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Mucho ruido y pocas horas para el acuerdo de la izquierda

Fuentes: El Salto

Sumar y Podemos insisten en la voluntad de un acuerdo que, sin embargo, avanza a paso lento. Las noticias oficiales dicen que no hay vetos pero no se espera un pacto inmediato.

Está todo tan en el aire que pareciera que el aleteo de un gamusino en un rincón de Twitter tiene la capacidad de arruinar la posibilidad de una candidatura de unidad de la izquierda del PSOE en las elecciones del 23 de julio. No hay grandes avances, ni retrocesos significativos, y sí declaraciones, tuits y artículos de los sectores aledaños. La pregunta que queda por resolver es ¿está todo decidido y simplemente hay pudor o miedo a anunciar lo que parece inevitable? La respuesta es que no. Al menos según las fuentes que están en la negociación.

Desde los resultados del 28 de mayo en las locales y autonómicas, el proyecto de Yolanda Díaz mantiene la primacía del espacio. El catastrófico recuento en Madrid y Valencia han dejado a Podemos tocado y sin margen de error. La convocatoria de Pedro Sánchez el día 29 echó a correr el reloj para a) el pacto o b) terminar con la posibilidad de que el pacto sea posible. 

El lunes, Sumar dio la bienvenida a Pablo Bustinduy, exdiputado de Podemos, que, a falta de confirmación oficial, estará en las próximas listas electorales. La noticia que pugnaba con la de ese fichaje era, sin embargo, la falta de acuerdo. Una encuesta publicada en El País ejercía cierta presión sobre los de Díaz. Sin confluencia, Sumar puede llegar a acumular 22 diputados –y Podemos quedaría en la situación que hoy tiene Más País en el Congreso, con solo dos escaños–, con confluencia hay una pequeña posibilidad de evitar el Gobierno del Partido Popular con apoyo de Vox. Sumar estaría, con 44 diputados, por encima de los resultados de Unidas Podemos en 2019. 

En Movimiento Sumar rechazan frontalmente cualquier insinuación de que no haya voluntad de pacto. Las fuentes consultadas por este periódico insisten en que se quiere un “acuerdo cuanto antes”. En los cuarteles generales de la organización hablan de una negociación a muchas bandas –con 15 fuerzas, no solo con Podemos– y estresante –con jornadas de 16 horas– pero no se bajan de este argumento: se quiere que esté “todo el mundo” en las listas del próximo 23J. 

Las fuentes del espacio se muestran optimistas pese a que las horas van consumiéndose y los avances son pequeños. ¿Se quiere a Podemos dentro? La respuesta es sí. Pero se recuerda que el primer palo fue la no asistencia de los morados a la presentación de Sumar en Magariños. En los cuarteles de Sumar se subraya que la prueba de que no había nada pactado antes de la presentación del 2 de abril es que hoy se negocia con los partidos que estuvieron en el acto. “Trabajamos sin rencores”, dicen desde el equipo de Yolanda Díaz. La figura clave, ya se ha escrito, es Josep Vendrell y la consigna es que, más allá de la unidad de los partidos, hay que reactivar la ilusión de gente que no participe en las organizaciones.

En Podemos, las palabras son parecidas. En rueda de prensa su portavoz Pablo Fernández pedía un “acuerdo cuanto antes”. El diputado Rafael Mayoral, en El Tablero, de Canal Red, defendía que el 23J es necesaria “toda la alineación del equipo funcionando como un equipo” y apelar a una base social más amplia de la que hoy tienen los espacios convocados al acuerdo.

Entonces, ¿cuál es el problema? El viernes comenzaron a desbrozarse las posibles aristas de la negociación. La candidatura de Irene Montero en la lista unitaria en la circunscripción de Madrid, aparece como indeseable para los dos partidos más hostiles a la entrada de Podemos en el paraguas de Movimiento Sumar. 

