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Las semillas son patrimonio de la humanidad y resistencia de los pueblos…

Nuestros Campos, que fueron…

Fuentes: Ecoportal.net

Como no sentir desazón si al contemplar los campos de mi ciudad veo un desconocido paisaje triste, pocas especies que de niño miraba asombrado, inexistentes cultivos de los antiguos agricultores, solo gigantes maquinarias en las chacras que tampoco son de los colonos vecinos, aviones pequeños lanzando venenos para dar vida a un pequeño monstruo verde […]

Como no sentir desazón si al contemplar los campos de mi ciudad veo un desconocido paisaje triste, pocas especies que de niño miraba asombrado, inexistentes cultivos de los antiguos agricultores, solo gigantes maquinarias en las chacras que tampoco son de los colonos vecinos, aviones pequeños lanzando venenos para dar vida a un pequeño monstruo verde que se esta comiendo el suelo de a poco, los chacareros ya no están, los peones de las cosechas quizás se hayan comprado un pasaje al cielo y otros al hospital, las mariposas no llenan de colores los bebederos de los animales, porque tampoco animales quedaron, aceptó una gran cárcel de novillos que inocentes están pagando el precio de las nuevas tendencias perversas con un nombre en idioma extranjero «firt lot» , tampoco encontré las gallinas en el patio trasero de la casa de mis abuelos, que murieron creyendo que dejaban a sus hijos y nietos un futuro mejor con 80 años de trabajo duro hasta comprar la chacra, todo esta cambiado, me parece haber hecho un viaje a la luna y regrese después de muchos lustros, pero es triste y desolador el paisaje que no conozco, un paraje gris verdoso y amarillento, con olores que tampoco reconozco.

Me falta una parte de la historia, me esta faltando la proyección que de joven hacia de los campos agrícola-ganaderos de mi Alberti natal, supuestamente la tierra mas gorda decían los viejos, la tierra mas alta regada por lluvias y fértil desde siempre, donde las hiervas no eran plagas, donde los sapos eran bien vistos en la huerta, donde las liebre corrían a su antojo por los rastrojos, las perdices sorprendían con su silbido al salir de improviso de entre los surcos, los teros ya no anuncian las visitas y los peces del salado se han mudado también, dejando un visitante succionador que llaman carpa, tengo la esperanza que algún día regresen los colores de los cardos y el vuelo de los panaderos, que lindo seria ver los girasoles amarillos en un lote y en otro las lecheras esperando con sus ubres llenas a ser ordeñadas, los cerdos comer maíz y los patos libres en la lagunita, que habrá sido de los peludos que hacían sus cavernas para reproducirse y los conejos de angora que daban lana y carne, las ovejas quizás con el cambio climático, se habrán tomado el avión a la Patagonia y las obreras abejas declararon huelga por tanta fumigación de veneno que matan las flores de donde extraían día a día, claro que las manzanillas no amarillan mas los laterales del camino porque un mosquito mecánico pasa derramando agro tóxico… el jardín donde los picaflores danzaban se convirtió en patio seco para deposito de latas y combustible que usaran el tractor gigante y las maquina que siembra directa, sobre lo cosechado, el arado ya es reliquia del pasado, los rolos no se usan y el viejo taller del galpón dio lugar a la camioneta 4×4 del patrón…

Como no entender la tierra que grita, si la estamos desnudando y degradando… extrayéndole todos sus minerales, potasa, fósforo, etc… Quitándole la posibilidad de respirar oxigeno de tener la posibilidad de recuperarse después de un alto consumidor que se cosechó. Las praderas de pastura no se ven porque los animales no pastan más, y siguen presos en la cárcel de 2 x 2 para que engorden más rápido y sean vendidos a mejor precio con menor costo…

Que ha sido de las heladas de invierno, ni escarchas quedan… me parece un sueño del que me cuesta despertar… sin darnos cuesta se nos metió ese monstruo solidario que hasta los niños quiere matar.

