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Netanyahu se preocupa por la salud de los beduinos

Fuentes: Al-Quds al-Arabi

Traducido del árabe para Rebelión por Antonio Martínez Castro

Wadi Naam, el nombre tribal de una región poblada por árabes beduinos, está al sureste de la ciudad de Bir es-Seba en el profundo desierto del Neguev. Para llegar hasta allí y para conocer la vida de su gente y su complicada situación no te bastarán un par de días, tendrás que quedarte varios más.

Deseé que el coche me dejara tirado pues conforme avanzaba por el camino los baches eran mayores, mayores las rocas y las zanjas. Tras casi una hora de viaje le dije a Mumtaz, así se llamaba el joven de Galilea que me acompañaba, y que hace diez años vino a Bir es-Seba a estudiar y a buscarse la vida: Si hubiera justicia en este mundo vendrían expertos en combatir la desertización y la polución ambiental, empresas que tuvieran un trato respetuoso con la naturaleza y el estado asistiría a esta gente con ayuda económica e infraestructuras. En seguida te llama la atención el contraste entre el abandono absoluto por parte de las instituciones oficiales y el desarrollado ingenio con que la gente lo suple. Se abastecen de energía eléctrica mediante paneles solares y transformadores de elevadísimo precio (especialmente los dueños de las tiendas), también verás que recogen el agua de la lluvia para cultivar, también verás que los caminos se vuelven intransitables por las ramblas y hay que atravesarlas a pie o en burro. Pero eso no es lo peor, además de la rudeza del clima, esta gente sufre la crueldad de quienes ambicionan sus tierras y los privan de cualquier cosa que pueda ayudarles a vivir, carecen de vías de comunicación, fumigan sus tierras con veneno para acabar con las plantas y los animales y para quebrar la voluntad del ser humano.

En la noche fría del desierto, en torno a un fuego de leña, con el corazón caliente y generosidad en el rostro, bebiendo té dulce como la almíbar y café amargo, no sé por dónde empezar a contar la historia de los habitantes de Wadi Naam, porque su historia es la misma que la de Palestina ¿Empiezo por la orden de abandonar la tierra en las próximas cuarenta y ocho horas bajo amenaza de demolición? ¿Empiezo por el jeque Ahmad al-Ziyadin (Abu Farih) que cuenta la primera expulsión que sufrieron en el año de la Nakba y que produjo la desmembración de la tribu entre Palestina, Jordania y Egipto? ¿O empiezo por la Ley del año 1951 para que desalojasen la tierra colindante a la frontera de Egipto? ¿O cuento las preocupaciones de la gente: adónde irán con miles de cabezas de ganado? ¿O refiero las estrepitosas maniobras de los helicópteros sobre las casas levantando polvo, aterrorizando a los pequeños e inquietando a los adultos? ¿O por las fotos de jeques, del Che Guevara, de Gamal Abdel Náser, Yaser Arafat, la Cúpula de la Roca y Jerusalén que decoran la pared junto a recortes de periódicos, poesías beduinas y una cuerda de banderines de Jordania? ¿Por qué Jordania? Yusuf al-Zayidin, el anfitrión, me contó que el año de la Nakba la tribu de los Azazima se dividió entre Jordania, Egipto y los que quedaron en Palestina: «Tengo un hermano allí, nos mantenemos en contacto y dependemos de él para muchas cuestiones de importancia, también vamos a ver a los jeques del Sinaí y de Jordania para consultarles, los Azazima de Jordania viven en Mafraq, Kerak, Madaba y en el valle del Jordán, yo aprendí de electricidad allí hace dieciséis años y por eso pongo en mi casa banderines de Jordania».

Lo que sucede allí es simple y llanamente una operación de expulsión de noventa mil árabes del Neguev que viven en cuarenta y cinco pueblos no reconocidos como Wadi Naam y concentrarlos en comunidades cercadas, asfixiantes, inapropiadas para la vida de los beduinos. Es la continuación de lo que le ha pasado a cien mil beduinos hermanos suyos que de unos años a esta parte han sido encercados en cinco comunidades, siendo la ciudad de Rahet la más importante de ellas.

