El poeta Mahmoud Darwish, considerado uno de los principales escritores contemporáneos del mundo árabe y llamado «el poeta nacional palestino», murió este sábado en un hospital de Texas, anunció una portavoz médica. «Darwish murió a las 13:35 locales», indicó Ann Brimberry, portavoz del hospital Hermann-Texas Memorial en Houston, donde era atendido. La Autoridad Nacional Palestina […]
El poeta Mahmoud Darwish, considerado uno de los principales escritores contemporáneos del mundo árabe y llamado «el poeta nacional palestino», murió este sábado en un hospital de Texas, anunció una portavoz médica.
«Darwish murió a las 13:35 locales», indicó Ann Brimberry, portavoz del hospital Hermann-Texas Memorial en Houston, donde era atendido.
La Autoridad Nacional Palestina (ANP) decretó por la noche un duelo nacional de tres días. «Mahmoud Darwish encarnó la voluntad palestina de libertad e independencia», declaró el presidente de la ANP, Mahmoud Abbas, y expresó su profunda tristeza «por la pérdida de una estrella que brillaba en el firmamento cultural árabe».
Abbas enviará un avión a Estados Unidos para trasladar los restos mortales del poeta, indicó el embajador palestino en Ammán, Atalá Jeiry: «un avión presidencial palestino, partirá para Houston esta noche para traer los restos de Darwish». El diplomático añadió que se realizará una ceremonia en Ammán y después el cuerpo será trasladado a Ramallah, en Cisjordania, mientras varios responsables palestinos pedirán a las autoridades israelíes que el poeta pueda ser enterrado en su Galilea natal, al norte de Israel.
Mahmoud Darwish, de 67 años, estaba en estado crítico luego desde el miércoles pasado de acuerdo con sus allegados. El poeta fue sometido a una operación a corazón en el mismo hospital, y se encontraba bajo asistencia respiratoria luego de sufrir complicaciones.
Darwish ya había sido operado dos veces del corazón, en 1984 y 1998. Luego de su segunda cirugía, escribió un poema titulado Muerte, te he vencido.
Considerado como uno de los principales poetas árabes de su generación, Mahmoud Darwish nació en 1941 en Al-Birweh, Galilea (que hoy forma parte del estado de Israel), cuando Palestina todavía estaba bajo mandato británico.
En la guerra árabe-israelí de 1948, esta ciudad fue arrasada y sus habitantes obligados a exiliarse. La familia Darwish huyó hacia Líbano, donde permaneció durante un año, antes de volver a ingresar clandestinamente a Israel, donde se instaló en la localidad de Deir Al Assad.
Tras sus estudios de árabe y hebreo en escuelas de Israel, Darwish se instaló en Haifa, gran puerto del norte del país, donde existe una gran comunidad árabe.
Hacia comienzos de los años 70 eligió el exilio y partió hacia Moscú a estudiar economía política; luego se instaló en El Cairo, en 1971.
En 1993 renunció a la Organización para la Liberación Palestina para protestar contra los acuerdos de Oslo, estimando que no aportaron una «paz justa» a los palestinos.
Crítico de la política israelí
Tras la instauración de la ANP, el poeta se instaló en la franja de Gaza en 1995, y más tarde en la localidad cisjordana de Ramallah.
Darwish criticaba la «mentalidad israelí de gueto y su política que impide la creación de un estado palestino viable».
El mes pasado, en el festival de músicas del Mundo en Arles, manifestó su preferencia por los grandes temas universales, como el amor, la vida y la muerte, a las inclinaciones puramente políticas de su juventud, y afirmó que le gustaría ser considerado «como un poeta, no como una causa».
Su obra, traducida a 30 idiomas, está marcada por su actuación política en favor de la creación de un estado palestino independiente, el drama del exilio y la ocupación israelí.
Entre sus obras editadas en castellano se encuentran El fénix mortal (2000), Estado de sitio (2002) y El lecho de una extraña (2005).
Con sus poemas, reunidos en unos 30 libros, ganó admiradores porque evocaba no sólo el dolor de los palestinos desplazados, sino también sutiles paradojas y asuntos humanos más amplios. Su fama no sólo se amplió al mundo árabe sino también a occidente.
En su tierra personas como el banquero cisjordano, Ahmad Ibrahim, señalaron que «su muerte es una pérdida para el pueblo y la causa palestina, así como para la gente que ama la libertad en todo el mundo».