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Muere Antonio Gades, un bailarín irrepetible con espíritu comunista

Fuentes: El Mundo

«Antonio ha marcado una época, pero si hablamos de innovación, de seriedad, de teatro, de coreografía, pues Gades es el que ha dado el salto de este siglo». Así de concluyente se mostraba a este periódico Cristina Hoyos, la que fuera pareja de Antonio Gades, bailarín, bailaor, hombre comprometido y coreográfo genial. Antonio Esteve Ródenas […]

«Antonio ha marcado una época, pero si hablamos de innovación, de seriedad, de teatro, de coreografía, pues Gades es el que ha dado el salto de este siglo». Así de concluyente se mostraba a este periódico Cristina Hoyos, la que fuera pareja de Antonio Gades, bailarín, bailaor, hombre comprometido y coreográfo genial.

Antonio Esteve Ródenas fue hijo de la generación del hambre.Había nacido en Elda (Alicante) el 16 de noviembre de 1936 y nada más comenzar la guerra marchó con la familia a la capital, donde el padre, obrero y comunista confeso, combatía frente a las huestes fascistas.

Abandonó el colegio a los 11 años y las necesidades familiares le llevaron a conocer de primera mano el mundo laboral, donde ejerció de botones en el estudio de Gyenes y de traspostador de frutas y llegó a trabajar en los talleres de huecograbado de ABC.

Fue precisamente «para salir del hambre» como llegó al baile.Los pocos ahorros que tenía los invirtió con La Palitos, una vecina que regentaba una academia. Pero las habilidades de aquel quinceañero y su talento para la danza le hicieron acudir a salas de fiestas en Madrid y otras capitales de provincia hasta que una visita inesperada dio un vuelco a su vida.

Pilar López (San Sebastián, 1912) nada más verle en el escenario no sólo lo incluyó en su compañía sino que, además, le puso el remoquete artístico. Nacía para la historia Antonio Gades. Pero antes de escalar puestos en la compañía, se preocupó y mucho de saciar su hambre homérica. No en vano sus miras estaban puestas en ensanchar la tradición y para ello enriqueció su cuerpo con las sabias enseñanzas de otros maestros, tal que la escuela bolera de Lorca, el zapateado con El Estampío, la farruca de El Gato o la jota aragonesa con Pedro Azorín.

A partir de entonces, ya convertido en primer bailarín, descubre a Lorca, lo que le hace decidirse por el flamenco. Tras nueve años junto a la maestra, Gades no dudó en reconocer que Pilar le había formado «como bailarín y como persona» y le había enseñado «que lo importante en el baile no era ser mejor que los demás, sino mejor que tú mismo».

En 1961 abandona la compañía de Pilar López para debutar un año después como coreógrafo, tanto en Roma como en Spoleto, donde estrenó El retablo de don Cristóbal, de García Lorca, escenificando después El amor brujo, de Falla, en la Scala de Milán.

De Italia viaja a París, donde entra en contacto con artistas e intelectuales franceses. Luego regresa a España y monta su primera compañía, con la que debuta en Barcelona, dejando ya entrever esa austeridad expresiva que le acompañaría hasta el final de sus días.

En 1962, hace el papel de Mercutio en Historia de los tarantos, la película de Francisco Rovira Beleta que rodó junto a Carmen Amaya. Tan sólo dos años después, en 1964, y después de un corto noviazgo de un mes, contrajo matrimonio con Marujita Díaz en la ermita de San Antonio de la Florida, actuando como padrinos Luis Escobar y Lucía Bosé. La unión apenas duró 20 meses, aunque el divorcio no llegaría hasta 1982.

El año de su boda trabaja en Nueva York y es galardonado con la Medalla de Oro al Mérito Turístico, reconocimiento que lo consagra como el bailaor que trazaría una raya histórica, ejerciendo su maestría incontestable en estilos tan complejos como la seguiriya o la farruca, en los que dejó incontables discípulos.

Al año siguiente estrena en Madrid su célebre Don Juan, con libreto de Alfredo Mañas, música de Antón García Abril y decorados de Viola. Con ella, por mor de los textos de Machado, Neruda y Alberti, se enfrenta a la censura del por entonces ministro del Interior Fraga Iribarne. «Por eso se la cargaron el día de su estreno», solía decir Gades.

