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El académico e investigador cubano Esteban Morales participa en un acto de la Asociación Valenciana José Martí

«Obama aplica un doble bloqueo: el palo al Gobierno y la zanahoria a la sociedad cubana»

Fuentes: Rebelión

Obama es un «demagogo», un «mentiroso» y un «inconsecuente». Así lo afirmaba el pasado 16 de septiembre en su blog el politólogo y economista cubano Esteban Morales Domínguez, quien trabajó durante 45 años -antes de su jubilación- como docente e investigador en la Universidad de La Habana. Fundó y dirigió durante dos décadas el Centro […]

Obama es un «demagogo», un «mentiroso» y un «inconsecuente». Así lo afirmaba el pasado 16 de septiembre en su blog el politólogo y economista cubano Esteban Morales Domínguez, quien trabajó durante 45 años -antes de su jubilación- como docente e investigador en la Universidad de La Habana. Fundó y dirigió durante dos décadas el Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos de esta universidad. ¿En qué punto reside el «gran engaño» del actual presidente norteamericano? El 17 de diciembre de 2014, fecha en la que Obama y el mandatario cubano Raúl Castro hablaron por teléfono y se comprometieron al diálogo para restablecer las relaciones diplomáticas, el presidente de Estados Unidos calificó de «fracasada» y «obsoleta» la política seguida respecto a Cuba en los últimos 50 años. Sostuvo, asimismo, que era imposible continuar actuando del mismo modo y obtener resultados diferentes. Morales considera a Barack Obama una persona «inteligente» y «capaz», por lo que, si se expresaba en esos términos, cabía pensar que estaba madurando otra política en relación con la isla. Ya en diciembre de 2008, en su último discurso de campaña, Obama anunció que estaba dispuesto a conversar con el gobierno cubano, pero que no levantaría el bloqueo económico, unilateral, que pende sobre la isla desde 1961.

El académico y miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) se admiró por el hecho de que el entonces candidato no planteara un levantamiento del bloqueo, a pesar del desprestigio y las resoluciones contrarias de Naciones Unidas. Y apuntó la siguiente línea de análisis: cuando Obama llega a la presidencia divide el bloqueo en dos partes, de modo que proseguiría con la misma política del «garrote» (aplicado al gobierno de Raúl Castro) y la «zanahoria» (administrada a la sociedad civil cubana con el fin de subvertirla). «Ninguna de las medidas que Obama ha adoptado hasta el momento representa un estorbo para continuar trabajando desde dentro la subversión contra nuestro país», escribe Esteban Morales en su blog. Ciertamente ha adoptado iniciativas que mejoran la situación de la sociedad cubana, y que implican levantar las restricciones impuestas por Bush en 2004: la ampliación de las remesas -casi de manera ilimitada- que pueden enviarse a la isla o las posibilidades para viajar al territorio cubano, entre otras. Pero a estos elementos positivos se superpone, según el economista, el interés por empoderar a los sectores de la propiedad privada que hoy existen en Cuba. Considera Obama que en estos sectores puede encontrar un potencial apoyo para introducir cambios políticos. Aunque «realmente no le hayan ayudado; quienes sí lo han hecho son los pequeños grupos de disidentes que tiene en Cuba», apunta Morales.

Esteban Morales Domínguez ha abordado las posibilidades de «normalización» política en la relación entre los dos países en un acto organizado por la Asociación Valenciana de Amistad con Cuba José Martí. Jubilado en 2010, actualmente forma parte de la «Comisión Aponte» de la UNEAC, dedicada a combatir el racismo y la discriminación racial en Cuba. En la Universidad de La Habana fue director de la Escuela de Ciencias Políticas, decano de la Facultad de Humanidades y presidente del Consejo Científico (1998-2005). Es autor de libros como «De la confrontación a los intentos de ‘normalización’. La política de los Estados unidos hacia Cuba» (junto a Elier Ramírez), «El conflicto Estados Unidos Cuba», «Race in Cuba: Essays on the revolution and racial inequality» o «Desafíos de la problemática racial en Cuba».

