Unos 3.200 palestinos trabajaban en los asentamientos de la Franja de Gaza en julio, pero ni el Estado ni sus patrones están compensándolos por perder sus trabajos. La Ley de Compensación de Evacuación aprobada por el Parlamento concede indemnizaciones a las personas cuyo trabajo se termina por la evacuación, pero sólo para israelíes. Pero eso […]
Unos 3.200 palestinos trabajaban en los asentamientos de la Franja de Gaza en julio, pero ni el Estado ni sus patrones están compensándolos por perder sus trabajos. La Ley de Compensación de Evacuación aprobada por el Parlamento concede indemnizaciones a las personas cuyo trabajo se termina por la evacuación, pero sólo para israelíes. Pero eso no es todo: los obreros palestinos que trabajaban para israelíes ganaban la tercera parte de lo que establece la ley.
Hoy es el último día que Omar trabaja para su patrón en uno de los asentamientos religiosos de Gush Katif. Terminará lo que empezó hace una semana: hacer paquetes con las cosas de la casa y desmantelar todo aquello que pueda ser desmantelado. «Yo le pregunté a mi jefe si me dará algo de su casa, como regalo», dice sin turbación este muchacho de 29 años, quien casi a diario atravesó Khan Yunis, con sus casas agujereadas por las balas disparadas desde este asentamiento, espacioso y rodeado de verde. Como cualquiera que tenga que mantener a su esposa y a sus dos hijos, así como las casas de sus hermanos desempleados, no está avergonzado de esperar un presente del hombre para el que ha trabajado desde 1996.
Algunos patrones -dice-, les han dado algún regalo a sus empleados: una heladera, un ventilador o algunos shekels. Pero su jefe le dijo que él no puede darle regalos y que venderá cualquier cosa que no pueda llevar a su nueva casa.
Decirle adiós a su jefe no es difícil para Omar; ellos no habían establecido un lazo particularmente afectuoso y Omar dice que lo mismo le pasa a la mayoría de los empleados palestinos en los asentamientos. Lo que lamenta es la pérdida de su salario y el hecho de quedar desempleado.
Unos 3.200 palestinos trabajaban en los asentamientos de la Franja de Gaza en julio, pero ni el Estado ni sus patrones están compensándolos por perder sus trabajos. La Ley de Compensación de Evacuación aprobada por la Knésset (Parlamento) concede indemnizaciones a las personas cuyo trabajo se termina por la evacuación, pero sólo para israelíes.
Al preguntarle su opinión sobre esta ley discriminatoria, Omar se rió. «Nosotros nunca gozamos de nuestros derechos básicos como obreros. Ni el salario mínimo, ni las vacaciones, ni la lincecia por enfermedad. De manera que por qué deberíamos sorprendernos de que el Parlamento israelí no nos tuviera en cuenta -dice, durante una reunión con él y otros dos obreros de Khan Yunis en el Centro Palestino para la Democracia y los Derechos de los Trabajadores.
Omar empezó a trabajar para su último jefe hace 9 años, por un salario de 32 shekels por día. En julio de este año su salario diario llegaba a los 50 shekels. Su amigo Khaled gana 45 shekels por cada jornada de 8 horas. El salario mínimo por hora en Israel es de 17,93 shekels, es decir, casi 145 por día. Omar, que integra el comité de trabajadores independientes que se fundó en la Franja de Gaza este año, dice que el máximo pagado por los colonos a obreros palestinos es de 60 shekels por día. Un israelí que vivió durante meses en Gush Katif supo de patrones que pagaban entre 40 y 80 shekels por día.
K., un granjero secular de Gush Katif, empleaba en sus invernaderos a unos 20 palestinos, cuatro nepaleses y tres israelíes que vivían fuera del asentamiento. Hace una semana, cuando conversaba con él, los obreros palestinos estaban desmantelando su casa e invernáculos. Los empleados más antiguos habían estado trabajando con él por 14 años. Al preguntarle si indemnizaría a sus obreros, dijo: «Se supone que yo debo compensar a los obreros, pero quién me compensa a mí. Nosotros no recibimos compensaciones por todo lo que estamos perdiendo. Yo no los despedí; el Estado los despidió. Por lo tanto, que el Estado los compense. ¿Por qué no pensó en eso?»
K. insiste en que sus obreros palestinos ganaban 2.800 shekels por mes, y que pagaba 32 shekels por cada hora extra. Al decirle que esto era mucho más de lo que otros patrones de Gush Katif le pagaban a sus obreros, él contestó: «El salario mínimo no se aplica aquí. Los palestinos de la Franja de Gaza no tienen ningún derecho de trabajo. Yo pago más porque tengo obreros con mucha antigüedad.» (Omar dijo en respuesta que él nunca ha oído hablar de que un palestino ganara un sueldo básico de 2.800 shekels mensuales en Gush Katif).
Yossi Tzarfati, que encabeza el Comité Agrícola de Gush Katif, dijo que podría asegurar que los empleadores están enviando o enviarán los telegramas de despido a los obreros palestinos para que ellos pueden tramitar el seguro de desempleo. Tampoco sabe cuánto ganan los palestinos porque «ésa es una cuestión individual entre los patrones y los obreros». Sin embargo, admitió que a los palestinos «no les comprende el salario mínimo».
Pero el requisito del salario mínimo debe aplicarse con los obreros palestinos empleados por israelíes en los territorios ocupados. Hacia 1982, una reglamentación estableció que «una persona empleada en una comunidad [un asentamiento israelí] no puede recibir un salario menor al mínimo aplicado en Israel». Se supone que la Administración Civil hace cumplir esa orden, pero la oficina del Coordinador Gubernamental en los Territorios (a la que la Administración Civil está subordinada) declaró: «Hasta ahora, no tenemos ninguna queja sobre incumplimientos» en ese sentido.
De hecho, Omar y sus amigos no se han quejado oficialmente de que los sueldos que reciben en los asentamientos son la tercera parte del salario mínimo obligatorio. Los bajos ingresos y el alto desempleo en la Franja de Gaza, particularmente en los últimos cinco años, ha protegido a los patrones de las quejas y ha permitido a la Administración Civil hacer la vista gorda. Pero Omar conoce problemas más urgentes que los suyos: él sabe de una docena de trabajadores cuyos patrones ya se han ido de Gaza sin pagarles los salarios por la última semana o quincena. Ellos no tienen ninguna manera de localizar a sus jefes para conseguir, al menos, esos pocos cientos de shekels que se les adeudan.
15-08-2005
La fuente: Haaretz. 80.000 ejemplares, Tel-Aviv, Israel. Primer diario publicado en hebreo durante el mandato británico, en 1919, «El país» es el periódico de referencia de los políticos e intelectuales israelíes. Haaretz está en Internet desde fines de 1996. La traducción del inglés pertenece a Anna Der para elcorresponsal.com.