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[Crónicas sabatinas] Más acá y por debajo del soberanismo-independentismo

Noticias de (otra) Catalunya

Fuentes: Rebelión

Muy probablemente lo que llamamos «nacionalismo» es la forma moderna (es decir, política) de los arraigados sentimientos de pertenencia a (e identificación con) la comunidad propia que son observables en la mayoría de las culturas históricas premodernas. Cualquiera que haya leído el tratado hipocrático que lleva por título «Sobre los aires, aguas y lugares», se […]

Muy probablemente lo que llamamos «nacionalismo» es la forma moderna (es decir, política) de los arraigados sentimientos de pertenencia a (e identificación con) la comunidad propia que son observables en la mayoría de las culturas históricas premodernas.

Cualquiera que haya leído el tratado hipocrático que lleva por título «Sobre los aires, aguas y lugares», se habrá dado cuenta de la importancia que este sentimiento de identificación (y diferenciación respecto de otros pueblos y etnias) tenía ya para la cultura griega clásica. Y cualquiera que conozca un poco de historia medieval y renacentista europea podrá comprobar que «la selva de los tópicos» sobre los caracteres de identidad y diferenciación de los pueblos era ya una constante antes del surgimiento del estado-nación europeo.

El reiterado uso de la palabra «bárbaro» para calificar al otro, al extranjero, al de la otra etnia o cultura prueba que mucho antes de que hubieran surgido los nacionalismos en el sentido moderno de este término los sentimientos de pertenencia, identidad y diferenciación eran ya un elemento central en la vida de las colectividades.

Es posible y creo que conveniente distinguir entre estos sentimientos de pertenencia, enraizamiento, identidad y diferenciación cultural y lo que llamamos hoy habitualmente nacionalismo, que es, esencialmente, nacionalismo político o políticamente organizado. Desde este punto de vista se puede uno sentir catalán, o vasco, o gallego, o español (por la lengua que habla y/o por otras características culturales) y no ser nacionalista.

Francisco Fernández Buey, «Nacionalismos.»

I

El hospital Doctor Josep Trueta de Griona tiene una lista de espera en cirugía pediátrica de 541 niños (un 50% más que en 2012). Medio centenar de menores aguardan una intervención desde hace dos años. Incluso el más que moderado sindicato de Metges de Catalunya (MC, nada que con el antiguo MC) denuncia que el ICS quiere convertir al hospital gerundense en «una sucursal del de Barcelona» (del Vall d’Hebron concretamente).

Salvo error por mi parte, más que improbable por otra parte, ninguno de estos niños pertenece a las 400 familias con mando en plaza en Cataluña ni tampoco a otras familias benestants del país de don Jordi y doña Marta-vete-a-la-mierda, muy bien ubicadas en redes y círculos sociales.

II

El número de pisos para turistas en Barcelona ha pasado de 2.059 en 2011 a casi 10.000 (un incremento de casi el 400%). Los gobiernos municipales de Barcelona, no solo el gobierno convergente de Trias, ha precintado sólo 48 apartamentos turísticos desde 2007.

La millor botiga turística del món! ¡La pela és la pela!

III

Un trabajador falleció el lunes 1 de septiembre de 2014 en el derribo de unas locales comerciales en Santa Coloma de Gramenet.

Se desconocen por el momento las condiciones de seguridad de la obra, el tipo de contrato, las condiciones laborales del trabajador fallecido, el tiempo dedicado a su formación.

Muertes, no la única, en el asfalto obrero.

IV

Lo ha denunciado la escritora Nuria Amat el martes 2 de septiembre en un artículo titulado «Querido Orwell»: «A los escritores contrarios al independentismo se nos aparta de los medios y de las universidades… Vivimos un zafarrancho de cornetas que censuran y reprimen lo no ungido por la estela patriótica.»

Copio sus palabras. Incluso doña Mónica T habló del tema, fingiendo no saber que el Ebro pasaba por Zaragoza, en su programa publicitario nacionalista.

