Desde hace más de medio siglo emerge con fuerza la propuesta ambientalista de impulsar las “energías renovables” que, además, por motivos publicitarios se les llama “energías limpias”, aunque no lo sean tanto. Esta propuesta se ha traducido principalmente en la promoción de los gigantescos parques eólicos y solares [1].
Desde hace algunos años, el agotamiento del gas y el petróleo convencional o de bajo costo de extracción y las recomendaciones del Panel Internacional de Expertos en Cambio Climático, IPCC, han conducido a los gobiernos poderosos (G-7) a plantear la necesidad de una “transición energética” en la que aparecen como primera opción estos parques que ahora son promovidos por grandes corporaciones multinacionales: es un gran negocio que tiene un poderoso “lobby” en todos los grandes congresos del mundo.
Sus promotores habitualmente alegan que este tipo de energías puede hacer una gran contribución a la reducción del consumo de gas, carbón y petróleo y a la reducción radical de la producción de gases y humos que dañan el clima, además de mejorar el medio ambiente donde se instalan.
Al comienzo de este siglo, los incentivos para invertir en los parques eólicos y solares cobraron gran fuerza en los países del G-20 debido a los grandes aumentos en los precios del petróleo (agotamiento del petróleo convencional), las dramáticas advertencias de los científicos del IPCC o Panel de Expertos en Cambio Climático de la ONU y por los crecientes costos de los desastres producidos por los eventos climáticos extremos (incendios forestales, sequías, tormentas, olas de calor, nevadas y otros) que, además, facilitaron la aceptación gubernamental de la electricidad generada por otras fuentes como el gas, las nucleares, las presas, la geotérmica y los biocombustibles.[2]
A pesar del enorme crecimiento que han tenido en este siglo los grandes negocios realizados con los parques eólicos y solares y otras “energías limpias y renovables”, en este mismo periodo, el consumo de gas, carbón y petróleo no ha dejado de crecer en el mundo a muy altas tasas al igual que la acumulación de gases y humos que dañan el clima en la atmósfera terrestre.
No hay evidencia científica alguna de que estas “energías limpias y renovables”, tan alabadas por el ambientalismo gubernamental, hayan tenido o puedan tener en los próximos años un efecto significativo en la reducción en el aumento del consumo global de gas, carbón y petróleo que es causante principal del colapso del clima y el medio ambiente. En cambio, sólo han venido a crear nuevos consumos de electricidad, como ha sucedido habitualmente con la tecnología verde (efecto rebote)
Por otra parte, los promotores de estos parques eólicos y solares han ocultado el enorme impacto local- socioambiental-, de sus equipos o instalaciones en la diversidad biológica y cultural, la limpieza de los suelos, las aguas y los aires y la producción de gases y humos que afectan el clima, el encarecimiento de los alimentos por la ocupación de suelo cultivable, de las contaminaciones de los suelos y el agua, por la fabricación, mantenimiento y la disposición o desecho de los residuos de sus equipos o dispositivos y de la desmedida corrupción gubernamental que requieren debido a su gigantismo, para su aprobación, construcción y operación debido a su gigantismo. La mayor parte de las localidades de Alemania han creado grandes obstáculos legales para su instalación.
No obstante, el mayor daño que hacen estos parques es el bloqueo de medidas gubernamentales que verdaderamente reduzcan el consumo de gas, gasolinas, electricidad, carbón y petróleo.
En México y otros países del Sur global ha sido muy grande y duradera la resistencia de los pueblos, ejidos, barrios y colonias a la instalación de estas Falsas Soluciones Energéticas: han luchado por más de 20 años contra los parque eólicos y solares y contra la energía nuclear, la construcción de grandes presas y las plantaciones para biocombustibles.
La introducción de los parques eólicos y solares en México se ha sustentado en fuertes presiones políticas de la Unión Europea y EU, ligadas a la “puerta giratoria” empresarial que permite el acceso a muy elevados puestos políticos (presidencia de la República, SHCP, SENER, PEMEX, CFE) a personas que tienen un gran compromiso con los corporativos que promueven los parques eólicos y solares y demás “energías limpias y renovables”.
Por medio de sobornos a muchos legisladores, se consiguió en 2013 la Reforma Energética que entrega enormes subsidios a estas inversiones y destruye rápidamente cualquier obstáculo gubernamental que impida la rápida expansión de estos sucios negocios que se apoyan en argumentos climáticos y ambientales. Es indispensable eliminar esta corrupta reforma energética de Peña Nieto. Están muy lejos de ser limpias las energías que se venden como “energías limpias”, para hacer grandes negocios sucios.