Miles de árabes se han manifestado por este motivo el pasado domingo [11/12/2011] ante el despacho del presidente del Gobierno en Jerusalén pero por supuesto Bibi no abrió la ventana. Él, que amenaza con castigar a todos los países de la región y desprecia incluso al presidente del país más fuerte del mundo, quizá hiciera un gesto altivo con el dedo, de hecho intervino personalmente para impedir que Wadi Naam fuera reconocido después de que el Tribunal Superior de Justicia fallase a favor de que fuese una población reconocida. El Sr. Presidente imposibilitó que la gente de Wadi Naam pudiera quedarse en sus casas con el pretexto de preocuparse por su salud y para preservarlos de los peligros del clima y de la contaminación que producen las industrias próximas. Pero eso no se lo cree nadie, quien se preocupa por la salud de los beduinos no va a exponer a sus soldados, la razón es que existe un plan para construir una ciudad militar en la zona, ¿Va Netanyahu a poner en riesgo la salud de sus soldados y preservar la de los beduinos?

En este pueblo cada cual tiene su historia. Náser, que nació aquí hace cincuenta años, fue a una oficina gubernamental hace un par de años y descubrió que no tiene nacionalidad y ahora está pendiente de demostrarlo. A Abderahman, que vive aquí desde hace diez años y está casado con una beduina de la tribu, no le conceden la ciudadanía porque es de los Azazima de la franja de Gaza. El jeque Alí Abú Náser siente vergüenza porque le demolieron la casa y no puede invitar a nadie. Mientras que el jeque Sulaiman Hamamida, que lleva sesenta años plantando cebada, ha puesto un letrero en su parcela que dice: «Estado de Israel: Prohibido el paso. Quien viole la prohibición que se atenga a las consecuencias».

Sin embargo la historia más extraña que me contaron es la de un sionista visionario, residente en EEUU, que vio en un sueño que la llegada del Mesías a la Tierra no será posible sin sembrar antes un millón de árboles en un pueblo árabe del Neguev y eso, por descontado, no puede suceder sin que se expulse antes a la población nativa. Éste será el motivo para que se desencadene la guerra entre judíos y musulmanes y entonces aparecerá el Mesías. Lo que empezó como un chiste se ha convertido en una tragedia. Los responsables de Keren Kayemet leIsrael, Fondo Nacional Judío, no han desmentido la información y han empezado la ejecución del sueño del sionista visionario ayudados por asociaciones estadounidenses. A día de hoy ya han plantado medio millón de árboles, casi todos al norte de Bir es-Seba en la aldea de Aqarib, y entre tanto han matado varios rebaños, dieciséis caballos de raza y miles de cabras.

Por la mañana me encontré con un jeque septuagenario, flaco como una vara, que competía con los jóvenes en movimiento y juventud, tenía las arrugas de la cara marcadas, los ojos encendidos, los bigotes grises y me habló sobre las grandes pérdidas que le había producido la fumigación de los aviones sobre árboles, cultivos y rebaños: «Me han hecho estéril y ya no puedo tener hijos». Tenía los ojos tristes con un brillo de astucia, yo no sabía si tomármelo en serio o en broma y le pregunté: ¿Cómo sabes que te han hecho estéril?

– En los dos últimos años me he casado con dos mujeres y no he tenido hijos, eso es una prueba de que soy estéril por culpa de los aviones.

– ¿Cuántos hijos tienes? Le pregunté.

– Tengo tres mujeres y dieciocho hijos e hijas.

– ¡Que Dios te los guarde! ¿Tienes dieciocho y quieres que los sionistas te dejen tener más?

Ellos montan sus más altas caballerías y nosotros, aquí, aquí estamos.

Fuente: http://www.alquds.co.uk/index.asp?fname=today14qpt998.htm&arc=data20111212-1414qpt998.htm