V

El titular del Juzgado de lo Social número 3 de Sabadell ha declarado legal la huelga de los trabajadores de Panrico en el centro de Santa Perpètua. Ha rechazo la pretensión de la patronal de Panrico de considerar «ilegal y abusivo» el paro de 8 meses realizado por los trabajadores en defensa de sus puestos de trabajo.

La sentencia exime al comité de empresa de abonar cinco millones de indemnización reclamados en su mayor parte por la patronal en concepto de «lucro cesante».

Los trabajadores instan a la dirección a volverse a sentar a negociar.

VI

El juzgado de instrucción 3 de Reus, el que lleva el caso Innova, ha censurado al CatSalud por falta de colaboración en la investigación del caso. Ni que decir tiene que el CatSalud depende del Departamento de Salud dirigido por Boi Ruiz.

El Joan XXII de Tarragona, perteneciente a CatSalud, derivará 300 operaciones a una clínica privada de Innova.

El centro al que se derivan los pacientes está siendo investigado por fraude fiscal.

VII

El Síndic de Greuges, nada que ver con ningún radicalismo social, acusa a la Generalitat de vulnerar derechos de niños tutelados. La DGAIA solo tiene 25 plaza para menores con trastornos psiquiátricos.

Por lo que conoce del caso, ninguno de esos niños tutelados tiene vinculados familiares con las 400 familias milletistas con mando en plaza.

VIII

Barcelona, la millor botiga del món! ¡Por supuesto!

El Eixample de Barcelona (calle Casp, esquina Paseo de Gracia) tendrá el Zara más grande del mundo y el hotel Barcelona se convertirá en un gran establecimiento de lujo. Por detrás, la alianza de Amancio Ortega y el constructor catalán Lluís Cases. ¡Es su lucha final e ininterrumpida!

Por la misma senda: la Autoridad Portuaria de Barcelona planea convertir la antigua sede de Bienestar Social en otro tipo de bienestar de élites, en un hotelazo de lujo. La oposición y los vecinos rechazan la conversión. Pero… a quién le importa lo que ellos digan…

¿Habrá en Barcelona en cinco o seis años algo más que sofisticados hoteles de lujo y millones de turistas invadiendo las calles de la ciudad? Negocio, negocio, negocio…

IX

La plantilla de profesores de enseñanza preuniversitaria crece este curso por primera vez en cuatro años: 815 docentes más. Habría que conocer sus condiciones laborales para hacernos una idea mejor. No se han abierto oposiciones en todo este tiempo.

En todo caso, el curso 2014-15 arranca con 1.552.058 alumnos, 12 mil más que el curso pasado y 64.277 más que hace cuatro años. Estos 64 mil alumnos equivaldrían, aproximadamente, a unos 5.000 profesores. Teniendo en cuenta el pequeño incremento de este curso, el déficit es de más de 4 mil profesores/as. ¡Es la forma en que el gobierno Mas, apoyado por ERC, apuntala el Estado de bienestar!

X

«L’endemà» no incluye ninguna voz contraria al independentismo.

¿Por qué?

Porque doña Isona Passola, la directora de la película, «no ha encontrado a nadie que explique bien el no».

XI

Colectivos ecologistas, ciudadanos contrarios al disparate y al desarrollismo destructor cubierto de ropajes postmodernistas y gastronómicos, entregaron el 3 de septiembre a la presidencia del Parlament, Núria de Gispert, 75 mil firmas recogidas on line en contra de la ampliación de elBulli en terrenos del parque natural de Cap de Creus (Alt Empordà, Girona).

XII

Denuncia de la CGT: los profesores temporales de la UAB, los asociados y los investigadores postdoctorales cuyo contrato del curso pasado finalizaba el 31 de julio, carecen de contrato desde el pasado 1 de septiembre.

Inspección de trabajo ha admitido la denuncia.

