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Netanyahu se prepara para sabotear el alto el fuego en Gaza… otra vez

Fuentes: Voces del Mundo

Desde el momento en que Israel aceptó el acuerdo de alto el fuego, su primer ministro Benjamin Netanyahu y sus secuaces lo han caracterizado como un acuerdo limitado destinado a garantizar la liberación del mayor número posible de cautivos israelíes y no como un plan global para poner fin a la guerra. Ahora, envalentonado por sus recientes reuniones en la Casa Blanca y montado en un tsunami de vértigo por la propuesta del presidente Donald Trump de que Estados Unidos tome el control de Gaza, Netanyahu regresó el domingo a Israel dispuesto a sabotear el ya de por sí frágil acuerdo y ampliar el asedio de sus fuerzas en Cisjordania.

«Este viaje, y las conversaciones que mantuvimos con el presidente de Estados Unidos, incluyeron logros adicionales increíbles que pueden garantizar la seguridad de Israel durante generaciones», alardeó Netanyahu. «No estoy exagerando. No estoy exagerando. Aquí se abren posibilidades que creo que jamás hubiéramos soñado, al menos hasta los últimos meses, que no parecían posibles, pero son posibles.»

Según los términos del acuerdo de alto el fuego que entró en vigor el 19 de enero, Israel y Hamás debían empezar a negociar los detalles de una segunda fase de 42 días de alto el fuego a más tardar 16 días después de la primera fase. La segunda fase prevé la liberación de todos los cautivos israelíes restantes a cambio de un número considerable de palestinos retenidos por Israel, la retirada completa de las fuerzas israelíes de Gaza y el inicio de un alto el fuego permanente que allanaría el camino para una reconstrucción masiva y multimillonaria de la Franja. Tres semanas después del acuerdo, sin embargo, esas negociaciones aún no han comenzado. Netanyahu se negó inicialmente a enviar una delegación a Doha, Qatar, para las conversaciones de la fase 2, pero tras la intervención de la Casa Blanca, envió a regañadientes una delegación facultada únicamente para discutir los detalles técnicos en curso relacionados con la fase actual, no para negociar los próximos pasos.

Netanyahu aterrizó en Tel Aviv afirmando que Israel había llegado a un acuerdo estratégico con Trump y su enviado especial a Oriente Próximo, Steve Witkoff, sobre las posiciones que Israel haría valer en la siguiente ronda de conversaciones. Netanyahu dijo el lunes que había regresado de Washington D.C. con nuevos planes para Gaza, y que él y Trump «coinciden» en cómo proceder. «¿Queríais un [plan] para el día después? Ya lo tenéis… Aunque, simplemente, no coincide con la narrativa de Oslo… No repetiremos ese error… He vuelto con una visión que no incluye ni a Hamás ni a la Autoridad Palestina», anunció Netanyahu. Agitando el puño en una reunión en la Knesset, declaró: «Conocemos lo que supone la victoria completa y no renunciaremos a ella.»

Poco después de que Netanyahu hablara, Abu Obeida, portavoz de las Brigadas Al Qasam, brazo armado de Hamás, anunció que el grupo retrasaría la liberación de los tres próximos israelíes cuyo intercambio estaba previsto para el sábado, alegando violaciones israelíes del alto el fuego. «La dirección de la resistencia ha supervisado las violaciones y el incumplimiento de los términos del acuerdo por parte del enemigo durante las tres últimas semanas», declaró, y añadió que su liberación «se pospondrá hasta nuevo aviso, y hasta que la ocupación se comprometa y compense los derechos de las últimas semanas con carácter retroactivo, aunque afirmamos nuestro compromiso con los términos del acuerdo mientras la ocupación se comprometa también con ellos».

Desde que el alto el fuego entró oficialmente en vigor el 19 de enero, Israel ha seguido llevando a cabo ataques selectivos dentro de la Franja de Gaza casi a diario. Según el Ministerio de Sanidad de Gaza, más de 110 palestinos han muerto en este tipo de ataques en las últimas tres semanas. El domingo, las fuerzas israelíes dispararon contra un grupo de palestinos del norte de Gaza que, según Israel, se habían acercado demasiado a territorio israelí. Al menos tres de ellos murieron. «Nadie se acerca al perímetro y nadie vuelve del perímetro», dijo Netanyahu. «Lo haremos cumplir y lo haremos cumplir con firmeza. Esperamos que Hamás cumpla todas sus obligaciones, y ésta es una de ellas».

