Traducido para Rebelión por LB.
Empezó su primer curso antes de cumplir los cinco años. En el noveno curso comenzó a estudiar en una escuela para alumnos dotados. Le encantaba la física y pensó en estudiar esa materia en la universidad, pero su madre pensó que sería mejor para él que aprendiera una profesión más «social», una que le permitiera tener más contacto con la gente. En 1999, con 17 años, decidió matricularse en la facultad de medicina de la universidad Al Quds de Abu Dis por tres razones, según declara: le concedieron una beca académica, las enseñanzas se imparten en inglés y el campus está cerca de su casa -entre una hora y hora y media de distancia en coche.
Ahmed al-Najjar, que pronto cumplirá 24 años y cursa actualmente su último año en la escuela de medicina, sonríe tímidamente mientras dice «cerca de casa». No da más detalles, dejando que su interlocutor se imagine el significado de la expresión «cerca de casa» para alguien que lleva cinco años sin ver ni a su familia ni a sus amigos. Al-Najjar, natural de Jabalya, el campamento de refugiados de la Franja de Gaza, también deja al interlocutor que se imagine cómo fue que acabó atrapado aquella misma mañana, el sábado 7 de enero, por un policía israelí de fronteras.
Así narra su historia: «Como hago todos los días, salté del muro al tejado de una casa, y de éste al tejado de otra casa, luego me interné por los callejones para llegar hasta el autobús que me llevaría a Al-Hilal [el hospital para mujeres gestionado por la Media Luna palestina en el Monte de los Olivos, en Jerusalén]. Pero hoy un soldado subió al autobús y pidió la documentación. Afortunadamente, me conoce. `Es la segunda vez que te cojo’, me dijo. ‘¿Qué puedo hacer?’, le respondí. ‘Tengo que ir a trabajar al hospital'».
Ninguna vía segura
Incluso durante su primer año en la escuela de medicina, cuando el «pasaje seguro» entre Gaza y Cisjordania estaba aún abierto, sólo visitó su casa dos o tres veces: sólo se podía utilizar el pasaje seguro los lunes y miércoles, es decir, fuera de los fines de semana, cuando no hay clases. Había que registrarse con una semana de antelación y el viaje -incluida la larga espera en los puestos de control- duraba horas.
En octubre del 2000 incluso la opción del pasaje seguro fue cancelada. Desde entonces ha visto a su madre viuda en dos ocasiones. Desarrolló cáncer de piel y dos veces, al precio de un enorme esfuerzo, pudo conseguir un permiso para trasladarse a Cisjordania para recibir tratamiento.
Las autoridades israelíes consideran a Al-Najjar un residente ilegal de Cisjordania: ilegal cuando atiende a las clases, cuando camina por la calle, cuando se inclina sobre el escritorio para leer en su apartamento alquilado de Abu Dis. Dos veces pidió al ministerio de Interior palestino que cambiaran la dirección que figura en su carnet de identidad palestino de Jabalaya a Abu Dis, pero su solicitud fue denegada. Afirma que los funcionarios palestinos arguían que no había motivos para efectuar el cambio puesto que Israel se iba a negar a modificar sus propios registros.
Siempre hay un montón de soldados y policías israelíes en Abu Dis, y cada uno de ellos tiene autoridad para expulsarlo a Gaza -en otras palabras, para poner punto final a sus estudios- en cualquier momento. El problema empeoró en el 2003, cuando Al-Najjar comenzó estudios clínicos en un hospital de Cisjordania. Cada viaje en autobús era una ruleta rusa. En el 2004, Al-Najjar se pasó seis semanas en el hospital psiquiátrico de Belén. Todos los días tenía que atravesar un puesto de control situado al final de la única carretera de acceso que une la mitad norte y sur de Cisjordania.
Un día, en marzo o abril, no lo recuerda exactamente, de regreso al hospital los soldados israelíes del puesto de control que vieron la incriminadora dirección de Gaza le ordenaron salir del taxi y esperar junto a la carretera. Aguardó unas pocas horas y luego le devolvieron su documento de identidad y le dejaron marchar. Al día siguiente intentó pasar de nuevo por el puesto de control; de nuevo le ordenaron salir del automóvil y el soldado le entregó un teléfono móvil. Al-Najjar comprendió que la voz al otro lado de la línea era la de un agente del Shin Bet. La voz le explicó que podía ser transferido (sic) a Gaza en contra de su voluntad. Le retuvieron allí durante dos o tres horas y luego le permitieron seguir su camino.
Desde entonces ha hecho todo lo que ha estado en sus manos para evitar puestos de control con soldados y para reducir sus movimientos en el interior de Cisjordania.
