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Mujeres afrodescendientes piden visibilidad de desigualdades raciales

Fuentes: IPS

Apoyarse en instituciones y artistas son algunas de estrategias para la acción

Dejar a un lado el dolor y las lamentaciones y, en su lugar, visibilizar brechas, tejer alianzas, buscar financiamientos para empoderamientos económicos y hacer proyectos concretos por el cambio, acordaron en sesión por el 8 de marzo integrantes de la Red de Mujeres Afrodescendientes y sus invitados. En homenaje a la primera mujer cubana que dirigió un largometraje de ficción, Sara Gómez (1942-1974) , y con sede en la Casa del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, en La Habana, el encuentro reunió a activistas por la equidad racial e integrantes de experiencias diversas relacionadas con esta temática.

Como preámbulo de un encuentro propositivo e inspirador, la proyección del documental «Guanabacoa, crónica de mi familia, de Gómez» propició el análisis de la actual situación de grupos de personas que sufren desigualdades asociadas al color de la piel, que no han podido ser borradas con políticas sociales universales.

La activista e investigadora Gisela Arandia, de la Red de Mujeres Afrodescendientes, se refirió a su participación como invitada en la comisión Igualdad de la Mujer: papel de la sociedad y las familias del Congreso de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), que concluye este viernes, para hablar de estas problemáticas.

«El avance de la Revolución es para mí el avance de la mujer cubana», dijo Arandia en la cita de la FMC, a la vez que recalcó que no se puede dejar de aguzar el ojo crítico e intencionar la mirada hacia las desigualdades sociales, raciales, de género, que aún persisten, porque son realidades que la Revolución con certeza puede transformar.

Aprovechar el momento

Mayra Espina, estudiosa del tema de las inequidades sociales, consideró que Cuba vive un momento de construcción de una nueva relación entre el Estado y la sociedad, entre la esfera política y la sociedad civil y que la Constitución -ratificada el 24 de febrero en referendo- canaliza una estrategia de cambio desde el punto de vista jurídico-normativo.

A su juicio, la constitución consagra la autonomía y autoridad de los municipios, concepto que se consolida con el reconocimiento de derechos de diversidad, que es a la vez el reconocimiento de problemas y brechas de equidad -en género, orientación sexual, religión y raza, entre otros-, y la participación.

Esos cambios, opinó, dan la cobertura institucional y jurídica para la modernización de la política social y de la manera en que se actúa sobre las brechas de equidad.

«Tenemos una oportunidad para políticas de superación de condiciones de partida. Eso supondría mínimamente mejorar nuestro diagnóstico, aunque hay un consenso en que hay desigualdad y pobreza vinculada a la racialidad, los datos están viejos y la mayoría no son públicos», dijo.

Para Espina, participar significa estar enterado y estos tienen que ser datos públicos «de autocrítica reflexiva de nuestra sociedad».

A su vez, consideró imprescindible un observatorio relativamente autónomo e investido de autoridad para colocar información propositiva, así como una institucionalidad transversal, una secretaría de equidad, cuyo objeto sería coordinar políticas sectoriales, uniendo presupuestos, buscando soluciones, sin desmantelar políticas universales.

La estudiosa indicó que políticas potentes que han logrado una movilidad social para casi todos los grupos sociales, han tenido un punto ciego: las condiciones de partida, lo que hace que continúen reproduciéndose las desigualdades vinculadas a la racialidad.

A su vez, opinó que debe imponerse una «manera de distribuir recursos que sin lacerar el derechos de todos y nuestro enfoque de universalidad, haga una restauración de la deuda histórica que nuestra sociedad ha contraído con los más disímiles grupos sociales y eso lo podemos hacer entre todos».

Por otra parte, dijo, «si esta constitución que ahora nos está amparando no recibe nuestro apoyo más radical, que es aprovechar la plataforma de participación que nos está dando, vamos a avanzar poco, no se hará carne y verbo».

Manos a la obra 

Para eliminar las brechas y vulnerabilidades relacionadas con la condición racial, destacó Arandia, es preciso junto al análisis, tener la capacidad de soñar y moverse a nuevos espacios y hendijas que comienzan a abrirse.

A su vez, Georgina Arozarena, consideró necesario prepararse para visibilizar esta temática y buscar alianzas a nivel local, lo que implica también preparar a delegados de base (concejales) y otras autoridades locales y municipales para que entiendan de qué se está hablando.

«Tenemos que salir de la etapa de catarsis, comenzar a hacer proyectos que permitan transformar esas miradas», insistió Deyni Terry.

Al respecto, Geydis Fundora, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), expuso algunas opciones para buscar la autonomía económica de las mujeres afrodescendientes: cursos a través de la Federación Democrática Internacional de Mujeres (FDIM), fondos del país para iniciativas municipales de desarrollo local y concursos de iniciativas comunitarias, entre otras.

Por su parte, Rosaida Ochoa, del sector de salud pública, apoyó la idea de capacitar y sensibilizar a las autoridades locales de manera que comprendan las desigualdades que existen y puedan apoyar las propuestas y proyectos.

A su vez, consideró que a la red le corresponde también insertarse en una suerte de segunda alfabetización sobre la constitución con la población negra para que conozcan sus derechos y deberes y empoderarlos.

Como parte del intercambio y a modo de sugerencia ante las dificultades planteadas para la formulación de proyectos, Espina consideró que la asesoría podría formar parte de las acciones de la Red de Mujeres Afrodescendientes para impulsar las diferentes experiencias.

Arandia anunció que dentro de la labor de la red, proyectan organizar un coloquio que pueda servir de espacio para continuar dando visibilidad a la problemática racial y la necesidad de trabajar por eliminar las brechas y desigualdades.

Congreso de mujeres cubanas    
La clausura del X Congreso de la FMC coincide con el Día Internacional de la mujer, que se celebra cada 8 de marzo.

Entre los asuntos debatidos en la cita figuran el concepto de igualdad, el empoderamiento femenino, la nueva constitución como continuidad del proyecto de justicia social de la nación caribeña, las familias, los estereotipos y la necesidad de una cultura jurídica con perspectiva de género.

Anays Montequín, de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información, dio a conocer algunas estadísticas de desventajas de las mujeres:

– Semanalmente, la mujer trabaja 14 horas más que el hombre, dedicadas a las tareas del hogar y al cuidado.

– Por cada hombre que tiene que abandonar su puesto de trabajo para dedicarse al cuidado lo hacen siete mujeres.

– Las mujeres viven más, pero con peor calidad de vida, según las investigaciones.

Fuente: http://www.ipscuba.net/sociedad/mujeres-afrodescendientes-piden-visibilidad-de-desigualdades-raciales/