Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
Israel debería tener el suficiente valor para reconocer ante sí mismo y al resto del mundo la mentira del victimismo. En realidad ha estado abusando de dos millones de habitantes de Gaza durante más de una década.
Un palestino trepa por los restos de un edificio dañado por los ataques aéreos israelíes, Rafah, sur de la Franja de Gaza, 5 de mayo de 2019. (Abed Rahim Khatib / Flash90)
A medida que aumenta el número de víctimas en ambos lados de la frontera de Gaza, los políticos israelíes están ocupados sosteniendo su antiguo diálogo: ¿deberíamos destruir Gaza? ¿Borrarlo? ¿O deberíamos enviarlo de vuelta a la Edad de Piedra? Propongo que planteemos una diferente lectura de la horrible violencia que, a partir de este momento, ya se ha cobrado la vida de 16 palestinos y cuatro israelíes: los israelíes necesitamos aprender árabe.
Soy consciente de que mi propuesta es mucho menos atractiva para la mayoría de los israelíes que una «solución» que incluye más violencia y derramamiento de sangre, pero a la larga puede ser la más efectiva. Aprender árabe, después de todo, es la única forma de superar nuestra ignorancia con respecto a lo que está sucediendo en el otro lado en medio de rondas de «escalada», que según Israel siempre comienza con la primera víctima israelí.
Lo primero que se aprende en cada curso introductorio de historia es que está escrita por los vencedores. Eso puede ser cierto, pero no borra el lugar de los vencidos. Quizás la historia está escrita por los ganadores, pero es creada por todos los actores involucrados.
Israel puede relatarse a sí mismo y al mundo cualquier cuento que quiera. Puede hablar de «escalada» solo cuando los cohetes caen al sur del país o de terrorismo solo cuando sus ciudadanos pagan el precio. Puede borrar el bárbaro bloqueo en Gaza, el hambre infinita de su población, los francotiradores que matan a los manifestantes desarmados, los disparos a los pescadores, la falta de agua potable, la electricidad, la infraestructura, la economía y el desempleo.
Cualquiera de estas realidades es parte de la historia en la creación de la ocupación y la violencia. Con el debido respeto, una narrativa no puede reemplazar la realidad y en realidad, Israel ha estado abusando de dos millones de habitantes de Gaza durante más de una década. ¿Qué pensábamos que pasaría? ¿Que porque los fuertes tienen el poder de contar la historia los débiles simplemente desaparecerían?
Aquellos que siguen los medios de comunicación en idioma árabe de los ataques con cohetes en el sur de Israel descubrirán un universo paralelo que a los medios de comunicación hebreos no les importa. Para ellos la «escalada» no es equivalente al lanzamiento de cohetes en el sur, es una característica constante de la vida. Y no solo en Gaza, por supuesto. Abra cualquier sitio de noticias palestino durante los llamados períodos de «silencio» y verá que la guerra nunca termina realmente. Los niños palestinos continúan sufriendo arrestos, los hogares palestinos continúan siendo demolidos y los palestinos continúan enfrentando la expulsión de sus tierras.
Es imposible entender nuestra realidad sin entender la suya. Si no es por la empatía básica, al menos por un entendimiento de que los palestinos en Gaza y Cisjordania también son parte de la creación de nuestra historia. La aplastante propaganda israelí no puede cambiar eso.
Un tipo similar de ignorancia inunda el discurso público con respecto a los residentes del sur de Israel, que han sido golpeados constantemente por cohetes durante la última década y media. La condescendencia y el Schadenfreude -alegría por el mal ajeno N. de T.- («¿Votaron a Netanyahu? Merecen cohetes») ni siquiera son el problema: el principal problema es que este tipo de pensamiento reduce sus experiencias a la objetividad, ser víctimas.
Esta actitud hacia los residentes de lo que comúnmente se conoce como «la periferia» surge no solo en el contexto de los ataques con cohetes, sino que caracteriza la comprensión general de Israel de todo lo que no es parte del área de Tel Aviv. El papel de la periferia en el discurso político israelí es el de víctima. Después de todo, Tel Aviv también ha sido golpeada previamente con cohetes desde Gaza, pero nadie espera que sus residentes adecúen la forma en que votan a su nuevo Estado. Basta con decir que esto no habría sucedido incluso si los residentes de Tel Aviv continuaran siendo bombardeados.
Personalmente, creo que cualquiera que vote por Netanyahu no solo está tomando una decisión inmoral sino que también está votando en contra de sus intereses personales como ciudadano de este Estado. También entiendo que a los ojos de sus votantes esto no es un mero capricho. El primer ministro ofrece a sus partidarios la promesa de un Gobierno de violencia continua sobre los palestinos en Cisjordania y la Franja de Gaza, mientras se profundiza la supremacía judía dentro de Israel. Uno no puede ignorar la lógica de estas prioridades, independientemente de cuán inmorales sean.
Los residentes del sur de Israel que votaron por Netanyahu no lo hicieron debido al papel que Israel ha desarrollado para los «residentes pobres de una periferia bajo el fuego de cohetes». Lo hacen porque son ciudadanos judíos en un Estado de supremacía judía.
Este artículo fue publicado por primera vez en hebreo en Local Call. Léalo aquí
Orly Noy : Soy activista política, anteriormente en la Coalición de Mujeres por la Paz y el Arco Iris Demócrata Mizrají, y actualmente como miembro de la junta ejecutiva de B’Tselem y activista del partido político Balad. Me reparto entre las líneas que se entrecruzan y definen mi identidad -entre ellas- como mizrají, una mujer de izquierda, una mujer, una migrante temporal que vive dentro de un inmigrante perpetuo y el diálogo constante. Traduzco poesía y prosa de farsi y sueño con construir si no todo un estante para libros al menos un modesto estante de libros persas en hebreo como un acto político en la lucha contra la marginación de la cultura mizrají en el discurso israelí.
Fuente: https://972mag.com/no-escalations-do-not-begin-with-rockets-on-israel/141302/
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y Rebelión.org como fuente de la traducción.