La persecución a que se vio sometido le obligó a trabajar en los tablaos madrileños hasta 1967 año en que rueda una versión de El amor brujo, de Rovira Beleta, y Con el viento solano, junto a Vicente Escudero y Pastora Imperio. También El último encuentro, de Antonio Eceiza, y Fortunata y Jacinta, de Angelino Fons, trabajos que compaginó con coreografías de encargo y con la presentación de su compañía en París, donde el 21 de abril de 1969 da a conocer a Cristina Hoyos en el Odeón.

Precisamente ese año, y rota su relación con la bailarina de TVE Sandra Lebrouch, inició su relación con Pilar San Clemente, bailarina de su compañía a la que conocía desde 1957 y con la que tuvo dos hijos -Elsa e Ignacio-. Ambos se separaron en 1971.

España queda prendada en 1971 con El amor brujo, el montaje con el que cosechó éxito de público y crítica por todo el mundo para luego, ya en 1973, y estando de gira por tierras cubanas, contrae matrimonio civil en La Habana con Marisol. Sus célebres padrinos fueron Fidel Castro y Alicia Alonso. La relación se rompió en septiembre de 1986 tras un maridaje de cuya unión nacieron tres hijas: María, que vino al mundo en diciembre de 1974 en Mar del Plata; Tamara, que vio la luz en Madrid, en agosto de 1976, y Celia, también nacida en Madrid en mayo de 1981.

La relación de Antonio Gades con Cuba siempre fue muy estrecha y se acrecentó por su respaldo al régimen cubano, lo que explica que pasara en La Habana largas épocas, que fuera condecorado con la orden José Martí o que allí fuera sometido a diversos tratamientos médicos.

Al año siguiente de casarse con Marisol, llega su primera obra maestra, Bodas de sangre, un montaje que llevó al cine en 1981 de la mano de Carlos Saura y que le reporta un prestigio internacional sin parangón.

Mientras saboreaba en Bolonia las mieles del éxito, recibe la noticia de la condena a muerte de cinco compañeros opositores al régimen franquista. Su repugnancia ante la decisión le induce a disolver su compañía y a retirarse de la danza.

Volvió en 1978, como director del Ballet Nacional Español, a instancias de Jesús Aguirre, el duque de Alba y se mantuvo en el cargo hasta 1980, año en el que el efímero ministro De la Cierva lo destituyó por razones políticas. Con Gades, el Ballet Nacional Español repuso obras como Fandango, Fantasía galaica, Escenas vascas, o Flamenco. Montó también Bodas de sangre, El Rango y La casa de Bernarda Alba, en la que antaño el propio Gades había hecho de la propia Bernarda.

Paradójicamente, su relevo posibilitó que algunos de sus componentes -entre ellos el propio Gades, Cristina Hoyos y El Güito- crearan la cooperativa Grupo Independiente de Artistas de la Danza (GIAD), girando por el mundo hasta su disolución, en que Gades inicia su ciclo de películas musicales con Carlos Saura, esto es, Bodas de sangre (1981), Carmen (1983) y El amor brujo (1985), una trilogía en la que, según explicó Saura, «Gades había logrado lo que a mí me parecía imposible, conservar lo popular en el sentido profundo».

Después del estreno de El amor brujo rompió con Pepa Flores y su unión con la suiza Daniela Frey. Ambos se casaron el 10 de septiembre de 1988 y se separaron cinco años después. Sus últimos años los compartió con Eugenia Eiriz, la persona que estuvo a su lado en su última convalecencia.

En 1989 Antonio Gades estrenó en París Fuego, espectáculo que mantuvo de gira hasta marzo de 1990. No volvería hasta 1994, con el estreno en Génova de Fuenteovejuna, obra colosal en la que, si bien participó sólo unos minutos, lleva a la cumbre el gran trasunto de su vida: la justicia popular. Una constante en su propia vida que le llevó a un fuerte compromiso comunista.La caracterización de los protagonistas y el vestuario, así como la economía de medios en los recursos escénicos, la denuncia social y el hábil manejo de la luminotecnia fueron las señas de esta obra, que reflejó como ninguna otra el espíritu igualitario de un creador impoluto que rescató las pautas de nuestra rica tradición folclórica sin dejar que nada ni nadie encadenara su vuelo creador, su fantasía o su expresividad flamenca.

Antonio Gades, bailarín, nació en Elda (Alicante) el 16 de noviembre de 1936 y falleció en Madrid el 20 de julio de 2004.