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Múltiples mensajes en los ataques israelíes a Siria

Fuentes: Asia Times Online

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.

La serie de ataques israelíes contra Siria perpetrados estos últimos días plantean más preguntas que respuestas, a pesar de las múltiples filtraciones y especulaciones que los han acompañado. Las más urgentes se refieren a si son o no el preludio de una guerra más extensa en el Levante y cuánto podría durar ese estallido de violencia.

Por ahora, parece no ser inminente una confrontación militar más amplia, a pesar de los informes de que Siria apunta con sus misiles hacia Israel (tras anunciar que los ataques suponen una «declaración de guerra») y de que el Estado judío ha situado interceptores y cerrado el espacio al tráfico aéreo en su zona norte. Para reforzar este mensaje, el Primer Ministro israelí Benyamin Netanyahu se dirigió a China el domingo por la tarde, tras varias horas de consultas con diversas autoridades.

Sin embargo, a pesar de todas las especulaciones, pocos factores han conseguido confirmarse sobre los ataques, que al parecer se produjeron el viernes y el domingo por la mañana. De hecho, todos los implicados mantuvieron el primer ataque en secreto durante un día hasta que funcionarios estadounidenses filtraron la noticia a los periodistas.

Se cree que los ataques alcanzaron arsenales de misiles tierra-tierra, que, según afirmaron funcionarios anónimos estadounidenses e israelíes citados por los medios, estaban a punto de ser transferidos a la organización combatiente libanesa Hizbollah. Sin embargo, hay algún desacuerdo en si esos misiles eran Fateh-110 fabricados en Irán, Scud-Ds producidos en Siria o de ambos tipos. Se ha mencionado también otro tipo de armamento, los avanzados misiles rusos antiaéreos y antibuques, como posible objetivo del ataque, y se cree que un ataque similar perpetrado en enero tuvo como objetivo las baterías antiaéreas SA-17 de fabricación rusa.

Además, se supone que Israel ha probado un nuevo misil aire-tierra, el Spice-2000 (1), y que ha llevado a cabo los ataques desde una distancia «alejada» por encima del espacio aéreo libanés. Los analistas afirman que esto sirvió tanto para proteger los aviones de combate israelíes de las defensas antiaéreas sirias como para enviar un mensaje a Irán sobre las capacidades israelíes.

Entre las preguntas más importantes sin respuesta figura la relación entre EEUU e Israel en esta operación. Una escuela de pensamiento mantiene que los ataques fueron un mensaje estadounidense entregado por los aviones de combate israelíes al régimen del Presidente sirio Bashar al-Asad por el supuesto uso de armas químicas contra los rebeldes. Según se dice, es imposible combatir esas mismas armas químicas sin liberar enormes cantidades de toxinas en el medio ambiente, y esta es la razón por la que los israelíes se cargaron una buena cantidad de los misiles del régimen sirio que sirven de principal vehículo de transmisión de los gases venenosos.

Además, es posible que, como el veterano analista israelí Zvi Bar afirmaba en el diario Haaretz: «Rusia y EEUU tengan un acuerdo no revelado acerca de las líneas rojas para intervenir en Siria: Mientras EEUU no arme a los rebeldes sirios, Rusia no alardeará de su apoyo militar al régimen» (2). La lenta respuesta pública de Rusia a los ataques sugiere que si el Presidente Barack Obama utilizó la fuerza aérea israelí para darle un tirón de orejas a Asad a fin de evitar una confrontación importante, la cosa funcionó.

En cualquier caso, por complejas razones, incluido el consenso mundial de que Israel, a diferencia de EEUU, no tiene «responsabilidad alguna para proteger» a los rebeldes sirios, se trataba de una situación en la que un ataque israelí tendría menos ondas expansivas en Oriente Medio que uno estadounidense, y esto puede haberle convenido a la agenda de Obama. Según una información reciente aparecida en el New York Times, el discurso de las «líneas rojas» de Obama del año pasado fue una metedura de pata fuera de guión (3), y es por tanto concebible que intentara reparar el daño y desanimar a Asad, de la forma más callada posible, de cruzar más líneas.

Hay muchos indicadores de que el ataque se había planificado cuidadosamente con mucha anticipación, y algunos relativos a que EEUU había participado activamente en esa planificación. Según la información de Reuters publicada el mes pasado, las disculpas israelíes ante Turquía del mes de marzo con la mediación de EEUU fueron el punto de partida del ataque, ya que israelíes y turcos habían estado desarrollando arriesgadas actuaciones aéreas sobre Siria y Líbano en el pasado reciente (4).

