El miércoles 18 de julio de 2012 un atentado en Damasco semi-descabezaba a la cúpula del régimen sirio al acabar con la vida de prácticamente la mitad de los miembros de la «Célula de control de la crisis», creada por Bashar al-Asad para controlar y sofocar el levantamiento popular en el país iniciado en marzo […]
El miércoles 18 de julio de 2012 un atentado en Damasco semi-descabezaba a la cúpula del régimen sirio al acabar con la vida de prácticamente la mitad de los miembros de la «Célula de control de la crisis», creada por Bashar al-Asad para controlar y sofocar el levantamiento popular en el país iniciado en marzo de 2011. El atentado fue reivindicado tanto por el Ejército Sirio Libre como por el «Escuadrón del Islam», un supuesto grupo salafista. El atentado ha dado lugar a todo tipo de conjeturas sobre su autenticidad y autoría, desde versiones que confirman la autoría del ESL hasta otras que aseguran que este fue perpetrado por el propio régimen para evitar un golpe interno que se estaría preparando en la reunión que fue interrumpida de forma abrupta, pasando por quien dice que el atentado no habría sucedido o al menos no en dicha fecha. Una fuente de total confianza y fiabilidad me asegura que este tuvo lugar y que el artefacto estalló dentro del edificio.
Este atentado ha demostrado un desarrollo fundamental de la revolución: el Ejército Sirio Libre tiene ya la capacidad suficiente para asestar duros golpes al régimen no solo en cuanto a su efecto material, sino también moral sobre el régimen. Es por ello que no debe extrañar que el nuevo ministro de Defensa Fahd Yassim al-Furayi, el que sucederá al fallecido Dawud Rayiha, sea precisamente el general encargado de los ataques a Homs entre otros. Es decir, el régimen está asustado y va a responder, como ya está haciendo, con un ofensiva salvaje («amputaremos las manos de los ‘terroristas'») [1] ): mientras la gente celebraba la entrada del Ejército Sirio Libre en algunos barrios, las masivas deserciones que se dieron en varios puntos de la capital y el acceso del ESL a un importante número de tanques, además del hecho de que los revolucionarios se hicieron con el control de varios pasos fronterizos con Turquía y todos los pasos de la frontera iraquí (a lo que Irak respondió cerrando sus accesos a Siria, que hasta ahora se habían abierto solo par el paso de milicianos que iban a apoyar la represión, excepto en la zona del Kurdistán), el barrio damasceno de Al-Hayar al-Aswad y el campamento de palestinos de Yarmouk por poner solo un par de ejemplos estaban siendo pasados a cuchillo tras la entrada de las milicias paramilitares asadianas conocidas como shabbiha. El primer barrio en levantarse en la capital desde el inicio de la revolución está hoy siendo aplastado por el régimen.
Sin embargo, a pesar de esa sanguinaria reacción, el atentado, el dominio de los pasos fronterizos y el control de algunas zonas, en definitiva lo que sucedió el miércoles indica un aspecto fundamental: sin ayuda de nadie, «de nuestras manos vendrá la victoria» [2]. Incluso algunas pancartas han ironizado diciendo: «Gracias Rusia, tus armas han caído en nuestro poder» [3], en referencia al apoyo logístico de este país en la represión y su total negativa a condenar los crímenes del régimen en sucesivas ocasiones en el Consejo de Seguridad.
En este contexto, es necesario afirmar que contra todos aquellos que insistían e insisten en que lo que sucede en Siria nació como una conspiración orquestada por la OTAN, que mueve sus hilos favoreciendo a grupos islamistas radicales con el único objetivo de provocar una guerra civil que debilite al régimen y así dominar el país, buscando en última instancia justificar una intervención (que en dieciséis meses no se ha dado, y eso que motivos «humanitarios» ha habido de sobra), los sirios siguen demostrando al mundo entero que en su lucha están solos [4], pero aún más importante, que no esperan ni necesitan la ayuda de nadie, mucho menos ahora. Así, los agradecimientos al último veto ruso y chino (que antes solían escucharse en las manifestaciones pro-régimen, la última de las cuales estaba prevista para principios de esta semana y fue anulada) se han multiplicado en las filas de los revolucionarios como no lo habían hecho antes, porque eso impide que los intereses occidentales acaben imponiéndose sobre el país.