Hamás ha acusado a Israel de jugar «sucio» al ralentizar o bloquear la entrega acordada de ayuda a la Franja de Gaza, incluidos alimentos, medicinas, tiendas de campaña, generadores y otros artículos de primera necesidad, así como el hecho de  seguir matando palestinos en Gaza. «Esto podría hacer fracasar el acuerdo», afirmó Basem Naim, miembro del buró político de Hamás. «Netanyahu volvió de Estados Unidos con toda la intención de sabotear el acuerdo».

Está previsto que el gabinete de Israel se reúna el martes, momento en el que Netanyahu dice que formalizará las exigencias de Israel que el equipo israelí llevará a las negociaciones. Entre ellas, según informan los medios israelíes, está el exilio de los dirigentes de Hamás y el desarme total de su brazo militar, las Brigadas Qasam. El mes pasado, Netanyahu dijo al gabinete israelí que había recibido cartas complementarias tanto de la administración saliente de Biden como del equipo de Trump en las que se les aseguraba que Israel podría reanudar la guerra en Gaza con una justificación mínima. Ahora, parece que el apoyo va a ir más allá.

«Durante todo un año, se nos ha dicho que, el ‘día después’, la OLP, la Autoridad Palestina, tiene que estar en la Franja. El presidente Trump tiene una visión completamente diferente, mucho mejor para el Estado de Israel», dijo Netanyahu. Calificó la propuesta de Trump de que Estados Unidos se haga cargo de Gaza de «revolucionaria, creativa, y la estamos discutiendo. Está muy decidido a llevarla a cabo. Nos abre muchas oportunidades». Netanyahu también ha declarado que no retirará totalmente las fuerzas israelíes del corredor Filadelfia, que se extiende a lo largo de la frontera de Gaza con Egipto y sería el único acceso de la Franja al mundo exterior no controlado por Israel. Según el acuerdo, las fuerzas israelíes deben retirarse completamente del corredor a más tardar a los 50 días de la firma del alto el fuego.

Exigir el exilio completo de los dirigentes de Hamás en Gaza y el desarme total de su brazo armado bloquearía de hecho el paso del acuerdo a una segunda fase y, en su lugar, crearía un nuevo statu quo que implicaría una Fase 1 indefinida en la que los futuros intercambios de prisioneros se harían de forma puntual sin mayores garantías sobre un alto el fuego permanente o la retirada total de las fuerzas israelíes. Se trata de una prolongación de la estrategia de Netanyahu durante toda la guerra de presentar a Hamás unas condiciones que sabe que el grupo rechazará para que Israel y Estados Unidos puedan acusar a Hamás de obstrucción. Esta configuración permitiría a Israel continuar, indefinidamente, llevando a cabo ataques dentro de la Franja de Gaza bajo los auspicios de hacer cumplir el alto el fuego mientras mantiene a las tropas israelíes dentro del sur de Gaza, en sí misma una contradicción del acuerdo firmado el mes pasado.

Una encuesta reciente muestra que la opinión pública israelí desea abrumadoramente que avance la Fase 2 para que todos los rehenes sean liberados. Al mismo tiempo, una cantidad muy parecida también apoya el plan de Trump de vaciar Gaza de palestinos.

Los «juegos sucios» de Netanyahu

Netanyahu ha reiterado que uno de los objetivos centrales que le quedan a Israel en Gaza es la eliminación total de Hamás, y varios asesores de Trump han dicho que Estados Unidos apoya ese objetivo. A nivel práctico, los expertos afirman que destruir a Hamás como movimiento sería imposible, aunque Israel asesinara a toda su cúpula. Aunque su popularidad como autoridad gobernante en Gaza ha ido en declive desde antes de los ataques del 7 de octubre, el apoyo a la resistencia armada contra Israel ha aumentado en paralelo.

A medida que la administración Trump ha promovido su plan para apoderarse de Gaza, también ha sugerido que apoyaría la reanudación de la guerra por parte de Israel bajo la bandera de eliminar a Hamás. «Ahora mismo, las IDF [las denominadas Fuerzas de Defensa Israelíes], han tenido que entrar y seguirán destruyendo a Hamás si no respetan los términos de este alto el fuego», dijo Mike Waltz, asesor de seguridad nacional de Trump, el domingo en la NBC.