Las dirigencias de Compromís y Más Madrid, según los medios de comunicación, habrían impuesto primero encabezar las listas en las circunscripciones de la Comunidad Valenciana y Madrid y estarían detrás de ese órdago para dejar fuera a Montero. Tampoco se quiere a Pablo Echenique en la próxima lista, aunque en el caso de este su ámbito de correspondencia es la lista por Zaragoza.

Las especulaciones crecieron por la falta de definición de Yolanda Díaz en la respuesta a una pregunta directa el pasado viernes sobre si Montero “es un escollo”. Díaz no se refirió a la ministra de Igualdad y aprovechó para dar las gracias a Alberto Garzón y Ada Colau, quienes, en ambos casos, han anunciado que no formarán parte de las listas electorales el 23 de julio. 

En Podemos no se contempla la posibilidad de que Montero quede fuera de las listas. Desde la pasada semana, el partido se ha revuelto contra lo que interpretan intentos de “disciplinarlos” o “humillarlos” pero su portavocía evita esos términos. Isa Serra explicó que los “vetos y exclusiones torpedean la unidad” pero no hizo referencia a uno de los misterios de la semana, de dónde procede ese veto, si es algo que se ha planteado en la mesa de negociación o si son mensajes difundidos en los medios de comunicación sin autorización expresa de las partes. 

En Sumar subrayan que el veto a Irene Montero no ha salido de ellos y no ha salido en las conversaciones que se tienen con el partido morado… y tampoco con los otros partidos. Es decir, aunque son conscientes de que los malestares de valencianos y madrileños “no vienen de la nada”, se recalca que no ha habido un ultimátum en la mesa.

Me gusta

Pese a la insistencia desde las distintas partes en la necesidad de prudencia, el factor de los medios y las redes sociales está siendo importante. Volviendo al párrafo inicial, si ya está decidido que no habrá pacto, los mensajes colocados en medios serían simplemente la melodía que va sonando por debajo antes del cambio de disco. En caso de que el acuerdo, siguiendo la voluntad pública de las partes, sea posible y, por tanto, sea cuestión de horas, tuits y artículos quedarán como las páginas interiores de un periódico de ayer, que nadie más procura ya leer.  

En ese sentido, pocos artículos han tenido más efecto que el de Santiago Alba Rico “Contra la unidad”, publicado el lunes en Público. El filósofo Alba Rico que en marzo consideraba “imprescindible que Podemos se sume a Sumar” y sugería que fuese un método de “primarias abiertas a la ciudadanía”, expresó ayer su convencimiento de que la presencia de Podemos hará “imposible” la repetición del Gobierno de coalición. Se trata de uno de los pocos pronunciamientos públicos a favor del veto a Podemos, lo que tiene la virtud de plantear el escenario plausible de que el problema no sea la falta de tiempo ni de entendimiento sino algo mucho más sencillo: que una de las partes –y hay más de una docena– no quiera el acuerdo.

Algunos diputados autonómicos de Más Madrid marcaron con “me gusta” el artículo pero la dirigencia del partido ha mantenido silencio. Ni Mónica García, jefa de la oposición en la Asamblea, ni Íñigo Errejón han movido ficha públicamente en las últimas horas. En cambio Joan Baldoví, cabeza de lista de las últimas elecciones autonómicas en la Comunidad Valenciana sí ha señalado sus preferencias con un “me gusta” en redes sociales el artículo de Alba Rico. 

Desde Sumar, el hermetismo es la tónica: no valoran los artículos en prensa y aseguran que desde su organización nunca ha salido una palabra “ni contra la unidad ni contra los otros partidos”.

Cuando quedan cuatro días para que se cumpla el plazo asumido para la negociación de las listas, el escenario público parece mejor dado para justificar la falta de entendimiento que para la fumata blanca. En privado, sin embargo, las partes insisten en que lo único que demora el acuerdo es la complejidad del mismo. Si este llega, el siguiente paso será olvidar la dificultad en su gestación. Si no llega, la pregunta que flotará en el aire es si desde el principio solo quedaba por publicar un obituario que ya estaba redactado de antemano.

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/partidos-politicos/pocas-horas-acuerdo-izquierda