Con esto me refiero al repentino interés por las armas químicas en Siria. Hasta ahora, el miedo se había limitado al hecho de que el régimen utilizase dicho arsenal contra la población en alguna de sus ofensivas; sin embargo, el régimen parece lo suficientemente inteligente como para no dar argumentos que supongan una movilización de la comunidad internacional (que en los últimos meses lo ha protegido de manera directa con la presencia de observadores internacionales) en su contra. Sin embargo, desde el atentado del miércoles y los avances de la revolución sobre el terreno (aunque las matanzas continúan), el miedo ha cambiado de cariz: ahora se teme que los arsenales lleguen a manos de los grupos de la revolución o, peor aún, caigan en poder del espantajo regional: Al-Qaeda. En la misma línea, se especula también con que dichos arsenales lleguen a Hezbollah y los utilice -¡sorpresa!- contra Israel. He ahí la clave: la estabilidad de Israel no puede ponerse en peligro y EEUU, que estaría diseñando un plan para intervenir en caso de que se produzca un vacío de poder en Siria dado lo precipitado de los acontecimientos y evitar que las armas químicas caigan en las manos equivocadas. A esto se une un no poco reciente interés por «proteger» a la minoría alauí (el argumento ruso, por su parte, es proteger a los cristianos), supuestamente amenazada por la mayoría suní que estaría esperando para cobrarse la venganza por las matanzas que milicias prácticamente 100% alauíes en su composición han cometido, algo que cobra fuerza con los rumores sobre la posibilidad de que Bashar al-Asad hubiera huido a y establecido un centro de seguridad desde el que dirigir las operaciones en Latakia, como han hecho ciudadanos alauíes de otras zonas, temerosos muchos de ellos de que se generalice su implicación en la represión, rumores que alimentan la idea de la creación de un estado alauí, que parece que cuenta con algunos apoyos, aunque resulta bastante inviable [5]. De todos modos no es descartable que reciba un apoyo tácito internacional por ambos «lados», por suponer una nueva división en la región por un lado y por suponer un refugio para los intereses de la otra parte.
Con estos argumentos: las armas químicas, la estabilidad de Israel y la protección de los alauíes, parece que el temor a una intervención de última hora se extiende, y de hecho muchos sirios responden de la siguiente manera lo que consideran un intento de robarles sus logros cuando todo el trabajo lo han hecho solos para colocar así a quien les convenga a la cabeza del país y dirigir la transición: «Debe haber un consenso nacional en el discurso de la revolución que rechace este intento de imponer el dominio sobre la revolución, de robar su gloria legendaria y de hacer que parezca que tuvo éxito gracias a una intervención de última hora que quieren llevar a cabo o falsear con ella la historia» [6] .
He ahí la conspiración que se llevaría gestando meses, esperando al momento oportuno para manifestarse, la conspiración contra la revolución de un pueblo que decidió decir «Basta» y que se vio solo en su negativa a arrodillarse.
[1] http://www.lavozdegalicia.es/noticia/internacional/2012/07/19/nuevo-ministro-sirio-defensa-asegura-amputara-manos-terroristas/00031342679448959232441.htm
[2] http://traduccionsiria.blogspot.com.es/2012/07/sobre-las-armas-quimicas.html
[3] https://www.facebook.com/photo.php?fbid=179830912150089&set=a.179830702150110.41964.142830112516836&type=3&theater
[4] http://traduccionsiria.blogspot.com.es/2012/01/ellos-solos-resisten.html
[5] http://www.foreignaffairs.com/features/letters-from/syrias-alawite-refuge
[6] Véase nota 1
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