Los días 25 y 26 de Junio de 2019 se ha celebrado en Bahrein un foro económico patrocinado por Estados Unidos que afirmó tener como objetivo abordar una «solución de paz» para Palestina. Se trataría de un encuentro de posibles inversionistas en Oriente Próximo que crearían las condiciones para un acuerdo, grandilocuentemente calificado por la […]
Los días 25 y 26 de Junio de 2019 se ha celebrado en Bahrein un foro económico patrocinado por Estados Unidos que afirmó tener como objetivo abordar una «solución de paz» para Palestina. Se trataría de un encuentro de posibles inversionistas en Oriente Próximo que crearían las condiciones para un acuerdo, grandilocuentemente calificado por la Administración Trump como «El acuerdo del siglo».
Los medios de comunicación de masas – grandes corporaciones económicas – han presentado el encuentro como una oportunidad para los Palestinos y los países que acogen a los cientos de miles de refugiados que desde 1948 vienen sufriendo la limpieza étnica por parte de Israel. Han mostrado a Estados Unidos y al Ente sionista como promotores de una iniciativa de paz honesta y desinteresada, dispuestos a resolver el conflicto. Como ha ocurrido otras veces, los medios se ponen al servicio de la propaganda imperialista y nos presentan una supuesta buena disposición de los agresores y una falta de colaboración de las víctimas.
A la cabeza de esta farsa, el gobierno de EEUU ha colocado a Jared Kushner, yerno de Donald Trump y su principal asesor para la región, que se subordina al lobby sionista. Participan también altos representantes del Ente sionista, así como de los gobiernos lacayos del mundo árabe: la satrapía de Arabia Saudí, el anfitrión Bahrein, Egipto, Jordania, Emiratos Árabes Unidos, Omán y Marruecos. Por contra, se niegan a tomar parte la propia Palestina y otros actores regionales clave: Siria, Irán, Líbano, Irak, Turquía, etc.
Los medios de comunicación han calificado esta cumbre como un fracaso por la falta de participación de los actores principales y por el rechazo de los países «receptores» de la ayuda. Sin embargo, el objetivo real del Foro iba más allá de la puesta en escena de un mercado de supuestos inversionistas para la zona. Detrás de este encuentro está lo que viene siendo la estrategia de un imperio en declive, Estados Unidos y su doble necesidad, tanto de recuperar espacios económicos como de defender a su principal enclave militar en la zona, Israel.
En Oriente Próximo, el principal obstáculo del imperialismo liderado por Estados Unidos sigue siendo la resistencia del pueblo palestino. Derrotado en Siria, sin conseguir estabilizar Iraq, con el Líbano gobernado por Hezbollá e Irán resistiendo la guerra económica, los palestinos vuelven a aparecer como un problema central para la reorganización de la zona según los intereses económicos estadounidenses. El intento de implicar a los países afectados por el conflicto pretende también aislar a Irán y aumentar el cerco y el asedio a este país clave para el control de los recursos del área.
El Foro de Bahrein ha sido una farsa como lo es la pretensión de un acuerdo de paz en el que no se cuente con los palestinos y sus legítimos derechos. Como dijera Mustafa Barghouthi, secretario general del Movimiento por la Iniciativa Nacional Palestina: «Nadie tiene derecho a hablar en nombre de Palestina».
Asimismo, al ente sionista israelí no puede considerársele como contraparte válida para un acuerdo de paz: Israel funciona como una fuerza de ocupación de la Palestina histórica y viola de manera continua y sistemática todas las resoluciones de Naciones Unidas. Así, mientras no sea obligado a respetar el derecho internacional, Israel se invalida a sí mismo como interlocutor por la paz.
Su socio estadounidense también deja clara su postura de irrespeto más absoluto al derecho internacional, como pone de manifiesto – por ejemplo – la declaración por Trump de Jerusalén como capital israelí y el consiguiente traslado en diciembre de 2017 de su embajada.