En marzo de 2016, una semana antes de visitar La Habana, el presidente de Estados Unidos anunció el denominado «Cuarto Paquete de Medidas». Pero a pesar de las promesas, el investigador cubano en materia de Economía Política y Relaciones Internacionales afirmaba lo siguiente en el artículo «Cuba-Estados Unidos: la negociación ¿Cómo va?» (Junio de 2016): «Utilizar el dólar en las transacciones cubanas y con Cuba parece estar aprobado; pero nadie se atreve a operar en tal dirección, lo que se debe a que todavía pesa sobre la banca el peligro de verse multada, como ha ocurrido recientemente». Además, «se mantienen los límites a las exportaciones cubanas y las barreras para que las empresas norteamericanas inviertan en Cuba, con la salvedad de las telecomunicaciones». El investigador recuerda que han sido aplicadas multas a una compañía francesa y a dos estadounidenses, «además de desplegarse 14 ‘acciones financieras’ negativas contra Cuba, como detenciones de cuentas o finalización de servicios». Tampoco figura entre las negociaciones la base naval de Guantánamo -en la que opera Estados Unidos desde 1903- como recordó el secretario de Estado, John Kerry, durante su visita a La Habana en agosto de 2015 para la inauguración de la embajada. Y «nada de inversiones, nada de comercio bilateral, nada de préstamos, ni de permitir el turismo norteamericano», resumía Esteban Morales en el artículo «Los engaños de Obama».

Morales recuerda asimismo que continúa la «agresión mediática» contra Cuba, a pesar de que se haya discutido la permanencia de «TV Martí» y «Radio Martí». Y continúan las partidas financieras para los llamados «disidentes». Otro punto criticado por el presidente de la comisión para el intercambio cultural y académico con Estados Unidos de la UNEAC es que no se produzca un debate sobre las compensaciones que Estados Unidos debería pagar a Cuba tras 50 años de asedio. Ejemplos del cerco son la invasión de playa Girón en 1961, las tensiones y crisis de los misiles en octubre de 1962, la introducción de bandas contrarrevolucionarias, asesinatos, quema de fábricas y centrales azucareros; o en 1962 la denominada operación Mangosta, en la que según el ejecutivo de La Habana se cometieron más de 5.000 acciones de sabotaje y terrorismo, incluidos los planes de atentado contra Fidel Castro.

Pero el conflicto entre Cuba y Estados no comenzó en 1959 con el triunfo de la Revolución sino en el siglo XIX, destaca Esteban Morales, quien sitúa los orígenes en el periodo 1805-1823. La isla caribeña era -para las élites norteamericanas de la época- una extensión del territorio continental de los Estados Unidos, el resultado de la sedimentación de las arenas del Mississipi. La doctrina diseñada para el dominio de Cuba se refería a la «fruta madura»: la isla se hallaba en el árbol de España, y en el momento de caer debería hacerlo en manos de Estados Unidos. Por esta razón la potencia emergente se implicó en la guerra de 1895-1898. De hecho, «se puso en cautiverio la posible soberanía y libertad de Cuba antes de que ésta se convirtiera en nación», subraya Morales. A la citada política dedicaron sus esfuerzos las diferentes administraciones norteamericanas, desde Thomas Jefferson (1801-1809) hasta William McKinley (1897-1901) y Theodor Roosevelt (1901-1909), quienes concluyeron la empresa. «Estados Unidos comenzó a dirigir Cuba como una ‘neocolonia’ en 1902, año en que se inauguró la República».

En marzo de 1959 los discursos de Fidel Castro ya señalaban la discriminación racial en Cuba como una lacra. A pesar de los grandes avances, Esteban Morales considera que en poco más de cinco décadas no puede resolverse un estigma que procede de la colonia y el racismo esclavista. Destaca que la población negra no se enfrenta a problemas de escolarización, acceso a la salud y participación social en general, pero persiste un cierto grado de discriminación relacionado, principalmente, con la visibilidad de los afrocubanos en todos los sectores de la sociedad. «Toda cultura tiene su lado oscuro; en la cultura cubana es el racismo y la discriminación racial, que todavía sobreviven», afirma, «aunque «antes de la Revolución el negro era prácticamente invisible». Una de las sendas para avanzar consiste en que las relaciones raciales y los problemas del color se estudien en profundidad en los currículos escolares, se habiliten cátedras en las universidades que estudien la problemática racial, institutos de investigación y en general más presencia del negro. «Hay una buena recepción del gobierno de Cuba», concluye Morales. En Estados Unidos, un menor negro de 13 años murió en septiembre por los disparos de la policía en Ohio, y se registraron otras víctimas, afroamericanas, de la violencia policial el pasado verano en Louisiana y Minneapolis. Esteban Morales interpreta que en la violencia hay razones de fondo: «Hay una extrema derecha blanca -en la sociedad, en la policía y en la impunidad con que los asesinatos en ocasiones se producen- que aúpa esta situación y lo hace, en mi opinión, para que no se les ocurra que algún negro pueda ser presidente». Considera por último que Obama ha hecho poco por la población negra en Estados Unidos: nunca se había asesinado a tantos negros en las calles desde los años de la lucha por los derechos civiles.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.