Más allá de eso, el enfoque obsesivo en Hamás ignora el hecho de que el grupo ya ha declarado que no tiene intención de gobernar Gaza después de la guerra. «Hamás nos ha dicho más de una vez que no quiere estar en el gobierno ni ser el gobierno, pero el gobierno tiene que ser uno que sea aceptado por todos», dijo Mustafa Barghouti, presidente de Iniciativa Nacional Palestina y excandidato presidencial que fue elegido diputado en 2006, en una entrevista reciente con Drop Site. Barghouti se ha convertido en una figura central en las negociaciones intrapalestinas sobre la futura gobernanza de Gaza. «Estoy de acuerdo con eso», continuó. «Ningún gobierno puede funcionar en Gaza a menos que sea aceptado por todas las partes [palestinas]». Señaló que Israel no sólo ha intentado prohibir a Hamás que gobierne Gaza, sino que tampoco quiere que haya «espacio para la Autoridad Palestina ni para un gobierno de unidad».

El rey Abdalá de Jordania tiene previsto reunirse con Trump el martes en la Casa Blanca y, al parecer, se están preparando encuentros con el presidente de Egipto, Abdel Fatah Al Sisi, y con el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salmán. «Me comprometo a comprar y adueñarme de Gaza», dijo Trump el domingo. «En cuanto a que la reconstruyamos, podemos dársela a otros Estados de Oriente Medio para que construyan secciones de ella, otras personas pueden hacerlo, a través de nuestros auspicios. Pero estamos comprometidos a poseerla, tomarla y asegurarnos de que Hamás no retroceda».

Egipto y Jordania han mantenido que, pese a las seguras afirmaciones de Trump en sentido contrario, no aceptarán el desplazamiento masivo forzoso de palestinos de Gaza a sus países. Cuando se le preguntó sobre la condena generalizada entre las naciones árabes del plan de Trump para Gaza, Waltz, el asesor de seguridad nacional, dijo: «Entonces, ven a la mesa con tu plan si no te gusta su plan.»

Aunque Trump ha acaparado titulares internacionales e inspirado la ira en todo Oriente Próximo por su plan, la idea de expulsar a los palestinos de Gaza no es nueva. Poco después de los atentados del 7 de octubre, cuando Israel empezaba a desatar su guerra de espectro completo, la administración Biden abrazó una propuesta israelí de obligar a los palestinos a entrar en la península egipcia del Sinaí bajo los auspicios de un «corredor humanitario». La idea se basaba en una propuesta del Ministerio de Inteligencia israelí redactada una semana después de los ataques dirigidos por Hamás. A mediados de noviembre de 2023, según la académica de Harvard Sara Roy, «un funcionario de USAID se puso en contacto con un colega mío y le preguntó sobre la viabilidad de construir una ciudad de tiendas de campaña en el Sinaí, a la que seguiría un acuerdo más permanente en algún lugar del norte de la península». Biden envió al entonces secretario de Estado, Antony Blinken, a una gira por los aliados árabes más próximos a Washington, que rápidamente rechazaron el plan. Posteriormente, Biden anunció que Estados Unidos no seguiría adelante con un plan para desplazar a los palestinos de Gaza. En su lugar, la administración se aseguró de que Israel pudiera emprender una campaña de bombardeos y terrestre que desplazó internamente a casi toda la población de Gaza y la dejó en un estado de escombros sembrados de municiones sin explotar, gran parte de las cuales fueron proporcionadas por Estados Unidos.

Trump no ha ocultado que quiere presidir un acuerdo de normalización entre Arabia Saudí e Israel, aunque el reino ha insistido públicamente en que no habrá tal acuerdo si no hay un camino irreversible y creíble hacia el establecimiento de un Estado palestino basado en las fronteras de 1967 con Jerusalén como capital. Sentado junto a un sonriente Netanyahu en el Despacho Oval el 4 de febrero, se le preguntó a Trump si Arabia Saudí exigía un Estado palestino. «No lo exige», respondió. «No». El jueves, Netanyahu dijo al Canal 14 de Israel: «Los saudíes pueden crear un Estado palestino en Arabia Saudí; tienen un montón de tierra allí».

