Mohammed Mahsiri, residente de este campamento de refugiados de Cisjordania, está sentado en un café atestado de gente. Lleva un pañuelo rojo en el cuello y una camiseta negra con un retrato de Ernesto «Ché» Guevara estampado en ella. Hace cerca de un año, según contó a IPS, caminaba con un amigo por una calle […]
«Me llevaron a un centro de detención y me interrogaron. Los interrogatorios comenzaban a las dos de la tarde y terminaban después las 11 de la noche. Me golpeaban todo el tiempo, en especial cuando no recibían las respuestas que querían», contó.
«Me entregaban a otros soldados para que me pegaran y me obligaron a permanecer parado bajo la lluvia con poca ropa. Trataban de convencerme de que había hecho algo que no hice para obtener la confesión que buscaban. Después de esas sesiones de tortura, estuve preso 13 meses», añadió.
Las fotografías de prisioneros torturados en las bases militares estadounidenses en Afganistán e Iraq escandalizaron al mundo entero, pero los palestinos aseguran que ellos han padecido tratos similares en los centros de detención israelíes desde que comenzó la ocupación en Cisjordania y Gaza en 1967.
Pero la historia de Mohammed Mahsiri es especialmente grave, pues fue torturado física y psicológicamente por militares y guardias de prisión israelíes cuando tenía 17 años.
En centros de detención y prisiones israelíes se vienen denunciado y documentado violaciones sistemáticas y generalizadas de los derechos humanos de palestinos menores de 18 años, sometidos a torturas, interrogatorios, condiciones de reclusión deplorables y juicios sin garantías, según organizaciones de derechos humanos.
En Israel, las autoridades reconocen como adulta a toda persona mayor de 18 años, conforme a la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño. Sin embargo, en los territorios ocupados de Cisjordania y Gaza, los israelíes consideran adulto a cualquier palestino mayor de 16.
Además, adolescentes palestinos de más de 14 años son juzgados como adultos en tribunales militares israelíes y suelen ser encarcelados como tales, otra violación directa de las normas internacionales.
Hay unos 398 menores de edad palestinos en centros de detención y prisiones israelíes, según grupos de derechos humanos.
El investigador y coordinador de la oficina en la central ciudad cisjordana de Ramalá de la organización no gubernamental Defence for Children International, Ayed Abuqtaish, dijo a IPS que en las prisiones hay detenidos de tan sólo 14 años.
«Los soldados israelíes suelen irrumpir en las casas en medio de la noche para asustar a los niños y a sus familias. Muchos vehículos y soldados rodean la vivienda para poder ingresar en ella», aseguró Abuqtaish.
«Intimidan a los menores con el fin de prepararlos para los interrogatorios. Cuando los llevan a los centros, los soldados emplean diferentes métodos de tortura», indicó.
Abuqtaish señaló que las técnicas de interrogatorio «actualmente se concentran en torturas psicológicas como privación de sueño, alimentos y agua, aislamiento o amenazas de demoler la casa del detenido o de arrestar a otros miembros de sus familias».
«Los niños también denunciaron que los israelíes los amenazaron con abusar sexualmente de ellos», añadió.
Israel ha defendido sistemáticamente sus métodos en los centros de detención y prisiones, considerándolos una herramienta necesaria para combatir el terrorismo.
En 1987, las autoridades de Israel reconocieron que «un grado moderado de presión, incluyendo física, es inevitable en ciertas circunstancias para obtener información crucial», según informó la llamada Comisión Landau, creada ese año para investigar los métodos de interrogatorio en los territorios ocupados.
«Israel es un estado parte de la Convención Internacional contra la Tortura», recordó Abuqtaish. «En sus informes a la Comisión, siempre sostuvo que el uso de ‘presiones físicas moderadas’ es consistente con el tratado, y no hace falta decir que ese concepto engloba la tortura propiamente dicha».
Niñas y niños palestinos en el sistema carcelario israelí no tienen derecho a defensa legal, según abogados.
«El sistema de tribunales israelíes no se parece al de ningún otro lugar del mundo», dijo a IPS Arne Malmgren, abogada sueca que ha trabajado como observadora legal en juicios a niños palestinos.
«Los soldados, los jueces, el fiscal, el intérprete… todos están con uniforme militar. Hay muchos soldados con armas dentro del juzgado», contó Malmgren.
«Los niños entran esposados y encadenados, a veces hasta siete a la vez. Un abogado opinó que la escena se parece a una ‘feria de ganado’. Antes del proceso, el fiscal y el abogado se ponen de acuerdo en la sentencia. Luego sólo le preguntan al magistrado si está de acuerdo, y casi siempre lo está», añadió.
«No hay testigos, nada. Y lo peor es lo que sucede antes de que el niño o la niña ingresen al juzgado, cuando los interrogan para extraerles una confesión», continuó.
Mientras, las negociaciones entre Israel y Palestina avanzan esta semana hacia una posible liberación de todas las mujeres y niños palestinos presos a cambio de un soldado israelí capturado por insurgentes en Gaza en junio.
Muchos palestinos, incluido Mohammed Mahsiri, ansían ver a sus parientes, amigos y seres queridos.
«El día que salí de prisión fue el mejor de mi vida», dijo Mahsiri a IPS. «Nos golpeaban todos los días. La comida era muy mala. Fue lo más duro que tuvimos que enfrentar. Ningún niño debería vivir eso jamás», sentenció. (FIN/2007)