Sin embargo, llegó el momento en que tuvo que trabajar en el hospital Al-Muqassed de Jerusalén Este como parte de sus estudios. En noviembre del 2004 Al-Najjar cursó la solicitud para obtener una tarjeta magnética, una especie de «certificado de probidad» que le permitiría llegar al hospital, situado a 15 minutos en coche desde Abu Dis.
Le informaron de que tendría que ir a Gaza y solicitar la tarjeta desde allí. En enero del 2005, el hospital pidió a la Administración Civil [israelí de ocupación] que le autorizara la entrada a Jerusalén. La Administración respondió que no le sería concedida autorización de ingreso a Israel porque tenía su domicilio en la Franja de Gaza. En abril del 2005, Médicos pro Derechos Humanos trataron de conseguirle un permiso de entrada a Jerusalén. Las autoridades militares israelíes de nuevo respondieron que tendría que desplazarse a Gaza y solicitar desde allí el permiso de entrada.
Arrestado, liberado, arrestado.
La organización exigió el compromiso de que se le autorizaría regresar a Abu Dis. El ejército israelí se negó. Al-Najjar continuó buscándose la vida para llegar al hospital a escondidas.
El 23 de agosto del 2005 Al-Najjar fue arrestado de camino al hospital. La policía se lo llevó al recinto Ruso y lo retuvo allí, pero fue puesto en libertad al día siguiente tras depositar una fianza de 5.000 shekels.
En octubre del 2005 recabó la ayuda legal de los abogados Kenneth Mann y Sari Bashi, de Gisha -Centro para la Protección Legal de la Libertad de Movimientos. El 20 de octubre del 2005 volvió a ser arrestado, esta vez por policías de fronteras. Los abogados intervinieron tratando de evitar su deportación. Al-Najjar fue interrogado brevemente por el Shin Bet y puesto en libertad. El 27 de noviembre la policía de fronteras lo volvió a arrestar y estuvo detenido durante varias tensas horas antes de ser puesto en libertad.
Desde el 20 de octubre del 2005, los abogados Mann y Bashi vienen desarrollando una campaña oral y escrita ante las autoridades del ejército israelí para que permitan a Al-Najjar continuar sus prácticas de estudios en los hospitales de Jerusalén Este. Debe cursar una solicitud en la oficina de coordinación y liaison/DCO de Gaza, informó por escrito el ejército israelí. El ejército israelí informó verbalmente que la solicitud de permiso había sido rechazada «por motivos de seguridad«. El ejército israelí sugirió también que Al-Najjar podía dirigirse a la Autoridad Palestina en Gaza para expresarle sus reservas con respecto a la negativa de las autoridades israelíes.
Mann y Bashi pidieron que se les explicara con más detalle en qué consistían exactamente esos «motivos de seguridad». El ejército israelí escribió a los abogados lo siguiente. «Desde el momento en que el individuo reside en la región de Judea y Samaria sin autorización del comandante militar, su estancia en la región es ilegal y debe regresar a la Franja de Gaza inmediatamente«.
Posteriormente, los abogados enviaron otra serie de memoranda que no obtuvieron ninguna respuesta. El 15 de diciembre apelaron a la Corte Suprema de Justicia reclamando que exigiera al ejército israelí que explicase por qué razón no concedía al demandante permiso de entrada a Israel por razones de estudios y por qué no podía ser reconocido como residente de Abu Dis. También solicitaron a la Corte que emitiera una orden provisional que impidiera su expulsión a Gaza.
La orden provisional fue dictada al día siguiente, 16 de diciembre del 2005. En ella se ordena al ejército israelí y a la policía que no se «transfiera al solicitante a Gaza» hasta que se dicte una resolución sobre la apelación. Al-Najjar lleva consigo a todas partes en su mochila una copia de la orden provisional. Ella le permite caminar por su calle sin temor, e incluso ir a Ramallah o Belén. Pero todavía debe introducirse clandestinamente en Jerusalén Este porque los hospitales afiliados a su escuela médica están situados allí y carece de permiso para entrar a Jerusalén.
La facultad de medicina de Abu Dis, la única existente en Cisjordania y en la Franja de Gaza, fue abierta en 1994 y desde entonces de ella han salido cinco promociones. El número de graduados gazatíes ha disminuído con los años a causa de la continua tensión que supone estudiar «ilegalmente». Al-Najjar tenía una joven compañera de clase oriunda también de Jabalya. Al igual que él, la muchacha solía saltar la valla para acudir a su trabajo en el hospital en Jerusalén. Padecía un problema de corazón.
A principios del 2004, mientras saltaba el muro (cuando éste todavía era bajo), en las inmediaciones del lugar los soldados israelíes comenzaron a dispersar a la gente con gases lacrimógenos. La muchacha se asfixió y murió. Al-Najjar es hoy el único gazatí que estudia medicina en Abu Dis.
Texto original inglés en: http://www.haaretz.com/hasen/spages/668722.html