Asimismo, la elección del momento de la «sorpresa» de los ejercicios militares israelíes en el norte, que empezaron días antes de los ataques, sugiere que los mismos habían sido cuidadosamente preparados, al igual que el reciente discurso de Hizbollah sobre una guerra en las próximas seis semanas. Teniendo en cuenta el periplo de funcionarios israelíes y estadounidenses visitándose unos a otros últimamente en sus respectivas capitales, y el aireado apoyo de la Casa Blanca al derecho de Israel a «adoptar las acciones necesarias para proteger a su pueblo», es difícil creer que a Obama le sorprendiera la operación.

Sin embargo, por otra parte, algunos analistas creen que los ataques israelíes presionarán a la Casa Blanca para que se implique también en Siria contra los deseos de Obama. Esto es, en esencia, lo que el senador estadounidense John McCain dijo el domingo en Fox News.

El editor de administración de la revista Foreign Policy, Blake Hounshell, lo describió de forma elocuente en un análisis que se publicó el pasado sábado:

«Los defensores de la intervención se preguntarán: Si las defensas aéreas sirias son tan fuertes como han estado diciendo las autoridades estadounidenses, ¿por qué Israel ha podido romperlas tan fácilmente? Desde luego, una zona de exclusión aérea es una medida mucho más difícil y arriesgada que una única incursión, pero puedes confiar en que esa importante distinción vaya difuminándose (5).»

Pensar que Israel querría arrastrar a EEUU a Siria es algo que va en contra de toda lógica, tan sólo porque esto distraería a EEUU de su atención sobre Irán, y, como la influyente firma de inteligencia Stratfor expuso a principios de año, puede incluso servir, hasta cierto punto, a los intereses iraníes (6). Sin embargo, en el período previo a las elecciones presidenciales iraníes del próximo mes, el duro comportamiento de Israel hacia el aliado árabe más importante de Teherán podría influir en la política interna iraní y obligar a los dirigentes iraníes a ser incluso menos condescendientes aún en las próximas rondas de negociaciones nucleares.

Esto estaría parcialmente motivado por consideraciones geoestratégicas, a saber: si el régimen de los ayatolás pierde Siria, sentiría incluso una necesidad más fuerte aún de disuasión nuclear para protegerse a sí mismo de ser derrocado con apoyo exterior.

Si fracasaran las negociaciones nucleares con Irán, que se espera se celebren tras las elecciones, la mayoría de los analistas creen que EEUU se vería obligado a atacar a la República Islámica. Aunque es difícil afirmar que Israel buscara arrastrar a EEUU a una guerra con Irán a través de sus repetidos ataques contra Siria, la posibilidad de que así fuera se cruzó seguramente por la mente de los políticos israelíes que autorizaron la operación.

Hay argumentos creíbles, aunque hasta ahora las pruebas sean sólo circunstanciales, de por qué se sostiene la historia contada por israelíes y estadounidenses acerca del envío de misiles a Hizbollah. Entre esos argumentos están el de que Asad está en deuda con Hizbollah por enviar gran parte de sus fuerzas a combatir a su lado y que le gustaría proteger los misiles de futuros posibles ataques estadounidenses. El destacado analista militar israelí Ron Ben-Yishai proporcionó algunos detalles más importantes en un reciente análisis (7). Resulta preocupante que la lógica de esos argumentos aún se mantenga, lo que significa que es probable que en el futuro continúen los intentos de envío de misiles y los ataques aéreos limitados.

Pero, en general, hay muchas más incertidumbres que certezas en relación a estos ataques -y no es precisamente la menos importante si servirán para ayudar o dañar la posición de los rebeldes sirios-, y el intenso secreto oficial hace que sea aún más difícil separar la realidad de la ficción. Aunque ni Asad ni Israel parecen tener interés en que en esta etapa estalle una guerra más amplia, no pueden descartarse las sorpresas y probablemente llevará aún algún tiempo valorar el impacto preciso de cuanto está aconteciendo.

Notas:

1. A look at arsenal of Israel, Hezbollah , Ynet, 5 mayo 2013.

2. Assad’s dilemma: Blame Israeli strike on rebels or retaliate and risk open war , Ha’aretz, 5 mayo 2013.

3. Off-the-Cuff Obama Line Put US in Bind on Syria , New York Times, 4 mayo 2013.

4. Israel hopes Turk deal defuses «friendly fire» risk over Syria , Reuters, 17 abril 2013.

5. That awkward moment when … Israel launches airstrikes in Syria , Foreign Policy, 4 mayo 2013.

6. US-Iranian Dialogue in Obama’s Second Term , Stratfor, 5 febrero 2013.

7. Attack into Syria – message to Iran , Ynet, 4 mayo 2013.

Victor Kotsev es periodista y analista político.

Fuente: http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/MID-01-060513.html