento por la pobreza, la corrupción y la brutalidad de las fuerzas de seguridad egipcias provocaron que millones de personas salieran a las calles en enero.
Unas 850 personas murieron en las revueltas de 18 días que lo derrocaron, durante las cuales la policía usó supuestamente munición real contra los manifestantes desarmados. Buena parte del juicio se centra en saber quién dio la orden de disparar.
La imagen entre rejas de Mubarak, el hombre que gobernó el país más poblado del mundo árabe durante tres décadas, el pasado agosto ante un tribunal que podría condenarlo a pena de muerte fue uno de los momentos decisivos de la «primavera árabe», que llevó a la caída de los dirigentes de Túnez y Libia.
Poco después ese mes, el juez principal, Ahmed Refaat, ordenó a las cámaras de televisión que salieran de la sala hasta que el caso concluyera, asegurando que el testimonio clave de los destacados funcionarios tuviera lugar fuera de la vista de la opinión pública.
Los abogados que representan a las familias de los muertos en la revuelta presentaron una demanda en septiembre pidiendo que Refaat y otros dos jueces sean reemplazados.
La principal queja fue que los jueces no les habían dado tiempo suficiente para interrogar al mariscal de campo Mohamed Hussein Tantawi, quien lidera el consejo del Ejército que gobierna ahora Egipto, durante su aparición en la corte. Su pedido fue rechazado.
PRUEBA PARA EL EJERCITO
El juez dio por terminada la sesión y fijó la nueva audiencia para el 2 de enero.
El proceso es una prueba para el Ejército, que podría sentirse incómodo con la perspectiva de que Mubarak, ex jefe de la Fuerza Aérea, sufra una humillación pública. Sea cual sea el resultado, su caída asegura que sus sucesores no pueden ignorar el poder del público.
Pero los que esperaban que las protestas generaran un rápido regreso a la estabilidad y la mejora de sus vidas están decepcionados.
Los egipcios empezaron a elegir un nuevo Parlamento hace un mes, en un proceso que durará hasta mediados de enero y que se vio opacado por la violencia y la crisis económica.
Manifestantes demandando que el Ejército cediera el poder antes de lo previsto se enfrentaron con soldados en El Cairo durante cinco días hasta que volvió la calma la semana pasada. El Ministerio de Salud dijo que los muertos en esos días de violencia fueron 17.
(Reporte adicional de Marwa Awad, escrito por Tom Pfeiffer, Traducido por Inmaculada Sanz en la Redacción de Madrid, Editado por Lucila Sigal)
Fuente: http://lta.reuters.com/article/worldNews/idLTASIE7BR03K20111228?sp=true