Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
El salvaje incendio forestal que afectó a Neve Shalom-Wahat al-Salam dejó nuestros pueblos, judíos y árabes, más resistentes que nunca. Instamos a los políticos de Israel a aprender de nosotros cómo se curan las heridas de nuestra sociedad.
Los bomberos tratan de apagar un incendio forestal en el bosque cerca de Neve Shalom y Latrun, fuera de Jerusalén, 22 de noviembre de 2016. (Hadas Parush / Flash90)
La semana pasada, nuestro país fue pasto de las llamas. Cientos de incendios estallaron en varias áreas resultando que miles de decenas de personas han sido evacuadas de sus hogares. El primer incendio se inició el pasado martes en Neve Shalom-Wahat al Salam, una comunidad única entre Jerusalén y Tel Aviv donde judíos y árabes viven juntos en la igualdad, que se esforzó para sofocar las llamas y llevar la paz a la región. Mi esposo y yo con dos hijos fuimos evacuados con otras 300 personas, por temor de nuestras vidas y la destrucción de nuestros hogares.
Era aterrador para todos nosotros. Sin embargo, lo que es aún más alarmante fue la reacción de algunos periodistas y políticos de diferentes países que utilizaron la oportunidad de encender e inflamar el odio, alegando que el incendio provocado fue la causa de los incendios forestales. El ministro de Educación israelí Naftali Bennett publicó una lamentable e irresponsable nota en Facebook, en la que escribió «Los únicos capaces de prenderle fuego a la tierra es la gente a la que no le pertenece». En vez de tranquilizar y unificar a los ciudadanos de Israel -aunque sólo sea ligeramente- Bennett incitó contra todo un público e inflamó el ambiente.
Después de las elecciones en los Estados Unidos el mundo se ha convertido en un lugar peligroso, ya que las chispas comenzaron a volar en todas direcciones encendiendo el odio y el miedo. Lo hemos visto en la última década en Europa con nuevos inmigrantes y ahora vemos en los EE.UU. que los supremacistas blancos comienzan a catalogar la victoria de Trump como una victoria de la «raza blanca» mientras pintan esvásticas en las paredes.
El incendio de Neve Shalom-Wahat al-Salam fue un accidente lamentable, como lo fue el de la vecina ciudad de Nataf. Un reportero experto en incendios provocados consideró el fuego una «inspiración» para otros supuestos pirómanos, dando a los políticos de segunda y tercera posición carta blanca para hacer lo que mejor saben: incitar. Pero tal vez el periodista tenía razón, ya que el fuego en mi comunidad fue una inspiración. Ocurrió que compartimos la gélida noche abajo en los campos contiguos a nuestros hogares, donde nos dimos cuenta de que nuestra comunidad puede enseñar a los líderes de este país una cosa o dos acerca de la conducta humana en tiempos de crisis.
La cohesión y la unidad frente al fuego no son sorprendentes en nuestra comunidad, la primera y única comunidad árabe judía en el Oriente Medio. Es lo que nos hace sentir que 40 años de vida en común atravesando guerras, intifadas, crisis, las «campañas» militares y gran cantidad de dolor, han valido la pena. Han sido años de valiosa enseñanza y aprendizaje, inversión en las personas en vez de en las piedras. La inversión en el uno y el otro en lugar de en las cercas y barreras.
Los ministros de Hogar Judío Ayelet Shaked y Naftali Bennett en el Parlamento israelí, 16 de noviembre de 2016. La semana pasada Bennet dio a entender que los árabes fueron los responsables de la ola de incendios forestales en varios puntos de Israel. (Yonatan Sindel / Flash90
Nuestros corazones estaban abiertos mientras esperábamos en los campos de abajo, donde un anillo circundante protegía nuestra comunidad mientras las fuerzas de rescate luchaban para salvaguardar nuestro proyecto de vida, construido sobre una colina rodeada por los incendios que se propagaron por todas partes. (Aquellos de nosotros que nos dedicamos a vivir juntos en paz nos hemos sentido así a menudo). Mientras tanto nuestros vecinos del kibbutz Najshón, Bekoa, y Tel Shahar nos abrieron sus puertas. A las 6 de la mañana nos hicieron entrar. Hombres, mujeres y niños judíos y árabes nos ofrecieron un lugar cálido y acogedor para recuperarnos, sin revisar nuestros documentos de identidad para comprobar a qué nación pertenecíamos.
Si el mundo está en busca de inspiración y nuestro ministro de Educación está tratando de unir a nuestro pueblo en vez de separarlo, le invitamos a unirse a las familias árabes y judías que envían a sus hijos a nuestra escuela bilingüe. El día después del incendio los alumnos y profesores se reunieron y limpiaron los terrenos de la escuela, donde desde hace más de 30 años los niños judíos y árabes estudian juntos cada día, en la guerra y en la paz, de igual a igual, y haciendo la promoción de la paz y de la sociedad compartida. Lo invitamos para que observe que esta semana nos propusimos con 40 políticos y futuros políticos de Israel y Palestina buscar nuevas soluciones en conjunto y abrir vías de comunicación. Le invitamos a aprender de nosotros cómo luchar para unirse a una sociedad compartida, no para separarla.
Los estudiantes de Neve Shalom-Wahat al-Salam limpian los terrenos de la escuela después de un incendio forestal en el pueblo árabe judío. (Lindsay Stanek)
El intento de sabotear la humanidad de las personas que comparten un espacio común con el fin de sobrevivir políticamente es un experimento altamente arriesgado que pone en peligro las vidas de millones de personas en todo el mundo. Hemos visto los resultados en el pasado, vemos que esto ocurre en todo el mundo hoy en día. Esto es realmente jugar con fuego. Si se necesitan años para rehabilitar un bosque quemado, el trabajo necesario para curar las heridas del odio y el miedo es mucho más difícil.
Aunque es difícil imaginar que las voces que hoy estamos escuchando -incluso las de sus líderes políticos- nos lleven a una sociedad mejor, los exhorto, queridos lectores, por la salud de sus mentes y su cordura, a que no escuchen la voces maliciosas no se dejen llevar por los vientos fríos y secos del odio y el miedo, dado que detrás del miedo se encuentra un fuego inextinguible que, finalmente, conduce al infierno. Mirar alrededor y ver que las personas, independientemente de su religión, raza y sexo, tienen miedo del fuego y otros desastres, al igual que todos. Lo mejor es aprender a sobrevivir juntos, de lo contrario todos vamos a arder juntos.
Una versión de este artículo apareció por primera vez en Times of Israel.
Fuente: http://972mag.com/no-fires-or-inciting-politicians-can-destroy-our-shared-society/123351/
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.