XIII

Paco Morente, en El País de Catalunuya, el pasado 6 de septiembre:

«Aquí no estamos ante un problema de democracia sino ante una lucha descarnada por una nueva redistribución del poder. Y esa lucha se ha planteado en el terreno de la cuestión nacional porque es ahí donde una facción consideraba que tenía todas las de ganar, al tiempo que le permitía colocar en un segundo plano las políticas de desmantelamiento de lo público que venía impulsando desde 2010 y que estaban generando una considerable contestación social. Como por ensalmo, las grandes movilizaciones contra los recortes de 2010-2012 prácticamente desaparecieron a partir del momento en que el proceso pasó a ocuparlo todo. Contrástese la movilización por cuestiones sociales en Cataluña con la que viene dándose, por ejemplo, en Madrid (capaz de paralizar un potente proceso de privatización de la sanidad pública) y se entenderá lo que quiero decir».

Más aún… y aquí duele (y mucho):

«Que el neoliberalismo de Convergència y el nacionalpopulismo de Esquerra hayan jugado a eso tiene toda la lógica del mundo. Que se haya sumado (críticamente) cierta izquierda es algo que escapa a la comprensión de quienes entendemos que las dinámicas de clase son las que realmente están en la base de los conflictos sociales, sin que ello implique ignorar, por supuesto, la importancia de los factores ideológicos y culturales o la de las identidades de todo tipo. Una parte de la izquierda catalana ha asumido acríticamente el lenguaje del nacionalismo (derecho a decidir), que es ajeno a su tradición. Ese es el primer escalón de la derrota política.»

XIV

Albert Chillón, también el 6 de septiembre de 2014 en El País:

«Y, ello no obstante, la propaganda nacionalista -sea españolista o catalanista: tanto monta- que hoy nubla las mentes insiste en despachar tan crucial cuestión [la pluralidad y diversidad de identidades reales de todos nosotros] con sonrojante aunque interesado simplismo, consciente de su eficacia a la hora de cautivar sentires y querencias. Se adscriban a un bando u otro, quienes la promueven y quienes la engullen reemplazan la crítica por la emoción, actúan en compulsivo rebaño y suprimen cualquier asomo de autocrítica y de duda con tal de sentirse parte de un nosotros unánime, indudable y unísono, enaltecido adversario -cuando no enemigo- de un ellos cuya denigración nutre el narcisismo propio. Y la enrarecida atmósfera resultante apenas deja lugar para los muchos ciudadanos que profesan identificaciones múltiples, a falta de una presunta identidad que no poseen ni anhelan tampoco.»

Con peligros sociales más que evidentes:

«Fúndese en la idealización romántica de la tierra, la lengua y la sangre, en la del impoluto pasado o en la del radiante futuro, todo nacionalismo es en última instancia étnico, ya que debe sacralizar un demos imaginario para erigir sobre él -a modo de premisa mayor de un silogismo oculto- el edificio de una exclusiva soberanía. Y entretanto, claro es, los poderes invisibles orquestan su apoteosis: si la duda y la razón no lo remedian, los embaucadores nacionalismos apartarán la atención y la acción públicas de la bancarrota social, política y moral que padecemos. Es así, propulsados por triseculares efemérides y fantasmales expolios fiscales, como consuman el auténtico expolio en curso.»

XV

Una reflexión de Joan Boada, de «¿Momento histórico?», 10 de septiembre de 2014:

«[…] Creo que son los cuatro peores años de nuestra historia reciente (desde los años 80) y quizás esto sea lo que le da el carácter histórico. Hemos padecido un Gobierno que no ha gobernado y cuyo mayor afán ha sido dedicarse, en cuerpo y alma, a destruir el Estado del bienestar. Ha empeorado nuestro sistema público de salud hasta el punto de provocar muertes debidas a la insuficiencia de los recursos humanos y materiales o también complicaciones diagnósticas debidas a las largas listas de espera. El sistema educativo público, desde Infantil hasta la Universidad, se ha deteriorado de tal manera, que como en la Sanidad, solo lo sostiene la dedicación de los profesionales. Los salarios de los empleados públicos y del resto han disminuido un 2% anual y están en la cola de los salarios de los países miembros de la OCDE. Cataluña se ha descapitalizado, el Gobierno se ha vendido todas las propiedades y empresas públicas para hacer caja, lo que representa una política de pan para hoy y hambre para mañana. Todas estas políticas de austeridad, impulsadas por el Gobierno de Mas (con el apoyo de ERC), se aplican bajo la excusa, en primer lugar, de la pésima gestión del Gobierno de izquierdas y segundo, o simultáneamente, de la política del Gobierno central. El «Madrid ens roba» ha servido de cobertura nacional-patriótica para aplicar políticas durísimas de derechas que han fulminado derechos sociales, laborales y ambientales conseguidos con mucho esfuerzo.»

Más aún:

«Desde la sociedad civil, aparece una organización (ANC) que actúa como estilete deformador de la realidad -la independencia como solución a todo- a través de su acción de propaganda y agitación. De esta manera, el malestar y la reacción en la calle que tendrían que ser, como en cualquier país normal, de tipo social y contra la destrucción del Estado del bienestar y el empobrecimiento de la ciudadanía, se escora hacia la movilización nacional-patriótica con el aplauso del propio Gobierno de derechas, de parte del sector empresarial y del mundo financiero, que ve cómo sus decisiones creadoras de crisis y paro no son contestadas con contundencia ni de forma masiva. Los dos últimos años nos los hemos pasado discutiendo si vamos a votar o no, si es constitucional o no la consulta, si vamos a desobedecer o no. Los impulsores del llamado procès sabían de sobra que el 9-N no habría consulta, pero han ido mareando la perdiz y llevando a la ciudadanía de un sitio a otro, sin reflexionar, sin dialogar, sin participar.»

El remate del artículo:

«Durante estos últimos cuatro años, nadie puede mencionar una actuación política pública positiva, digna de ser recordada; solo nos hemos alejado más, hemos hablado menos, se está creando un enfrentamiento digno de los gravados goyescos que deriva hacia una fractura social difícil de recomponer. Mientras la hegemonía política independentista nos va empobreciendo, el padre de la patria catalana, Jordi Pujol, confesaba que era un defraudador. Esto significa que durante 23 años creó un régimen político basado en el amiguismo y la corrupción. Su base de actuación era Cataluña entendida como su finca particular. ¿Se acuerdan de la exclamación de Marta Ferrusola al perder CiU las elecciones cuando dijo sentirse como si hubieran entrado a robarle en su casa? Sin embargo, lo que parece ser es que el que nos robaba a nosotros era su clan familiar. Eso sí, apoyado por algunos cómplices del ámbito periodístico, financiero, empresarial y social. Todo el mundo lo sabía, algunos lo habíamos denunciado en el Parlament, a la justicia y a los medios, pero la mayoría miraba hacia otro lado, ya que era mejor callar y comer».

Ésta, señala Boada, alguien que como se recuerda tuvo tareas institucionales con el tripartito, «es la triste Cataluña que nos deja el Gobierno nacionalista (CiU y ERC), y a pesar de todo algunas encuestas predicen que estas dos formaciones (sobretodo ERC) pueden ganar las próximas elecciones y hacer una mayoría que nos perpetúe en el bucle nacional-patriótico».

Su pregunta final: «¿Tenemos locura pasajera o somos así?»