Por otro lado, los fondos prometidos en este foro de Bahrein – unos hipotéticos 50.000 millones de dólares estadounidenses, que supuestamente se repartirían a partes iguales entre inversiones en la región (principalmente Líbano, Jordania y Egipto) y ayuda económica a los Territorios Palestinos, reflejan cómo la propuesta Kushner se reduce a un intento de acuerdo comercial, tan acorde con la mentalidad de la Administración Trump.
A cambio de este dinero, se chantajearía a los estados vecinos para que reduzcan su apoyo a la causa palestina (sobre todo por parte del Líbano) y para que fuercen a la población refugiada palestina allí desplazada a tomar la ciudadanía de estos países. De un plumazo, los y las palestinas perderían así su legítima reivindicación histórica del Derecho al Retorno; además de su derecho a la tierra frente a la ocupación de los asentamientos de colonos israelíes, su identidad histórica y social, etc. En definitiva, una renuncia delirante la que el sionismo le pretende exigir al pueblo palestino y a su movimiento de liberación nacional.
Pero es que además, esta propuesta se lanza en una situación actual en la que el imperialismo estadounidense está dando muestras de haber entrado en un marcado declive, tanto económico como de su hegemonía militar en Oriente Próximo.
Mientras prometen ese caudal de millones a cambio de desmantelar cualquier reivindicación palestina, la dupla EEUU-Israel ha dejado de transferir pagos a la UNRWA para cubrir el sustento básico de la población refugiada. Pretenden hacer creíble esa inyección económica para Palestina a la vez que mantienen el criminal bloqueo terrestre, marítimo y aéreo a Gaza, el cual constituye un terrible castigo colectivo que asfixia desde 2007 a la población gazatí: más de 2 millones de personas asediadas.
El Foro económico ha de ser enmarcado dentro de la estrategia de EEUU contra la resistencia palestina, pero también contra Irán. El imperialismo norteamericano (junto con Israel y Arabia Saudí) acrecienta hoy sus preparativos para una agresión militar directa a Irán. Los ataques a los petroleros cerca del estrecho de Ormuz y las incursiones con drones en espacio aéreo soberano iraní, así como la desactivación de los acuerdos nucleares y el rearme, son claras muestras de una escalada que no parece presagiar una resolución pacífica en la zona. EEUU ha recrudecido sus «sanciones» – en realidad, una guerra económica – contra Irán que, junto a Siria y la milicia de Hezbollá, el llamado «Eje de la Resistencia», es el apoyo fundamental, casi único, del movimiento palestino de resistencia y liberación nacional frente a la ocupación sionista.
Mientras tanto, el gobierno de Pedro Sánchez guarda un silencio cómplice con el sionismo, situando una vez más al Estado español en un rol de aliado y subordinado a la cadena imperialista. A pesar de que España ha tratado en numerosas ocasiones de situarse en un pretendido papel de mediación, lo cierto y constatable es que los diferentes gobiernos han propiciado que en la clase política y todas sus instituciones se asienten posiciones sionistas, con su ideología racista y xenófoba, las cuales fomentan la persecución de cualquier movimiento de solidaridad internacionalista con Palestina. Baste como deleznable ejemplo la reciente criminalización de las tres compañeras de Madrid acusadas de financiamiento del terrorismo por su recogida de fondos destinados a la causa palestina.
Además, con la pertenencia a la OTAN – máximo agente mundial de la agresión imperialista – y su estrecha relación con el Mossad israelí, España se sitúa como colaborador del genocidio contra el pueblo palestino.
En definitiva, desde el Frente Antiimperialista Internacionalista (FAI) expresamos nuestra más enérgica y rotunda condena de los planes sionistas contra Palestina. En nuestro ejercicio del internacionalismo, apoyamos la resistencia del pueblo palestino frente a las maniobras del imperialismo para imponer un «acuerdo de paz del siglo» que en realidad sólo busca la expulsión total de los y las palestinas de su tierra.
Por eso, como antiimperialistas denunciamos la conferencia de Bahrein y el plan Kushner, y exigimos que se garantice el legítimo derecho del pueblo palestino al retorno a su tierra.
¡Jerusalén capital de Palestina!
¡Por el Derecho al Retorno!
¡Desde el río hasta el mar, Palestina vencerá!
¡Viva la lucha del pueblo palestino!
¡Viva Palestina libre!