En las escuelas rurales no hay alumnos, en las del pueblo hay pobres alumnos, a los que le dan bolillas amarillentas para comer y para tomar un jugo que le dicen leche, pociones antinutrientes, de venenos disfrazados de buenos… se viene los mutantes decía un amigazo, y no estaba tan errado porque de a poco las mutaciones se van dando.

Para completar el panorama otros quisieron sembrar residuos sólidos urbanos (RSU) en el campo, diciendo que seria fuente de empleo, pero no alertaban que seria el final del campo también, el final de la ciudad y el final del comienzo de enfermedades. Jamás pensé que en mi pueblo tendría que comprar agua para beber, jamás imagine de niño que la bomba sapo seria prohibida por ley, es casi un cuento de terror, pero en las calles de la ciudad anda un vendedor de bidones de agua potable, las napas se contaminaron por arte de magia dijo alguien sin hacerse cargo… ¿qué habrá pasado? Y pasa que nuestro medio ambiente ya es un cuarto de ambiente sano… que seguimos haciendo calentar la tierra literalmente y que seguimos mirando para el lado de los verdes como dice un ambientalista amigo…»que es el color de los dólares»…

Sin moverme de mi tierra, estoy sintiendo el desarraigo porque esta no es la tierra que conocía, es solo el espacio donde nací y amo, la tierra es otra, el ambiente esta modificado como modificaron los cereales con bichos resistentes o cosas por el estilo me ha dicho un viejo chacarero, actual cartonero del barrio… trabajo no hay… pero con lo que da el gobierno hay que conformarse me dijo el ex cocinero de campaña.

Sonreía cuando vi un cartel que decía huevos blancos de campo… y la verdad los huevos son de gallina, que ahora también las sientan a poner huevos como único trabajo de su vida, eso si… si falla la mandan al frigorífico… ni hablar si se te da por conseguir un buen salame, chorizo o bondiola de la ultima carneada, porque la ultima ha sido hace bastante en un frío junio cuando se carnearon los últimos chanchos de 300 Kg., se terminaron los jamones , las bondiolas, los cueritos de chancho, el queso de cerdo, las morcillas, lo chorizos secos.

Las ultimas botellas que vi de sidra enterradas con salsa de tomate ajo y albaca con un chorrito de aceite de oliva es un recuerdo de la infancia, como también la cosecha en marzo de la uva chinche para hacer un buen vino casero.

La manteca era el ritual de las tardecitas, la abuela dando vueltas a la manija en un frasco grande hasta que largara todo el suero y la manteca estaba lista para untar en el próximo desayuno, los quesos quedaban prensados en el rancho para escurrirlos y después untados con grasa para conservarlos, del lado de la huerta estaban las frambuesas que espinosas daban sus frutas para hacer un buen dulce, como también desapareció la gran higuera de donde esperábamos los ansiados higos que golpearan el techo de chapa para anunciar que ya habían madurado.

Así es como se vivía en el campo, así es como la calidad de vida era sana en el campo argentino, lastima que ahora sea un gran laboratorio donde solo hay pocas alternativas que de hecho no son más que plagas rentables.

Cierro los ojos y se me caen lagrimas de nostalgia, lamento no poder brindarles estos recuerdos a mis hijos y nietos que solo ven al campo como una gran extensión de tierras a lo lejos, y no como lo veíamos nosotros… hoy el abastecedor de los alimentos es un galpón gigante con luces de colores… ¿esa es la nueva soberanía alimentaria?
Para comprar alimentos, antes tenés que juntar basura para venderla y tener dinero, es posible volver a trabajar con las manos la tierra para que nos de comer.

El mundo cambio… y el campo fue saqueado para alimentar animales de afuera y se ha dejado de producir para alimentar a seres humanos de adentro en esta argentina maravillosa…

* Alfredo Di Vincensi – periodista
Asociación UNSURCO POR FAMILIA
Miembro de RENACE Red Nacional de Acción Ecologistas
www.granjaescuela.8k.com
Donaciones: caja de ahorro nro. 5/200603/216 Citibank