XVI

Pau Luque, discípulo de Francisco Fernández Buey, investigador en el Instituto de Investigaciones Filosóficas de la Universidad Nacional Autónoma de México, El País, 11 de septiembre de 2014, p. 2:

«·[…] Siendo honestos, no es fácil imaginar a Homs, a Puig o al propio Mas como si fueran Fidel, Camilo Cienfuegos o Ernesto Guevara (con la particularidad de que, en lugar de bajar de Sierra Maestra, los chicos crecidos bajo el ala de Jordi Pujol bajarían de Montserrat, quién sabe si en coche oficial, hasta llegar, victoriosos, sucios y con una espesa barba, a la plaza de Sant Jaume). Pero intentemos ser realistas. La gente que dirige CiU está destinada a negociar la actual situación y las correspondientes demandas que vengan desde el Parlament con el Gobierno central. Lo mismo vale para este último, a quien el pseudoargumento oportunista de la imposibilidad de la reforma constitucional le durará, según dicen las encuestas, lo que queda de legislatura. Pero negociar no consiste simplemente en decir que se quiere negociar y luego, cuando llega el momento de negociar, decir siempre no a todo y a todos amparándose en última instancia en algo desde luego relevante, pero a fin de cuentas circunstancial, como lo es una mayoría en el Congreso».

Tal manera de abordar los asuntos políticos, señala Pau Luque, «es profundamente deshonesta y, además, o sobre todo, no ofrece ninguna vía de salida al problema que tenemos entre manos. Por otro lado, negociar tampoco quiere decir ir a Madrid a proponer un pacto fiscal después de una manifestación multitudinaria y, tras una hora escasa de reunión, volver independentista a casa.»

Su más que interesante guinda final:

«Cualquiera que estuviera en un avión en el tiempo que medió entre la llegada de Mas a Madrid ese extraño día de septiembre de 2012 y su vuelta a Barcelona unas horas más tarde habrá pensado, al bajar del avión, que en realidad ha estado volando durante meses y que han tenido que ocurrir muchísimas cosas y muy complejas para que se dé ese cambio en una persona, cosas que no pueden tener lugar en una única reunión post veraniega. Obviamente, no vale decir que la metamorfosis de Mas es anterior y que obedece en realidad a lo ocurrido los últimos años, ya que, si así fuera, ello querría decir que fue a Madrid a proponer algo que en realidad no deseaba obtener, lo cual, se mire como se mire, sería por lo menos inquietante.»

XVII

Queda hablar de la manifestación del pasado jueves 11 de septiembre, de la gran manifestación de la definitiva-crucial diada de 2014.

Éxito indiscutible, es imposible negar la evidencia, de las fuerzas independentistas catalanas.

Ninguna de las temáticas señalas estuvo presente en la manifestación de manera central. Ni una. Fue otra cosa lo que en ella se ventilaba.

¿Finalidad de la manifestación? ¿Dret a decidir… què? Pues no exactamente o no del todo. La simbología y los gritos independentistas fueron abrumadoramente mayoritarios. La cultura, los signos independentistas se hicieron con la V-concentración de arriba-abajo, de izquierda a derecha .

La cifra: con un simple cálculo geométrico y siendo más que generosos en la densidad media, 750 mil, 800 mil personas, muchísima peña desde luego. ¡Muchísima! ¡Enorme, grandiosa, más que nunca, lo que se quiera añadir! Pero ¿cómo cabe hablar de 1 millón 800 mil personas, más del 20% de la población catalana manifestándose en las calles de la ciudad?

Pues no sólo la ANC, que ya la ha consagrado como cifra para la historia (como años atrás habló de dos millones de manifestantes o de cifras similares) sino que dirigentes de la izquierda independentista, que jamás han dado una cifra de la Guardia urbana como buena, nunca jamás, la han tomado como corolario aritmétrico-geométrico demostrado de la concentración y la proclaman en todas las direcciones al lado de la señora Forcadell y de sus afines.

La propuesta política de ANC y Omnium cultural, las dos fuerzas política convocantes (creo que las CUP y algunas fuerzas más apoyan la estrategia) tras la V-concentración: «Carme Forcadell ha retado a Mas a sacar las urnas sin tomar en consideración la resolución del Tribunal Constitucional.» ¿Ha retado?

