Sayyed Hassan Nasrallah, líder de Hizbulah, hizo público ayer el testimonio de un espía que trabajaba a favor de Israel que reconoce que el Estado sionista llevó a cabo en 2005 el atentado contra el ex primer ministro libanés Rafic Hariri. El objetivo era culpar de esta muerte a Hizbulah y a Siria para desactivar […]
Sayyed Hassan Nasrallah, líder de Hizbulah, hizo público ayer el testimonio de un espía que trabajaba a favor de Israel que reconoce que el Estado sionista llevó a cabo en 2005 el atentado contra el ex primer ministro libanés Rafic Hariri. El objetivo era culpar de esta muerte a Hizbulah y a Siria para desactivar la resistencia libanesa, considerada por Israel como su principal enemigo. Otros altos cargos libaneses también han sido objeto de seguimiento, según Hizbulah.
Numerosos agentes culparon a Siria, aliada de Hizbulah, del atentado, que se vio forzada a retirar sus tropas de Líbano, a pesar de que Damasco ha negado en reiteradas ocasiones durante estos años que tuviese cualquier vinculación con la muerte de Hariri.
Sin embargo, en los últimos meses, se ha producido un acercamiento del Gobierno libanés, encabezado por Saad Hariri, hijo de Rafic, hacia el presidente sirio, Bashar al-Assad. Asimismo, varias filtraciones han apuntado que el tribunal puesto en marcha por Naciones Unidas para investigar la muerte de Rafic Hariri acusará a miembros de Hizbulah de la autoría del atentado, pudiendo provocar una nueva crisis política y armada en Líbano.
En este contexto, el líder de Hizbulah presentó el testimonio grabado en vídeo de un espía que trabajaba a favor de Israel, Ahmed Nasrallah, que tras ser capturado fotografiando varios domicilios de dirigentes de Hizbulah, reconoció que colaboró junto a los sionistas en la preparación del atentado contra Rafic Hariri.
De este modo, el espía israelí explicó que realizó diversas maniobras para obligar a que la caravana de Rafic Hariri pasase por un punto concreto para poder llevar a cabo el atentado, que finalmente tuvo lugar en el paseo marítimo de Beirut.
Este espía incluso llegó a conseguir que miembros de Hizbulah entregasen a las autoridades a Siria a un integrante de esta formación, Abu Hassan Salameh, bajo la acusación de haber planeado el atentado contra Hariri. Tras ser investigado en Damasco, Salameh fue liberado sin cargos.
Sayyed Hassan Nasrallah subrayó que Israel tiene numerosos espías en Líbano y que el Estado sionista tiene un largo currículo de atentados contra dirigentes que le resultan molestos. Junto a ello, añadió que Israel tiene tecnología para llevar a cabo tareas de vigilancia que le permitirían cometer un atentado como el que costó la vida a Hariri.
En este sentido, destacó que la resistencia libanesa se ha convertido en el enemigo número uno de Israel, lo que unido a su animosidad hacia Siria, hace que el Estado sionista no pierda ninguna ocasión para atacarles, y que matando a Hariri esperaba cumplir este objetivo.
Asimismo, Sayyed Hassan Nasrallah advirtió de que Israel está interesado en llevar a cabo nuevos atentados mortales en la costa libanesa y que para ello ha asignado espías para recopilar información sobre la casa del presidente de la República libanesa, Michel Sleimane, y el yate del máximo responsable del Ejército, el general Jean Qahwaji.
Otro espía a sueldo de Israel confesó que también habían realizado tareas de seguimiento al primer ministro, Saad Hariri, y a Samir Geagea, líder de las Fuerzas Libanesas, principal formación de la comunidad cristiana maronita que forma parte de la gobernante coalición 14 de Marzo (prooccidental). El presidente del Parlamento, Nabih Berri, de la formación chií Amal, también fue vigilado por espías israelíes.
El objetivo, siempre según Hizbulah, sería cometer atentados para culpar al Partido de Dios y a sus aliados sirios e iraníes e impedir que Líbano pudiese avanzar hacia la normalidad política y social, cayendo de nuevo en una espiral de enfrentamientos entre comunidades.
Antes de la intervención del líder de Hizbulah, fuentes de las Fuerzas del 14 de Marzo, que encabeza el primer ministro, Saad Hariri, hijo de Rafic, señalaron a Efe que la videoconferencia de Nasrallah estaba destinada a torpedear el Tribunal de la ONU y a provocar incidentes para presionar a la comunidad internacional para que revise sus conclusiones respecto a las acusaciones contra miembros de Hizbulah.
Además, señalaron que Nasrallah busca presionar al Gobierno libanés para que no contribuya a la financiación del Tribunal de la ONU y para que retire a los jueces libaneses de esa instancia.
Para el ex presidente libanés Amin Gemayel, líder del partido derechista cristiano Kataeb, citado por el diario «An Nahar», Nasrallah debería haber presentado las informaciones que posee a la comisión internacional que investiga el atentado en lugar de lanzar cinco años más tarde una bomba mediática.