La promoción de “energías limpias y renovables” quiere en el fondo proteger y conservar el Sistema político y económico (los negocios como siempre han sido), que para funcionar requiere del enorme despilfarro de energía que implican las formas de producir de la industria agropecuaria ( monocultivos, agroquímicos, grandes granjas y establos) y la urbanización de las megalópolis ( 4 horas diarias perdidas en el transporte urbano) y sobre todo, los estilos de vida de las clases medias del mundo, especialmente las de los países del Norte global ( auto privado, uso frecuente del avión, dieta alta de carnes rojas, consumismo globalizado)
Los gigantescos parques eólicos y solares y otras “energías limpias y renovables” son quimeras que contribuyen mucho a frenar o impedir la introducción de las medidas gubernamentales que pueden realmente ayudar a la mitigación del colapso del clima y el medio ambiente. Debido a este bloqueo gubernamental, provocan una gran elevación del costo humano (muerte, enfermedad, desamparo, miseria), económico (infraestructuras) y ecológico (pérdida de riqueza natural) que será evidente en las próximas décadas. En las cumbres del clima, las COPs, como la de Glasgow, los lobbys de estos sucios negocios energéticos, con el apoyo de muchos ambientalistas, realizan esta siniestra tarea de bloqueo de las medidas adecuadas frente a la Emergencia Climática.
Los científicos que han elaborado el informe de 2018 del IPCC, nos advierten que es necesario reducir, antes de 2030, la mitad el consumo mundial de gas, carbón y petróleo, con el fin de evitar una aceleración del aumento de la temperatura promedio sobre la superficie de la Tierra. El informe del Grupo 1 del IPCC publicado en agosto de 2021, refuerza esta advertencia. La ONU ha declarado que estamos en “Código Rojo” en los asuntos del clima. La sociedad mundial debe reconocer plenamente que nos encontramos de lleno en la Emergencia Climática.
Frente a la situación crítica que enfrentamos por el colapso del clima y del medio ambiente, no podemos perder más tiempo con las Falsas Soluciones que en abundancia la tecnología de los grandes corporativos nos ha ofrecido, desde hace décadas, para mitigar estos colapsos y que han impulsado en este siglo los gobiernos del G-20 y los corporativos multinacionales, como lo son los parques eólicos y solares y otras “energías limpias y renovables” (la energía nuclear, la hidroeléctrica, la geotérmica y las plantaciones para biocombustibles)
Las medidas gubernamentales que pueden realmente ayudar a la mitigación del colapso del clima y el medio ambiente son, simultáneamente:
– El subsidio a la producción local para consumo local, especialmente de alimentos y otros básicos. Este tipo de producción requiere un consumo muy menor de gas, gasolinas, electricidad, carbón y petróleo porque elimina el enorme despilfarro de energía que implica la producción global, para consumo global debido al uso excesivo que hace del transporte, el empaque y el embalaje, la recolección, transferencia y confinamiento de basura, la restauración ecológica y la refrigeración. Esto implica recuperar la soberanía energética, alimentaria y política
– La eliminación de los escandalosos subsidios que tienen los productos importados de otros países debido a los tratados de libre comercio.
La aplicación de estas urgentes medidas gubernamentales exige cambios radicales en la distribución de la tierra y el trabajo, en la reestructuración de los dispositivos de producción y, por ende, en las relaciones sociales de producción. Y muy especialmente, en la reconceptualización de la riqueza y la pobreza, y la escasez y la abundancia, las relaciones sociales y el cambio en los valores o creencias dominantes (descolonización del imaginario social)
Un aspecto fundamental, a consecuencia de la aplicación de estas medidas gubernamentales, es la reconversión de las ciudades y la agricultura, con el fin de eliminar el enorme despilfarro de energía que en ellas se produce y liberar capacidades de generación de energía equivalentes al menos a la mitad de la actual, algo que ninguna otra alternativa puede hacer en menos de 10 años.
Con esta reconversión, se pueden obtener reducciones radicales en los consumos de electricidad, gas, gasolinas, carbón y petróleo de los grandes consumidores individuales del mundo (personas, instituciones, empresas)
La Reforma Eléctrica que promueve el gobierno mexicano debe incluir la eliminación del enorme despilfarro de energía derivado de la producción global, para consumo global y un fuerte apoyo para el desarrollo de la producción local, para consumo local.
Notas:
[1] En los años 70, Jerry Brown, gobernador de California, fue pionero de estas propuestas, no obstante, en 2019 la energía de fuentes eólicas en ese estado sólo cubría el 7.4% de sus consumos de electricidad. Con más de cuatro décadas de heroicos esfuerzos por aumentar el número y el tamaño de sus aerogeneradores, Dinamarca, un país muy pequeño, había logrado en 2017 que sólo el 43.6% de consumo de electricidad fuera de eólicas.
[2] Ciertos partidos verdes europeos y un gran sector ambientalista de los países del Norte global-, profundamente convencidos de las bondades de las propuestas tecnológicas en los asuntos del clima y el ambiente-, ha dedicado enormes esfuerzos en estas últimas décadas en la promoción de los negocios con estos parques de eólicas y solares en diversos países del mundo, como Alemania, Estados Unidos y México.
En este siglo Alemania se convirtió en el país líder de las eólicas y solares, por la Energiewende: instaló eólicas y solares en cualquier rincón del país hasta contar con una capacidad de producción de electricidad eólica y solar de más del doble de su consumo, sin embargo, no ha dejado de ser el país más contaminante de Europa, con cerca del 70% de su generación eléctrica, con carbón y gas. Hoy día hay un gran rechazo en este país, por las eólicas y las solares