Mas, que jamás ha recibido a líderes sociales tras una manifestación contra sus políticas neoliberales, recibió una vez a las dos fuerzas convocantes, como ha hecho estos últimos años. Luego compareció ante la opinión pública, identificó una parte con el todo, dio muchos ánimos y venga, a seguir apretando, a seguir acelerando hasta el borde del precipicio. Ellos, en el fondo, no corren riesgos.

Desconozco la posición de Podemos, Procés Constituent e ICV-EUiA sobre el punto de las urnas y la votación del 9N. ¿Podemos saber finalmente, en el caso de se pudiera votar, cuál será la posición de ICV, de EUiA, de Podemos? ¿El Procés está por el Sí-Sí?

La movilización ciudadana acogió en varios de sus tramos reivindicaciones sociales. Así, en la confluencia de Gran Vía con Balmes, el llamado en las crónicas «bloque social» (¿los otros bloques eran anti-sociales o no-sociales?) clamó contra los recortes. CCOO y UGT, sumisas en general hasta el cansancio, eran dos de las fuerzas convocantes. No fueron las únicas. Otras fuerzas sindicalistas alternativas también lo hicieron. Para mi estupor, mi propio sindicato.

El Procés Constituent, por su parte, se manifestó ante el Deutsche Bank para denunciar la dependencia de los bancos: «el derecho a decidir no se limite a la independencia, sino que también permita decidir sobre la deuda y los servicios públicos». En este grupo se encontraban varios miembros de las Marchas de la Dignidad, que decidieron en su día (desconozco los motivos) apoyar el proceso soberanista catalán. Entre los presentes, Diego Cañamero. Con sus palabras: «está claro que una parte importante del pueblo catalán quiere un cambio sustancial de la estructura del Estado. Hay gente de todas las condiciones sociales y de todas las edades».

Cañamero, como es normal, no conoce bien la composición social y del país. La presencia de las clases medias, la ausencia de las clases trabajadoras del extrarradio, la presencia de gentes de otros lugares de Cataluña fue abrumadora. Según el líder del SAT: «Hace falta abrir un proceso constituyente en todo el Estado y romper con el 78. Si Cataluña avanza en esta línea, nos ayudará a hacerlo al resto de los pueblos». No explicó la razón de esto último y parece afirmar y apoyar a un tiempo un proceso constituyente en todo el Estado (supongo que para hermanar fraternalmente los pueblos y comunidades) y otro en Cataluña (que es, obviamente, para romper).

La manifestación del 11-S también contó con el apoyo de representantes madrileños de las Marchas de la Dignidad. Víctor Jiménez, de Vallecas, destacó la importancia de que el proceso fomente «la unidad de clase y que sea un proceso realmente liberador. Si no, no será válido».

Pues, entonces, si aceptamos la reflexión, a todas luces no será válido… porque fomentar la unidad de las clases trabajadores es un objetivo años-luz alejado de las finalidades esenciales de las fuerzas independentistas que dirigen el proceso e incluso, me atrevería a apuntar, de una gran mayoría de participantes. ¡Qué les impostará a ellos, a los convocantes autodenominados soberanistas, la situación de los trabajadores andaluces, aragoneses, extremeños, gallegos o vascos! ¡Son de otro mundo, de otro etnia, de otra clase! Ni una perra gorda.

XVIII

¿Qué va a ser muy pero que muy importante, incluso, si me apuran, potencialmente decisivo?

La respuesta la tendremos el próximo 18 de septiembre. Y el nombre, como es sabido, tiene saber escocés (aunque el gobierno nacionalista escocés practique unas políticas radicalmente diferentes de las practicadas por Mas y Mas-Colell, los herederos políticos del molt ex honorable).

XIX

Por cierto, ¿dónde estarían el pasado jueves los miembros del clan? ¿Apoyando la lucha de liberación social por la independencia de Cataluña y de los Países catalanes?

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.