Arabia Saudí rechazó las afirmaciones, afirmando que «continuará con sus incesantes esfuerzos para establecer un Estado palestino independiente», según un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores. Arabia Saudí «no establecerá relaciones diplomáticas con Israel sin ello», añadía el comunicado, afirmando que la postura del reino es «no negociable y no está sujeta a compromisos». Egipto anunció que organizará una sesión especial de la Liga Árabe el 27 de febrero en El Cairo para discutir «nuevos y peligrosos acontecimientos», principalmente la amenaza de Trump de apropiarse Gaza.

La administración Trump considera que un acuerdo entre Arabia Saudí e Israel es la joya de la corona de los Acuerdos de Abraham, que comenzaron durante el primer mandato presidencial de Trump con los acuerdos de normalización alcanzados con Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Marruecos y Sudán. Muchos analistas creen que, si los saudíes siguen adelante, se abriría la puerta a que otras naciones musulmanas, incluida Indonesia, siguieran su ejemplo. La agenda principal de los saudíes en un acuerdo de este tipo tiene menos que ver con su relación con Israel y más con asegurarse un pacto de defensa con Estados Unidos y el apoyo de Trump a la expansión del programa de energía nuclear civil de Arabia Saudí. A cambio, Estados Unidos lograría una mayor influencia sobre los precios del petróleo y la política energética, así como poner limitaciones a la relación entre el reino y China, que ha intensificado sustancialmente su propia diplomacia en la región desde el primer mandato de Trump, incluido un acuerdo de normalización de marzo de 2023 entre Arabia Saudí e Irán.

Mientras Israel se prepara para una renovada campaña que socavará el acuerdo de alto el fuego, Hamás dijo que su delegación está preparada para las conversaciones sobre la implementación de la Fase 2. Una fuente próxima a los negociadores palestinos declaró a Drop Site News que Hamás sigue presionando para conseguir la libertad de todos los presos palestinos condenados a cadena perpetua. Entre ellos se encuentran Marwan Barghouti, un líder político muy popular que muchos creen que ganaría unas elecciones democráticas en Palestina, y Ahmad Sadaat, secretario general del Frente Popular para la Liberación de Palestina. Como informó anteriormente Drop Site, Israel bloqueó la liberación de los dos hombres en la primera fase del acuerdo, pero, según la fuente, ambos nombres están en la lista para intercambios en una segunda fase. Es posible que Israel siga tratando de vetar su liberación, pero Hamás ha insistido en que, si Israel quiere que todos sus soldados sean liberados de su cautiverio, Barghouti, Sadaat y otros palestinos condenados a cadena perpetua deben ser liberados. En los casos de muchos líderes políticos o de la resistencia palestina de alto valor, Israel ha insistido en deportar a los liberados.

Una fuente cercana a las negociaciones dijo a Drop Site que la postura de los negociadores de Hamás es que el grupo no aceptará ninguna deportación a menos que primero la acepte el prisionero palestino de que se trate a nivel individual. En la primera ronda de intercambios, dos palestinos rechazaron los acuerdos de deportación y, en un caso, Israel lo mantuvo en prisión e intercambió a otro prisionero por su liberación, según la fuente.

Según los términos originales del acuerdo, Hamás aceptó liberar a 33 cautivos israelíes en la primera fase de 42 días. Hasta la fecha, ha liberado a 16 de ellos, además de a cinco tailandeses no incluidos en el acuerdo. De los otros 17 israelíes cuya liberación estaba prevista, se cree que nueve de ellos, incluido un ciudadano con doble nacionalidad estadounidense e israelí, están vivos. Al final de la primera fase, quedarán en Gaza unos 60 cautivos israelíes.

Jeremy Scahill es periodista de Drop Site News y fue cofundador de The Intercept. Es reportero de investigación, corresponsal de guerra y autor de «Dirty Wars: The World Is a Battlefield» y «Blackwater: The Rise of the World’s Most Powerful Mercenary Army”. Ha informado desde Afganistán, Iraq, Somalia, Yemen, Nigeria, la antigua Yugoslavia y otros lugares del mundo.

Texto original: Drop Site News, traducido del inglés por Sinfo Fernández.

Fuente: https://vocesdelmundoes.com/2025/02/11/netanyahu-se-prepara-para-sabotear-el-alto-el-fuego-en-gaza-otra-vez/